Críticas
Hijos nuestros, de Juan Fernández Gebauer y Nicolás Suárez
Crónica de una pasión
Carlos Portaluppi y Ana Katz protagonizan esta más que digna tragicomedia.
Hijos nuestros (Argentina/2015). Dirección: Juan Fernández Gebauer y Nicolás Suárez. Elenco: Carlos Portaluppi, Ana Katz, Valentin Greco, Daniel Hendler y Germán De Silva. Guión: Nicolás Suárez. Fotografía: Pablo Parra. Música: Fernando Martino & Matías Schiselman & Emiliano Benjamin. Edición: Alejandro Carrillo Penovi. Dirección de arte: Ignacio Luppi. Sonido: Gaspar Scheuer. Distribuidora: Cinetren. Duración: 87 minutos.
Hugo (el siempre solvente Carlos Portaluppi) es un típico tachero porteño: impulsivo, un poco calentón y, claro, muy futbolero. En uno de sus tantos viajes diarios, una mujer (Ana Katz) y su hijo preadolescente dejan su billetera. El decide devolvérsela (los documentos son del muchacho) y allí descubre que el pibe es un potencial gran jugador.
Entre Hugo, que no tiene familia y lleva una vida sexual bastante patética, y el chico, que no tiene figura paterna a la vista, surge una alianza implícita (él promete usar sus influencias en el club San Lorenzo, donde alguna vez supo jugar unos pocos partidos como profesional, para que su protegido participe en una prueba selectiva), mientras los adultos intentan como pueden, como les sale (bastante mal) algún torpe acercamiento afectivo.
Sin grandes pretensiones, los directores cuentan una pequeña historia sobre una suerte de familia disfuncional, sobre la pasión (dependencia y catarsis) futbolera y sobre las contradicciones y miserias íntimas de un hombre que pone en el otro, en el afuera y en el fanatismo todo aquello que se niega a ver en su interior.
Con una narración muy correcta y dos protagonistas que dan el tono justo, Hijos nuestros es un film amable, llevadero, por momentos hasta tierno y gracioso, pero con un trasfondo amargo, de tragicomedia despiadada. Ese monstruo que todos llevamos dentro, se sabe, alguna vez tiene que salir...
Nuestra entrevista a los directores
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Glorioso Portaluppi, un actor fuera de serie... La escena de la confirmación en la iglesia es antólogica... Pequeña gran película, muy recomendable...
Costumbrismo en su punto medio: ni ensalzado ni defenestrado. Muy bien Ana Katz, a quien recuerdo de Mi amiga del parque, aunque me queda la duda de si es buena actriz o viene haciendo de ella.
Buena excursión al centro para ir a ver al Gaumont la recomendación de Dufo. HIJOS NUESTROS es una película pequeña pero de corazón así de grande. Centrada en un oscuro personaje, un taxista que con la mirada transmite toda una vida de frustraciones pero aún así continúa remando y buscando cambiar su suerte, patrocinando a un joven futbolista para que ingrese a jugar en San Lorenzo. La película se arma como una relación entre tres porque se suma la madre del joven que lo ha criado de la mejor manera que pudo ante un padre absolutamente ausente.. Los directores de esta ópera prima logran gambetear los lugares comunes de las películas futboleras (nadie habla tragándose las eses, ni dice fierita, nadie quiere la redención individual. en fin viven como pueden). Es así como nos entregan una entrañable película de perdedores. Excelentes las actuaciones de Portaluppi y Katz junto con una interesante composición del joven Valentín Greco. En la función de las 15.40 hubo aplausos al final de la película a los que me sumé (7/10)
Muchas gracias Diego por tu comentario... es sumamente alentador.
Dufo : Cada vez que leo una critica aca en otros Cines , bajo el cursor esperando tu comentario. Siempre las palabras justas , definiciones precisas que complementan y acercan un poco más al espectador a ir al cine. Construyendo un relato constructivo y rescatando siempre algún detalle positivo de aquellos film que son fallidos. Se agradece tu aporte.
Solo un minuto de observación de lo que hacen Katz y Portaluppi con sus personajes -interpretes con capacidad para humanizar y hacer creíbles roles de cualquier registro- da para descubrir cuanto talento tienen. Es que esta pelicula,, en mi opinión, es un homenaje a la inteligencia cinematográfica y al respeto por todos los espectadores, los del público común y los que valoran una honestidad y profundidad más al gusto de cinefilos. Es encomiable como los realizadores han elaborado un guíón muy lúcido, mixturando la pasión futbolística como sublimación de indolencias y frustraciones, con el mundo del futbol de letra chica, los intentos contradictorios de salir de soledades y otro tipo de soportes como la religión como ejemplo En ese sentido el relato tiene algunos hallazgos que -insolitamente- generaron aplausos a pantalla abierta en varias oportunidades de un público de 200 personas en la función de las 16 en el Gaumont.. Por ello la recomiendo fervorosamente porque cuando aparece un fillme con sensibilidad ecuménica, está bueno apoyarlo y verlo en su primera semana para facilitar su llegada a la mayor cantidad de espectadores. Más allá de la deseable simpatía que la pelicula exala y que el público disfruta, tiene razón Batlle cuando apunta su trasfondo amargo, lo cual no ha sido óbice para evitar el cerrado aplauso a su término.