Noticias

Charla con Federico Veiroj: La religión y la libertad individual tratadas desde el humor y la provocación

Por Fernando E. Juan Lima
Después de Acné y La vida útil, el director uruguayo llega a los cines argentinos con El apóstata, film en más de un sentido español que apuesta a la discusión sin caer en la estigmatización.

Publicada el 22/08/2016

(Esta nota se realizó durante el Festival de Toronto 2015 y se publicó originalmente en la columna Sueños imposibles de este sitio)

Acné
me había parecido una ópera prima muy interesante que llamaba a prestar atención a la obra de Federico Veiroj. La vida útil (que, justicia poética mediante, se estrenó en nuestra querida Sala Lugones) confirmaba esa idea, y nos traía una hermosa historia de amor cinéfila.

Se dice usualmente que la tercera película es la que confirma (o desmiente) la solidez y capacidad de un realizador; es la que permite augurar cierta continuidad en quien uno adivina a un autor al que deberá seguir por los caminos que decida recorrer. Pues bien, El apóstata está entre lo mejor que he visto en esta 40ª edición del Festival de Toronto y eso me llevó a hacerme un tiempito para hablar con su director.

Veiroj me recibió con amabilidad en el Hyatt Hotel, sede central del mercado que funciona en Toronto, y tuvo la deferencia de hacerse un aparte en la habitación de la suite donde se llevaban adelante las entrevistas. Cinéfilo de alma, se dio cuenta de que después quería ver una película y, mientras en la sala se arreglaban los aspectos técnicos para una charla filmada, casi que me coló en el orden de entrevistas concertadas y conversamos un rato sobre esta película que participó en la Competencia Internacional del Festival de Mar del Plata.


-¿Cómo llegaste a esta historia? ¿Hacía falta un uruguayo para filmar una película tan española?

-(Risas) Es raro: yo soy una persona que me dejo absorber e influenciar por todo, de la misma manera que uno como espectador (como te pasa a vos), cuando ves una película sea de donde sea. Nosotros cuando nos emocionamos con una película iraní, que somos totalmente lejanos, da igual, no lo podés evitar. Eso nos pasa siempre y desde siempre y es una de las razones por las cuales yo hago películas. No es que crecí viendo cine uruguayo, porque no existía. Por eso no tengo como un tema de localización, yo me dejo llevar por las emociones de todos lados, o sea que no siento eso de que uno es de un lugar, y hacer una película en otro no me afecta. Siento que puedo filmar cualquier cosa en cualquier lado si estoy conectado con el sentimiento de fondo.





-¿Y cuál es tu relación con España?

-Yo viví un tiempo en España. Bastantes años de mi vida viví en España y me volví a Uruguay para hacer Acné y La vida útil. Y Álvaro Ogalla (actor protagónico de El apóstata) es mi mejor amigo de España. Yo lo conocí trabajando, porque trabajamos en la Filmoteca y en los archivos y cuando me volví a Uruguay me enteré por cartas, mails y por la relación de amistad, que en esa época medio convulsa en España estaba intentando apostatar. Y enseguida paré la oreja: ¿Cómo? ¿Qué es esto? Y me interesó eso: de base, un español, nacido en los '70 (con lo que eso quiere decir) apostatando o intentando apostatar ya me sonó como interesante, como un plot para hacer una película, porque me parecía que estaba bueno como desafío. Era muy ambiguo, porque por un lado es algo que representa totalmente aquello que quiere dejar atrás en algún sentido, pero también -ya conocés como es España- es parte de la tradición. Es un país donde existió la Inquisición y es un país donde eso se siente; yo viví ahí y tengo antepasados de ahí no españoles, sino judíos expulsados. Yo me siento muy español y no en un sentido poético, mi abuela me cantaba canciones como las que cantan las viejitas españolas. Es el único sitio donde yo sentía que podía hacer esta película por lo que respiraba estando allí y también por eso es que me parecía interesante y muy único, porque en Italia no hubiese sido lo mismo. Más allá de que no queríamos hacer una película política, los años de Franco no pueden ignorarse en una película sobre un tipo nacido en los años ‘70, cuyos padres se criaron durante los 40 años de franquismo, con lo que eso representa en el mundo contemporáneo. Tiene que ver con un país que se aisló de una determinada manera, más allá de que después se dio la salida o destape, que es tan particular e interesante cómo sucede en España. Entonces me parecía muy curioso como hecho: alguien que quiere dejar atrás algo que lo representa totalmente. Fue bautizado, tomó la primera comunión, fue a colegios religiosos también, porque hasta el día de hoy si yo voy a España a vivir (y lo digo porque tengo amigos allí a los que les pasa eso) es muy difícil porque tenés que ir re lejos para conseguir un colegio que no tenga religión. Es algo que está totalmente en la cultura, o sea que la relación esa era muy importante. Me fui para este costado más político que no era el que me importaba tanto, pero es para poner en contexto el por qué ahí: porque era el único lugar en que se podía hacer. No lo veía en otro lado. De hecho, filmamos en sitios que conocía de cuando viví ahí, que fuimos descubriendo y eso es hermoso.


-Y en El apóstata está tu cine, pero también mucho cine español de Buñuel a Llorca, por nombrar algo...

-Y, sí. La prima Angélica, de Carlos Saura, es una fantasía de un tipo, el pasado, el presente del tipo... yo crecí con esas películas. Opera prima, de Fernando Trueba, es una película importante por el personaje y, sí, por trabajar en archivos en España y por ser muy cinéfilo no puedo evitar haber visto esas películas. De haber visto Marco Ferreri, las películas españolas; La audiencia tiene algo de esta película también: es esa película en la que él quiere ver al papa. Una película muy graciosa que está en algún sentido como hermanada, con el tipo que se enfrenta, la oquedad, el deseo, el enojo. Para mí era importante que eso estuviera compatibilizado con un protagonista súper-integrado, que aunque no tenga el mejor trabajo del mundo, trabaja, quiere cosas, estudia, le gusta una mina, le gusta la otra. No es un radical acostado en el sofá fumando porro. No. Yo no quería estigmatizar a la Iglesia como institución, porque no es una película sobre religiosidad o sobre el catolicismo, ni a la familia, pero tampoco al personaje. Insisto, para mí era muy importante esa línea muy delicada de dónde situar al personaje.


-Pensaba en lo que decías, y lo que resulta llamativo es que ese deseo de libertad de cambio es encarado de una manera en la que lo atávico, lo que tiene que ver con el pasado, sigue estando presente.

-
Y sí. Eso es lo gracioso también. Nos divertimos mucho. Los sueños o las fantasías paranoicas, medio inquisitorias que tiene son además una especie de alimento. Es un juego también, es una película, por más que sea libre tiene que ir a algún lado, más allá de que tenga el código cambiante. Es una película para dejarse llevar.





-Si bien no es una película agresiva y, como vos decís, el "costado político" no  era el que más te interesaba, me imagino que en algunos lugares puede generar algo de ruido. Creo que en España no ha de ser igualmente recibida que en Uruguay, por ejemplo...

-Ojalá. Yo no soy un sensacionalista, no voy por ahí; a mí me interesa el divertimento, el disfrute, pero no digo que ojalá que alguien se enoje, pero ojalá que se pueda  armar alguna discusión como tema. Yo estoy tranquilo de que por más que alguien se enoje con algo, no se va a enfadar por la película. Se va a enfadar por otros motivos de la realidad, porque no creo que la película plantee nada ilegal, ni nada que no corresponda porque es una cuestión muy humana la que le pasa a este tipo; algo muy personal y nada de lo que dice o hace es mentira. Al revés: en todo caso, todo es verdad. En España, te acordás de Camino, de Javier Fesser, se armó un poco de lío, pero, claro, si te metes con el Opus Dei...


-¿Cómo fue el laburo con el guión y con el hecho de que tuviera que ver con algo personal del protagonista?

-
El trabajo nos llevó dos años y pico más o menos. Yo me enteré de esto de mi amigo que es un poco la inspiración, después construimos algo que es un personaje que tiene algo de él y algo mío, así como de otro de los coguionistas y cosas que no se saben. No es que tomamos linealmente personas o eventos; el proceso de escritura es súper-libre, cambiante. Cambia en el proceso de escritura, en la filmación y hasta en el montaje. Yo trabajé como en distintas etapas. La primera, con Nico Saad, un argentino que vive en Madrid, uno de los directores de Mala época, con quien comenzamos un tratamiento partiendo de unas cartas que teníamos con Álvaro (Ogalla) y demás. Eso fue lo que marcó una especie de esqueleto y a partir de eso empecé a trabajar un guión un poco con Álvaro, un poco con Nicolás. Después Nicolás se abrió del proyecto, y luego se sumó Gonzalo Delgado, que es un amigo muy cercano, uruguayo, director de arte de la película también. Fue una mezcla; yo estuve en todas las etapas marcando, pero muchos aportaron. Desde historias que tienen que ver con lo personal de algunos a cuestiones técnicas específicas. Entre todos fuimos construyendo un guión que de a poco fue ganando esa sensación en la que lo importante era cómo hacer jugar el pasado con el presente, la realidad con la fantasía y que todo se pueda y que eso tuviera que ver con los distintos niveles de este tipo para contar una historia tan profunda. Ese era el desafío. El trabajo de escritura fue increíble, hay partes que hasta las escribimos visualmente: la escena del sueño en la que está sobre un verde, en una especie de edén. Sabíamos que era un sueño pero hasta que no llegás al lugar y filmás no lo podés identificar, lo adaptás a la geografía y al sentimiento que querés.





COMENTARIOS

  • SIN COMENTARIOS

DEJÁ TU COMENTARIO


NOTICIAS ANTERIORES


Miradas Argentinas: exhiben películas de Bielinsky, Caetano, Rejtman y Mitre, gratis en el York
OtrosCines.com

Del 19 de julio al 3 de agosto se proyectan en el Cine York (Juan Bautista Alberdi 895, Olivos), con entrada libre (por orden de llegada), films como El aura, Nueve Reinas, Un Oso Rojo, Silvia Prieto, Pizza, birra, faso, El estudiante, Rojo, Cuando acecha la maldad, Simón de la montaña y Alemania.

LEER MÁS
Toda la programación de cine en la muestra Suiza Pop
OtrosCines.com

Del 23 al 27 de julio se proyectarán, entre otras películas, Sauvages y My Life as a Zucchini, de Claude Barras; L'Histoire de Monsieur Vieux, clásico de animación con musicalización en vivo a cargo de Axel Krygier.

LEER MÁS
Podcast Entrevistas al Cine Argentino: Pablo Conde
Diego Batlle

El responsable de la muestra ¡Esto es Historieta! adelanta lo mejor de la inminente segunda edición, habla de las relaciones entre cómic y películas, de los tributos a Héctor Germán Oesterheld y Fabián "Polo" Polosecki; del fenómeno de Hora Cero y la nueva cinefilia, de su traumática salida como director artístico del Festival de Mar del Plata en 2024, de la movida de Contracampo (ahora Fuera de Campo) y de la situación actual en el INCAA en particular y en el cine argentino en general.

LEER MÁS
"Severance" y "El Pingüino" encabezan las nominaciones a los premios Emmy 2025
OtrosCines.com

-Severance sumó 27 candidaturas, seguida por El Pingüino con 24, The Studio con 23 y The White Lotus también con 23.
-HBO Max consiguió 142 nominaciones seguida por Netflix con 121 y Apple TV+ con 81.
-La ceremonia de la 77ª edición será el domingo 14 de septiembre con la conducción de Nate Bargatze.

LEER MÁS