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Crítica de “La noche”, de y con Edgardo Castro
Tras su paso por el BAFICI, se estrena una de las películas más audaces, provocadoras, desgarradoras y directas del cine argentino de los últimos años.
La noche (Argentina/2016). Guión y dirección: Edgardo Castro. Elenco: Dolores Guadalupe Olivares, Edgardo Castro, Federico Figari, Paula Ituriza, Willy Prociuk y Luis Leiva. Fotografía: Soledad "Yarará" Rodríguez. Edición: Miguel De Zuviría. Sonido: Gabriel Barredo, Guillermo Lombardi y Juan Martín Jimena. Distribuidora: Cinetren. Duración: 135 minutos. Apta para mayores de 18 años. Salas: 2 (BAMA y MALBA, los viernes, a las 24). Desde el 15/12 también en el Gaumont).
Son cada vez más esporádicas, pero cada tanto aparecen. Se tratan de películas que, antes que buenas o malas, son importantes. Por su capacidad para incomodar física, mental y moralmente al espectador sin nunca golpearlo por debajo del cinturón, para captar con atención audifónica los sonidos particularísimos que apuñalan el silencio nocturno, para empujar hasta la estratósfera los límites de lo mostrable con una firmeza y seguridad apabullantes, para detenerse en los detalles minúsculos hasta transformarlos en gestos de soledad y desesperación, para regalar uno de los finales más luminosos que se recuerden, por su capacidad para todo eso y más, La noche es importante. Y mucho.
Si es cierto aquello que las generaciones duran 25 años y que, por lo tanto, al Nuevo Cine Argentino (NCA) le queda poco tiempo –si es que le queda-, el Nuevo Nuevo Cine Argentino sería aquel que ancle sus raíces en películas como El estudiante, Cuerpo de letra, Mauro o las de José Celestino Campusano pre-El Perro Molina (¿La noche es el vacío al que Campusano debería haber saltado después de Fantasmas de la ruta?). Esto es; films que no sólo esfuman aún más la línea que separa la ficción de lo real, sino que optan por una retroalimentación que potencia ambas vertientes por igual.
La noche elige el camino de las anteriores enclavándose en un tiempo y espacio concretos, casi despojada de recursos técnicos, munida únicamente por, en este caso, una cámara y un micrófono siempre dispuestos a pegársele al cuerpo del protagonista (el también guionista y director Edgardo Castro). Quizá el homosexual más solitario de la zona de Once y, por qué no, del mundo, palía sus penas embarcándose en trips nocturnos a veces de manera individual y otras acompañado por una amiga travesti que incluyen, en otras cosas, sexo grupal, drogas y alcohol, todo en dosis cosacas.
Castro filma casi enteramente en primeros planos cerrados y extensos, entendiéndose por “extensos” no su duración absoluta, sino relativa: el corte siempre parece venir después de cuando nueve de cada diez montajistas lo harían. En ese sentido, los resultados son impecables: en cada felación, en cada línea de cocaína aspirada, en cada segundo de charla sobre nimiedades en la previa al sexo, en cada regreso solo, siempre solo, a su casa, el protagonista aporta un elemento más a ese rompecabezas que es su complejísimo mundo interior.
Lúgubre, cruda y honesta visual pero sobre todo emocionalmente, La noche hace de su explicitud –aquí debe haber más sexo que en las otras 399 películas de este BAFICI juntas– un elemento dramático fundacional del relato, diferenciándose de la estilización y el regodeo formalista del cine de, por ejemplo, Gaspar Noé. Por eso Castro acompaña sin enjuiciar, limitándose al acto de mirar y escuchar cómo el hombre se da una y otra vez contra las consecuencias de su soledad. A veces lo hace de cerca, pero otras elige alejarse, como si entendiera que la verdadera intimidad puede ser algo bien distinto a exhibir la anatomía. Y está bien: la última imagen lo dice todo.
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Pelicula de las malas, lenta, con ese sonido ambiente, que queda mal, que no se entiende, quieren lograr actuaciones naturales y estiran y estiran hasta que no da para más... Malísima!
Pretensiosa, solo eso. Una pelicula puede cometer mil pecados, salvo el de ser aburrida, y "La Noche" aburre. Todo muy del gusto de los snobs asiduos al MALBA.
Lo malo de esta pelicula me pareció lo frágil de la historia. Como dicen en algunos comentarios, pudo haber durado mucho tiempo mas, pues siempre iba a ser lo mismo. La cámara está por lo general fuera de foco y eso seguramente porque el camarógrafo no era muy ducho en su oficio, y porque no tenía ni idea de para donde agarrarían los personajes. Lo que si tiene de original, tratándose de cine argentino, es lo explicito de las imágenes. Quien oficia de Productor, Director y Primer Actor, chupa penes con destacable fruición. En un cine como el argentino, donde la aparición de un actor mostrando sus genitales, desata un revuelo en revistas del corazón y programas de chismes; la exhibición que hace Edgardo Castro de su cuerpo, llama la atención.
Se inaugura el Nuevo Nuevo Nuevo cine argentino con esta pieza? La respuesta es: no importa. Tengo una pregunta: en mi función había subtítulos en inglés; en algunas partes no estaba subtitulada la película, cuando los personajes mascullaban cosas inentendibles. Es esto a propósito? Quién hace los subtítulos? Sé que es a propósito que no se entiendad algunas cosas, pero la pregunta es si la elección de qué subtitular es adrede. Si es así, lo que se elige no explicitar cobraría nueva significación, otra entidad. Como sea, esa distancia de la que se habla es muy importante. Y creo que sobre la duración hay dos posibilidades: que durara en función de la necesidad del director (quería mostrar todo lo que se vio), o bien que la estirara adrede buscando demostrar cierto esceptisismo, como diciendo, "acá no está lo que vinieron a buscar, esto podría seguir así mil horas, estás alucinados". Es como si quisiera hacer entrar en crisis la ilusión para terminar con un toque de ironía acaso, hasta de cinismo, con esa canción que ¿casualmente? ambienta el momento de "amor" entre una esclava sexual en los albores de la "independencia" y un adicto a la adicción. La cámara se aleja entonces y se pone detrás del vidrio y no recuerdo si la canción se come los créditos también. Es cierto también que la película se acerca a la autoparodia de tan "larga" y "reiterativa"
se afianza el Nuevo Nuevo Cine Argentino !
Ekaterino..... en el BAMA también tiene una función a las 14 y pico... no hay que esperar a la noche para ver La noche...ja
....entre a la sala y eramos 15 espectadores,termino la pelicula y quedamos 5 estoicos nocturnos,tratando de encontrar en"la noche"un rincon de alivio visual o quizas queriendo creer que fue una obra abstracta,pero no....fue un desastre,pesima,detestable y una vez mas el cine argentino desilusiona. ....que pena!
Si la película ya está clasificada como "sólo apta para mayores de 18 años" ¿por qué la exhiben solamente a la medianoche? Confiemos en que cuando pase al Gaumont se exhiba a lo largo del día.
Con todo respeto, a mí me pareció - literalmente - una garcha. Coincido con Fabián (MDP) además en que le sobra una hora. Y he visto finales más luminosos también. Pero bueno, vayan y véanla. Hay público para todo.
No le falten el respeto a este director comparándolo con Campusano, por favor.
La vi en BAFICI y en el momento de verla me pareció algo reiterativa y alargada. Pero luego al leer el texto de Boetti en aquel momento, pude resignificar muchas cosas del relato y además la pasión y pertinencia con que el crítico describe a esta inusual, provocadora, controversial y profunda obra. Respecto del "luminoso final que se recuerde en mucho tiempo" -que me lo perdí por un compromiso ineludible que tenia ese dia- podré rescatarlo ahora via cine Gaumont.
Coincido en bastantes aspectos, aunque sinceramente creo que le sobra una hora. Saludos