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BAFICI 2017: Día de clases magistrales con Nanni Moretti y Lucrecia Martel
El célebre director italiano y la talentosa realizadora argentina dieron sendas charlas en el Village Recoleta en una de las jornadas más fuertes del festival.
Encuentro con Moretti
El realizador italiano Nanni Moretti, invitado de honor de la 19ª edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) afirmó anoche, en una charla pública que ofreció en el Complejo Village Recoleta, que a menudo su “trabajo” como espectador influyó con su “trabajo como realizador”.
“Mis emociones como espectador han influido en mis elecciones como realizador”, aseguró uno de los creadores centrales de la cinematografía italiana de las últimas décadas, Palma de Oro en Cannes con La habitación del hijo en 2001, David de Donatello con El caimán, sobre la figura de Silvio Berlusconi en 2006; y Premio Especial del Jurado en Venecia con Sogni de oro en 1981, entre otras distinciones.
Actor, guionista y director de sus propios filmes, además de distribuidor, productor y gerenciador de una sala cinematográfica en Roma, Moretti de 63 años, logró convertirse en una de las lúcidas miradas del cine italiano de las últimas décadas a través de una filmografía que supo combinar rasgos autobiográficos con una ácida mirada sobre la situación contemporánea y de su país, en un cine de actores, que despreció la grandilocuencia y construyó sus mejores retratos a partir del humor y cierta lucidez como espectador de una realidad que lo compromete y, al mismo tiempo, parece dejarlo fuera.
Homenajeado con una retrospectiva de su obra que abarca desde su primer largometraje Yo soy autárquico de 1976 a Mia Madre, presentada en el Festival de Cannes de 2015 e interpretada por Margherita Buy en un alter ego del propio realizador, pasando por Basta de sermones (1985), Pallombella Rosa (1989), Caro diario (1993), Aprile (1998); la apuntada La habitación del hijo (2001); y Habemus Papam (2011), entre otros films, Moretti se prestó a una extensa charla de casi dos horas de duración con el público argentino, donde habló de sus influencias, su concepción del cine, la orfebrería de un trabajo de penetrante insistencia social y sus desafíos como realizador, entre varios tópicos que abordó y respondió amablemente al público, pidiendo antes de empezar que los interrogantes de la platea fueran “preguntas y no conferencias”.
Estos son algunos de los tramos centrales de la charla que el realizador italiano mantuvo con la gente donde dejó plasmadas sus concepciones principales sobre el trabajo cinematográfico.
-Usted ha señalado la importancia de haber sido espectador para su desarrollo como realizador, ¿podría contarnos cuál ha sido el cine que más lo ha marcado a usted e influido en su trabajo como director?
-Yo como espectador y como realizador estoy muy vinculado al cine de autor de los años 60, porque era un cine que refutaba tanto el cine como la sociedad que había heredado y cada uno con su propia personalidad y su propio estilo imaginaba un nuevo cine y una nueva sociedad. Ya fuera a través del realismo, la fábula, la crueldad, ellos eran un grupo de cineastas que buscaban hacer cine de una manera nueva e imaginaban al mismo tiempo un nuevo modo de vida y de trabajo. Eran directores que no eran exitosos pero que dejaron plantadas las semillas para que el cine de autor pudiera con los años volverse popular. Respecto de Italia, estoy hablando de las primeras películas de Bellocchio, Bertolucci, Pasolini, Ferreri, Olmi, Taviani; la nouvelle vague en Francia, el Free Cinema en Inglaterra, los primeros films de Polanski en Polonia, era una época fecunda en todo el mundo.
-¿Cómo es el proceso de escritura de una película de Nanni Moretti?
-En el período de la escritura no soy metódico sino que acumulo lentamente, principalmente un nuevo sentimiento en relación conmigo, con los otros, con la sociedad y después de esto van naciendo escenas, diálogos, personajes; a veces, incluso, aparecen trozos del guión cuando todavía no está definido ni siquiera el tema de la película.
-Luego del guión y ya instalado en el rodaje; ¿le da usted espacio a la improvisación de los actores o se maneja con un guión de hierro? ¿Cómo fue variando esto con el tiempo?
-En mis primeros films, hechos hace muchos años, no había espacio para la improvisación, mientras que ahora me siento mucho más cercano a los actores y más solidario con ellos y también recibo con placer las improvisaciones que proponen, como sucedió con John Turturro en la última película que hice (Mia madre). Cuando comencé era muy rígido, después por fortuna la situación fue cambiando.
-¿Qué consejo le daría a un realizador que comienza?
-En principio que todo es útil, ver películas, aún ver malas películas, leer buena literatura, trabajar de asistente de dirección, estudiar en una escuela y más que nada probar, experimentar. El consejo que doy es que forme un espíritu crítico, para un realizador que empieza no es tan importante saber qué quiere sino saber qué es lo que no quiere; qué cosas no quiere de la actuación de un actor, de un director de fotografía, de un escenógrafo o un vestuarista. A veces los productores a los realizadores nuevos los rodean con técnicos experimentados pero esto en general no es bueno porque los profesionales de experiencia suelen sugerir resoluciones convencionales. Otra cuestión es que trabaje con otros, que no se aísle, que busque gente interesada en escribir, en actuar, en fotografiar, que forme un buen equipo. Y después hacer, hacer y hacer, no agarrárselas con el sistema ni sentirse incomprendido, la victimización es algo insoportable.
-¿Nos puede contar sobre su trabajo con los actores?
-El trabajo con los actores es uno de los mayores placeres del cine para mí, empezando por la elección de los actores. Después no me gusta mucho pasar letra en una mesa con los actores porque creo que así se consume una película antes de empezar a filmarla. Ya en el set soy muy, muy, muy exigente, sé qué tipo de actuación no me gusta. Aunque a veces son muy exitosas no me gustan las actuaciones en donde el actor se anula en la interpretación del personaje, cuando se mete tan profundamente que ya no existe como persona. De hecho en la película Mia Madre me tomo el pelo en el personaje de Margherita Buy que es una realizadora que tiene muchas de mis características y dice siempre a los actores: “quiero ver a los personajes pero también a las personas”, y eso es algo que yo creo pero en el filme lo digo en tono irónico riéndome de mis propias creencias. Yo en el rodaje no le digo al actor deberías hacer esto así o asá sino que directamente actúo lo que quiero ver en los actores.
-¿Qué podemos esperar de Moretti próximamente?
-Hace muchos años yo pensaba que era natural que yo tuviera que escribir, dirigir y actuar una película mientras que hoy no pienso lo mismo. Quizás en los próximos años no actúe en mis propias películas o quizás yo dirija un filme escrito por otro, cosa que antes me parecía impensable.
-¿Qué tiene que tener un guión de otro para que usted pudiera convertirlo en una película propia?
-Primero sorprenderme, que es en definitiva lo que me impulsa para salir de mi casa e ir a ver una película al cine, ser sorprendido, ya sea con un personaje, con un estilo, con un tono. A veces pienso que hay directores que se conforman con tener un tema fuerte y se olvidan de hacer una buena película, es como si chantajearan al espectador, así como tampoco coincido con los realizadores que con sus filmes pretenden cambiar el modo de pensar del público y nunca creí que el cine pudiera cambiar el mundo, sino contarle emociones al espectador y que puedan seguir trabajando dentro de él; a mí como espectador me gustan las películas que siguen viviendo dentro de mí varios días después de haberlas visto.
Fuente: Agencia Télam
Martel y sus actrices
También el jueves y en el Village Recoleta Lucrecia Martel (quien dentro de un par de meses estrenará Zama) dialogó con el público en compañía de varias de sus intérpretes más queridas: Graciela Borges, Julieta Zylberberg, María Alché y María Onetto (quienes la acompañaron en La ciénaga, La niña santa y La mujer sin cabeza, en un encuentro titulado El territorio de las actrices.
Fue Martel, que está lista para el estreno en junio de Zama, basada en la novela de Antonio Di Benedetto publicado en 1956, quien manejó la charla con un tono de regreso distendido de principio a fin."Quería darme este gusto de poder conversar con actrices del nivel de las que hoy están aquí fuera de las agendas de compromiso que se tiene con los estrenos de las películas, que limitan los diálogos a esas películas, y evitan las preguntas sobre otros temas", explicó.
"Los temas que pensé son aquellos de los que tenía curiosidad, y ninguno es concretamente sobre las cosas que hicimos juntas... y además estoy como ensayando el rol de conductora de 'Utilísima'... todos estamos sabiendo lo que está pasando con el cine, por eso ahora decidí esto, la próxima será cocinar", dijo en referencia descontracturada a los sucesos que son de dominio público referidos al INCAA y el Fondo de Fomento que hace una semana son seguidos con atención por la gente de cine.
"Estamos preocupados porque no se entiende, vienen mensajes de que la cosa no va a cambiar, esperemos que así sea, pero vamos a tener que estar bien atentos para que sea de esa manera, porque sino se va a complicar", aseguró, antes de recibir el aplauso de la platea.
Graciela Borges aseguró "estuve toda la noche y lo que va del día muy emocionada por el hecho de que hace mucho tiempo no veía a Lucrecia, que es para todos nosotros alguien a quien todas las que estamos acá amamos, el amor profundo que nos hizo seguir dando al cine".
"Es una directora absolutamente genial, compañera, y de la que hemos aprendido tanto", dijo la actriz que en su larga carrera fue dirigida por Leopoldo Torre Nilsson, Manuel Antín, Leonardo Favio, Raúl de la Torre, Jorge Polaco, Nicolás Sarquís, Alejandro Doria y Luis Ortega, entre otros.
Martel propuso a las invitadas hablar sobre distintos temas referidos a la profesión de actriz, como por ejemplo el concepto de verdad en su trabajo, la legitimidad que debe sentir una actriz para transmitir lo más genuino del personaje, para que una situación sea creíble.
#BAFICI Graciela Borges habla de Lucrecia Martel en la charla de la directora y sus actrices. pic.twitter.com/DDADIiBvJO
— OtrosCines.com (@OtrosCines) 20 de abril de 2017
(Vía @FestivalesGCBA)
El recorrido fue muy amplio, y abarcó desde experiencias personales, en especial de Borges, que tiene medio centenar de largometrajes en su haber y una variedad de cineastas que la convierten en una de las actrices argentinas más prolíficas, hasta constantes que suelen darse en el cine, como cuando tienen que protagonizar escenas de fuerte contenido erótico, a las que la cineasta se mostró resistente, en tanto y en cuanto explicó no tengan justificación.
Martel contó que cuando era alumna del CERC (la actual ENERC) le tocó en una materia interpretar una escena en la que una hermana le contaba a la otra que acababa de recibir una beca y que por ese motivo la segunda debía quedarse a cargo de su madre, y que después de decírselo y reiterárselo su compañera de clase mostró seguir resistiendo.
"Me puso mal esa situación, y me dieron ganas de pegarle... Fue esa situación la que me dejó en claro que yo no podía ser actriz. Creo que para ser actor hay que ser un poco demente", dijo Martel en referencia a la capacidad de los actores de convertirse en personajes, un tema que por lo visto le apasiona.
La cineasta demostró con sus temas y preguntas querer entender mejor a las actrices, un enigma que apasiona a directores porque es a la vez parte sustancial de un don que cada una de las invitadas demostró tener en películas que han dado la vuelta al mundo.
Antes de finalizar el encuentro, que se extendió por hora y media y abarcó muchos temas, Martel reflexionó en voz alta: "La gran industria del cine no existe en nuestro idioma y reflexionar acerca de esto requeriría otras instancias... Me parece que la lengua es un derecho humano, y creo que no se está apreciando el idioma como un derecho".
Y casi fuera de contexto, pero evidentemente porque es un tema que le preocupa, agregó: "En el Talent Campus de Berlín vi a unos chicos malayos, que tenían en carpeta un proyecto, discutiendo entre ellos en vistas a una charla con un productor o con productores occidentales, si no les convenía hacer su película en inglés en vez de en malayo... Lo digo porque parece que eso empuja a nuestra industria desde un lugar legitimado por el mercado, y es terrible", dijo antes de recibir el aplauso final de los presentes.
Fuente: Agencia Télam
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