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Crítica de “Pescador”, de José Glusman, con Darío Grandinetti
Entre el drama intimista y el policial, este nuevo trabajo del realizador de Cien años de perdón y Domingo de Ramos tiene unos cuantos atractivos
Pescador (Argentina/2018). Dirección: José Glusman. Elenco: Darío Grandinetti, Emilio Bardi, Juan Grandinetti, Darío Levy, Guillermo Aragonés, Emiliano Díaz, Matías Marmorato y Gigi Ruá. Guión: José Glusman e Iván Tokman. Música: Fernando Iguacel y Cristian Martino. Fotografía: Nicolás Trovato. Edición: Emiliano Serra. Distribuidora: Distribution Company. Duración 80 minutos. Apta para mayores de 16 años. Salas: 20.
Las películas con personajes que se instalan en un balneario fuera de temporada para huir de un pasado que los persigue son una costumbre del cine argentino del siglo XXI. Sobre esa base el realizador José Glusman (Cien años de perdón, Domingo de Ramos) construye este film que va del drama íntimo al policial playero.
Santos (Darío Grandinetti) es un solitario pescador de la zona de Pinamar que todas las mañanas tira sus redes en la costa. A unos metros de su lugar de trabajo, tres chicos locales alistan el restaurante de un parador con miras al próximo verano y enfrentan varias dificultades con un inspector municipal local.
Entre Santos y los muchachos -sobre todo Franca (Jazmín Esquivel)- surgirá un vínculo que se desarrolla a lo largo de una de las subtramas de Pescador. De la otra conviene ahorrarse detalles, puesto que alrededor de ella el guión de Glusman e Iván Tokman construye una intriga a develarse recién en el último tercio del metraje.
Pescador funciona mejor en el terreno del drama intimista que en el del policial gracias a esos personajes opuestos aunque hermanados en el desamparo y la soledad. Glusman los acompaña en sus sentimientos, apostando por silencios, gestos y miradas. La pata policial, en cambio, irrumpe como mandato antes que por pertinencia narrativa, dando como resultado un film irregular aunque disfrutable.
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Me pareció muy buena Darío Grandinetti es un actorazo.y al que no le gustó la película que se joda que valla y pague por cine norteamericano. Viva la patria carajo y el cine argentino
Mi crítica constructiva no versa acerca de cómo está filmada, sino de mis 28 años de Pescador Deportivo para desnudar qué tan técnicamente está recreada la Pesca Deportiva en la película. La pesca no resulta lo verosímil que podría o debería haber sido. Claramente no se pescó realmente en el rodaje (al menos con caña y reel) ya que se necesitaba una escena REAL con un pez vivo y no la hubo a pesar de un día de mar de viento norte, marrón, de canaletas marcadas y muchas posibiidades de pesca. Tengo sentimientos encontrados porque, si bien se lee que hay cierto asesoramiento en pesca deportiva, hay fallas notorias. Grandinetti filetea bien y abre en mariposa decorosamente a una corvina rubia, clava bien el trasmallo, y pasa bien la red cornalitera. Eso fluye a los ojos pescadores. Sus encarnes son toscos, desprolijos, tapa todo el anzuelo (supongamos que forma parte del perfil del personaje) y son a base de pejerrey solo (sería la carnada natural que le ofrece el trasmallo). Lo que indigna es la peor escena de pesca de la película, la cual empaña una gran enseñanza del Pescador a su tensionante y sensual saltamontes, en la que ella saca un pejerrey de fondo con otra línea a la lanzada, percibiendo un pique fingidísimo (la caña delata el tironeo de costado) tan ampuloso que supone una gran corvina o un chucho y después de unas pocas vueltas de manivela (muy rápido, bizarro) termina siendo un pejerrey que se nota que está muerto (por el color y por la mano con "parkinson" de Grandinetti que trata de hacer que es una pieza tiritando en el anzuelo). La escena nubla a las palabras de Grandinetti porque 1) él explica que cada pez pelea de manera diferente y ese no es un pique de pejerrey 2) es muuuy difícil (no imposible, pero con ese mar no estaban las condiciones del milagro) sacar ese pejerrey de fondo 3) no tiene vida ese ejemplar. Las corvinas sacadas con trasmallo no están turgentes, no están frescas, están tristes! En conclusión, me sucedió lo mismo que con "Días de pesca" de Carlos Sorín, en donde la inverosimilitud de la situación de Pesca Deportiva me causó un trago amargo. La Filosofía de pesca en el guión estuvo correcta, no sobró nada, a reglamento. No me voló la cabeza, no me replanteó nuevas estructuras, me dejó con la sensación de que pudo haber sido superadora, más profunda y pretenciosa. Refuerza estereotipos demodés del Pescador pseudoautista, discapacitado emocional, antiempático, que se infringe el resentimiento a la vida a través del alcohol y el cigarrillo. El final tuvo un giro que me devolvió una sonrisa y la certeza de que esos detalles podrían haberse ajustado.
¿Drama íntimo? ¿Policial playero? Una película espantosa. Personajes del montón. Actuaciones pésimas. Guión de preescolar. Dura 80 minutos. Le sobran 50. El flashback explicativo está en ralenti -sin necesidad de subrayado alguno. Cuando el protagonista cae desmayado, se despierta en una salita de cuidados en Pinamar QUE TIENE UN TOMÓGRAFO. Pagué $10 pesos la entrada en el Gaumont y me sentí estafado. No me quiero imaginar al pobre diablo que pagó $170 en cualquier otro cine. Esta bazofia se estrenó en 20 salas. Y 120 pulsaciones por minuto -una película mucho más noble y elaborada, interesante y profesional- salió en 7 con muy pocos horarios. Sin explicaciones.