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Crítica de “Proyecto Florida”, de Sean Baker

Injustamente relegada en la disputa por los premios Oscar (recibió apenas una nominación), la nueva película del director de Tangerine es una historia de un humanismo extraordinario: cine en estado puro.

Estreno 29/03/2018
Publicada el 28/03/2018

Proyecto Florida (The Florida Project, Estados Unidos/2017). Dirección: Sean Baker. Elenco: Brooklynn Prince, Willem Dafoe, Bria Vinaite, Caleb Landry Jones, Mela Murder, Valeria Cotto, Christopher Rivera, Macon Blair, Sandy Kane, Karren Karagulian y Lauren O'Quinn. Guion: Sean Baker y Chris Bergoch. Fotografía: Alexis Zabé. Música: Lorne Balfe. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 115 minutos. Apta para mayores de 13 años con reservas.



El realizador Sean Baker empezó a llamar la atención con Take Out (2004) y Prince of Broadway (2008). En ambos films, vistos en el BAFICI, se entreveían las bases principales de un estilo humanista distintivo, un norte estético y ético que terminó de explotar en Estrellita / Starlet (2012) y sobre todo en Tangerine (2015), y que ahora alcanza su punto máximo en Proyecto Florida

Baker entrevera realismo social y un profundo amor por sus personajes en esta historia que gira alrededor de las vivencias de Moonee (Brooklynn Prince) y dos amiguitos durante el inicio del verano, cuando el calor de Florida se vuelve pegajoso y el tiempo libre, una variable dilatada. Los tres viven en habitaciones de hoteles de las afueras de los parques temáticos de Disney que sus familias (monoparentales, con las madres y abuelas a cargo, sin padres a la vista) pagan semanalmente, con lo justo. 




Los chicos hacen lo que cualquier chico en sus vacaciones: vagabundean, se entretienen con lo que tienen a mano y, claro, se mandan unas cuantas macanas. Macanas que la jovencísima mamá de Moonee, Halley (Bria Vinaite), no está muy dispuesta a reconocer como tales.

En ese contexto donde la ayuda social se vuelve fundamental para comer y la contención está ausente, sobresale la figura de Bobby (Willem Dafoe, único rostro reconocible de un casting plagado de debutantes), gerente del hotel pero también protector de peligros externos y padre putativo de esos chicos para los que, sin embargo, el mundo es un espacio de juego y diversión. 




Filmada en 35 mm. y nominada al Oscar en el rubro de Actor de Reparto (Dafoe), Proyecto Florida se apropia de ese punto de vista infantil y lúdico, nunca pueril, para aplicarlo a un relato libre y luminoso que acompaña a los chicos en sus aventuras. Incluso parecen ser ellos quienes arman la trama, con sus microaventuras diarias en las que la dureza de la realidad no es motivo suficiente para menoscabar a la alegría. 

Baker construye un retrato social sobre seres marginales sin miserabilismo ni condescendencia, siempre mirándolos de frente y nunca desde la supuesta superioridad que para muchos cineastas implica la posesión de la cámara. En una época de películas deslocalizadas y genéricas, resulta imposible imaginar el relato transcurriendo en un lugar distinto al que lo hace. Ese componente geográfico particulariza aún más a este film que emociona con nobleza y sin golpes bajos: cine en estado puro.




COMENTARIOS

  • 6/06/2020 1:13

    En sintonía con películas tipo ?Kids?, ?Spoon? o ?The Wrestler? (por citar 3 ejemplos bien diferentes entre si) donde se muestra lo que los yankis suelen llamar ?basura blanca americana?, llega el turno de la indie ?The Florida proyect?, que retrata la dura vida en un condominio de los suburbios de Orlando, Florida. En este típico motel de apartamentos baratos, conviven los niños de clase baja que protagonizan el film. El gran acierto de la película es el excelente casting infantil, con medalla dorada para la niña principal, Moonee, que tiene una madre tan joven como bardera mal. El foco esta puesto en la perdida de la inocencia de esos chicos que juegan, solos todo el día, en un ambiente bastante hostil y desolador, mientras a su alrededor el magic kindom se presenta con realidades bien contrastadas: los turistas que visitan Disney en sus resorts de lujo se mezclan con estos, que conviven diariamente con violencia, yonkis, comida chatarra, prostitucion y carencias de todo tipo, mostrando un costado bastante crudo del estilo de vida americano, el Estados Unidos profundo. + en @bernikingfastfoto

  • 25/08/2018 17:41

    Una pelicula absolutamente aburrida, sin sentido ni diversión

  • 2/04/2018 10:12

    La mirada infantil sobre el mundo de los adultos en un contexto de marginalidad no es un tema novedoso en la cinematografía norteamericana. El director Sean Baker sabe muy bien esto y de manera muy inteligente hace que la historia fluya a partir del carisma de su personaje central Moone (extraordinaria actuación de Brooklyn Prince) que es una niña en edad escolar. Ella vive con su muy joven madre Halley(muy convincente actuación de Bría Vinaite) en las afueras de un parque temático Disney que queda en Florida en un hotel administrado en un contexto de crisis, por Bobby (el consagrado Willam Dafoe) La historia, de casi dos horas de duración, arrancará con buen humor pero las tensiones dramáticas irán en aumento hasta desembocar en un remate final elegante y poético. En un guión que es sólido por donde se lo analice la niña dispara varios comentarios que hacen que el espectador tenga ganas de ir a buscarla y llevársela a su casa, la madre muy joven brinda una brillante definición sobre su historia al decir que a los 15 años su madre la convirtió en abuela y el gerente es una caricatura del Estado Social de posguerra. Baker demuestra que no hace falta ser novedoso para filmar una gran película (8/10)

  • 31/03/2018 17:16

    THE OTHER FACE OF U.S.A. Sean Baker, que el año pasado nos sorprendiera con esa maravilla llamada ?Tangerine?, regresa a la pantalla con su nuevo film Proyecto Florida, que como el anterior, se inscribe en un línea de cine realista y que abreva en los problemas de las clases sociales más bajas, contando historias de personajes fronterizos. En esta nueva oportunidad, el director neoyorquino que parecía haberse afincado en California, reaparece en el Estado de Florida, en la periferia de Orlando, donde están radicados los inmensos parques de Disney, MGM, Universal y otros. Su historia gira nuevamente en torno a seres marginales pero las acciones están narradas desde la inocencia, la frescura y la vitalidad de una niña de unos 6 años llamada Monee, hija de Halley, madre soletera que se gana la vida robando baratijas y prostituyéndose para poder comprar algo de comida y pagar un hotel rutero. El film narra con encanto las correrías y travesuras de Monee a la vez que va generando un gran fresco social del cual participan otros pasajeros y sobre todo, Bobby, el Gerente y Capataz del Hotel donde se alojan, que debe arreglárselas diariamente para que sus clientes, una población estable de muy bajos recursos, paguen regularmente la tarifa. Mientras el film avanza como la descripción de las correrías de un pequeño grupo de niños, Baker va consolidando una pintura social que se nutre de pequeñas estampas de la vida en ese Hotel repleto de marginados donde siempre aparece la solidaridad como moneda corriente para poder enfrentar la vida. El cine de Baker no descuida ni la historia que narra ni la pintura social que realiza. Su visión siempre optimista observa soluciones donde ante circunstancias marginales no deja de aparecer el Estado tratando de ayudar y dar una solución, que aunque parcial, pueda corregir los abusos y la pérdida del rumbo de alguno de sus personajes. El realismo de Baker no apela al golpe bajo ni al endulzamiento artificial de la historia para hacerla más digerible. Deja que el espectador saque sus propias conclusiones. No hay duda que la película nos muestra esa otra cara de los Estados Unidos que generalmente el cine de Hollywood se niega a mostrar. La independencia del director lo lleva por caminos fronterizos donde aparece es otra cara que sin ir muy lejos está en la periferia de ese mundo de cartón y fantasía que mueve millones de dólares por día. Y lo hace con la pintura fresca de un grupo de niños que mayormente pasan el tiempo jugando, mostrando su falta de educación, sus ansias de imitación de los mayores, sus deseos de crecer rápidamente y acceder a un mundo adulto de cual aún no parecen darse cuenta de las dificultades que presenta. Muy bien actuada por un grupo de actores niños y adultos no profesionales liderados por un señor actor como Willem Defoe que asume el papel del Gerente del Hotel. Su presencia es rectora, es la que marca el camino, el que evita las desviaciones pero a su vez es la mirada protectora de alguien que tiene conciencia social y conoce la vulnerabilidad del grupo humano que a su torno desarrolla una vida periférica. Sin lugar a dudas estamos ante una de las mejores películas del año dotada de una enorme capacidad metafórica que nos deja pensando sobre lo que hemos visto aún mucho después que la película haya terminado. Las escenas que filma Baker con los niños, por su espontaneidad, hacen recordar a aquellos films notables que fueron Saltando los Charcos de Karel Kachina y La Pivellina de Tizza Covi y Rainer Frimmel. Un comentario aparte merece el final de la película, un final absolutamente inspirado donde la presencia del Estado se hace presente tardíamente ante una situación límite y la chiquilla intuye que tiene que intentar una fuga. Allí, corriendo con el último aliento hacía del Magic Kingdom, observamos que todo lo que reluce no es oro y algunas verdades están hechas de lo que están hechos los sueños. Aquí aparece claramente la dualidad, la otra cara de los Estados Unidos de América.

  • 29/03/2018 17:48

    No se puede creer la intensidad que tiene esta película. Intensidad en su primera mitad que parece una celebración de la transgresión en todos los sentidos posibles, pero de alegria e ingenuidad de la que son capaces unas increíbles criaturas traviesas, en un entorno que auna precariedad familiar con sueños prefabricados para el disfrute de turistas. Pero luego las situaciones en el medio socialno son tas angélicas y las actitudes extremas de supervivencia disfuncionales a una convivencia en paz, comienzan a desordenar una particular relación madre-hija, contradictoria pero de genuina afectividad. Es aquí donde la obra materializada con un sentido del cine avasallante, se torna en una requisitoria conmovedora acerca de las desigualdades y desprotección en un órden social casi demencial. Finalmente su final -valga la redundancia- será de lo más intenso y movilizante que podamos ver en mucho tiempo. Su director, que nos había maravillado en TANGERINE, vuelve a darnos una película de profundo humanismo y arte cinematográfico excelso.

  • 28/03/2018 23:43

    Otra joya de Sean Baker, hermosa, potente, dolorosa. No entiendo cómo tardaron tanto en estrenarla, hace siglos que está disponible en todos lados.

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