Críticas
Félix y Meira, de Maxime Giroux
Cuando el amor está a la vuelta de la esquina
Un film sobre segundas oportunidades hecho con honestidad brutal.
Félix y Meira (Félix et Meira, Canadá/2014). Dirección: Maxime Giroux. Elenco: Martin Dubreuil, Hadas Yaron, Luzer Twersky, Anne-Élisabeth Bossé, Benoit Girard y Melissa Weisz. Guión: Maxime Giroux y Alexandre Laferrière. Fotografía: Sara Mishara. Música: Olivier Alary. Edición: Mathieu Bouchard-Malo. Diseño de producción: Louisa Schabas. Distribuidora: CDI Films. Duración: 106 minutos. Apta para mayores de 13 años. Salas: 8 (Showcase Belgrano, BAMA, Showcase Norte, Arteplex Villa del Parque, Lorca, Premier, América de Santa Fe y Cines del Centro de Rosario).
Las cosas no andan del todo bien para Félix y Meira. El (Martin Dubreuil) vagabundea sin saber muy bien qué hacer mientras aprovecha las bondades del caserón heredado de su padre recientemente fallecido, mientras que ella (Hadas Yaron, de La esposa prometida) es víctima no sólo de los mandatos de su marido, un judío ultra ortodoxo al que no ama, sino también de todos y cada uno de los ritos, tradiciones y costumbres impuestos por esa religión. Ambos se cruzarán repetidas veces en el barrio y empezarán a llamarse la atención, desatando una serie de sentimientos recíprocos.
El franco-canadiense Maxime Giroux (Demain, Jo pour Jonathan) dedica buena parte de la primera mitad de su opus tres a la presentación de la dupla protagónica, construyendo una especie de comedia romántica de ritmo acompasado, hecha a pura sordina. Silenciosa y sutil, Félix y Meira (película) es, en ese sentido, muy parecida a la relación de Félix y Meira.
Ya sobre la segunda mitad, el film pegará una vuelta de campaña desplazando la faceta religiosa y multicultural del centro temático y cambiando su punto de vista (el marido de Meira adquiere un protagonismo impensado) hasta convertirse en un relato sobre segundas oportunidades mucho más oscuro y cáustico, pero que jamás juzga el accionar de los personajes.
La aparición de ciertos elementos forzados y el aumento del peso metafórico de la puesta en escena a medida que se aproxima el desenlace nublan el resultado de una película que, sin embargo, apuesta a la honestidad. Con sus personajes y, sobre todo, con los espectadores.
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No concuerdo con la crítica. Creo que el filme se refugia en un minimalismo muy parecido al de mucho cine argentino, que en el fondo esconde una gran carencia de ideas por parte del director (Nicolás Prividera, supo llamar, de manera irónica, a estas formas narrativas, "chiquitismo"). El retrato de la vida familiar de Meira es creíble y bastante detallado, pero la relación de ella con Félix, que se inicia como una curiosidad mutua ante formas de vida tan disimiles, luego no encuentra en el relato puntos fuertes para sostenerse, y la falta de proyectos como pareja, que Meira le plantea a Félix, no encuentra una respuesta creíble por parte de él. En suma, se nota que el director no sabe que hacer con la historia de la pareja una vez que ha pasado el primer descubrimiento. El personaje de Félix está pobremente construido, y todo lo que sabemos de él, parece sintetizarse en la carta que le dejó el padre antes de morir.
Mil disculpas Diego, el error provino de pensar en la directora Rama Burshtein, de la "La esposa prometida", de tematica similar y con la misma extraordinaria actriz que en esta pelicula: Hadas Yaron
Raúl: https://en.wikipedia.org/wiki/Maxime_Giroux
Ezequiel: Maxime Giroux es UNA DIRECTORA de Quebec, Canada. Gracias!