Críticas

La Bruja, de Robert Eggers

Yo tengo fe

Desde su estreno allá por enero de 2015 en el Festival de Sundance (donde ganó el premio a Mejor Director) esta ópera prima de Eggers se convirtió en uno de los títulos más esperados por los amantes del (buen) cine de terror (religioso). La espera valió la pena: esta historia sobre una familia de colonos ingleses en la New England de 1630 es un deleite narrativo que apuesta por la creación de climas, por la psicología de los personajes y por la construcción de tensión y suspenso con, claro, muchos sustos. El resultado es fascinante y permite asegurar que este tan transitado (gastado) género goza de muy buena salud.

Estreno 31/03/2016
Publicada el 29/03/2016

La Bruja (The Witch: A New-England Folktale, Estados Unidos/2015). Guión y dirección: Robert Eggers. Elenco: Anya Taylor-Joy, Ralph Ineson, Kate Dickie, Harvey Scrimshaw, Ellie Grainger, Lucas Dawson, Bathsheba Garnett, Sarah Stephens, Julian Richings y Wahab Chaudhry. Fotografía: Jarin Blaschke. Música: Mark Korven. Edición: Louise Ford. Diseño de producción: Craig Lathrop. Distribuidora: UIP (Universal). Duración: 92 minutos. Apta para mayores de 16 años.



Desde hace más de un año que se viene hablando (bien) de The Witch y, en muchos casos, esas expectativas acumuladas suelen jugar en contra: “No era para tanto” o “¿Tanto lío para esto?”, suelen ser algunas de las frases más escuchadas. Sin embargo, una vez vista La Bruja (en pantalla gigante), queda claro que la ópera prima de Robert Eggers ha sobrevivido sin problemas a su hype.

La primera escena muestra cómo el agricultor William (Ralph Ineson), su esposa Katherine (Kate Dickie) y sus cinco hijos son expulsados de una colonia de inmigrantes tras un juicio por irreconciliables diferencias de creencias y valores. La familia se instala entonces en una aislada granja junto a un bosque, pero la nueva vida se ve súbitamente alterada cuando Samuel, un recién nacido aún no bautizado, desaparece de manera inexplicable.

No conviene adelantar nada más de una trama que irá creciendo en intensidad y oscuridad. Tratado sobre el puritanismo, el fanatismo religioso, la culpa, la represión y la fe, La Bruja se sostiene por una puesta en escena brillante (con gran precisión por el detalle), un descomunal trabajo con imágenes nocturnas muchas veces iluminadas apenas por unas velas, unos fascinantes diálogos con una estructura y dicción propia de la época y -sobre todo- por unas actuaciones extraordinarias no sólo de los adultos, sino sobre todo de los niños y preadolescentes: desde la protagonista Thomasin (Anya Taylor-Joy, una Jennifer Lawrence en potencia) hasta el hermano mayor Caleb (Harvey Scrimshaw), pasando por los pequeños Mercy (Ellie Grainger) y Jonas (Lucas Dawson).

Puede que la película irrite o decepcione a aquellos espectadores ávidos de golpes de efecto y escenas pletóricas de sadismo (no estamos ante el viejo “nuevo” cine de terror pornográfico), pero con un poco de paciencia se podrá apreciar todo el rigor, la solidez, las búsquedas y los múltiples hallazgos de un director debutante al que habrá que seguir muy de cerca.

Eggers sólo usa los efectos visuales, la sangre y el impacto cuando su historia así lo requiere. A contramano de los abusos y regodeos con la tecnología para subrayar lo sobrenatural y lo diabólico, el realizador apuesta a la dosificación, a la contención e incluso a escatimar ciertos elementos que en otras manos estarían primerísimo primer plano.

Con algo de Las brujas de Salem y La aldea, de El resplandor y hasta de La cinta blanca (sí, la de Michael Haneke), pero también con un notable vuelo propio (brillante, por ejemplo, el uso de los animales), La Bruja se convirtió en un pequeño gran éxito comercial (costó apenas 3,5 millones de dólares y recaudó 25 millones sólo en las salas de Estados Unidos). Su demorado estreno en la Argentina es un auténtico hito para el cinéfilo y para todo aquel escéptico que creía que el género de terror ya lo había dado todo. Una joyita que merece una oportunidad y, si se puede, en el cine y no en un monitor.




COMENTARIOS

  • 25/05/2016 3:32

    Hay películas que merecen ser des-etiquetadas. Esta es simplemente una obra maestra. La escena final es gloriosa. No me sale otra cosa que no sea elogio, lo lamento.

  • 2/04/2016 18:48

    Excelente. Por el cuento, por el clima, por la iluminación, por las actuaciones, por el director. Una joyita.

DEJÁ TU COMENTARIO


CRÍTICAS ANTERIORES


Crítica de “M3GAN 2.0”, película de Gerard Johnstone
Diego Batlle

Esta secuela funciona mejor como comedia negra que como advertencia sobre los abusos de la Inteligencia Artificial. El problema es que tiene bastante más de denuncia que de humor.

LEER MÁS
Crítica de “La venganza”, película de Gustav Möller
Ezequiel Boetti

El realizador de la exitosa La culpa regresa con otro intenso e inquietante film sobre dilemas éticos y morales.

LEER MÁS
Crítica de “Después, la niebla”, película de Martín Sappia
Diego Batlle

Tras su paso por la muestra Contracampo en Mar del Plata 2024 y por los festivales de Jeonju, Gotemburgo y Cosquín (FICIC), se estrena en salas de Buenos Aires, Córdoba y Río Cuarto este nuevo film del director de Un cuerpo estalló en mil pedazos (2020). 

LEER MÁS
Crítica de “Pee-wee Herman: Detrás del personaje” (“Pee-wee as Himself”), documental de Matt Wolf (Max)
Diego Batlle

Estrenado en el Festival de Sundance 2025 y premiado en los recientes Gotham TV Awards, este retrato en dos partes sobre el actor Paul Reubens (1952-2023) resulta fascinante, emotivo y desgarrador a la vez.

LEER MÁS