Tigre, primera obra de Silvina Schnicer (argentina) y Ulises Porra Guardiola (español), es una película ambientada en el paisaje del Delta del Tigre y en el que se dan cita conflictos familiares, historias iniciáticas, cierta tendencia a la fantasía y una reflexión final a propósito de las raíces y el (des)apego hacia éstas.
El film arranca con vocación de melodrama coral y se instala en ese género no oficial, pero muy explorado, que se podría denominar de reencuentros familiares. En este caso, dos amigas (una de ellas la dueña de la casa que es el escenario principal) deciden reunir a algunos miembros de sus familias, amigos y vecinos para pasar una temporada juntos, como medida de presión ante el acoso de los bulldozer de una inmobiliaria que quiere modernizar el urbanismo de la zona y acabar con las viejas viviendas. Un argumento de resistencia que pronto se bambolea, como la metáfora del bambú que usa en un momento de la película uno de los personajes, pero que consigue hallar su rumbo.
Porque la pareja de cineastas van acumulando personajes y situaciones –durante buena parte del metraje inconexas, lo que también las convierte en apasionantes– hasta convertir la narración en un collage de vidas y motivos, arropado por la humedad del río y el ruido de fondo de los animales e insectos que pueblan la zona. Este uso de la naturaleza funciona como algo más que un simple contorno. Tiene Tigre algo de La ciénaga (2001), de Lucrecia Martel, sobre todo a la hora de captar esos ambientes asfixiantes y también de retratar la tensión (física sobre todo) que se genera entre los personajes. Y también algo del cine-naturalista de Matías Piñeiro en films como Rosalinda (2010). Es lógico encontrar entre los debutantes trazos de dos las miradas más sustanciales que tiene el cine argentino actual.
Pero lo mejor de Tigre es que acaba encontrando su propia voz y, sin excesos, mantiene siempre la tensión contenida de una manera sutil, convirtiendo el collage narrativo en una obra uniforme, que no unidireccional, con las formas y colores perfectamente definidos. El ‘cine de reencuentro’ al final no es más que la coartada para afrontar temas de más entidad entre los que acaba por surgir como nexo el paso del tiempo. El tiempo es imparable y, al contrario que las aguas del delta de un río, nunca se estanca.
Críticas
Estrenos
Crítica de “Tigre”, de Silvina Schnicer y Ulises Porra Guardiola
Tras su reciente paso por los festivales de Toronto y San Sebastián se estrena esta más que valiosa ópera prima rodada en el Delta del Tigre.
Tigre (Argentina/2017). Dirección: Silvina Schnicer y Ulises Porra Guardiola. Elenco: Marilú Marini, María Ucedo, Agustín Rittano, Lorena Vega, Melina Toscano, Magalí Fernández, Tomás Raimondi y Ornella D’ Elía. Guión: Silvina Schnicer. Fotografía: Iván Gierasinchuk. Música: Cruclax y Santiago Palenque. Edición: Delfina Castagnino, Damián Tetelbaum y Ulises Porra Guardiola. Dirección de arte: Pablo Gabian y Ana Wahren. Sonido: Nahuel Palenque. Distribuidora: Cinetren. Duración: 92 minutos. Apta para mayores de 13 años con reservas. Salas: 6 (Cine.Ar - Gaumont, a las 15 y 21.30, Showcase Haedo, Village Rosario, Village Mendoza, Village Avellaneda y Cine Teatro Pico de General Pico, La Pampa).
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Muy buena. Una tensión muy bien dosificada a lo largo del film. Disfrutable.
Me pareció malísima, con escenas inconexas, personajes cuya presencia no se entiende.
La cadencia y estructura expresiva es bastante similar a la de La Cienaga, en donde se nota un cuidado muy preciso en el guión, para dotar de extrañamiento en la sucesión de momentos bastante inconexos que transitan varios personajes en una inopinada convivencia. Sin bien es cierto que esa inquietud calma está bastante bien lograda y con una magnifica construcción de imágenes muy bellas -tambien la labor de todos los interpretes es muy buena- queda la sensación que los climas logrados, sugerentes, no terminan de evitar a lo largo del relato una cierta confusión en los espectadores, sobre hacia donde se dirigen los sentidos de la historia. Hay una sospecha en cada personaje sobre todos los demás, hay tensiones eróticas más y menos larvadas, sensación de un tipo de vida que se derrumba, intereses económicos que avasallan, sucesos posiblemente perversos, que al decirlo así parece caótico pero que en el relato están sabiamente asordinados para sugerir una cierta trascendencia existencial. Como debut de ambos directores podría decir que es magnífico, será cuestión de seguir sus futuros trabajos porque hay solvencia para la construcción cinematográfica. En el cine Gaumont, a las 15 hs, la cola para ver ALANIS llegaba hasta la calle Rodriguez Peña. Pensé que la presencia de Sofia Gala con Susana Gimenez, el domingo, motorizaba la misma, pero no, a la salida la cola para ver la de Tita Merello también era igual. El público no era precisamente el de las salas de los Shopings. ¿QUEDA ALGUNA DUDA SOBRE LA ENORME FUNCIÓN CULTURAL Y SOCIAL DE ESE CINE'? Estemos atentos y cuidémoslo.
EXCELENTE PELICULA. MUY BUENAS ACTUACIONES. BRILLANTE FOTOGRAFIA. VALE LA PENA VERLA.