Críticas
Estreno en cines
Crítica de “Capitán América: Un nuevo mundo” (“Captain America: Brave New World”), película de Julius Onah con Anthony Mackie
La incorporación de Anthony Mackie en reemplazo de Chris Evans no solo no tonificó al universo de Marvel (cuarto film sobre el personaje y largometraje número 35 del estudio) sino que resulta aún más frustrante que todos los anteriores.
Capitán América: Un nuevo mundo (Captain America: Brave New World, Estados Unidos/2025). Dirección: Julius Onah. Elenco: Anthony Mackie, Harrison Ford, Danny Ramirez, Shira Haas, Carl Lumbley, Tim Blake Nelson, Giancarlo Esposito, Xosha Roquemore y Jóhannes Haukur Jóhannesson. Guion: Rob Edwards, Macolm Spellman, Dalan Musson, Julius Onah y Petr Glanz. Fotografía: Kramer Morgenthau. Edición: Matthew Schmidt y Madeleine Gavin. Música: Laura Karpman. Distribuidora: Disney. Duración: 118 minutos. Apta para mayores de 13 años.
Empecemos por el final. Esta vez no hay dos sino una escena post-créditos y es tan perezosa y anodina como las casi dos horas de película. Es, por lo tanto, una mera excusa para cerrar con el cartel “El Capitán América volverá”. Y no es que vayamos a esperar con ansias ese prometido regreso porque muy poco de innovador tiene este nuevo Capitán América con Anthony Mackie en lugar de Chris Evans.
El director Julius Onah no tenía ningún antecedente que ilusionara demasiado (The Girl Is in Trouble y The Cloverfield Paradox eran más bien flojas y Luce, apenas un poco mejor) y aquí nos somete a una de las experiencias menos satisfactorias de la prolífica factoría Marvel. Si ya en tiempos de Victoria Alonso se sentía lo que en la industria se conoce como franchise fatigue, tras el despido de la productora argentina y los cambios de timón la sensación es de un barco a la deriva en medio de una tormenta arrasadora e inmanejable.
En Capitán América: Un nuevo mundo no hay un héroe atractivo (Anthony Mackie propone sin demasiados hallazgos una vuelta a las fuentes del cómic), no hay villanos de fuste (el Thaddeus Ross de Harrison Ford es un ex general devenido en presidente a-lo-Trump que no termina de convencer del todo, mientras que tanto el Sidewinder de Giancarlo Esposito como el Samuel Sterns de Tim Blake Nelson están muy desaprovechados) y los secundarios no son simpáticos, ni graciosos ni pintorescos.
Y el guion escrito a ¡diez! manos (y seguramente muchas más impusieron cambios, tachaduras y agregados) es una acumulación de caprichos en el que “conviven” malvados en, sí, México, conflictos de todo tipo con Japón, una gigantesca masa en medio del océano Índico y personajes que se contagian de la sangre de Bruce Banner (a.k.a. El Increíble Hulk). Un verdadero cocoliche sin sentido. Y sin rumbo.
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