Críticas
Estreno en cines
Crítica de “Cómo entrenar a tu dragón” (“How to Train Your Dragon”), película de Dean DeBlois
Publicaciones, cortos, series, videojuegos, espectáculos teatrales, atracciones en parques temáticos y -claro- tres exitosos largometrajes animados... A esta franquicia solo le faltaba una película live action y la sociedad entre DreamWorks y Universal la concretó apelando a la misma fórmula con que Disney suele reciclar sus clásicos.
Cómo entrenar a tu dragón (How to Train Your Dragon, Estados Unidos/2025). Guion y dirección: Dean DeBlois. Elenco: Mason Thames, Nico Parker, Gabriel Howell, Julian Dennison, Bronwyn James, Harry Trevaldwyn, Peter Serafinowicz, Nick Frost y Gerard Butler. Música: John Powell. Fotografía: Bill Pope. Edición: Wyatt Smith. Distribuidora: UIP (Universal). Duración 125 minutos. Apta para todo público.
Desde hace casi un mes Lilo y Stitch es lo más visto en los cines de casi todo el mundo (ya acumula 800 millones de dólares en boleterías). Y lo más probable es que en los próximos días sea Cómo entrenar a tu dragón, otro film live action basado en una producción animada, el que termine con el dominio de la película de Disney. El fenómeno comercial está en pleno auge y la polémica cinéfila, también. Son muchos quienes cuestionan (me incluyo) esta moda porque se aplicó demasiadas veces de esta fórmula con nulo, mínimo o escaso interés artístico, pero hay que decir que en este caso Dean DeBlois, codirector o realizador en solitario en la tres entregas originales de 2010, 2014 y 2019, “defendió” con honores el legado de aquellos trabajos con esta apuesta a generar mayor realismo con actores de carne y hueso rodeados -claro- por un sofisticado despliegue tecnológico / visual a la hora de recrear aquella historia de vikingos y dragones ambientada en la isla de Berk.
En ese sentido, la película es, en esencia, una remake del film de 2010 con más metraje (de 98 a 125 minutos), mayor profundidad psicológica (sobre todo en la conflictiva relación entre el Estoico el Vasto, jefe de la tribu interpretado por Gerard Butler y su hijo y protagonista del film, Hipo, encarnado por Mason Thames).
Más allá de que su eje es el entretenimiento familiar, la película puede verse como una alegoría pacifista en tiempos de fanatismo y belicismo. Es que mientras Estoico apuesta a exterminar a todos y cada uno de los dragones con la obsesión de descubrir incluso el nido para aniquilarlos, Hipo -en principio objeto de burla y desprecio por parte del resto de la comunidad- descubre que pueden convivir en armonía y establece una tierna relación con Chimuelo, un ejemplar de la raza conocida como Furia Nocturna, que ha perdido parte de su cola.
La relación padre-hijo, la que se establece luego entre el adolescente y el dragón y la creciente tensión romántica entre el propio Hipo y la joven, intrépida y atractiva guerrera Astrid (Nico Parker) son las tres patas sobre las que se asienta un relato que tiene varios aciertos de casting, algunos pasajes de humor que reciclan los logros conseguidos en 2010 y un look fotorrealista que seguramente dividirá aguas en cuanto a valoración artística, aunque resulta incuestionable en su acabado técnico.
¿Es esta Cómo entrenar a tu dragón modelo 2025 una película genuinamente superadora e innovadora? Por supuesto que no, pero incluso en las evidentes limitaciones de un producto dedicado a emular, maquillar, rejuvenecer y ampliar algo que ya funcionó hace 15 años la experiencia nunca deja de disfrutarse. No es poco.
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