Críticas
Cine argentino en salas y en streaming
Crítica de “El rapto”, película de Daniela Goggi con Rodrigo de la Serna y Julieta Zylberberg
Tras su paso por festivales como los de Venecia y Toronto y antes de su desembarco en la plataforma de streaming Paramount+ el viernes 3 de noviembre, llega a los cines locales esta transposición del libro El salto de papá, de Martín Sivak
El rapto (Argentina-Estados Unidos/2023). Dirección: Daniela Goggi. Elenco: Rodrigo de la Serna, Julieta Zylberberg, Andrea Garrote, Jorge Marrale y Germán Palacios. Guion: Daniela Goggi y Andrea Garrote, basado en el libro El salto de papá, de Martín Sivak. Fotografía: Fernando Lockett. Edición: Eliane D. Katz. Dirección de arte: Sebastián Orgambide. Música: Pablo Borghi. Sonido: Leandro de Loredo. Producción: Rei Cine (Benjamín Domenech, Santiago Gallelli, Matías Roveda), Infinity Hill (Axel Kuschevatzky, Cindy Teperman) y Paramount Television International Studios. Distribuidora: Digicine. Duración: 96 minutos. Apta para mayores de 13 años con reservas. Salas (primera semana): 27.
El rapto es un thriller político ubicado en los primeros tiempos de la recuperación democrática, tras el fin del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, y se basa -o más bien se inspira- en el libro El salto de papá, de Martín Sivak. Estamos en los albores del alfonsinismo, ese período en el que la evidencia de que el poder real se mantenía en un lugar diverso al de gobierno elegido por el pueblo era innegable. Pese a los esfuerzos por construir un relato esperanzador, la mano de obra desocupada, los grupos de tareas, seguían operando. La tensión entre una libertad que ganaba terreno y las restricciones y cortapisas impuestas por quienes no querían perder el poder que habían ostentado se reflejaba, entre otras señales, por los secuestros y pedidos de rescate y la imposibilidad del Estado de brindar adecuada respuesta y contención frente a esos delitos (fuera por no detentar las herramientas necesarias para hacerlo, por el grado de contaminación de las “fuerzas del orden” o por directa complicidad).
La narración se abre con el retorno de Julio Levy (sólido, como de costumbre, Rodrigo de la Serna) del exilio. Si bien ello le genera dudas, vuelve a la entidad financiera familiar liderada por su padre (Jorge Marrale). A poco del regreso, su hermano (Germán Palacios) es secuestrado y Julio debe hacerse cargo tanto de las negociaciones con los secuestradores como de la lucha política y mediática que debe emprender posteriormente. Y cada vez más también de la propia empresa familiar.
El rapto se acerca a una zona de la transición democrática (que formalmente lo era pero hechos como este ponían en duda su materialidad) no tan reflejada por nuestro cine. La lógica del funcionamiento de estas sociedades mafiosas tras octubre de 1983 toma como punto de partida el relato de Sivak antes mencionado, pero son múltiples las referencias que nos llevan a casos concretos de mucha repercusión en su momento. La película comienza (así como termina) con unas placas que explican el contexto político del momento, pero se centra más en dos aspectos: por una parte, el thriller detectivesco y, por otra, la deriva familiar. 
Las complicidades, las agachadas, las intrigas y el uso político de un caso tan delicado se agigantan y quedan en evidencia con el paso del tiempo. El clima de creciente paranoia, la sensación de que nada puede hacerse van aumentando. La referencia a la política está presente pero sólo algunos nombres se vinculan con los de funcionarios recordables. No es allí a donde la narración apunta (a diferencia, por ejemplo, de Argentina 1985). Y es que el transcurso de los días y meses sin respuesta va minando la dinámica familiar, que genera reproches y desconfianzas cruzadas. Es particularmente interesante la manera en que la directora hace convivir esa necesidad de seguir manteniendo algún tipo de normalidad (aunque los niños de la familia aprendan a jugar o queden al cuidado de los custodios que imponen las circunstancias) con las ambigüedades y contradicciones que genera el compromiso político de Julio con la labor que realiza en el marco del reinado pleno de la patria financiera. Allí está su cuñada teniendo que repetir y explicar que defiende la Democracia, que no opera contra el gobierno, pero –claro está- no puede dejar de seguir buscando recuperar a su marido.
Más allá de algún detalle o aclaración que puede sonar innecesario y que seguramente se explica por la voluntad de llegar a todos los públicos, no solamente en la Argentina (la película fue producida por Paramount+, plataforma a la que llegará tras su estreno en salas), es en los pequeños momentos y detalles de la convivencia y de los lazos familiares donde El rapto logra sus mejores momentos: los diálogos de Julio con su mujer (Julieta Zylberberg), la vida paralela (pero no tanto) de los niños y la necesidad de –pese a todo- seguir adelante.
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Me gustó, me deja pensando. Todo muy adecuado para la época. Si no viviste en esa epoca, no vas a entender nada, y menos dejarle atravesar x la tragedia doble que vivió esta familia. Para que los jovenes de hoy, como mi hijo, puedan ver como era todo en aquel tiempo, y no simple teoria abstracta
Mucho cigarrillo. Audio de los diálogos muy bajo (hay que subir bastante el volumen para volver a escucharlo). Hay objetos (teléfonos) y música que en 1983/85 aún no existían.
La verdad, la película comenzó con mucha expectativa, que tenía todo!!! para hacer una buena película!!!... pero no fue así!!! lamentablemente!!!! Fue muy exagerado y a veces sobreactuado un Marrale con una actuación casi se diría muy secundario o de reparto desdibujado. Zilberberg mmm... Estuvo correcta a la altura de línea. La película muy muy muy muy lenta. Exageradísimo el tema de fumar hasta abajo del agua. Un Alfonsín que lo hubieran convocado al hijo qué es igual al padre ( pero no es relevante), Rodrigo de la Serna, creo que fue uno de sus peores trabajos. El que mejor actuó....Germán Palacios; porque estuvo 5 minutos... Suerte para la próxima.
Jaja, ¿cómo se van a quejar de lo que fuman? ¿Así ven cine? Muy logrado lo de Rodrigo De la Serna, que lleva el peso dramático de la pelícuña. Excelente ambientación y buen relato sobre un tema no tan abordado de la post dictadura
Si investigan un poco se darán cuenta que estaba inspirada en un caso real, (ya que existe el libro El salto de papá de Martin Sivak), el secuestro de Osvaldo Sivak y el suicidio de su hno Jorge. El resto, es una película.
Ya empezamos mal, el director no conoce la diferencia entre Rapto y Secuestro, de ahí en más me imagino la película
Muy buena película. Veo comentarios de algunos que no entendieron ni medio, parece que ademas de no vivir en esa época sólo pueden entender las peliculas de argumentos como los de Enrique Carreras. Los únicos fallos son los de dirección por no corresponder escenarios con la fecha en que trascurre la historia. Ejemplo: En la casa del protagonista se ve revestimiento de pared tipo "pirka" de ese material que tapa y absorbe la humedad que en los 80s no existía, tampoco las llaves de luz tipo tecla grande que se nota son de este año.
Me gustó mucho. no me molestaron ni el cigarillo ni el murmullo como dicen en acá otros. y se entiende por qué se lo acusa de quiebra: los números de la empresa no dan y la extorción fue extraoficial pero en parte responsabilidad del estado, hacerse cargo y dejar a la familia libre de culpa sería reconocer el error y nadie quiere pagar por eso. y tienen el poder para no pagar por eso. la musica previa a la escena final es todo.
Coincido con varios comentarios. La película me gustó, las actuaciones son muy sólidas, pero todo lo que rodea la trama política se sugiere pero sin demasiado desarrollo, y tampoco en el drama familiar central, nunca se explica por qué el protagonista de resultar una víctima por el secuestro de su hermano vas a hacer un sospechado de quiebra fraudulenta de la empresa familiar. Demasiados vacíos que van en detrimento de la trama central. El humo y los murmullos son protagonistas lo que complota contra la imagen y la comprensión de varios diálogos. Me gustó pero no me rompió la cabeza.
El cigarillo es el gran protagonista... humo de principio al fin... se entiende que era así en esos años, pero no hacia falta tanto...parece un recurso de actuación innecesario para actores como de la Serna (sumado a que la mujer le dice que se fuma 3 atados diarios, por si no quedo claro) no me convence la actuación de Julieta Zylberberg, ni de la cuñada a pesar de su protagonismo... Marrale desdibujado... daba para un mejor desarrollo la historia, creo.
Pésima película con excelentes autores, la historia no tiene ni pies ni cabeza. Funde el banco y no explica porque, la cuñada después lo destrata y tampoco se sabe por qué, una pérdida de tiempo.
no hace falta tanto cigarrillo!!!! malisimo el audio, no tiene desenlace 5/10
Gracias por la explicación. No terminé de entender la trama.
La directora DANIELA GOGGI se lanza a filmar una compleja historia sobre los sótanos de la democracia en 1985. En ese sentido la película es una suerte de la lado B de la gran película de Santiago MITRE porque el espectador, que sabe desde el inicio los pormenores del caso del rapto de Osvaldo SIVAK en que se basa la película, sabe que todo irá de mal en peor. Quizás la parte política de la película no está a la altura del drama personal del personaje central que muy bien interpreta RODRIGO DE LA SERNA, un hombre de una familia con negocios inmobiliarios que vuelve a la Argentina con la ilusión de la recuperación de la democracia y experimenta una frustración creciente cuando su hermano mayor es secuestrado y no encuentra respuesta ni en el gobierno ni en la oposición política para llegar a la verdad y al castigo a los culpables. Una película inquietante que sirve para ejercitar la memoria (7/10)
Buena, tiene ritmo. Como siempre con el sonido de las películas argentina, hay que hacer un esfuerzo para entender "qué dijo?". Y el insoportable detalle de De la Serna y Zilberberg fumando cada minuto de su actuación con una exagerada asiduidad, molesta como detalle histórico. Se fumaba hasta en los aviones en esa época, pero no era necesario tanto humo.