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Crítica de “La película infinita”, de Leandro Listorti (Competencia Argentina) - #BAFICI
Ex programador del BAFICI, cinéfilo consumado, amante del cine experimental, investigador y experto en archivos (trabaja actualmetne en el Museo del Cine), Leandro Listorti combina todas esas pasiones y capacidades en La película infinita, que es precisamente un recorrido por una docena de films que nunca se terminaron.
En algunos casos, hay apenas unos fotogramas, algunas pruebas de cámara; en otros, escenas completas (muchas veces sin sonido o con uno muy rudimentario), pero es el trabajo de investigación, acumulación, de visualización y sobre todo de montaje el que le da sentido a La película infinita.
El eternauta (1968), de Hugo Gil; La neutrónica explotó en Burzaco (1984), de Alejandro Agresti; Zama (1984), de Nicolás Sarquís; Sistema español (1988), de Martín Rejtman; El ocio (1999), de Mariano Llinás y Agustín Mendilaharzu; y Ceibo y taba (2002), de Santiago Calori, son algunos de los títulos que Listorti de alguna manera recupera y revive.
Porque de eso se trata su proyecto: de darle nueva vida a proyectos que nunca vieron la luz, que nunca se proyectaron para el público en una pantalla gigante. Ahora sí, 15, 20 o 25 años más tarde, esos retazos de sueños truncos reaparecen, juntos, en este bello y significativo film de Listorti, una suerte de historia paralela, no oficial, secreta del “otro” cine nacional.
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El jueves 19 de abril, en la Sala 5 del Village Recoleta, tuvimos la oportunidad de escuchar al director Leandro Listorti. El encuentro contó con la presencia de la productora Paula Zyngierman. "La idea en un principio fue seleccionar películas que hubieran estado filmadas en fílmico, en 16 o 35 mm, entonces apuntábamos a ese material fílmico para después poder digitalizar el material. En un principio no sabíamos muy bien cuanto material podíamos llegar a encontrar, así que el trabajo fue acumular todo el material que encontrábamos sobre estas películas inconclusas. Tenemos guiones, fotos, storyboards, notas en diarios y revistas y eventualmente en muchos casos llegábamos finalmente a encontrar el fílmico. Cuando teníamos el fílmico lo que hacíamos era verlo en una moviola, muy precariamente digitalizarlo con una camarita de fotos en video y entonces ahí veíamos el material más detenidamente. Mucho de este material además era originalmente negativo: entonces yo lo positivaba (?)". La idea de una película infinita se relaciona con el hallazgo constante de nuevos fragmentos: "sentíamos que nunca íbamos a terminar de encontrar el material y que todo el tiempo se iba agregando. Y en un momento de hecho fue la idea (quizás todavía se mantiene) de cada 10 años volver a re-editar la película con el material que encontremos, y en el futuro encontrar distintas versiones de la película". El director sostiene que el sonido sobrevive menos que la imagen al paso del tiempo: "El sonido en general se grababa en un soporte en cintas, con casete, y se pueden volver a usar". El sonidista las vuelve usar para otro proyecto o eventualmente ?se queda como botín de guerra con el sonido de una película que nunca se terminó y que nunca le pagaron?. El equipo se dio cuenta que la mayor parte de ese material no tenía sonido. Entonces, lo que un principio era un problema, un obstáculo, reveló otras posibilidades: ?fue a través del sonido que empezamos a escribir lo que sería como el guión, lo que iba uniendo, cosiendo, los pedazos sueltos. Entonces ahí empezamos a trabajar en paralelo montaje y sonido, y seguíamos sumando ideas de sonido a las ideas de montaje y viceversa?. En resumen, se iba avanzando "con un pie en un lado y un pie en el otro hasta llegar a esto". El trabajo con Felipe Guerrero, el montajista, fue clave en ese sentido: "íbamos viendo como nos parecía que esas imágenes nos decían que se tenían que juntar y empezábamos a probar cosas y yo creo que cada uno de nosotros se iba como armando una película con unas historias y unos personajes, y a partir de eso avanzábamos. Y eventualmente en algún momento creo que cada uno sintió que ya se estaba armando algo y que era mucho más fácil decidir". Es interesante señalar que prácticamente no hay voz en off. Para el director, este recurso "no tenía mucho que agregar y cuando hicimos algunas pruebas sentía que la voz en off como que entorpecía la mirada, la apreciación de la imágenes. Y además muy al comienzo del proyecto habíamos decidido que no nos interesaba hacer un documental que contara las historias de porque no se habían hecho las películas y demás". ¿La película infinita continuará?