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Crítica de “Rosita”, de Verónica Chen (Competencia Latinoamericana) - #33MDQFilmFest
La directora de Vagón fumador, Agua y Mujer conejo se sumerge en la conflictiva relación entre una joven madre y su propio padre con una intensidad que sintoniza con la paranoia, la culpa y los prejuicios de estos tiempos.
A Verónica Chen siempre le gustaron los riesgos, los personajes atribulados que muchas veces atraviesan situaciones límite, una tensión externa e interna y por eso, aun siendo una película bastante distintas a sus trabajos anteriores, Rosita profundiza varias de sus obsesiones.
El film arranca de noche con alguien (cuyo rostro no vemos) disparándole a unos perros encerrados que ladran demasiado. En la escena siguiente vemos a Lola (Sofía Brito, cada vez mejor actriz, en un año en el que también se destacó en La omisión) teniendo sexo con su nuevo novio (Javier Drolas), pero en medio del encuentro íntimo hay algo que a ella la inquieta, que no le permite dejarse llevar del todo.
Lola -que trabaja en un spa y centro de belleza- vuelve a su hogar en zona norte y se reencuentra con sus dos hijos preadolescentes que solo parecen tener ojos para la PlayStation. Pero la que no está es su pequeña hija, Rosita, quien supuestamente ha salido de compras con su abuelo Omar (Marcos Montes). Las horas pasan y no vuelven. Lola hace la denuncia policial y descubre que su padre no solo tiene los antecedentes penales que ella conocía sino que además estuvo metido últimamente en distintos ilícitos.
Cuando sospechamos lo peor, abuelo y nieta regresan a la casa (que es propiedad de Marcos) y, si bien las explicaciones son poco convincentes y la tensión entre padre e hija es casi insostenible, la vida sigue su curso. Hasta aquí se puede contar sobre este thriller psicológico donde las relaciones familiares son el exponentes de un clima social cada vez más enrarecido, en el que la paranoia, la culpa, la descontención, las frustraciones y los reproches están a la orden del día.
Más allá de que en la segunda mitad Chen cede a la tentación de explicar (quizás demasiado) apelando a distintas confesiones y flashbacks, la película mantiene un atractivo y una potencia en la que mucho tiene que ver el trabajo de Brito, cuya heroína ha tenido sus tres hijos con tres padres diferentes, pero incluso con una nueva pareja en el horizonte parece estar sola contra el mundo. Un personaje femenino vulnerable y al mismo tiempo luchador para un relato desolador por momentos, pero también de fuerte humanismo e integridad.
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