
Toda la información sobre OtrosCines/Club y cómo sumarse a nuestra comunidad cinéfila
A sus jóvenes 90 años, el gran maestro del documental observacional estrenó primero en la Sección Oficial de la Mostra de Venecia y poco después en Toronto este minucioso y fascinante retrato sobre el gobierno de su ciudad natal: Boston. El film tendrá exhibiciones en streaming en Sudamérica los días 20, 27 y 30 de septiembre en el marco del FIDBA (serán a beneficio del Hogar de Nin@s Fundación Juanito).
Desde su debut en 1967 con Titicut Follies y durante ya más de cinco décadas, Frederick Wiseman ha sido uno de los más profundos, meticulosos e inteligentes observadores del funcionamiento de las instituciones políticas, culturales, deportivas o sociales de los Estados Unidos y Europa. Fijó su cámara con la paciencia y sensibilidad de siempre para retratar una legislatura, un gimnasio de boxeo, el Central Park o la bibloteca pública de Nueva York, la universidad de Berkeley, la Comedia Francesa, el ballet de la Opera de París, un club striptease como el Crazy Horse o la National Gallery de Londres, así como a la hora de abordar la problemática de la vivienda pública o de la violencia doméstica.
Con casi medio centenar de largometrajes sobre sus espaldas, Wiseman le dedicó apenas tres a su ciudad y City Hall (con sus más de cuatro horas y media) es un acercamiento de una precisión y detallismo inéditos respecto de cómo se gobierna una ciudad modelo como Boston, que con apenas 700.000 habitantes tiene un presupuesto anual de 3.320 millones de dólares (el 70% proviene de la recaudación impositiva y el 13% de aportes del estado de Massachusetts) y -antes de la pandemia- un tasa de desempleo de apenas 2,4% (la más baja de los Estados Unidos).
El protagonista de City Hall es, claro, el alcalde Marty Walsh, quien a sus 53 años se desempeñó durante 17 como diputado de la ciudad y lleva ya 6 en la jefatura de gobierno. Integrante del ala más progresista del Partido Demócrata, su gestión está considerada como un ejemplo de integración racial, sexual y económica, aunque la violencia de la policía le ha generado no pocos cuestionamientos.
Si algo se le puede cuestionar al Wiseman de City Hall es que parece demasiado “enamorado” de Walsh, un tipo que sufrió un cáncer de niño, es un alcohólico recuperado y hoy disfruta de una inmensa popularidad. No es que el mítico realizador sea un mero espectador. De hecho, su cine observacional siempre ha tenido un claro punto de vista. Sin embargo, aquí por momentos parece un promotor de campaña.
Eso no implica que el film carezca de interés. La posibilidad de inmiscuirnos en cada uno de los aspectos de un gobierno descentralizado y participativo es extraordinaria: cómo se discute el presupuesto general y luego las asignaciones puntuales de cada partida, cómo son los planes de vivienda (el gobierno tiene un proyecto a diez años para ir comprando terrenos y hacer luego desarrollos urbanos con subsidios para los menos pudientes), cómo son las campañas para la prevención de adicciones, cómo se atiende a los vecinos desde la línea 311, cómo se trabaja en parques, con la basura, con el tránsito, con la construcción, con los comerciantes y un largo etcétera.
Ciudad de viejos inmigrantes que abre las puertas a nuevos inmigrantes, cuna de exitosos equipos deportivos (al momento de filmar los Red Sox acababan de ganar la Serie Mundial de béisbol), Boston es la contracara de la administración Trump (Walsh lo deja en claro en numerosos discursos) con una preocupación por los jubilados y los precios de los medicamentos, por los veteranos de guerra, por los representantes de las distintas comunidades (se hace énfasis sobre todo en la china), por la situación de las enfermeras, por la memoria y el respeto a las minorías, por disminuir la violencia callejera y las desigualdades.
City Hall, por la duración total pero también por la de cada una de sus escenas (podemos asisitir durante 10 o 15 minutos a discusiones sobre temas en apariencia menores), exige un compromiso mayúsculo por parte del espectador, pero la recompensa es conocer a fondo una hermosa ciudad como Boston (porque la cámara no se queda dentro del edificio municipal) y, sobre todo, cómo se administra una urbe desde una óptica progresista, con respeto y conciencia social.
Más información sobre cómo ver "City Hall" en América Latina

-Con la proyección de Blue Moon, de Richard Linklater, dará comienzo la 63ª edición del Festival Internacional de Cine de Gijón/Xixón, que se realizará del viernes 14 al sábado 22 de noviembre.
-El cine argentino está representado por Las corrientes, de Milagros Mumenthaler; Nuestra Tierra, de Lucrecia Martel; The bewilderment of chile, de Lucía Seles; y el estreno mundial de Los bobos, de Basovih Marinaro y Sofía Jallinsky.
-En este espacio iremos actualizando las películas reseñadas.
-Se publicaron 53 críticas.
Tras Las altas presiones (2014) y A estación violenta (2017), Santos estrenó en el FIXC este largometraje que le valió el premio a Mejor Dirección en la sección principal.
-Los bobos, de Basovih Marinaro y Sofía Jallinsky, ganó la competencia FIXC Premiere, mientras que The bewilderment of chile, de Lucía Seles, obtuvo el Premio del Público en la sección Tierres en trance.
-Magic Farm, de la argentina Amalia Ulman, fue reconocida por el Jurado Joven.
-Al oeste, en Zapata triunfó en la sección oficial Albar.
Padre Madre Hermana Hermano / Father Mother Sister Brother, de Jim Jarmusch; Las líneas discontinuas / As liñas descontinuas, de Anxos Fazáns; Al oeste, en Zapata, de David Bim; y Blue Heron, de Sophy Romvari, lideran el ranking personal de nuestro enviado especial a la muestra asturiana.