Festivales
Entrevista a Raúl Camargo, director del #FICValdivia: “Con una edición 100% online apuntamos a sumar nuevos públicos”
Un día antes del inicio de la 27ª edición,, Camargo -que desde 2014 está al frente de la muestra chilena- anticipa las características de la programación y desafíos de una versión que será 100% online con motivo de la pandemia del Coronavirus.
Todo listo para la 27ª edición del Festival Internacional de Cine de Valdivia. Como ocurre con casi todos los eventos audiovisuales desarrollados en los últimos meses, la máxima particularidad de la cita chilena será la “mudanza” temporaria del terreno presencial al virtual, algo que su director, Raúl Camargo, considera una oportunidad "para sumar nuevos públicos ávidos de conocer distintas propuestas de la cinematografía contemporánea”. Es así que desde este lunes 5 y hasta el miércoles 14 de octubre el público de aquel país podrá acceder de manera gratuita a una programación con epicentro en los 40 títulos que integran las cinco secciones competitivas. Además, en el apartado Gala, estarán las últimas películas de cineastas de la talla de Matías Piñeiro, Nicolás Pereda, Radu Jude, y Sion Sono, quien también dará una de las clases maestras de esta edición.
-¿Cuáles son las expectativas de cara a un festival que por primera vez se realizará de manera virtual?
-En estos tiempos de pandemia tan complejos, lo que esperamos es poder ser una alternativa cultural que acompañe a nuestra audiencia tradicional y sume nuevos públicos ávidos de conocer distintas propuestas de la cinematografía contemporánea, combinadas con clásicos de la historia del cine y rescates de cineastas invisibilizados, que es el sello de FICValdivia.
-Más allá de que el festival pierda su carácter de punto de encuentro, la virtualidad implica un acceso más sencillo a las películas incluso para quienes no vivan en Valdivia. ¿Por eso hablás de “sumar nuevos públicos”?
-Sí, pero es un doble desafío, porque si bien está esa posibilidad de sumar nuevas audiencias, también es importante fidelizar a aquellos que nos han acompañado durante años. Por lo mismo hemos mantenido nuestra programación habitual y sumado nuevas actividades para ofrecer a antiguos y nuevos espectadores una programación variada y de calidad.
-Desde que varios festivales anunciaron su cancelación o realización remota, varias películas postergaron sus estrenos a la espera de circular por festivales en 2021. ¿De qué manera se reflejó esta situación al momento de la convocatoria? ¿Se notó el “efecto pandemia” en la recepción de material?
-Sí, hubo una merma cercana al 25 por ciento de las postulaciones habituales y, si bien muchas películas se guardaron para 2021, también están las que no se rodaron este año y por ende no estarán disponibles el próximo año. El tiempo de ajuste post-pandemia aún es incierto, pero creemos que 2021 y 2022 serán años difíciles y luego todo tenderá a estabilizarse.
-La Competencia Internacional tiene una docena de títulos provenientes de todo el mundo, desde la inclasificable My Mexican Bretzel hasta la ficción boliviana de época Chaco. ¿Cuál es el eje artístico que vincula las películas del apartado competitivo?
-Nuestra Selección Oficial siempre se ha caracterizado por tener películas que combinan lo artístico con lo político, y cuya fuerza está en la propuesta autoral sin importar su valor de producción. Películas muy personales, más bien frágiles, que no requieren un presupuesto alto y que logran conectar con problemáticas contemporáneas sin hacer usufructo de ellas. Películas totalmente ajenas a lo que nuestro gran amigo Roger Koza denomina “estética de la crueldad”. Nuestra Selección Oficial se compone de films que no aprovechan las miserias del mundo para hacer carrera artística a partir de ese horror, sino que desde la resistencia ofrecen un destello que nos muestra que aún existe humanidad.
-El Festival de Valdivia es una de las principales plataformas de visibilidad para un cine chileno que desde hace varios años es reconocido en todo el mundo. Incluso podría pensarse que ya hay directores de una generación que empezaron a ver cine cuando nombres como Sebastián Lelio, Pablo Larraín o Sebastián Silva ya eran reconocidos internacionalmente ¿Has notado alguna tendencia en común entre estos nuevos directores?
-En general vemos que existen más trabajos que difuminan los límites de la ficción y el documental y exploran nuevas posibilidades narrativas. A su vez, se adquiere más conciencia del territorio a nivel político y ambiental y un importante sentido de rescate de procesos históricos que aún repercuten en el presente.
-El cine argentino está presente en toda la programación, desde Las Mil y Una hasta la última película de Matías Piñeiro, pasando por una charla con Lucrecia Martel y hasta un Foco sobre Ana Poliak, una directora que hace años no filma y no es lo suficiente reconocida en la Argentina. ¿Qué les interesó de su obra para dedicarle una sección?
-La verdad considero inexplicable que Ana Poliak no esté en el altar que merece. Nuestra idea inicial era conmemorar los 25 años de ¡Qué vivan los crotos! en Valdivia porque nos parecía fascinante que ese aniversario coincidiera con los 25 años de la desaparición de la vida oficial del protagonista del film, y a la vez eso se sumara a la propia desaparición de Ana como cineasta. Por lo mismo este 2020 se armaba en base a esa conmemoración y la de los 10 años del film Los materiales, del colectivo Los Hijos. En lo personal, me resulta fascinante el eje libertad-trabajo del cine de Poliak en base a personajes con oficios particulares que son capaces de transferir su visión de mundo, sobre todo por su impronta anarquista en una sociedad que gira en torno al capital. Por eso dedicarle un foco a su obra nos parecía un imperativo histórico y por supuesto que cuando el festival se vuelva presencial la invitaremos a Valdivia para que reciba el reconocimiento que merece.
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