Críticas

Imperio, de David Lynch

La primera gran película de la era YouTube

Con una camarita de video semi-profesional que ofrece una imagen pixelada y granulada, sin guión fijo, con locaciones en Los Angeles y Lodz (Polonia), con financiación francesa y con su musa Laura Dern como heroína, el director de Terciopelo azul y Twin Peaks rodó la película más extrema, deforme, audaz, ambiciosa y compleja de toda su carrera. Son tres horas fascinantes y abrumadoras de una obra que apuesta a revolucionar la forma de hacer y de entender el cine hoy. Nada menos.
Estreno 13/09/2007
Publicada el 30/11/-0001
Imperio (Inland Empire, Francia-Polonia-Estados Unidos/2006). Guión, fotografía, edición y dirección: David Lynch. Con Laura Dern, Justin Theroux, Jeremy Irons, Julia Ormond y Harry Dean Stanton. Dirección de arte: Christy Wilson y Wojciech Wolniak. Distribuidora: Distribution Company. Duración: 180 minutos. Lo de David Lynch son palabras mayores: Imperio (Inland Empire) es seguramente la primera gran película de la era YouTube. Por encima de sus hallazgos plásticos (producto de la adaptación del director al medio digital), la película concentra su poder revolucionario en su estructura, libre y en permanente fuga, y en su metodología instintiva, derivada de un rodaje ejecutado sin la asfixia del tiempo, sin la esclavitud de un guión. De hecho, el film se construyó a partir de la explosión arborescente de un monólogo de 15 páginas recitado por la protagonista y epicentro metalingüístico de la narración, Laura Dern.

Fue Amy Taubin, en un texto publicado en la revista Film Comment, la que me hizo comprender que Lynch se propone y consigue plasmar en imágenes la experiencia espacio-temporal propia de la navegación internáutica. Una vez que uno se deja llevar por Imperio, el fluir del tiempo se suspende, el destino se vuelve incierto, existe la dirección pero no el sentido: lo que se siente al pasar horas delante del YouTube saltando de videoclip en videoclip, del último trailer de nuestro director favorito a los mejores gags del Saturday Night Live, de los videos caseros de nuestros amigos a los últimos cortometrajes de Guy Maddin o del mismo Lynch.

En el fondo, a lo que aspira el director es a dinamitar la relación entre su cine y el espectador, apoyándose en un revolucionario desplazamiento verbal: la sustitución del transitar, seguir, o acompañar, por una variante del estar. Estar suspendido en ese magma de imágenes que conocemos como audiovisual contemporáneo.

COMENTARIOS

  • 14/07/2008 10:29

    EMPEZO A FILMAR SIN GUION, PERO LA PELÍCULA CONTÓ LUEGO CON UN GUIÓN. CREO QUE LA HISTORIA SE PUEDE COMPRENDER, AUNQUE PRESENTA LA DIFICULTAD DE QUE UN MISMO ACTOR PUEDA REPRESENTAR A MUCHOS PERSONAJES O QUE MANEJE UN NIVEL SIMBÓLICO ARBITRARIO Y ENCRIPTADO QUE DIFICULTA MUCHISIMO A DECODIFICAR LO QUE LYNCH ESTÁ CONTANDO.<br /> POR OTRA PARTE...ESA IDEA DE QUE EL GUION ESCLAVIZA ME PARECIÓ MUY ANTICINE...JEJE...APARTE UN TIPO COMO LYNCH ESCLAVIZADO POR ALGO??? ENCIMA POR UN GUION SUYO...?<br /> AUN ASÍ, ME GUSTÓ LA CRÍTICA...<br /> SALUDOs

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