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Nuestras 20 favoritas

Esta guía de los films imperdibles a cargo de tres críticos de OtrosCines.com y Micropsia es tan diversa como la programación del festival. No incluimos películas de la Competencia Internacional (se analizan aparte) ni argentinas, que serán comentadas durante el transcurso de esta 28ª edición.

Publicada el 30/11/-0001

1- R100 (Japón, 100’), de Hitoshi Matsumoto.

Genial y delirante película del maestro Matsumoto. Mas genial en la primera mitad y más delirante en la segunda, pero igualmente entretenida. Se trata de un hombre que contrata un servicio de sadomasquismo muy particular. Casi como un juego perverso, las mujeres pueden aparecerse en cualquier momento y lugar para “agredirlo”, cosa que lo incomodará bastante pero finalmente disfrutará. El problema es que esos ataques, digamos, crecen y crecen y nunca se sabe dónde termina el juego y empieza algo parecido a la realidad. La cosa se complica ya que, digamos, el asunto es más extravagante de lo que parece en principio.

Pero no conviene adelantarse. Lo mejor es disfrutar esta mezcla de comedia y película de acción como existen pocas en el mundo. Al final, es cierto, el asunto se le va por completo de las manos, pero eso no alcanza a echar a perder los extraordinarios y muy divertidos momentos vividos en un film que tiene toda la pinta de clásico de culto. Para ver a la medianoche… DIEGO LERER



2- L'Inconnu du lac / El desconocido del lago (Francia, 97’), de Alain Guiraudie.

Tras participar varias veces en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, Guiraudie saltó a Un Certain Régard (donde ganó el premio a mejor director) con una película en varios aspectos perturbadora y extrema, pero de notable factura y múltiples alcances. Ambientada íntegramente en una playa nudista frecuentada por gays y en los bosques adyacentes donde los habitués se encuentran cada tarde para mantener sexo casual, L'inconnu du lac tiene como protagonista a Franck, un joven que ingresa a ese universo y de inmediato se fascina con Michel, fornido nadador que ya tiene pareja. Al poco tiempo, siendo ya casi de noche, ve cómo su objeto del deseo ahoga a su compañero. Al día siguiente, aun sabiendo de los riesgos que corre, Franck inicia un apasionado romance con Michel, mientras la policía descubre el cadáver en el lago y un patético detective inicia la investigación del caso.

El film se excede quizás un poco en largas escenas de sexo explícito, pero en los otros terrenos es de una solidez encomiable. El largometraje funciona como melodrama romántico y tragedia griega, como película queer y comedia de enredos, y -sobre todo- como un clásico policial hollywoodense con una precisa construcción del suspenso, la intriga y los misterios, amplificada por el uso de locaciones en plena naturaleza. Una de las gratas sorpresas del año. DIEGO BATLLE



3- Drug War / Guerra narco (Hong Kong, 106’), de Johnnie To.

To pasa de Hong Kong a la China continental, lo que cambia la geografía de sus historias de manera muy clara. Sin embargo, el film mantiene la lógica y el ritmo de sus thrillers previos, aunque a diferencia de Life Without Principle, aquí hay acción por todos lados. Como bien lo dice el título, la película narra los esfuerzos de un grupo de eficientísimos policías antinarcóticos por atrapar a una gran banda de narcotraficantes. La ayuda vendrá por el lado de uno de ellos -de nivel medio en la escala de poder en la banda- que es atrapado tras un accidente de tránsito y es “convencido” a ayudar a la policía a atrapar a los “peces gordos” a cambio de su libertad, que implica perdonarle la vida(en China los narcos tienen pena de muerte). El eficiente y seco líder del equipo policial se unirá a él en una serie de persecuciones y trampas a través de distintas ciudades de China en un film que tiene unas cuantas escenas de acción y violencia pero que, en mi opinión, deja sus mejores momentos de tensión para los juegos de engaño más pequeños, como toda una secuencia a-lo-Misión Imposible que transcurre en un hotel de lujo y en el que el policía debe hacerse pasar por un narco que se conoce como Ha Ha porque se ríe todo el tiempo. Esa secuencia y el intento de los policías por entrar a disparo limpio en el lugar donde se fabrica la droga, donde reciben una inesperada y violentísima defensa por parte de los dos hermanos sordomudos que la manejan, son de una perfección narrativa impecable, que los directores de sagas de acción y suspenso de Hollywood deberían ver y estudiar. Otra escena pequeña, con el paso de una valija entre varios autos en una autopista, es también notable.

Los pasajes “impactantes” son un poco más rutinarios y las lluvias de balas hacen que llegado un momento uno ya no sepa quién le dispara a quién, pero eso parece ser parte del asunto: en el caos y la desesperación, ni ellos parecen saber muy bien cuál es el enemigo. Sin embargo, durante gran parte del metraje el “team” policial es de una eficiencia y un laconismo que será envidiado por cualquier otro, tanto ficcional como real. Drug War es una película impecable de principio hasta, casi, el final. La última secuencia podrá molestar a algunos -por cuestiones que no son narrativas sino, cómo decirlo, morales-, pero es difícil que eso le quite al espectador lo bailado, las casi dos horas de tensión y suspenso que el maestro hongkonés volvió a entregar a sus fans. DIEGO LERER




4- E agora? Lembra-me / ¿Y ahora? Recuérdame (Portugal, 164’), de Joaquim Pinto.

Muy de vez en cuando el cine nos regala experiencias tan poderosas, descarnadas, viscerales y conmovedoras como este nuevo film de Pinto. Primero: ¿Quién es este portugués? Se trata de un multifacético artista (actor, editor, camarógrafo, director de fotografía, productor, realizador de ficciones, documentales y animaciones y, sobre todo, eximio sonidista) que trabajó mucho con su mentor Joâo Cesar Monteiro, varias veces con Raúl Ruiz, y con otros autores como Manoel de Oliveira, Werner Schroeter, Joâo Canijo, Joâo Pedro Rodrigues y André Téchiné. ¿Y qué es lo que hace tan especial a este film? El punto de partida es el de construir un diario íntimo para exponer el tratamiento con medicación experimental que el propio director emprendió durante un año en su larga y titánica lucha contra el SIDA y la Hepatitis C (está infectado desde hace casi dos décadas).

Sí, en varios de los extraordinarios 164 minutos de E agora? Lembra-me se habla de (¡y muchas veces se muestran!) infecciones crónicas, cirrosis, virus, bacterias, plaquetas, hemoglobina, inyecciones, píldoras, dolores que aquejan todo el cuerpo, insomnio, picazón, fotofobia y otros efectos colaterales… Pero quien crea que este film es un mero tratado médico y un bajón deberá saber que estamos ante un relato apasionante, de una inteligencia y una sensibilidad superiores. Pinto se expone en toda su intimidad (puede que haya algo de exhibicionismo) y en toda su dimensión intelectual (por momentos puede pecar de demasiado pretencioso) y el resultado es casi siempre atrapante.

E agora? Lembra-me es también un hermoso ensayo cinéfilo (reivindica a sus héroes y amigos de los años ’70, ’80 y ‘90: Pier Paolo Pasolini, Derek Jarman, Serge Daney y un largo etcétera), una gran historia de amor gay (Pinto vive con su pareja y socio laboral Nuno Leonel), un film sobre viajes, sobre música y literatura, sobre la crisis europea, sobre la relación directa con la naturaleza (ambos trabajan la tierra en una pequeña parcela en las islas Azores), sobre perros y sobre muchas cosas más. 

Pinto apela al collage, a un patchwork estilístico que incluye la lectura en off de sus caóticas notas médicas y de citas a grandes autores, una excelente selección musical y, ya en el terreno visual, pasajes en impecable HD y viejos materiales en Súper 8, largas tomas fijas e imágenes aceleradas, animaciones, efectos visuales y miradas al microscopio con las muestras extraídas de su cuerpo. Una película a-lo-Chris Marker mixturada con elementos de la vanguardia y del videoarte que resulta, sí, dura, ardua y hasta por momentos cruel, pero también hermosa y fascinante. DIEGO BATLLE



5- Outtakes from the Life of a Happy Man / Tomas descartadas de la vida de un hombre feliz (Estados Unidos, 68’), de Jonas Mekas.

Si todas las películas fueran como las de Mekas, si todos los cineastas pensarán -el cine, el mundo- como lo piensa Mekas, el cine y el mundo seguramente serían mucho mejores. El realizador nonagenario abraza la vida, el mundo que lo rodea y la posibilidad de filmarlo, desde el lugar del placer, del cariño, del deseo, el amor y la amistad. Sus películas (y esta es una conformada por retazos de material fílmico de otras) son imágenes que llevan puestas consigo experiencias de vida: viajes, amores, amistades, paseos, familia, borracheras. Y en todas ellas se siente ese placer por vivir y por descubrir el mundo. Mekas es, además, un excelente editor de su propio material, creando aquí una especie de caos ordenado de diferentes momentos de la vida que proceden casi como extraídos de la memoria sin ningún tipo de filtro. Uno tiene la sensación, por momentos, mirando esta película, que Mekas descubrió la manera de filmar el flujo de la mente, o la lógica del sueño, cómo uno conecta imágenes de su propia vida en un todo en el que más que narración lo que se trasmite es un mundo, una larga serie de vivencias. “Los recuerdos pasan, las imágenes quedan”, dice Mekas (que relata, en parte, la película; lo demás está acompañado de música clásica). Y en ese sentido tiene toda la razón: los recuerdos son las imágenes, no su representación. Acaso sea al revés de lo que pensamos: son las fotos y las películas las que generan los recuerdos y no lo contrario. La magia del cine según Mekas, el hombre que filma con la mirada curiosa y el corazón abierto. DIEGO LERER



6- Le dernier des injustes / El último de los injustos (Francia / Austria, 218’), de Claude Lanzmann.

A los 87 años, Claude Lanzmann es un mito viviente del cine. Su monumental Shoah, estrenado en 1985, ya es un clásico del documental. Precisamente, mientras trabajaba en ese film ineludible a la hora de analizar el Holocausto (le dedicó doce años a su realización), el director francés entrevistó durante dos semanas enteras de 1975 en Roma a Benjamin Murmelstein, el último presidente del Consejo Judío en el gueto de Theresienstadt. Ese material no fue incluido en aquella película, pero sí en la extraordinaria El último de los injustos, uno de los hitos del último Festival de Cannes.

Héroe o villano (o ambas cosas a la vez), Murmelstein -un rabino de Viena- lideró desde 1944 y hasta el fin de la guerra ese inmenso gueto ubicado a 60 kilómetros de Praga, que fue lugar de paso para miles de judíos que luego fueron enviados a los campos de concentración y a la muerte. Pero, también es cierto, gracias a sus negociaciones diarias que llevó durante siete años con los nazis (y particularmente con Adolf Eichmann), “el último de los injustos” logró que unos 121.000 judíos abandonaran el país y que nunca se cerraran las puertas de Theresienstadt.

Un incansable Lanzmann viaja hasta los distintos lugares en los que transcurrieron los hechos, recupera los mejores momentos de su charla con Murmelstein, incluye imágenes de archivo (incluido un film de propaganda sobre el gueto hecho por los alemanes) y expone en toda su dimensión al personaje (un hombre brillante, sin dudas), a la época y a la génesis de lo que se conoció como Solución Final. Cuando en este tema tan delicado todo es blanco o negro (Murmelstein fue encarcelado, enjuiciado por colaboracionista y finalmente absuelto, pero nunca pudo viajar a Israel), Lanzmann nos muestra los grises, los matices, las contradicciones de la historia personal y de la Historia de la humanidad. DIEGO BATLLE



7- La Jalousie / Los celos (Francia, 77’), de Philippe Garrel.

Nueva incursión del director de Les amants réguliers en el lodazal de las heridas sentimentales. Según reconoció Garrel, el origen de la película se encuentra en el deseo de ver a su hijo, el actor Louis Garrel, en la piel de su padre, el también intérprete Maurice Garrel, fallecido en 2011. Filmada en blanco y negro, y acompañada por unas melodías del cantautor Jean-Louis Aubert, La Jalousie explica la historia de un hombre que intenta subsistir como actor de teatro mientras reparte su afecto entre su hija (la alter ego del director), su nueva pareja (Anna Mouglalis) y su hermana.

El cine de Garrel tiene la capacidad de disolver como por arte de magia (elíptica) las fronteras entre la alegría y la tristeza, el amor y la depresión, generando un espeso magma emocional del que emerge una visión tempestuosa y existencialista de la vida. La Jalousie tiene la particularidad de ser absolutamente fiel a la mirada incorruptible de Garrel y al mismo tiempo erigirse en una de sus películas más accesibles, gracias sobre todo a la ternura que emana de la relación entre el protagonista y su hija, escenas que fueron mayormente improvisadas. MANU YAÑEZ




8- A Touch of Sin / Tian zhu ding / Un toque de pecado (China / Japón, 129’), de Jia Zhang-ke.

En A Touch of Sin, el notable director Jia Zhang-ke (Platform, Unknown Pleasures, The World) ofrece otra desoladora radiografía de las profundas miserias, injusticias, contradicciones y desigualdades de la China contemporánea.

Con una estructura coral (son cuatro historias de vida casi independientes con mínimas conexiones entre sí), y a partir de casos reales que conmovieron a la sociedad de su país, A Touch of Sin expone con absoluta crudeza (quizá por momentos con cierta obviedad y efectismo) situaciones de extrema violencia que tuvieron como protagonistas a personas comunes que se enfrentaron a políticos corruptos, empresarios abusivos y mafiosos.

Un trabajador de una mina de carbón, un empleado de una fábrica textil, una masajista de un sauna y un asesino implacable (todos personajes bastante marginales y perdedores) son los elegidos por Jia Zhang-ke para mostrar la espiral de violencia y la deshumanización que hoy resultan la contracara de esa China tan orgullosa y opulenta en ciertos sectores económicos.

“Estoy dedicado a preservar la libertad creativa y hago los mayores esfuerzos para no autocensurarme”, aseguró el director de Xiao-Wu, I Wish I Knew y Still Life. “Una vez que trabajo para lograr eso me queda enfrentarme a la censura oficial para lograr que la mayor cantidad de chinos pueda ver la película, que me parece muy importante como disparador para pensar qué nos está pasando hoy como sociedad”, concluyó. Y vaya si cumplió su premisa y se mantuvo fiel a sus principios en este film inclaudicable, impiadoso y demoledor. DIEGO BATLLE


9- Mambo Cool
(Colombia-Estados Unidos, 62’), de Chris Gude.  

Se trata de una película inclasificable y radical, pero poderosísima en su tono experimental, acerca de un grupo de personas de los bajos fondos de una ciudad colombiana. De fragmentos poéticos a bailes desenfrenados, de escenas visualmente inquietantes a encuadres largos y fijos, se trata de un OVNI curiosísimo y muy recomendable dentro del cine latinoamericano. Un film salido, en apariencia, de los pozos más profundos, de los abismos, como si una raza alienígena hubiera tomado el control, por un rato, del cine colombiano. Aunque puede producir reacciones alérgicas en algunas espectadores impacientes y/o de gustos más tradicionales, es una experiencia muy, pero muy recomendable. De las pocas películas latinoamericanas realmente sorprendentes de los últimos tiempos. DIEGO LERER



10- Les Salauds / Los bastardos
(Francia-Alemania, 100’), de Claire Denis.

Marco Silvestri, el héroe que interpreta el gran Vincent Lindon, es un capitán de la marina mercante. En pleno viaje, recibe un llamado urgente desde París. El marido de su hermana se ha suicidado, la empresa de calzados que poseen está al borde de la quiebra, y la hija adolescente (Lola Créton) ha desaparecido, probablemente cooptada por una organización dedicada a la prostitución de menores. Abandona de inmediato el barco a pesar de las consecuencias que esa decisión puede generarle.

Así arranca Les Salauds, la nueva joya de Claire Denis. Si les suena un poco fuerte, lo que sigue es todavía mucho más sórdido y oscuro, un descenso a los infiernos de las miserias humanas. La directora de Bella tarea, L’intrus, 35 rhums y White Material dijo haberse inspirado en Kurosawa y Faulkner para concebir en tiempo récord este guión, pero el largometraje pendula entre el melodrama romántico (Silvestri se apasiona por la esposa de un poderoso industrial -Chiara Mastroianni- que vive en su mismo edificio) y el film noir más escabroso.

Con su propia vida en crisis, el protagonista empieza a vender todas sus posesiones para ayudar a su hermana y se sumerge en el submundo del crimen organizado para intentar rescatar a su sobrina. Entre las múltiples subtramas y en pequeños grandes personajes secundarios aparecen actores-fetiches de la directora como Michel Subor, Gregoire Colin y Alex Descas.

Sexo, sangre, perversiones y, claro, todo el talento de Denis no sólo para conseguir esos climas perturbadores que son su marca de fábrica sino para provocar, conmover, descolocar y fascinar al cinéfilo más exigente. Eso es Les Salauds. DIEGO BATLLE



11- Computer Chess / Ajedrez por computadora
(Estados Unidos, 92’), de Andrew Bujalski.

Una de las películas más curiosas vistas en mucho tiempo, Computer Chess, de Andrew Bujalski -director de Funny Ha Ha y Mutual Appreciation- tiene algunas cosas en común, pero no demasiadas, con las anteriores películas del “master of mumblecore”. Lo “común” tiene que ver con una serie de personajes entre nerds y perdedores que no saben muy bien cómo funcionar fuera de su pequeño universo. La diferencia es que ese universo aquí en mucho más peculiar y, formalmente, se trata de una película muy diferente a las previas.

Computer Chess se centra en un encuentro de técnicos en informática que, en una era muy rudimentaria de la cibernética, se dedican a programar computadoras para que jueguen al ajedrez. Ese evento tiene la forma de un campeonato entre programas que se realiza en un hotel. Todo esto transcurre muy a principios de los ’80 y está filmado en un video analógico de pésima calidad, casi como si fuera una ficción casera de esa época. Si te dicen que la película es un objeto encontrado de entonces, filmado por un amateur, podrías llegar a creértelo. Esta película mala ex profeso -mal actuada, mal montada, mal encuadrada, con una imagen que se rompe todo el tempo, supuestamente producto de estar siendo filmada “in situ” por uno de los participantes del torneo- es, sin embargo, durante gran parte de su metraje, encantadora.

Una verdadera joyita que, más allá del chiste inicial, encuentra en este mundo de obsesivos por la tecnología (rudimentaria como un juego de 8-bits o más), encerrados en su mundo competitivo y tratando de entender no sólo cómo ganar el campeonato sino cómo funcionan estas máquinas, una serie de personajes que resultan entre queribles y curiosos.

La resolución del film no estará a la altura de lo previo -ni el encuentro con otro grupo que está también en el hotel, ni el corrimiento hacia algo una temática más, digamos, 2001 que toma la película-, pero más allá de ese regusto amargo final que deja por no ser la gran película que prometía, uno se queda con la sensación de haber estado metido en un extraño viaje temporal, llevado a aquellos tiempos en los que esas computadoras gigantes y pesadas, que no tenían nada parecido a la internet al alcance, eran objetos tan contundentes como misteriosos. Y los que trabajaban en ese mundo, en lugar de los millonarios cool que son hoy, eran los freaks que nadie quería ver ni de lejos. Pero Bujalski no los juzga ni se burla de ellos. Trata de mirar el mundo desde ese lugar. Y, pese a los números y los algoritmos, lo encuentra tan inexplicable como desde cualquier otro. DIEGO LERER



12- The Dirties / Los sucios
(Canadá- Estados Unidos, 83’), de Matthew Johnson.

Esta ópera prima escrita, dirigida y protagonizada por este jovencísimo artista canadiense arrasó en el último Festival Slamdance y, luego de su paso por Locarno, llegó a Valdivia con una mirada descarnada y muy provocadora sobre el bullying y sus inimaginables consecuencias.

Construido como un falso documental (hay algunos problemas con el punto de vista, pero el recurso funciona), esta suerte de making-of registra el proceso de filmación de una película sobre The Dirties, un grupo de matones de un colegio secundario que tiene al propio director del film, y del film-dentro-del-film (Matt Johnson), como víctima predilecta.

Pero, se sabe, cuando hay humillación y furia contenida de por medio, el límite entre víctima y victimario es cada vez más impreciso y precario. Con múltiples elementos autobiográficos y otros que remiten a la tragedia de Columbine (y, por lo tanto, a Elefante, de Gus Van Sant), este debut de Johnson -no exento de humor negro, cinefilia clase B y desparpajo- constituye un desgarrador retrato de la descontención adolescente y una muy auspiciosa carta de presentación dentro del panorama indie norteamericano. DIEGO BATLLE



13- A mãe e o mar / La madre y el mar
(Portugal, 82’), de Gonçalo Tocha.

La nueva película de este promisorio realizador portugués arranca como la búsqueda de un grupo de pescadoras de la aldea de Vila Châ, acaso las únicas que salían a pescar al mar, un trabajo habitualmente masculino. Estas mujeres tuvieron una módica fama en la década del ’40 y Tocha viaja al lugar a buscarlas o al menos a filmar las historias que se cuentan de ellas. Lo que encuentra es gente (en su mayoría hombres, pero también hijos, hijas, parientes y alguna que otra pescadora que aún sigue yendo a altamar) que vive en un mundo en el que el agua, la playa y la pesca son sus elementos naturales. Mujeres y hombres cuentan historias con el azul mar de fondo, recorren lugares, muestran su forma de trabajo. Y Tocha lo filma desde un lugar autoconsciente: haciendo evidente la presencia suya y del equipo de filmación, naturalizando la situación de rodaje. Es una película para dejarse llevar por el arrullo del mar, por las historias de vida, por la forma en la que la naturaleza forma y condiciona la vida de las personas. Y para dejarse llevar, también, por una idea del cine que implica cuestionar el propio status del documental al hacer evidente sus propios mecanismos. DIEGO LERER




14- Pays barbare / Tierra bárbara
(Francia, 65’), de Yervant Gianikian y Angela Ricci Lucchi.

Haber incluido en la Competencia Internacional de  Locarno al nuevo trabajo de los creadores de Notes sur nos voyages en Russie, Film perduto y Ghiro ghiro tondo fue toda una audacia del nuevo director artístico Carlo Chatrian y sus programadores. Por más de 40 años, el matrimonio ha venido trabajando con materiales de archivo, pero sin limitarse al mero ejercicio del found footage ha conseguido films de una potencia política que los ha convertido en herederos de otra dupla aclamada por los cinéfilos: Straub-Huillet. En esta oportunidad, vuelven a viajar al pasado para entender el presente, remontándose al colonialismo y el fascismo italiano para comprender los excesos e hipocresías de los tiempos berlusconianos. A partir de imágenes tomadas en Etiopía, Libia e Italia durante los años '20, '30 y '40, más un trabajo con cartas, música incidental y voz en off, los realizadores muestran masacres, racismo, deportaciones y abusos contra la mujer para construir, en definitiva, un relato/ensayo fascinante, impiadoso y demoledor. DIEGO BATLLE



15- É o amor / Eso es amor
(Portugal, 135’), de João Canijo.

El director portugués de Sangre de mi sangre arma este interesante e ingenioso documental que bien podría ser visto como el rodaje de una investigación actoral para un papel. Aquí la protagonista es una actriz que vive con un grupo de trabajadoras de industria pesquera de un pueblo chico para aprender su forma de vida y poder interpretarlas en una película. Tanto su cámara personal -en forma de diario- como la del director, la muestra conociendo nuevos personajes, compartiendo sus vidas y luchando por poder superar sus restricciones y adaptarse a su nuevo ambiente.

De a poco, la película se va convirtiendo en un amoroso retrato de estas criaturas de pueblo, que trabajan de sol a sol, que esperan a sus maridos (pescadores de alta mar) y a las que vamos conociendo en su intimidad. El amor (y las historias y canciones de amor) estará presente en casi todas las conexiones emocionales de los personajes. Un tema que las obsesiona, aun cuando no lo noten. Y el documental, pese a cierta excesiva longitud, se va transformando en un retrato íntimo de un grupo de mujeres y de la relación de la protagonista (urbana, de clase media) con ellas. DIEGO LERER



16- Història de la meva mort / Historia de mi muerte (España-Francia, 148’), de Albert Serra.

Luego de meterse con el Quijote (Honor de cavallería) y con los Reyes Magos (El cant dels ocells), este presuntuoso/pretencioso pero decididamente talentoso director retoma (y junta) a dos célebres personajes de la literatura y del cine como Casanova y Drácula. Lo hace en una película subyugante, pero en la que todavía se sigue advirtiendo algo de ese cálculo y ese “ingenio” provocador que lo han catapultado a las cimas de las consideraciones cinéfilas (el film viene de ganar el premio principal en Locarno).

De todas formas, lo primero que hay que establecer es que los 148 minutos de Historia de la meva mort lo muestran mucho más seguro, convencido, sólido y por momentos brillante en términos de puesta en escena. Serra ha dado un salto cualitativo en cuanto al trabajo visual y narrativo, y su cine -por lo tanto- resulta ya menos caprichoso e impostado.

La película tiene como protagonista a un Casanova (con su erotismo deserotizante, con su vida bastante anodina, sus búsquedas intelectuales, sus pulsiones íntimas y sus descargas de risas nerviosas y angustiantes) que recién sobre el final se encontrará con Drácula en la granja de un alquimista en los Cárpatos de finales del siglo XVIII. Si bien en la relación entre Casanova y su criado Pompeu hay algo del espíritu de Honor de cavallería, aquí hay un trabajo mucho más cuidado (y logrado) en el retrato de época. Los personajes son también excéntricos, pero esta vez adquieren una lógica, una multiplicidad de facetas y una profundidad psicológica mucho mayores.

Más allá de que -sobre para estos tiempos de cine efímero- el cine (banal y erudito a la vez) de Serra sigue siendo un tour-de-force por su exigencia y sus rasgos de incomodidad estamos ante el que es no sólo su mejor film sino también el más accesible de toda su carrera. No será la obra maestra que muchos anticipaban, pero sí una contundente demostración de que podemos seguir confiando en el crecimiento de este autor catalán. DIEGO BATLLE



17- The Pervert's Guide to Ideology / Guía de ideología del pervertido
(Reino Unido-Irlanda, 134’), de Sophie Fiennes.

Las observaciones sobre el cine y el mundo de Slavok Zizek ya son un clásico y el que disfruta de sus ideas siempre originales (discutibles en muchos casos) sobre el cine -y de su acento durísimo pero muy simpático para hablar inglés- la pasará genial viendo esta película. Aquí, el hombre vuelve a entregarnos sus interpretaciones marxistas de la relación entre cine e ideología, usando ejemplos como Sobreviven, de John Carpenter; Más corazón que odio, de John Ford; Taxi Driver, de Martin Scorsese; Titanic, de James Cameron; y La novicia rebelde, de Robert Wise, entre muchas otras. Para los que ya conocen su estilo interpretativo, no será demasiado sorprendente. Para los no iniciados, es como entrar a una masterclass de un profesor emérito -que, por suerte, se toma con bastante humor a sí mismo- y escuchar un pasional análisis de la historia del cine. Para poner pausa y discutirlo mientras se lo ve… DIEGO LERER




18- El verano de los peces voladores
(Chile-Francia, 87'), de Marcela Said.

No sé por qué esta ópera prima de ficción de la celebrada documentalista Marcela Said (El mocito) tuvo una recepción tan fría tras su estreno mundial en la Quincena de Realizadores de Cannes. Ni siquiera los críticos chilenos que consulté allí se habían entusiasmado demasiado. Sin embargo, creo que se trata de un debut muy valioso de una directora con inteligencia, sensibilidad y convicción que aborda, desde el cuestionador punto de vista de una adolescente llamada Manena (Francisca Walker), las diferencias generacionales y la lucha de clases en una sociedad tan escindida como la transandina.

Ambientada en una estancia sureña, El verano de los peces voladores gira en torno de Pancho (Gregory Cohen), dueño y patriarca del lugar obsesionado por exterminar unos peces que se han convertido en plaga, y de los amigos y familiares que lo acompañan y que conforman su corte de aduladores sumisos. La película -que tiene a La ciénaga, de Lucrecia Martel, como principal referente- opone esa impunidad y contenido desprecio de la oligarquía autóctona con el reclamo (seguido inevitablemente de represión) de los mapuches que intentan recuperar sus tierras. Si bien ese trasfondo puede resultar un poco superficial y calculado, Said lo maneja con un tono documentalista y a respetuosa distancia, con lo que se evita caer en subrayados facilistas y demagógicos.

La película crece y alcanza sus pasajes más intensos cuando construye climas ominosos (notable fotografía de Inti Briones tanto en interiores como en la naturaleza salvaje del lugar), cuando se sumerge en la intimidad de la protagonista (en pleno despertar sexual y rebeldía frente a los mandatos paternos) o cuando retrata los comportamientos de clase en charlas aparentemente banales (o en las tensas relaciones con los empleados), pero que dicen mucho más que ciertas metáforas y simbolismos obvios.

Aunque le falte cierta concisión (tiene quizás demasiadas aristas), el film logra describir un mundo propio con rigor y precisión. No se trata -sobre todo en una cineasta que está dando sus primeros pasos en la ficción- de un mérito menor. DIEGO BATLLE



19- Workers
(México-Alemania, 120’), de José Luis Valle.

Reciente ganadora del Festival de Morelia, esta curiosa película de Valle es una especie de seca y tramposa comedia dramática, que va mostrando de a poco sus peculiares cartas y sus muy originales formas. Un hombre que espera jubilarse después de décadas de trabajo y una mujer que se gana la vida de mucama de una millonaria al borde de la muerte son los protagonistas, paralelamente, de estas historias que nunca se cruzan del todo pese a tener un punto fuerte en común que no se revela hasta bien avanzada la película y que no conviene adelantar aquí.

La película empieza casi con un tono de ficción/documental de observación, siguiendo las pequeñas rutinas paralelas de estas dos personas, pero de a poco las circunstancias van llevando al film a mostrar sus cartas dramáticas -por un lado- y cómicas -por otro- en un estilo despojado reminiscente del cine tan citado de Jarmusch/Kaurismaki/Roy Andersson.

Lo logrado del largometraje está en la combinación de esos mundos, en cómo lo que parece ser un seco retrato del mundo del trabajo (humanista, riguroso, de tintes sociales y drama psicológico) se va volviendo una comedia negra sobre perros envenenados, vandalismos varios y lamparitas que se prenden y apagan. Con una puesta en escena meticulosa y obsesiva, con un manejo de los tiempos bastante curioso, Valle logra una película que sorprende cuando uno menos se lo espera. DIEGO LERER



20- Carne de perro
(Chile-Francia-Alemania, 81’), de Fernando Guzzoni.

En los primeros minutos, este segundo largometraje de Guzzoni que ganó el muy prestigioso premio Nuevos Directores del Festival de San Sebastián 2012 parece transitar por caminos similares a los del Pablo Larraín de Tony Manero y Post Mortem, pero el director elude el impacto fácil, el regodeo y el golpe de efecto con un dispositivo ascético y riguroso (con un sabio uso del fuera de campo) que remiten más a películas como El custodio, de Rodrigo Moreno.

El protagonista del film es un ex militar del régimen pinochetista (probablemente un torturador) y lo vemos hoy, en su triste y angustiada existencia cotidiana, abandonado por su esposa, por su hija y hasta por sus viejos camaradas. Neonazi y religioso, Alejandro (notable máscara de Alejandro Goic) ve como todo en su mundo se desmorona: el suicidio de un amigo suyo, un taxi propio que no puede manejar, las violentas peleas de los vecinos, constantes ahogos y trastornos de ansiedad. Las frustraciones crecen y la impotencia, también. Sólo lo queda entonces golpear la pared o desquitarse con su perro.

Uno podría pensar que lo que cuenta Guzzoni (la alienación urbana, las secuelas de la dictadura) ya ha sido transitado varias veces por el último cine latinoamericano, pero el director chileno tiene claro qué contar y cómo hacerlo. El film -que no tiene concesiones, pero tampoco golpes bajos- es de una solidez y una potencia incuestionables. Claustrofóbica y perturbadora, con climas opresivos que se construyen con un gran trabajo de cámara y luz -muchas veces en primeros planos- a cargo de la talentosa DF Bárbara Alvarez, Carne de perro surge como una película para analizar y discutir con detenimiento, mientras Guzzoni se consolida así como un cineasta para tener muy en cuenta. DIEGO BATLLE

COMENTARIOS

  • 15/11/2013 21:14

    <p>Una de las funciones de The Perverts Guide to Ideology va a incluir un debate posterior con Eduardo Gr&uuml;ner (desde mi punto de vista, el intelectual de mayor relieve de Argentina). Si la pel&iacute;cula de por s&iacute; es brillante, siento ese debate posterior que la convierte en una de las funciones imperdibles del festival.</p>

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-La sección oficial de la 78ª edición a realizarse entre el martes 13 y el sábado 24 de mayo consta de 73 largometrajes, a los que hay que sumarles los títulos de Cannes Classics (clásicos restaurados y documentales sobre cine) y Cinéma de la Plage (proyecciones públicas al aire libre).
-Además, se proyectarán los 39 largos de las tres secciones paralelas e independientes: Quincena de Cineastas, Semana de la Crítica y ACID.
-La oferta se completa con las distintas competencias y programas de cortos que hay en todos los apartados.
-En este espacio iremos sumando links a todas las reseñas publicadas durante la cobertura del festival. Ya hay 64 disponibles.

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La Quinzaine eligió como film de cierre esta ópera prima que ya había tenido buena recepción en el Festival de Sundance, donde ganó el premio a Mejor Guion.

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