BAMA exhibe Sólo los amantes sobreviven, de Jim Jarmusch

El complejo ubicado en Av. Pte. Roque Sáenz Peña 1150 anunció tres únicas funciones de Only Lovers Left Alive: viernes 5, sábado 6 y domingo 7, a las 20.30, con entradas a 50 pesos.

Publicado el 2/6/2015 - 12:13:43

Reproducimos a continuación la crónica / crítica del film por Diego Batlle publicada durante la cobertura del Festival de Cannes 2013:


Jim Jarmusch regresó a Cannes (es su décima participación tras ganar la Cámara de Oro en 1984 por Extraños en el Paraíso) con Only Lovers Left Alive, tragicomedia romántica sobre Adam y Eve (Tom Hiddleston y Tilda Swinton), una pareja de vampiros que vive entre la arrasada ciudad Detroit -que tiene un look casi apocalíptico con sus casas y fábricas abandonadas- y la bastante más exótica Tánger.

El film -divertido y nostálgico a la vez en sus múltiples referencias al subgénero- muestra las desventuras de estos personajes “centenarios” que ya no matan gente como sus antepasados, sino que toman sangre (en copas de licor o hasta en ¡helados de palito!) que les provee de manera clandestina un médico (Jeffrey Wright) en un hospital. 

Fuera de tiempo y de lugar (como Alicia Silverstone y Krysten Ritter en la reciente Vamps, de Amy Heckerling), ambos viven prácticamente aislados, ya que por las noches podrían ser víctimas de los zombies, sus grandes enemigos. En simpáticos personajes secundarios aparecen otros dos vampiros interpretados por John Hurt, como un escritor del siglo XVI, y Mia Wasikowska, como la hermana menor y rebelde de Eve que llega de manera sorpresiva para complicarlo todo. 

Only Lovers Left Alive transcurre en la actualidad, pero tiene -desde los instrumentos que se ven en el estudio de grabación de Adam (guitarras de fines de los años ’50 y comienzos de los ’60) hasta la hermosa banda de sonido (el film arranca con la imagen de un disco de vinilo girando en una bandeja)- un look retro que Jarmusch maneja con su habitual maestría. 

Hay mucha broma leve, mucha referencia rockera, muchas canciones y bailes… No es una película extraordinaria, pero sí muy disfrutable y accesible, en la que Jarmusch -como ya lo hiciera antes con los samuráis y los rappers, con las road-movies, el western o con los asesinos a sueldo- se permite jugar con los géneros y hacer una “transfusión” a su propio estilo y forma de ver, pensar y sentir el cine. Bienvenida sea esta veta lúdica de este ícono y figura de culto del cine indie norteamericano.

Calificación: 8 puntos