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Con “Easy”, Joe Swanberg lleva el mumblecore a Netflix
Una serie de 8 episodios que son, en realidad, 8 películas de casi media hora cada una. El balance es muy estimulante.
Para un director tan prolífico como Joe Swanberg (una treintena de proyectos ente cortos, largos y aportes televisivos en apenas una década) una serie para Netflix resultaba un interesante desafío. Podría haber hecho una historia dividida en 8 partes, pero prefirió algo más arriesgado: 8 mini películas de menos de 30 minutos cada una con historias y personajes diferentes (en verdad hay dos episodios, el 3 y el 8, que repiten el conflicto central y los intérpretes).
El resultado es inevitablemente desparejo, pero ninguno de los cortos es malo y más de la mitad son muy buenos, por lo que el balance es por demás estimulante. Mientras otros showrunners se refugian en un concepto ingenioso, el director de LOL, Nights and Weekends, Alexander the Last, Uncle Kent, Art History, Happy Christmas y Compañeros de copas (película que vino a presentar al Festival de Mar del Plata 2013) escribió y dirigió 8 films distintos ambientados en Chicago: un artista pletórico de ideas.
Algunos detractores podrán decir que para cada episodio de esta serie, Swanberg contó con más presupuesto que para toda su filmografía hasta ahora, que la acumulación de figuras reconocidas (Orlando Bloom, Malin Akerman, Dave Franco, Marc Maron, Emily Ratajkowski) no resulta muy indie, que la narración es ¿demasiado? prolija y que se ha perdido cierto espíritu provocador de ese mumblecore original que él, Andrew Bujalski, Lynn Shelton, Aaron Katz y los hermanos Duplass (otros que han caído en las redes de las corporaciones televisivas) supieron impulsar.
Mi respuesta a cada uno de esos eventuales cuestionamientos es que Swanberg no se “vendió” a Netflix con propuestas complacientes ni mediocres, que supo trasladar varias de sus obsesiones (desde las tensiones sexuales hasta, digamos, la cerveza) a los distintos cortos, que las estrellas están al servicio de sus ideas (y no viceversa) y que para mi gusto es quien mejor filma de toda aquella camada mumblecore.
Por supuesto, hay episodios mediocres -la relación lésbica entre Kiersey Clemons y Jacqueline Toboni en la segunda historia; o el romance entre un escritor maduro (Marc Maron) y una joven groupie (Emily Ratajkowski) en la quinta, por ejemplo-, pero también hoy otros brillantes, como el tándem 3-8 sobre dos hermanos interpretados por Dave Franco y Evan Jonigkeit que regentean una cervecería clandestina; o el 7, sobre una actriz en ascenso (Gugu Mbatha-Raw) que debe lidiar con una inminente separación.
Swanberg se permite varios lujos y rarezas: desde filmar un episodio íntegramente en castellano con personajes mexicanos (el 4) hasta utilizar actores (como Michael Chernus o Jane Adams) que son protagonistas en un episodio y secundarios en otro). El resultado de esta serie; o, mejor, de este conjunto de cortos es de una gran riqueza en cuanto a diversidad étnica y sexual, con una apuesta tragicómica que combina el pesimismo y el optimismo de Swanberg y con un muy buen uso (nunca pintoresquista) de locaciones en esa ciudad llena de matices que es Chicago. Los fans de Swanberg no saldrán decepcionados. Y quienes no lo conocen, Netflix les da una oportunidad única de sumergirse en su inagotable y fascinante universo personal.
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Perdón, pero a mi me parecio por demas complaciente. No conozco al director, pero los guiones son flojisimos. Es como si apuntara a un publico que busca identificarse con valores progres como veganismo y corporativismo light. Es el mismo formato pero incorporando edulcoradamente elementos que le pueden caer simpaticos al habitante promedio de san fransisco que no quiere renunciar a su hedonismo tan preciado. Ideologicamente me parecio desechable, se muestran conflictos telenovelezcos pero entre veganos y fabricntes de cervezas y corporativistas light en vez de dueños de mansiones y sirvientas.