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Crítica de “Neruda”, de Pablo Larraín
Tras rodar Fuga, Tony Manero, Post Mortem, No y El Club, y antes de debutar en Hollywood con Jackie (de inminente estreno comercial en los cines argentinos), el prolífico y talentoso director chileno Pablo Larraín filmó esta biopic para nada convencional alrededor de la figura del mítico escritor y político interpretado por Luis Gnecco y acompañado -en muy buenos papeles secundarios- por el mexicano Gael García Bernal y la argentina Mercedes Morán.
Neruda (Chile-Argentina-Francia-España-Estados Unidos/2016). Dirección: Pablo Larraín. Elenco: Luis Gnecco, Gael García Bernal, Mercedes Morán, Emilio Gutiérrez Caba, Diego Muñoz y Alejandro Goic. Guión: Guillermo Calderón. Fotografía: Sergio Armstrong. Música: Federico Jusid. Edición: Hervé Schneid. Diseño de producción: Estefania Larrain. Distribuidora: Buena Vista International. Duración: 107 minutos.
Más cerca de una metaficción en el estilo de las que escribe Charlie Kaufman que una biografía tradicional, Neruda juega con los límites entre la realidad y la ficción no sólo dentro de la vida del escritor sino en lo que respecta a la propia construcción narrativa. La historia comienza a media res, con Neruda enfrentándose al gobierno de turno y siendo marginado como lo fue todo el Partido Comunista en el Chile de 1948. Es así que el escritor (interpretado por Luis Gnecco, el mismo de El bosque de Karadima) pasa a una suerte de clandestinidad no del todo clandestina y que tiene, además, una particularidad: un detective lo persigue con la intención de encarcelarlo y desacreditarlo. Pero nunca consigue dar con el escritor más allá de que el hombre se pasee casi delante de sus narices.
El juego que plantea Larraín se va revelando de a poco. Lo que primero intriga y sorprende es cómo se lo muestra a Neruda: demasiado enamorado de sus beneficios burgueses hasta entrar en contradicción con sus principios políticos, afectado y un poco falso, talentoso pero excesivamente vanidoso. A su vez se observa el fuerte peso que tiene su mujer, Delia (encarnada muy bien por Mercedes Morán), en su vida y hasta en su obra. El hombre puede dictar un célebre poema mientras manosea a una prostituta, ir de fiestas y tener enfrentamientos políticos con militantes allí mismo, todo en una suerte de fuga circular a través de la cual se va volviendo más mito y menos “persona real”, pese a los intentos del detective de probar lo contrario.
La figura de Oscar, el detective que encarna el mexicano Gael García Bernal es la que lleva a Neruda al terreno del noir (elección más que acorde con la época en la que transcurre la película), pero con una vuelta de tuerca. Es él quien narra los sucesos de la historia –y cuenta un poco lo que la película no muestra de la vida del escritor–, pero lo hace de una manera que parece omnisciente aunque no debería serlo. Ese juego de gato y ratón se va a extender durante todo el relato, con Oscar y Neruda tratando de ver quién es más sagaz que el otro en esta suerte de persecución. Es casi una competencia en la que se embarca Oscar, una que incluye el propio protagonismo de la película. Pero, de a poco, la narración nos va dejando entrever que quizás hay algo que pertenece al orden de la ficción en esa historia, en esa trama. ¿Cuánto hay de cierto en lo que estamos viendo y cuánto es una reflexión sobre el arte de la ficción, de la escritura, de la creación de personajes?
En la primera etapa del film la voz en off del detective se vuelve un tanto reiterativa, sus intentos por reflexionar y analizar todo lo que vemos resultan un tanto subrayados, pero de a poco el concepto va girando hacia transformarse en otra cosa, el truco a revelarse sutilmente. En la segunda mitad del film, Neruda debe escaparse de una manera más real (dejando a su esposa y la ciudad) y la persecución se parece más a la de un western, pero uno que tal vez sólo existe en la imaginación de los personajes. Las pistas están ahí, para quien quiera tomarlas y leerlas en esa clave en una película que se piensa a sí misma en voz alta mientras se va narrando.
En ese combo de distintos modos, tonos e influencias aparece el Neruda que se lee y se cita en las calles como un prócer, pero uno que no necesariamente coincide con el que vemos en la pantalla. Esa dicotomía, de todos modos, no es problemática ni simplista. Aquí no se intenta desnudar ni derribar al mito sino, por un lado, humanizarlo y, por otro, entender su obra a partir del proceso propio de la escritura cinematográfica y no sólo desde la lectura en voz alta de sus textos. Es como si Neruda –la película– se construyera a sí misma como un texto del propio escritor.
(Esta crítica fue publicada originalmente en nuestro blog Micropsia)
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Me aburrió la película, lenta, no sé para donde iba, no podía anticipar lo que venía y cómo podría terminar (no me refiero a que el final sea insospechado, sino que no le sentía dinamismos ni secuencia). Daba lo mismo ver una escena como también avanzarla. No entiendo si era una crítica al partido comunista la parte cuando cuando la compañera comunista ebria (Amparo Noguera) le echaba en cara a Neruda, con aparente vergüenza, si el resultado de la "obra comunista" era que ella siguiera como estaba o si sería una burguesa como Neruca. También, no entendí el alcance de la fiesta comunista, si era una orgía o era una forma lícita de celebrar de esos defensores del pueblo Tal vez me faltó intelecto y cultura para ver esta película. Si es así, solo una reflexión: ¿para qué hacer películas que nadie entiende y que hay que decir que son buenas para no pasar por burro? Si es así, me siento mejor como burro que como comunista Un abrazo, paz y bien
Lamentablemente, No conozco la vida de Neruda ni su trabajo, este es mi primer contacto con el. Acabo de ver la película, y lo que sentí es que llama a la reflexión de muchos aspectos en la vida diaria del latinoamericano, como la desigualdad de clases sociales lo lleva a apoyar al comunismo, como en realidad es la lucha entre El capitalismo y el comunismo, quien es más oscuro? Quien es más burgués? Y como siempre el pueblo víctima de su egoísmo por el dinero y el poder. La película es un alza de voz, que incómoda a muchos y gusta a muchos más. Deja ver las víctimas del sistema, pero también deja ver que un líder es más poderoso lejos del pueblo, muestra el gusto por el peligro. A la final entiendo que se logra la inmortalidad cuando se forma parte de una gran obra literaria.
Coincido es una pelicula sobre lo nerudiano.,Pero, en verdad, creo, que detras hay una intencion de presentar a Neruda, y ello, con el fin: de desacreditarlo y mostrarlo como inconsecuente, con sus conocidos principos..Y se deliza la posibilidad de que haya sido un bisexual,burguez.
Estamos acostumbrados a que de una novela surja una película que adapta la historia y los críticos opinan sobre ella.Esta vez, el narrador omnisciente impone su voz y desconcierta.Quizá hubiéramos querido ver una película sobre sus memorias, esta película contiene una mirada distinta.Encontré poesía en la conversación que tuvo la esposa de Neruda (acaso en La Sebastiana?) con el policía. Es un hermoso párrafo.(Ojalá pudiera grabarlo) El final del policía, que admite ser del pueblo y desea no ser subestimado, se encadena con las palabras de Neruda que lo reivindica. Lima,Perú
Conocí a Neruda, mas aun estuve con el unos días en su casa de Isla Negra en el año 1969, la película no refleja en absoluto ni cerca su personalidad, no se que se imagino este director de cine, Pablo era de una personalidad humilde, lejos de este pastiche cinematográfico que creo solo busca ridiculizar a un gran poeta premio novel de literatura, supongo que aquí esta la mano del pinochetismo que le ha hecho y aun lo hace vivir al país hermano en sometimiento del las derechas bananeras en américa latina. El argumento de es muy básico y como ficción pésimo, los actores son de lo peor, diría mercenarios de una derecha genocida.
A mí me llamó mucho la atención el cambio de escenas durante los diálogos, que están unidas por raccords y por el mismo texto del diálogo, tuve que verla por segunda vez para entender que es la ficcionalización de la misma historia que escribe Neruda dentro de la película. Al mismo tiempo, creo que los cromas mal hechos son con el mismo propósito de evidenciar tal enunciación-
Mas allá de las buenas actuaciones, sobre todo García Bernal y Morán, la historia me pareció muy ficcionada. A mi entender le faltó realismo, y el final, se compadece con mi impresión
Esta película tiene la particularidad de sorprender al espectador que espera ver una biografía sobre Neruda (encarnado por el actor Luis Gnecco) porque está narrada desde el punto de vista del policía Oscar Pelochunneau (Gael García Bernal) a quien el gobierno de Chile le encarga en 1948 la tarea de capturar a Neruda, quien debe huir junto a su esposa(Mercedes Morán). En la primera mitad de la película el director abusa de la narración en off del policía pero el espectador comienza a advertir que hay un juego literario donde ni el perseguidor ni el perseguido están dispuestos a jugar un rol secundario. Lo mejor viene en la segunda mitad cuando la persecución se parece por momentos a un western, en otros a la serie EL FUGITIVO y hasta una película de dibujos animados. El fondo de la cuestión es que al sueño de Neruda de construir una sociedad sin explotadores ni explotados se le contrapone la utopía de Peluchonneau de extirpar todo tipo de rebelión contra el sistema capitalista. Bien filmada y con muy convincentes actuaciones de Gnecco, García Bernal y Morán resulta muy interesante aunque sea despareja (7/10)
Bien dirigida por Larraín, el film abusa del relator omnipresente que como anticipé es el mismo perseguidor Oscar Peluchonneau. De esta manera el film se vuelve literario y por momentos pierda consistencia y ritmo cinematográfico. La extraordinaria fotografía de Sergio Amstrong, que con sus tonos claros, y su exceso de luz da con ese tono onírico que ha pretendido Larraín para retratar a su Neruda, el poeta del pueblo, el político que pregonaba una revolución comunista pero que gustaba vivir en la opulencia capitalista. Comentario Completo en: www.thecharlysmovies.blogspot.com.ar
Película de climas, de momentos muy logrados. Atrapante é intrigante. Me pareció profundamente chilena. Muy buenos los trabajos de Gnecco, García Bernal y Morán.-
Lo unico que vi de Larrain fuè Tony Manero y me interesò mucho en su momento por su forma oscura de acercarse a sus personajes y situaciones pero sin descuidar el fondo de humanidad de las mismas. Acà ocurre algo parecido en la forma de estructuirar la narrativa. .Esta buena la idea de elegir a un personaje fundamental de la cultura y la política como Pablo Neruda pues me parece el ideal para realizar una reflexiòn politica y poética sobre el destino de las ideas, las intolerancias y las obsesiones por perseguir las mismas hasta las últimas consecuencias. Precisamente combinar los aspectos más grandes de su figura -valoración internacional y muy conocido y querido por los más humildes de su país- con los costados y contradicciones casi licenciosas de sus häbitos personales, daban para una mirada oscurecida pero al mismo tiempo de una potencia poética y humana que si bien no lo logra a pleno en todo el relato, ofrece momentos de una gran fascinaciòn por los climas logrados y con ayuda de un texto y relatos en off que dejan en el espectador la sensaciòn de haber visto algo valioso artisticamente. Precisamente en una función de la tarde con 7 espectadores arrancó un aplauso final...