Diez rarezas y sorpresas recomendadas por el programador Fran Gayo

Otro de los “anfitriones” nos regala su lista de joyitas secretas. Para apuntar y salir de los obvios hits festivaleros.

1- Le Moulin (Huang Ya-li, Taiwán)

Una opera prima absolutamente genuina y de una belleza imposible, da mucha felicidad en plena era de la epidemia instagramera encontrarse con alguien que encuadra y cuida la luz de este modo. Absolutamente original, un film hecho con una alegría artesanal que te hace creer en esto de programar, y a la vez un elixir contra nuestro acomodamiento como espectadores.


2- Malgre la nuit (Philippe Grandrieux, Francia)

Mi fascinación por Grandrieux empezó a flaquear a partir de Un lac, que me tiraba para atrás con su estética onda videoclip de Alice in Chains. Esto es otra cosa, es Grandrieux refinado al extremo, es volver a lo mejor de La vie nouvelle o Sombre, pero también al Léos Carax de Pola X. Alguien ha dicho que es Bataille, ok entonces, Bataille, y también a Antoine D'Agata. No es una película para ver, es una película que te pasa por encima.


3- Solitary Acts (4, 5, 6) (Nazli Dincel, EE.UU.-Turquía)

Controversia, controversia... Voy a tomar prestado un trocito de la sinopsis que alguien escribió para el Festival de Rotterdam: “Female and male masturbation, flowers being taken apart and being put back together, extreme close-up shots of fabric and the practice-kissing of a mirror". ¿Les parece bastante explícito el texto? Solitary Acts lo es mucho más. La película más sexy de este festival dura 25 minutos.


4- Territorio (Alexandra Cuesta, Ecuador)

No conviene dejarse engañar por el aspecto frágil de Territorio, de algún modo es un film 100% contundente, sabe lo que busca, cuáles son sus objetivos, y los cumple religiosamente, no sucumbe a la tentación de relacionarse con el espectador a base de shocks, de tener secuencias de punch repartidas aquí y allá, ya sea recurriendo a la cosa exploitation, al amaneramiento formal, a la sobreutilización de música... Cuesta se limita a trazar una cartografía del Ecuador (es el primer film que rueda en su país), y lo hace en silencio, observando y tomando nota.


5- Angélica (una tragedia) (Manuel Fernández-Valdés, España)

Confieso que Angélica Liddell es el tipo de animal de escena que me da mucho miedo, hay que tener valor para enfrentarse a semejante fuerza de la naturaleza con una cámara mediando, desde el principio debes tener claro que en cuanto Liddell abra la boca o mire a cámara (es decir, al espectador) cualquier signo de tu presencia como director va a desaparecer y el documental pasará a ser "Una película de Angelica Liddell".





6- Fear itself (Charlie Lyne)

Podríamos decir que Fear itself es una reflexión sobre los mecanismos del miedo en el cine, y posiblemente sea eso, pero… ¡qué modo tan aburrido de explicarla! Cita obligada para los fans del cine de terror y para apasionados del montaje, 87 minutos de puro orgasmo cinéfilo en el que Lyne juega y relaciona de modo impredecible secuencias de Amityville II, La casa dalle finestre che ridono, Don't Look Now, el Elephant de Alan Clarke...


7- En modo silencio (Teresa Marcos, España)

Un OVNI, una película muy incómoda que se acerca como antes nadie lo había hecho al desmantelamiento de la minería en Asturias: con un grado de nihilismo importante, eludiendo cualquier atisbo de épica obrera y con un tono de crónica negra verdaderamente desolador. Los monstruos que el sueño de la Europa del bienestar nos dejó como herencia.


8- El mercader de la muerte (Douglas Hickox, Reino Unido)

Maravilla absoluta, con un Vincent Price magistral en la que dicen era la película que él prefería de toda su filmografía. La secuencia en la que Price recita el monólogo de Hamlet caminando por el balcón de un penthouse de lujo es sencillamente sublime.


9- Las plantas (Roberto Doveris, Chile)

Una ópera prima chilena muy sólida y con un tratamiento del sexo muy alejado de los cánones culposos o sórdidos que desgraciadamente abundan en el cine de un tiempo a esta parte. Aviso: secuencias de alto voltaje.


10- Sabrina Grinschpun. Cierro la lista no con el título de una película sino con el nombre de una actriz que está por partida doble en el BAFICI. Grinschpun es la protagonista de un gran cortometraje de la competencia argentina, Las imágenes de Helena, y su participación en Viviré con tu recuerdo, la nueva película de Sergio Wolf es, sencillamente, mágica. Ojo porque su presencia es de las que oscurecen el resto del plano.