DVD
El año del perro (Year of the Dog, EE.UU., 2007)
Publicada el 30/11/-0001
Hay algo incómodo en el planteo central de El año del perro, una de esas comedias contenidas y ligeramente extravagantes que poca y nula relación tienen con los buenos y malos excesos de la Nueva Comedia Americana. La protagonista es una mujer de unos cuarenta años con un trabajo estable como secretaria y una vida donde las relaciones con otros seres humanos se han visto reducidas a la mínima expresión. Fóbica e introvertida, la única comunicación profunda que ha logrado establecer tiene como destinatarios a su perro, el único ser que nunca la ha defraudado o engañado, el reservorio de todo su afecto.
Pero al perro no se le ocurre mejor idea que morir repentinamente, generando en la pobre Peggy, luego de una frustradas relación amorosa con un entrenador de canes, un vacío depresivo que irá canalizando hacia nuevas obsesiones: el vegetarianismo, la defensa del derecho de los animales a vivir y una compulsión por salvar la vida de todos los perros condenados a ser sacrificados por falta de dueño.
En la piel de Molly Shannon (comediante surgida de la usina de Saturday Night Live) Peggy se transforma en un personaje por el cual es posible sentir cierta simpatía, aunque su comportamiento, por momentos –literalmente- psicótico, impida la posibilidad de una verdadera empatía. De hecho, no hay ningún personaje realmente entrañable, entre otros un vecino amante de la caza, interpretado por John C. Reilly, y una Laura Dern que se roba un par de escenas como la cuñada de la protagonista.
Esa es la baza interesante y algo perturbadora de El año del perro: el intento de hacer una ¿comedia? con un personaje central que, en el barrio, sería conocida como “la loca de los perros”. El debut como realizador de Mike White, joven guionista californiano cuyo currículum incluye los guiones de Nacho Libre y Escuela de Rock (en esta última puede además vérselo en el papel del amigo pollerudo de Jack Black), se juega hacia un medio tono que, lejos de la hipérbole o la caricatura, intenta compenetrarse con el sentir de su heroína aún a riesgo de perder pie y quedar flotando en las aguas de las buenas intenciones.
Porque a los postres, esa defensa de los animales que, en una primera instancia, el film se toma un poco a la chacota (una de las mejores escenas es la de la visita a un santuario de animales de granja salvados del matadero) termina siendo la razón de ser de la protagonista y del relato. El año del perro baja línea inesperadamente y se transforma en una película definitivamente vegetariana.
Diego Brodersen
COMENTARIOS
-
SIN COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO


