Críticas
El Gran Hotel Budapest, de Wes Anderson
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El talentoso y siempre sorprendente director de Tres es multitud, Los excéntricos Tenenbaum y Moonrise Kingdom propone otro lúdico, tragicómico, desprejuiciado y fascinante viaje al pasado, en este caso a partir de distintas historias que transcurren en el hotel del título durante diferentes épocas. El espíritu de la obra del autor Stefan Zweig y los clásicos de Ernst Lubitsch se combinan para una apuesta siempre desatada y ambiciosa, en la que da rienda suelta a su imaginación y en la que incursiona en casi todos los géneros cinematográficos (y literarios) de la mano de un impresionante elenco en el que desfilan -entre otros- Ralph Fiennes, F. Murray Abraham, Mathieu Amalric, Adrien Brody, Willem Dafoe, Jeff Goldblum, Harvey Keitel, Jude Law, Bill Murray, Edward Norton, Saoirse Ronan, Jason Schwartzman, Léa Seydoux, Tilda Swinton, Tom Wilkinson y Owen Wilson.
El Gran Hotel Budapest (The Grand Hotel Budapest, Estados Unidos-Alemania/2014). Guión y dirección: Wes Anderson. Con Ralph Fiennes, F. Murray Abraham, Mathieu Amalric, Adrien Brody, Willem Dafoe, Jeff Goldblum, Harvey Keitel, Jude Law, Bill Murray, Edward Norton, Saoirse Ronan, Jason Schwartzman, Léa Seydoux, Tilda Swinton, Tom Wilkinson, Owen Wilson, Bob Balaban y Tony Revolori. Fotografía: Robert D. Yeoman. Música: Alexandre Desplat. Edición: Barney Pilling. Diseño de producción: Adam Stockhausen. Distribuidora: Fox. Duración: 100 minutos.
Pocos directores estadounidenses pueden darse el lujo de hacer lo que quieren y cómo quieren, de contar con elencos pletóricos de grandes figuras, de desarrollar con continuidad un estilo propio que se ubica en las antípodas de los modelos hollywoodenses más convencionales, y -sobre todo- de experimentar, de jugar al cine (y con el cine) en todas sus dimensiones y posibilidades. Wes Anderson es uno de ellos y, por lo tanto, uno de los exponentes más interesantes del panorama actual. En ese sentido, El Gran Hotel Budapest lo encuentra -por suerte- más ambicioso, desprejuiciado y desatado que nunca.
Si bien buena parte de la historia transcurre dentro del hotel del título ubicado en la cima de una montaña (se accede vía funicular) de un ficticio país de Europa (la República de Zubrowka), la trama está subdividida en cuatro episodios principales (como capítulos de una novela), con saltos temporales que van de 1985 a 1968 y de allí a los años '30, con múltiples narradores en off y con ramificaciones que transforman al film (esencialmente una comedia negra sobre la dinámica del lugar) en una historia de mentor-discípulo (entre el conserje Gustave que encarna Ralph Fiennes y Zero Moustafa, un niño refugiado que trabaja en el lobby y es interpretado por el novato Tony Revolori), en un thriller con asesinato incluido, en una película de (fuga de) cárcel y así hasta completar casi todos los géneros posibles (siempre encontrando elementos trágicos en los momentos de humor y gags físicos o verbales incluso en los pasajes más dramáticos).
El director de La vida acuática y Viaje a Darjeeling citó al novelista y dramaturgo austríaco Stefan Zweig como la principal inspiración, mientras que la otra fuente principal a la hora de diseñar el trabajo con los actores fueron los clásicos de los años ’30 dirigidos por Ernst Lubitsch (desde la mirada al nazismo de Ser o no ser hasta Ninochtka) o la casi homónima Grand Hotel, de Edmund Goulding. Pero incluso con esas referencias, la película no deja de ser 100% wesanderseriana, con su estilo reconocible en todos y cada uno de sus planos.
En su octavo largometraje, el realizador de Tres es multitud y Los excéntricos Tenenbaum apela otra vez al artificio (con un vistoso diseño entre retro y kitsch digno de los países del ex eje comunista), a un rompecabezas de muchas piezas, al interminable juego de muñecas rusas (siempre hay una capa más por añadir, una nueva dimensión por explorr). Quizás el resultado es menos sensible y algo más frío que en el caso de la anterior Moonrise Kingdom y no todos los notables intérpretes que dan vida a los 16 personajes centrales tienen el mismo espacio para lucirse, pero no por eso El Gran Hotel Budapest deja de ser una historia tan delirante como fascinante. Otra joyita de su personalísima y casi siempre brillante filmografía para este autor de tan sólo 44 años. Así, cada nuevo estreno de Wes Anderson se convierte en un hito cinéfilo insoslayable.
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<p>La vi esta semana. Voy a tomar dos cosas ya dichas por acá: 100 minutos de disfrute total y GRAN actuación de Fiennes. Agrego que la banda sonora es excelente y tiene mucho que ver con el disfrute de la pelìcula.</p>
<p>Estéticamente bella, magnífica, superlativa. Pero aquí no hay nada nuevo bajo el sol, es puro universo andersoniano. Siempre es grato ver estupendos actores reunidos en un buen film. Este lo es, pero hasta ahí. Se inicia estupendamente, pero acercándose al final se va perdiendo interés por la previsibilidad del guion, sin sorpresas, sin giros inesperados, y una conclusión que para mí reultó muy abrupta, carente de timing. Gran actuación de Ralph Fiennes. Se merece todas las nominaciones a premios del año: Globo de Oro, BAFTA, Oscar. Me gustó muchísimo más que la sobrevalorada Moonrise Kingdom. Vale la pena: 7 puntos.</p>
<p>La disfruté intensamente, poco puedo agregar a los comentarios que me anteceden y a la crítica de Otros Cines...Pura exquisitez</p>
<p>Muy interesante muestra del talento de Wes Anderson. Quizá algo fría, pero muy divertida.-</p>
<p>La pasé muy pero muy bien en el cine. ¿Qué más puedo pedir? Fina y alocada a la vez. Resalto la interpelación al espectador cuando el personaje de Edward Norton, en el medio de una balacera exagerada en todas las direcciones, expone lo que yo (y tal vez muchos) estábamos pensando: \"¿quién le está disparando a quién?\". Creo que Anderson y sus actores se estaban divirtiendo tanto como la platea.</p>
<p>Lo mejor de Wes Anderson junto con \"Los excentricos Tenembaum\" - Coincido con el analisis de Alberto Gonzalez - La musica virtuosa de A. Desplat y la marcha cosaca de los titulos finales son notables - Todos los aspectos formales son espectaculares, y el excelente Ralph Fiennes comanda un elenco perfecto.</p>
<p>Deliciosa comedia 100% Anderson; un derroche de ingenio visual en cada toma, en cada escena.</p> <p>Es un director con un talento especial para el humor sutil, para el pequeño detalle.</p> <p>Por supuesto no faltan lo colores chillones (la escena en que Gustave H se queja del color de uñas de la Dama y luego enfocan el ascensor con el mismo color es característica del humor Anderson), las caras raras (Zero, Igor el ascensorista, el preso cómplice de dos metros), las escenas delirantes (la carrera en la nieve).</p> <p>Todos los actores están fantásticos pero Ralph Fiennes (nunca hay que perder la elegancia, ni en la cárcel) y Tony Revolori (con sus 18 años, gran futuro) se llevan las palmas.</p> <p>La música de Alexandre Desplat, fantástica como siempre y aplauso para la música cosaca en los créditos.</p> <p>100 minutos de disfrute total. Brillante</p>
<p>Hermosa experiencia la de sentarse a ver y escuchar un cuento para adultos. Es indudable que su sello se imprime a cada una de sus películas y no por eso se repite.</p> <p>Entrañable sentir que aun hay civilización en uso del lenguaje y la estética pero tratándose de una civilización que arraiga en lo lúdico.</p>