Críticas
The Master, de Paul Thomas Anderson
Las grandes ambiciones de un maestro del cine
El realizador de Boogie Nights: Noches de placer, Magnolia y Petróleo sangriento redobla la apuesta por un cine audaz, libre y exigente con este film encabezado por Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman y Amy Adams inspirado en la figura de L. Ron Hubbard, creador de la Iglesia de la Cienciología. Una película de grandes ambiciones (y dimensiones artísticas) que seguramente generará controversias de todo tipo: desde políticas e ideológicas hasta artísticas. Mientras tanto, Paul Thomas Anderson se consolida como uno de los muy escasos autores a contracorriente en el panorama de Hollywood.
The Master (Estados Unidos/2012). Guión y dirección: Paul Thomas Anderson. Con Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams y Laura Dern. Música: Jonny Greenwood. Fotografía: Mihai Malaimare Jr. Edición: Leslie Jones y Peter McNulty. Diseño de producción: David Crank y Jack Fisk. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 144 minutos.
Un gran autor norteamericano dispuesto a doblar la apuesta con su genio incorruptible. Una película alejada de todo cálculo o contención. Paul Thomas Anderson y la notable The Master.
Todo empieza con una pantalla en negro y con el ruido de las olas del mar. En realidad, el ruido de los remolinos formados en la estela de un buque de guerra. Espirales que, como el moño de Vértigo, advierten al espectador de que está a punto de embarcarse en una aventura sinuosa e imprevisible; incluso onírica. Y es que, a pesar de su espíritu analítico, The Master, la nueva película de Anderson, se recuerda como un sueño febril, una pesadilla habitada por bestias salvajes. A un lado del ring, Joaquin Phoenix como el taciturno, encorvado y alcoholizado Freddie Quell, un hombre incapaz de reacoplarse al orden social tras su participación en la Segunda Guerra Mundial; aunque resulta difícil imaginar que Freddie pudiera ser un chico “normal” antes de su paso por la Marina: el tipo es un animal, una bestia tosca y primitiva que se mueve por instintos básicos. Y, en el otro lado del cuadrilátero, Philip Seymour Hoffman como Lancaster Dodd, el Maestro del título (inspirado en la figura de L. Ron Hubbard, el creador de la Iglesia de la Cienciología): un hombre que, como el Tom Cruise de Magnolia, aspira a (re)inventarse a sí mismo y rodearse de seguidores rendidos a su expansivo poder de seducción.
En gran medida, The Master es una película sobre la atracción que se establece entre estos dos hombres; casi una adicción mutua. Ambos aspiran a entenderse a sí mismos a través del otro. El Maestro ve en Freddie la prueba definitiva para su poder de sugestión, mientras Freddie encuentra en el Maestro y su corte a una de esas familias adoptivas que abundan en el cine de Anderson. No es sólo una cuestión de amistad o de camaradería masculina (expresada en miradas cómplices y abrazos efusivos, un poco a la manera de Maridos, de John Cassavetes): también hay sometimiento y dominación, la fuerza del macho alfa que aspira a imponer su fortaleza tosca y maléfica. “Do you find interest in people?”, le pregunta el Maestro a Freddie en uno de su agresivos interrogatorios (parte del proceso de asimilación a The Cause, el culto “cienciológico”), Y Freddie contesta: “Not really”. El diálogo, casi palabra por palabra, estaba en Petróleo sangriento, la película de Anderson que más se parece a The Master: ambas se encierran a cal y canto en el rincón más oscuro del alma humana, refractarias a toda forma de nobleza o ternura. De hecho, entre las muchas razones que hacen de estas películas objetos anómalos en el contexto del cine norteamericano actual, destaca su negativa a ofrecer al espectador ningún tipo de asidero emocional. Son films en los que resulta casi imposible empatizar con ningún personaje (quizás por eso, aquellos que crecimos identificándonos y queriendo a las criaturas de Magnolia o Embriagado de amor somos incapaces de experimentar estos films como experiencias completamente satisfactorias).
Y, sin embargo, a pesar de los muchos parecidos entre las dos últimas películas de Anderson (el pirotécnico histrionismo de Phoenix remite casi directamente al de Daniel Day-Lewis), The Master parece algo completamente nuevo en la trayectoria del director de Boogie Nights: Noches de placer. Y esa diferencia viene marcada, sobre todo, por la languidez interior del personaje de Freddie Quell. Todas las películas de Anderson hasta la fecha poseían una suerte de enérgica determinación que supuraba del interior de sus personajes: incluso el apocado Barry Egan encontraba una dirección, un impulso vital, en su amor por Lena. En The Master, Freddie es un personaje abatido, insalvable, consumido por los traumas, el dolor y la estupidez. Su relación con el Maestro trae algo de luz a su vida, pero su sino es el vagabundeo existencial. Y, detrás de él, va la película, que parece ir a la deriva (un poco a la manera de Michelangelo Antonioni), merodeando por la realidad de Freddie a golpe de elipsis y algún que otro flashback esporádico. A ratos, la película adquiere fuerza, electricidad, como en su mejor pasaje: aquel en el que Freddie acepta ser adoctrinado (de forma más bien brutal) en los mandamientos de La Causa y debe luchar contra su falta de fe. Sin embargo, esta secuencia monumental no forma parte de ningún crescendo prolongado: The Master posee una estructura difusa, voluble, con subidas y bajadas, pero sin un arco dramático definido. Se impone la fragmentación, la espiral narrativa: The Master existe para ser habitada, y luego abandonada con un regusto amargo en la garganta.
En una de las primeras grandes escenas de The Master, escuchamos en la banda sonora un discurso en el que Douglas MacArthur anuncia el inminente fin de la Segunda Guerra Mundial, mientras Freddie, vestido con el uniforme de la Marina, se las apaña para abrir una enorme bomba y extraer de ella una sustancia alcohólica que primero beberá directamente del explosivo y luego (intuimos que) utilizará para afinar sus dotes de destilador. The Master transcurre durante la posguerra, un período de esperanzas, luto y desconcierto en el que surgieron nuevos cultos que, entre otras cosas, aspiraban a llamar la atención de los traumatizados soldados llegados del frente. En este sentido, Paul Thomas Anderson desempolva a conciencia algunos escenarios del pasado americano.
En su primer trabajo después de la guerra, Freddie se dedica a retratar a familias en unos grandes almacenes: las instantáneas, tratadas como deslumbrantes tableuax vivants, evocan una versión idealizada del sueño americano que remite al universo de Norman Rockwell. Más adelante, apoltronado en un bellísimo cine que parece sacado de un cuadro de Edward Hopper, Freddie medita sobre un amor perdido: la única luz en su patética existencia. Además, Anderson explicó que utilizó el documental Let There Be Light (1946), de John Huston (se puede ver aquí), como referencia para las escenas del tratamiento que recibe Freddie contra el estrés postraumático en un hospital militar.
En resumen, uno tiene la impresión de que Anderson aspira a dejar una huella indeleble en el gran relato fílmico de la Historia Americana. El director puede tener muchas virtudes, pero la humildad y la discreción no están entre ellas. Su ambición parece ser la de colocar a Freddie y al Maestro al lado de, por ejemplo, el Fred Derry (Dana Andrews) de Los mejores años de nuestra vida (1946). Cuando recordamos a Derry, le vemos deambulando por aquel cementerio de aviones de guerra, perdido entre despojos de la guerra, a punto de emprender su camino a la redención. Sin embargo, cuando de aquí a unos años recordemos a Freddie, lo que nos vendrá a la cabeza será seguramente su rostro desencajado, en primer plano, siempre al borde de la carcajada demente, con el mentón apuntando al frente y un gesto de sospecha y amenaza: una imagen recurrente de la película que, en algunos momentos, me transportó enigmáticamente a la fuerza arrolladora e inquietante del expresionismo alemán. Queda claro que Anderson piensa a lo grande, pero con un nivel de libertad y riesgo asombrosos. Más allá del revuelo mediático que puedan despertar las buenas críticas y su relación con la Cienciología, parece difícil que una película tan compleja como The Master pueda cautivar al gran público.
Rodada en el casi obsoleto formato de 70mm -el último film hecho por completo con este tipo de película fue Hamlet (1996), de Keneth Branagh-, The Master conjuga una suerte de épica intimista a la que le gusta concentrarse en primeros planos, aunque también es capaz de recrearse en paisajes exteriores. Una buena muestra de ello la encontramos en la enigmática y aislada secuencia en la que Freddie y el Maestro se adentran en un desierto rocoso para recuperar los “textos no publicados” del líder de The Cause. Pioneros en un mundo que reniega de ellos, los protagonistas de The Master nos llevan a lugares que probablemente no querríamos visitar. Paul Thomas Anderson, ese director que obsesiona a tantos cinéfilos de mi generación, sigue evolucionando como cineasta sin miedo a dejarnos atrás. Por ello, debemos estarle doblemente agradecidos.
Trailer del film:
COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



CRÍTICAS ANTERIORES
En su segunda incursión en el universo de Thomas Pynchon luego de Vicio propio (2014), el director de Vivir del azar, Boogie Nights: Juegos de placer, Magnolia, Embriagado de amor, Petróleo sangriento, The Master, El hilo fantasma y Licorice Pizza consigue uno de los más potentes y políticos largometrajes de su notable filmografía.
Tras un amplio recorrido por festivales (IDFA de Amsterdam, Málaga, BAFICI, Miami, etc.), llega al Cine Arte Cacodelphia este film del uruguayo Juan Ignacio Fernández Hoppe.
La transposición de La larga marcha, novela publicada por Stephen King bajo el seudónimo de Richard Bachman en 1979, nos devuelve a un mundo distópico y desolador.
Emitida entre 2005 y 2013, la versión estadounidense de The Office (la original fue británica) se convirtió en una de las sitcoms más populares e influyentes de todos los tiempos. Ahora, su showrunner Greg Daniels propone un spin-off de aquella creación, cuyos cuatro primeros episodios estarán disponibles en HBO Max desde el jueves 25 de septiembre y los 6 restantes se irán sumando a esa plataforma de a dos por semana. La segunda temporada ya ha sido confirmada.
<p>Muy buena crítica, mientras veía la película me preguntaba a dónde va, ahora pienso que la estructura del film es homóloga a sus personajes. Quell no tiene rumbo, el maestro que pretende conducir a Quell como a otros desde su \"saber\" depende de él casi sin salida.</p> <p>¿Serán los propios derroteros de guerras y creencias salvacionistas los que no conducen a ninguna estancia, a ningún reparo ?</p> <p>Me quedo con la imágen del anhelo y la soledad desvastadora de ese abrazo a una mujer de arena.</p>
<p>Confieso que no vi peliculas anteriores de Anderson. Creo que hace un cine muy atractivo y envolvente que hace disfrutar mucho el relato y el diseño de los personajes.</p>
<p>Quería decir que es de las mejores criticas que leí en mucho tiempo. Amé las referencias (pintores, expresionismo alemán y Antonioni). Sentí que pudiste expresar en palabras una experiencia cinematográfica muy compleja. Muchas gracias.</p>
<p>Me impactaron sobremanera las actuaciones, por encima de la historia. El contrapunto de Phoenix y Seymour Hoffman (para mi gusto el mayor actor con vida en este momento desde fines de los \'90) es un placer monumental. Se sacan chispas en cada escena. Pondría este duelo actoral en la misma categoría del entablado entre Joan Crawford y Bette Davis en ¿Qué pasó con Baby Jane?</p>
<p>Si Estefania, Amy Adams es el personaje más oscuro para mi del film. Es ella la que maneja los hilos detras de Lancaster. ¿Y Freddie para mi sale de La Causa para ser un oponente a futuro? No lo se. Deja tantas puertas abiertas como todas las que abren dentro de film o más. Creo que esa ambigüedad es un aspecto notable del film y de su realizador. La escena de Lancaster cantando y las mujeres desnudas es Freddie imaginando o es real? Creo que a partir de ahi el relato se mezcla mucho con lo onirico, lo hipnotico. Excelente Film. Cuando pueda la ire a ver otra vez. Saludos</p>
<p>La película es hermosa. Detalle, creo que se rodó en 65mm un formato que se usa para IMAX y que usó Nolan para la última Batman y fragmentos de Inception.</p> <p>Saludos</p>
<p>Excelente pelicula, enormes actuaciones, Joaquin P. y Phillip S.H. son bestias actorales, las escenas del cuestionario a Freddie es genial, Phoenix se deja la piel en esta pelicula. Él y Daniel Day Lewis harían desastres (de lo buenos y camaleónicos que son) juntos, ese debería haber sido el empate en los Oscars.</p> <p>Una cosa, para los que la vieron, SPOILER: ¿No es Amy Adams la verdadera \"master\" de la Causa, no notaron cómo ella domina a Phillip S.H ?, y SPOILER: ¿Freddie realmente salió del todo de esa \"secta\"?, porque al final le hace el mismo cuestionario a la chica con la que está en la cama.</p>
<p>Ya pasó casi un mes desde que la vi. Anoche soñé con sus personajes. Una o dos veces a la semana vuelven a mi, imágenes de la película. The Master es sin lugar a dudas, de esas películas con cierto efecto retardado; o mejor, comienzan a trabajar a partir del momento en que terminaron. Durante la proyección, son, por una rara virtud o vaya a saber que cosa, hipnóticas aunque no sentidas, interesantes aunque no conmovedoras, pero luego, se quedan ahí, dando vueltas. Supongo que eso es un logro artístico.</p>
<p>Pelicula compleja, onirica, de multiples capas. Paul Thomas Anderson lleva el relato al extremo al igual que el personaje Freddie Quell. Muy pocos cineastas en la actualidad pueden construir y sostener una historia como esta. Filmada magistralmente con una banda de sonora hipnotica de Jonny Greenwood quien se habia lucido en There Will be Blood. La pregunta es hasta donde lo que se ve es real o es un sueño, delirio de uno o varios personajes.</p>
<p>Gran pelicula, gran critica de Manu y gran critica de Diego en La Nación. PT Anderson (como Wes Anderson) es de los pocos autores genuinos y en serio en el panorama estadounidense actual. Por muchas peliculas mas como The Master</p>
<p>Una obra maestra! Paul Thomas Anderson vuelve a confirmar que es un genio del cine, y hasta me animaría a decir que es el heredero de Stanley Kubrick (no como el chanta de Aronofsky).</p> <p>El director nos presenta los personajes y las situaciones moralmente cuestionables sin bajarnos ninguna línea, y dejándonos a nosotros sacar nuestras propias conclusines. Y Phillip Seymour Hoffman aquí hace el mejor papel de su vida, demostrando que es un gran actor, que estuvo deslucido por haber participado previamente en tantas películas mediocres.</p>
<p>exelente reseña, no he visto todo de PTA, pero lo que había visto hasta ahora me había dejado con una extraña sensación que (no sabría explicar) de haber sido chantajeado de algún modo, no sé, pero con esta peli no me pasó eso, en pocas palabras aplaudí el juego de acercamiento y distancia que hay hacia y entre los dos personajes principales, a los que nunca se juzga, y eso, creo yo, es lo que puede llegar a molestar o incomodar, mucho más que un supuesto guión a la deriva ( lo que pondría en duda), por ejemplo, cuando vemos la primer exploción de irritabilidad del maestro ante un custionamiento a su trabajo, pensamos \" bueno a partir de ahora, y por suerte, cae en picada, y, también, apartir de ahora, y también por suerte, Freddie se aprieta el cinturón, encara y manda a cagar ese tratamiento tan sádico del que es parte...como todos estamos esperando\" pero no, sucede algo mucho más interesante, véanla, otra cosa a notar es el manejo exquisito de los personajes secundarios y cuánto se los deja participar de la trama en tiempo en pantalla, son tan seductores y poderosos que caer en la tentación de irnos con sus historias es muy simple, pero no, PTA lo sabe muy bien y vuelve siempre al foco de su narración dejándonos eso a la imaginación, lo cual es, creo, mas de la mitad de la peli... en fin, muy buena, una peli que no subestima al espectador</p> <p>saludos</p>
<p>La peli muestra esa necesidad que tiene el ser humano de aferrarse a algoalguien para poder sostenerse, y la manipulación/abuso de ese alguien sobre el otro.</p> <p>El enojo del personaje de Hoffman cuando es cuestionado es característico en gente con personalidad embaucadora, que cuando es enfrentada utiliza el enojo/ofensa para lograr escapar de la situación.</p> <p>La actuación de Phoenix es impecable, como trabaja el personaje desde lo corporal es muy interesante.</p>
<p>La vi el Martes 12 en \"Nucleo\" - P.T. Anderson vuelve a mostrarmos su cine fascinante, malsano, incomodo, con destellos de genialidad, de un virtuosismo visual magnetico - El relato es deliberadamente rupturista, provocador, con personajes con los que cuesta empatizar - La actuacion de Joaquin Phoenix es descomunal, de una visceralidad impresionante, escoltado por los brillantes Philip Seymour Hoffman y Amy Adams, y la banda sonora de Jonny Greenwood es excepcional.</p>
<p>Quería saber donde la están proyectando. Muchas grax.</p>
<p>Que yo sepa, el último cine con proyección 70mm fue el Gaumont, que en 1991 o 1992 proyectó la versión restaurada de Lawrence de Arabia. Desconozco cuáles otros, pero habría que remontarse a los 70. Desde ya The Master no será proyectada en el Gaumont, no solamente porque es espacio INCAA sino porque (tristemente) ya proyecta en digital. Con suerte veremos esta peli en 35mm y me imagino que no estará más de 2 semanas en alguna pantalla respetable antes de caer en el Arteplex centro (que también proyecta en digital sin aviso en boletería, pero por lo menos devuelve el dinero de la entrada si uno se retira).</p>
<p>¿Alguien sabe si se va a exhibir en el formato de 70 mm aca en alguna sala?</p>
<p>La actuación de Phoenix es brillante, y merece largamente el Oscar.</p> <p>The Master es una pelicula muy extraña en el sentido total de la palabra. Porque tiene una cinematografía preciosa, una supuesta buena premisa, y dos o tres actuaciones, incluyendo a Amy Adams, que son más que destacables.</p> <p>Pero se cae en el pozo petrolero de There Will Be Blood y no se levanta más. Quiero decir; el guión es demasiado caótico para mi gusto. Está bien definido el asunto en el análisis de Manu. Esta película es un vagabundeo existencial y estúpidamente repetitivo desde que empieza hasta que termina.</p> <p>Algunos lo ven como algo avant garde.. a mí no me gustó para nada el guión, aunque sí me gustaron los adornos, las escenas y los actores. Rarísimo; por lo general esa disociación tan marcada es difícil de encontrar.</p> <p>Tal vez es demasiado pretenciosa, o tal vez es demasiado aburrida. No sé qué adjetivo ponerle. Supongo que a Paul Thomas Anderson le habrá sucedido lo mismo. Ni por las tapas es parecida a There Will Be Blood, en mi opinión. Esta peli será rápidamente olvidada. Pero a Phoenix, un monumento.</p>