Críticas

El tesoro, de Corneliu Porumboiu

En lo profundo de la noche

El notable director rumano de Bucarest 12:08, Policía, adjetivo, Cae la noche en Bucarest y The Second Game apuesta otra vez por la tragicomedia y, más específicamente, por una historia de una búsqueda del tesoro para hablar del estado de las cosas (tentaciones, contradicciones, burocracia, control y miserias) en la sociedad de su país. Un pequeño gran film con múltiples connotaciones que le valió uno de los premios de la sección Un Certain Régard del Festival de Cannes 2015.

Estreno 24/03/2016
Publicada el 22/03/2016

El tesoro (Comoara, Rumania-Francia/2015). Guión y dirección: Corneliu Porumboiu. Elenco: Toma Cuzin, Adrian Purcarescu y Corneliu Cozmei. Fotografía: Tudor Mircea. Edición: Roxana Szel. Distribuidora: Zeta Films. Duración: 89 minutos. Apta para todo público. Salas: 8 (Arte Multiplex Belgrano, Atlas Patio Bullrich, BAMA Cine Arte, Showcase Belgrano, Lorca, Arteplex Del Parque, Showcase Norte y Cines Del Centro de Rosario).



Reseña 1, por Josefina Sartora ★★★★½ 

El tesoro constituye un nuevo hallazgo de la cinematografía rumana, y otra muestra de cómo una historia pequeña, y que en este caso no cesa de transitar por el borde del absurdo, puede dar lugar a complejas situaciones y reflexiones que la trascienden.

Costi, un burgués pequeño pequeño, un burócrata, comienza a soñar con grandezas cuando un vecino acosado por la crisis (el director Adrian Purcarescu), con una hipoteca que no puede pagar, llega a proponerle desenterrar un tesoro que su abuelo habría ocultado años atrás en el jardín de su casa de campo. Ese lugar, evocación de tiempos de abundancia ya idos, estuvo atravesado por la historia de su país. El tesoro a encontrar pasa entonces a constituirse como símbolo. Ambos se ponen a la búsqueda, en una suerte de programa de fin de semana. Desde la primera escena, con padre e hijo a bordo de un coche, se menciona a Robin Hood. La figura del héroe queda así instalada. Costi es un padre excelente, acompaña a su hijo, le lee historias de aventuras, y necesita de su admiración. Toda la búsqueda del tesoro está concebida como una aventura, y con el modelo del héroe Costi debe demostrarle al niño que ha tenido éxito. Hay complicaciones, claro: como en toda aventura, hay obstáculos que deberá superar. Conseguir el dinero para la empresa, después un detector de metales, cuyo técnico no es ni eficiente ni muy colaborador; durante la búsqueda del tesoro, se producen fricciones entre los protagonistas, que nunca se sabe cómo derivarán; y por fin enfrentar a la policía, y rendir cuentas: la ley indica que todo elemento que pueda contener valor cultural para Rumania debe ser declarado, y ceder parte de él al Estado. Una vez más, la burocracia siempre presente sólo está allí para entorpecer el desarrollo de las cosas y de sus protagonistas.

El film está claramente estructurado en tres partes: la primera, urbana y fotografiada en una paleta de azules y grises, prepara la búsqueda. La segunda, rural, con tonos tierras y verdes, se desarrolla en el día de la búsqueda y está filmada en largos planos generales, sin los primeros planos que abundan al principio y al final. Sólo en el desenlae, cuando juegan los niños, como rasgo estilístico que aparecía en Policía, adjetivo, recurre a los colores cálidos. Y ese tercer acto, que tiene lugar nuevamente en la ciudad, constituye la peculiar consagración del héroe, con un último plano que es una lección de cine, y de gran significado moral. 

La película tiene momentos hilarantes, el humor, la farsa y el absurdo crecen a medida que pasan las horas de búsqueda, las derivaciones recuerdan a los films anteriores de Porumboiu, sobre todo Policía, adjetivo y su puesta en ridículo de la burocracia. Su film mantiene un suspenso inquietante, y la permanente duda de si se está hablando en serio o acaso todo se trata de una sátira. Pero sí, el asunto va en serio, sobre todo en la opinión de Costi, quien debe presentarse triunfador ante su hijo. Los diálogos entre marido y mujer (Cuzi y Cristina Toma), mínimos, secos, son imperdibles, y hablan del estado de la sociedad. Así como en Cae la noche en Bucarest una anécdota mínima, personal, daba pie a una reflexión sobre el estado del cine, en El tesoro toda la peripecia aparentemente muy simple, con su ambigüedad y cambios de tono, está abierta a múltiples lecturas referidas a la política, la historia de Rumania, la moral, la familia y la sociedad.

Resulta inevitable el recuerdo de una obra de teatro reciente en nuestros escenarios, Cuando vuelva a casa voy a ser otro, de Mariano Pensotti, en la que también las huellas del pasado estaban enterradas en el jardín de los abuelos. Y este tesoro oficiaba como pretexto para hablar de la historia de los argentinos. Cabe subrayar también que tanto El tesoro como la obra teatral están basadas en hechos autobiográficos de Purcarescu, Costi y su mujer son esposos en la vida real, el chico es hijo de ambos, y el técnico es un verdadero especialista en detectores de metales, con todo lo cual ficción y documental se articulan de manera sutil y magistral.

Ya en Bucarest 12.08 Porumboiu había abordado la historia de Rumania como sátira. En esta oportunidad, desarrolla su propuesta con mayor benevolencia: ácido, sí, pero también con ternura. En su quinto opus, Porumboiu se afirma como el mejor director del cine rumano.



Reseña 2, por Diego Batlle ★★★★✩

El director de Bucarest 12:08, Policía, adjetivo y Cae la noche en Bucarest parte de una premisa en apariencia ridícula (la búsqueda de un tesoro en el jardín de una casa en la actualidad) para construir un film con múltiples alcances, que tienen que ver con la tentación, el miedo a ser descubierto y castigado, el sentido de la aventura y la fantasía, y el orgullo de un padre de ser el “héroe” para su pequeño hijo de 6 años.

El protagonista es Costi, típico hombre de familia medio pelo de Bucarest. Un día su vecino Adrian, acuciado por las deudas, le pide que compre un costoso detector de metales y que lo acompañe a desenterrar una caja que supuestamente contiene todos los ahorros acumulados por su abuelo. Le ofrece, a cambio, la mitad de lo que encuentren.

Con la ayuda de un tercer hombre (un supuesto experto en la materia) empiezan a recorrer el terreno y luego a cavar. Allí arranca la zona más interesante, contradictoria y compleja de un film que -como suele ocurrir en todos los de Porumboiu y con la inmensa mayoría de los exponentes del nuevo cine rumano- tiene varias lecturas y muy amplias connotaciones. Otro pequeño gran film de un país que no deja de sorprender.




COMENTARIOS

  • 26/03/2016 21:30

    Más cine rumano veo, más me convenzo de lo similar de su sociedad con la nuestra: esa chantada cotidiana que impregna todo y que es aceptada con normalidad, la informalidad, la camaradería cómplice. Rescato el talento del director para mantener la atención mostrando por un buen rato tres tipos deambulando por un jardín sin otros aditamentos.

  • 26/03/2016 18:51

    Muy buena. Muy ácida é inteligente. Un aplauso para Porumboiu.-

  • 24/03/2016 17:09

    Con ese estilo narrativo recoleto que si se le tiene paciencia subyuga, Porumboiu entrega otro relato sobre las peqeñas y casi imperceptibles miserias de una abùlica cotidianeidad. Desfilan asi, cansinamente, todos los padecimientos de las frustraciones que se estrellan con la realidad pero sin aflojarle a la esperanza. Si alguna duda quedaba sobre la maestria de este realizador ahi està la secuencia final: insòlita, tierna, ingenua, radiante....bellisimo testimonio y homenaje a la creatividad autoral. En la funciòn de las 14 del Arte multiplex, habian unas 15 personas, ninguna menor de los 60 años. Ahora entiendo porque ese predio cinematogràfico se desdoblò, en la cartelera del diario con otro nombre Cabildo Multiplex, para proyectar alli las peliculas "no aburridas" como Me case con... o Batman vs Superman...pequeñas trampitas - a lo Claudio Maria D- del negocio cinematogràfico.

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