Siempre nos quedará el cine francés

por Diego Batlle, desde Berlín
En medio de una competencia oficial que -con algunas excepciones- parece repetir la mediocridad de años anteriores, un par de largometrajes franceses exhibidos en las dos principales secciones paralelas ofrecieron un poco de aire fresco y demostraron la vigencia de una cinematografía capaz de ofrecer sorpresas como Culpable (foto), delirante nuevo trabajo de Laetitia Masson que se vio en Panorama, y -en menor medida- Le premier venu, del veterano Jacques Doillon, que se proyectó en el marco del Forum.

Sábado a la tarde. Llevamos cuatro días en Berlín (tres con proyecciones) y todo parece indicar que la competencia mantendrá el habitual promedio entre una pocas películas que entusiasman y una mayoría que que son -en el mejor de los casos- intrascendentes o directamente irritan.

En mi cobertura para La Nacion sigo de forma minuciosa la sección oficial, que hasta ahora ha ofrecido una obra mayúscula como Petróleo sangriento, de Paul Thomas Anderson (pero que ya habíamos visto en una proyección en Buenos Aires así que no sirvió para levantar la moral), un muy interesante segundo largometraje del mexicano Fernando "Temporada de patos" Eimbcke que se llama Lake Tahoe (desventuras juveniles, planos fijos y mucho de Raúl Perrone y Aki Kaurismäki); un fallido pero interesante tercer film del francés Erick "La vida soñada de los ángeles" Zonca (mitad retrato de una alcohólica interpretada por Tilda Swinton, mitad thriller de secuestro ambientado en la frontera entre México y los Estados Unidos), una anodina película china (In Love We Trust, del chino Wang Xiaoshuai) y dos bodrios calamitosos que no podrían estar ni siquiera en las competencias de Mar del Plata o San Sebastián: la finlandesa Black Ice (triángulo y adulterio) y la británico-norteamericana Gardens of the Night, un vomitivo trabajo sobre el abuso infantil pergeñado por el hijo de Ed Harris (para más datos llamado Damian).

Pasemos entonces a lo prometido: un panorama de las secciones paralelas en las que se destacó, hasta ahora, el cine francés. Vimos lo siguiente:

-Culpable, de Laetitia Masson. Delirante, absurda, desmedida película coral de la directora de A vendre y Love me que tiene como eje un crimen con investigación a la Agatha Christie, pero que en realidad trata sobre una decena de personajes (los posibles culpables) casi al borde de la locura. Con constantes cambios de tono (suspenso, comedia, melodrama, cine negro) y mucho desparpajo.

-Le premier venu, de Jacques Doillon. Camille (Clémentine Beaugrand), una joven linda e inteligente, pero hastiada de su existencia pueblerina, decide entregar su amor "a cualquiera", al primero que venga como apunta el título y el favorecido resulta ser un malandra primitivo y desagradable. Pero ella está dispuesta a abrirse y acompañar a este antihéroe incluso en sus patéticas actividades delictivas, mientras es cortejada por el policía que sigue el caso. Un pequeño film, rodado con mínimos recursos pero con maestría, más allá de sus desniveles.

-Secrets Behind the Wall (1965), de Koji Wakamatsu. A los 72 años, Wakamatsu -pionero del en su momento denostado y hoy revalorizado género pink eiga- es el eje de un foco por parte del Forum, que presenta tres clásicos en copias nuevas del período 1965-1972 y el nuevo largometraje de este director: United Red Army. La historia de Secrets Behind the Wall es increíble y la contó anoche el director del Forum, Christoph Terhechte. El film fue seleccionado para la competencia oficial de Berlín y, mientras el entonces joven Wakamatsu, recorría la alfombra roja, la prensa japonesa la declaraba "una verguenza nacional", lo sindicaban como un director porno y el gobierno nipón presentaba una queja formal vía diplomática por la decisión de los programadores de la Berlinale de rechazar todas las películas propuestas por la vía oficial y, en cambio, optar por un film experimental, con mucho de clase B, dominado por una tensión sexual asfixiante y con una mirada desoladora sobre la sociedad japonesa que incluye alusiones a las secuelas de Hiroshima, a Stalin, a las protestas callejeras, al incesto, a las represiones y a las más diversas perversiones. Todo con una puesta en escena bien arriesgada, llena de búsquedas formales y unos impactantes primerísimos primeros planos en pantalla ancha. Hoy veremos Go, Go Second Time Virgin (1969) y en la próxima crónica les contamos.

-La frontera infinita, documental del mexicano Juan Manuel Sepúlveda presentado en el Forum sobre las historias de vida de inmigrantes "de segunda"; es decir, los hondureños, salvadoreños, dominicanos, etc, que deben ingresar primero a México para luego intentar el sueño de pasar a los Estados Unidos. Las imágenes y los testimonios están bien, pero la música y la narración en off del director (con ambiciones sociológicas) le quitan bastante interés. 

-Night Before Eyes. El Forum suele programar buenas operas primas alemanas, pero esta vez la erró feo con el debut de Brigitte Bertele. Un soldado alemán regresa a casa luego de una misión en Afganistán con traumas devastadores. Devastador es también el resultado artístico de este melodrama torpe y obvio.