Críticas
Películas nacionales en salas
Especial Cine Argentino: críticas de “Presente continuo”, “El amo del jardín”, “La quinta”, “Adiós a Las Lilas” y "Una noche en Paladium"
Reseñas de cinco valiosas novedades nacionales de la semana.
Presente continuo (Argentina, 2025). Dirección, guion, fotografía, edición, sonido y producción: Ulises Rosell. Con Lisandro Rosell, Valentina Bassi, Jeff Zorrilla y Fary Rosell. Duración: 80 minutos. Salas: MALBA (Av. Figueroa Alcorta 3415), los ábados de junio, a las 18; y Cine Arte Cacodelphia (Av. Roque Saenz Peña 1150), los domingos de junio, a las 19. ★★★★✩
No debe haber sido nada fácil llevar adelante Presente continuo. Primero, porque el protagonista del más reciente film de Rosell -Bonanza (en vías de extinción) (2001), El descanso (2002), Sofacama (2006), El etógrafo (2012), Al desierto (2017), López (2021) y El Futuro (2022)- no es otro que su hijo Lisandro, diagnosticado con un trastorno de espectro autista. En esa condición radica la segunda dificultad: cómo tratarla cinematográficamente sin caer en el golpe bajo ni en el didactismo. El tercer gran desafío era de índole moral, pues filmarlo implicaba el riesgo de ubicarse por sobre él.
Nada de todo eso ocurre en esta película armada con la forma de pequeños recortes de la vida diaria de Lisandro y su madre, la actriz Valentina Bassi. Lo que no quiere decir que Presente continuo sea un documental tradicional, de esos que enarbolan la bandera de la verdad. Por el contrario, aclara desde el principio que, así como para Lisandro la realidad y la ficción son dos elementos indisociables, aquí también lo serán.
Es así que vemos a Lisandro acompañando a Bassi a los ensayos de una obra en el Teatro Cervantes, al rodaje de una película en una ciudad balnearia, a una marcha contra el actual gobierno, mientras ella prepara aceite de cannabis y va a la casa en las afueras de la ciudad de su abuela, otra de las integrantes del particular universo que habita Lisandro, al que también pertenece un amigo de la madre (el realizador estadounidense Jeff Zorrilla). A excepción de la participación de Bassi en la obra y la película, fácilmente cotejables con la realidad, nunca se sabrá qué de todo pertenece al terreno de la ficción y qué no.
Y está muy bien que así sea, porque el resultado es una película donde todo fluye con naturalidad y las dificultades de una madre con un hijo que demanda mucho y de manera constante –allí hay otra lectura del título: la crianza y el cuidado como una tarea de aquí y ahora– es presentada sin dramatismo alguno. Como telón de fondo está la participación de Bassi en una entrevista radial hablando sobre el corte de los mecanismos otorgados por el Estado mientras, claro, cuida a Lisandro. Es, pues, el gesto más claro de una película solapadamente política. EZEQUIEL BOETTI
El amo del jardín (Argentina, Japón/2025). Guión y dirección: Fernando Krapp. Con Yasuo Inomata, Techan Hirose, Yoko Inomata, Keigo Inomata y Cecilia Onaha. Fotografía: Joaquín Neira. Edición: Pedro Barandiaran y Germán Sarsotti. Sonido: Natalia Toussaint y Marilina Giménez. Música: Gabriel Chwojnik. Duración: 86 minutos. En el MALBA (Av. Figueroa Alcorta 3415), los domingos de junio, a las 18. ★★★½
Tras su estreno en la sección Artes y Oficios del último BAFICI, llega al MALBA este retrato de la por momentos fascinante y apasionante vida de Yasuo Inomata, un japonés radicado durante buena parte de su vida en la Argentina, donde desde 1966 se convirtió en uno de los paisajistas más importantes del país (algunos lo ubican a la altura del mítico Carlos Thays) y figura clave en el desarrollo de los jardines japoneses de Palermo y Escobar (localidad que además se convirtió en el corazón de su profesión).
Si bien se trata en principio (y en esencia) de un relato relajado, austero y minimalista que sigue y observa la cotidianeidad del protagonista en sus encuentos con amigos y familiares en comidas o eventos sociales, a la hora de narrar las contradicciones internas, las diferencias generacionales y los choques culturales se perciben ciertas internas dominadas por los egos y resentimientos en el seno la comunidad japonesa.
Como todo retrato sobre un hombre maduro que ha tenido experiencias durante décadas en un país (y un mundo) siempre cambiante, El amo del jardín tiene una inevitable pátina nostálgica y melancólica que incluye viajes de regreso a Japón y materiales de archivo de, por ejemplo, cuando Inomata supervisó el operativo para quitar un millar de árboles centenarios en medio de la ampliación de la General Paz con un récord de “supervivencia” cuando esas especies fueron trasplantadas en otras zonas.
Lejos del vértigo, de los golpes de efecto, de los estereotipos y del pintoresquismo, El amo del jardín parece sintonizar, imbuirse, contagiarse y abrazar cierto espíritu budista y zen, el lirismo, la sabiduría y el orgullo por su saber que profesa su protagonista (hoy de 87 años). Forma y fondo, estética y contenido, unidos en pos de registrar, reconstruir y exaltar una historia de vida. DIEGO BATLLE
Tras dos films codirigidos con Ulises Porra como Tigre (2017) y Carajita (2021), Schnicer rodó en solitario este inquietante film sobre una familia (y una pequeña comunidad) bastante disfuncional cuando se trasladan a un entorno diferente.
La quinta (Argentina, Brasil, Chile, España/2024). Guion y dirección: Silvina Schnicer. Elenco: Valentín Salaverry, Milo Zeus Lis, Emma Cetrángolo, Cecilia Rainero y Sebastián Arzeno. Fotografía: Iván Gierasinchuk. Música: Marcos Moreira y Nelson Pimenta. Edición: Ulises Porra. Dirección de arte: Ana Wahren, Sofía Larroca y Pablo Gabian. Sonido: Nahuel Palenque. Productoras: Brava Cine, Werner Cine, Casa Na Árvore, Villano Producciones y Palmeras Salvajes. Productores: Mercedes Córdova, Valeria Forster, Daniel Werner, André Hallak, Juan Ignacio Sabatini, Juan Pablo Sallato y Andrea Queralt. Duración: 98 minutos. Salas: Cine Arte Cacodelphia (Roque Saenz Peña 1150), a las 20.40; y en 6 Espacios INCAA de todo el país. ★★★½
Rudi (Sebastián Arzeno) y Silvia (Cecilia Rainero) viajan con sus hijos Martín (Valentín Salaverry), Federico (Milo Zeus Lis) y Silvina (Emma Cetrángolo) a su quinta, pero lo que en principio parece la oportunidad ideal para el disfrute de un fin de semana largo fuera de la ciudad se convierte en algo bastante más ominoso y desgarrador. Los recién llegados descubren que la casa ha sido usurpada durante varios días por extraños y encuentran todo dado vuelta. Ese es solo el inicio de una serie de situaciones cada vez más extremas que la familia deberá enfrentar en un entorno donde además hay una presencia también amenazante de la naturaleza.
Los protagonistas miran con desconfianza y hasta cierto aire culpabilizador a Tomás (Alejandro Gigena), el casero de un barrio hasta no hace mucho tiempo tranquilo, pero que empieza a sentir los efectos de la inseguridad. En las asambleas (encuentros) de vecinos arrecian las discusiones respecto de cómo abordar la problemática, aunque varios con una mirada “progre” no quieren apelar a la seguridad privada, a las armas ni al control de identidades como en los barrios cerrados.
Mientras el universo adulto se debate entre sus propias contradicciones y miserias, Schnicer dedica buena parte de la poco más de hora y media del film a narrar las desventuras (muchas de ellas cargadas de imprudencia) de los hermanos y de otros niños y niñas de la zona. Los efectos de la falta de control paterno y materno serán en varios momentos devastadores.
La quinta tiene algo de las tensiones, los secretos, el misterio y el erotismo de La ciénaga, de Lucrecia Martel, pero también dialoga con la Celina Murga de Una semana solos o la Paula Hernández de Los sonámbulos, pero a esas miradas (todas femeninas), Schnicer les suma algunos elementos más propios del thriller psicológico y hasta del cine de terror.
Con un excelente trabajo de fotografía de Iván Gierasinchuk, de dirección de arte a carto de Ana Wahren, Sofía Larroca y Pablo Gabian y de sonido cortesía de Nahuel Palenque, Schnicer va construyendo un universo tan inquietante como incómodo, una convivencia dominada por cierto malestar existencial que se potencia con la degradación del entorno.
Sin embargo, lejos del regodeo en la crueldad, el resultado por momentos es tan sugestivo como embriagador a partir de una puesta en escena que en muchos casos apela al fuera de campo y a múltiples capas que permiten ir descubriendo -o intuyendo- lo que ocurre y lo que podría pasar. Aunque por momentos tenga algo de déjà vu por las referencias ya citadas, La quinta nunca deja de tener interés ni vuelo propio. DIEGO BATLLE
Adiós a Las Lilas (Argentina/2025). Dirección y guion: Hugo Curletto. Elenco: Hugo Daniel Curletto, Jorge Marrale, Hugo Jacinto Curletto y Jazmín Sequeira. Fotografía: Sebastián Ferrero y Gustavo Tejeda. Edición: Ramiro Sonzini. Dirección de arte: Florencia Nogue. Vestuario: Sol Muñoz. Sonido: Melisa Stasiak. Duración: 96 minutos. Apta para mayores de 13 años. Salas: Cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635), a las 16.15 y las 22; y 13 Espacios INCAA de todo el país. ★★★✩✩
“Quise abrazar el cine en esa frontera entre lo real y lo inventado”, dice el actor, guionista y director Hugo Curletto sobre Adiós a Las Lilas. Esa directiva explica el formato que adquiere su segundo largometraje, visto previamente en el BAFICI y el FICIC de Cosquín: por momentos un documental paródico sobre un proceso creativo; por otros, un film ensayístico disparado por la memoria íntima; más tarde, una comedia amable sobre la disfuncionalidad familiar y el mundillo artístico.
Todo comienza con unos videos de un viaje a Las Vegas de la familia Curletto y el deseo de uno de los hijos, que adopta como nombre artístico Dany Summer (Hugo Curletto), de filmar una película sobre su padre, apodado Chif. En un contexto donde sus hermanos tienen vidas asentadas y exitosas, Dany es algo así como una “oveja negra”: inseguro, dubitativo, demasiado sensible para las rugosidades del mundo.
Junto a su productora (Jazmín Sequeira en el rol de comic relief), consiguen que se interese en el proyecto Jorge Marrale, quien promete dejar de lado la obra de Shakespeare que está llevando adelante para embarcarse en la aventura. Sin embargo, insiste con encontrar una motivación para su futuro personaje ¿Quién es Chif? ¿Por qué hace lo que hace? Al no encontrar respuestas, la continuidad del proyecto entrará en una zona de peligro.
Adiós a Las Lilas es un artefacto particular al que cuesta imprimirle un rótulo, en tanto conviven varias películas en una. Sin embargo, y más allá de la impronta satírica de la trama y de cómo pone en tensión la lógica del dispositivo, con sus constantes roturas de la cuarta pared, al interior de su desarrollo anida un núcleo tierno y emotivo. Un núcleo acorde a un director que, de un lado y otro de la pantalla, está buscando su camino. EZEQUIEL BOETTI
(Esta crítica se publicó previamente en la cobertura del BAFICI 2025, donde se exhibió en la sección Noches Especiales)
Una noche en Paladium (Argentina/2025). Guion, producción y dirección: Francisco Novick. Testimonios: Narda Lepes, Lalo Mir, Rocambole, Willy Lemos. Fotografía: Patricio Toscano. Música: Fernando Nuñez Izu. Edición: Natalio Pagés. Dirección de arte: Manuel Franco. Sonido: Cecilia Assalini. Duración: 87 minutos. En el Cine Arte Cacodelphia (Roque Saenz Peña 1150) los sábados 7 y 14 de junio, a las 21.10. ★★★½
Cemento, el Parakultural, Stud Free Pub, El Agujerito... Si algo no puede reprochársele al documental argentino es que no se haya ocupado de los lugares emblemáticos para el arte en general y la música en particular. A ese universo se le suma ahora Una noche en Paladium, sobre el nacimiento, apogeo y desaparición de la discoteca (en verdad epicentro cultural) que funcionó en Reconquista 945 entre 1985 y 1993.
Resulta imposible entender la movida de la primavera alfonsinista sin un ámbito como Paladium. Es cierto que el movimiento under tuvo como ámbito paradigmático al Parakultural y que la comunidad queer contó a lo largo de las últimas décadas con sus propios espacios como Morocco, El Dorado, Ave Porco o Casa Brandon, pero en ningún lugar como en Paladium se unieron, mixturaron, contagiaron, tensionaron y potenciaron la cultura del rock con lo gay, lo alternativo con lo sofisticado, el lumpenaje con el conchetaje, la vanguardia que venía del Instituto Di Tella con los ricachones grasas que terminarían abrazando al menemismo. Sí, desde la estética travesti con Willy Lemos a la cabeza hasta Los Redondos presentando el disco Oktubre ante 2.000 personas, todos los matices y las tribus intermedias que puedan imaginarse estaban permitidos, habilitados y hasta fomentados desde la propia conducción de Paladium. Como alguien dice en un momento “Paladium no era PARA diversidad sino CON diversidad”.
Y aquí es donde entra Francisco Novick, guionista, productor, director e hijo de Federico, uno de los socios fundadores que siempre fue un tipo parco, retraído, serio y algo conservador, que se ocupó del negocio desde lo administrativo y que se niega a ser entrevistado para el documental. El que sí da la cara y cuenta hermosas anécdotas es otro de los dueños, Juan Lepes, alguien que provenía del Di Tella y es el padre de Narda Lepes (ella muy joven ya era habitué del lugar y también aporta al film).
Dentro de los otros muy valiosos testimonios se destacan, claro, el de Willy Lemos, algo así como la cara y el símbolo de Paladium, pero también los de Isabel de Sebastián, Lalo Mir, Cecilia Absatz, Ana Marcó del Pont, Pichón Baldinú, Oso Smoje y Rocambole. Y dejo para el final a dos que ya no están y resultan fundamentales en el documental: Jorge Dorio y Carlos Masoch, más conocido como Douglas Vinci, quien murió hace pocos días. Sus presencias en pantalla (y sus ausencias en la actualidad) se suman a la fuerte melancólica que tienen las imágenes de la demolición de Paladium y de cuando el director va al sótano del actual hotel Melía que hoy ocupa el terreno de Reconquista 945 en busca de algún vestigio (¿algún fantasma?) de esa insoslayable referencia de la noche porteña que marcó a fuego a toda una generación.
El título de Una noche en Paladium -documental que empieza con Luna de miel en la mano, de Virus; y termina con Buscando un símbolo de paz, de Charly García- se refiere a la más discutible idea de “revivir” el espíritu de Paladium tal como ocurrió en el C Complejo Art Media en marzo de 2023 y que volverá a hacerse con motivo del estreno de este documental en el BAFICI. Los tributos y homenajes suelen confundirse con meros negocios y las imitaciones (revivir la impronta y estética de 1986 en pleno 2025) muchas veces derivan en parodias -voluntarias o involuntarias- bastante grotescas. DIEGO BATLLE
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