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Crítica de “Esteros”, de Papu Curotto
El director retoma los personajes de un corto previo para elaborar una mirada valiosa y sensible sobre la identidad sexual.
Esteros (Argentina-Brasil, 2016). Dirección: Papu Curotto. Guión: Andi Nachon. Elenco: Ignacio Rogers, Esteban Masturini, Renata Calmon, Joaquín Parada, Blas Finardi Niz, María Merlino, Marcelo Subiotto, Pablo Cura, Mariana Martínez y Felipe Titto. Fotografía: Eric Elizondo. Edición: Luz Lopez Mañe. Sonido: Pablo Aranda. Duración: 86 minutos. Distribuidora: Cine Tren. Calificación: Sólo apta para mayores de 13 años con reservas. Salas: 9.
Visto en el BAFICI y en Asterisco, entre otros festivales, el cortometraje Matías y Jerónimo mostraba el vínculo en principio amistoso entre dos chicos de la localidad correntina de Paso de los Libres. Dos años después, el realizador Papu Curotto vuelve a esos personajes –interpretados por distintos actores– para su debut en el largometraje, Esteros.
El film tiene como protagonistas a esos dos chicos que ya dejaron de serlo y a los que el tiempo y las circunstancias familiares han separado: la familia de Matías (Ignacio Rogers) se mudó a Brasil y, desde entonces, él no ha vuelto. El regreso con su novia propiciará el reencuentro casual con Jerónimo (Esteban Masturini), quien se quedó a vivir allí y hoy es un homosexual declarado.
La puesta en común de los recuerdos le permitirá al film introducir una serie de flashbacks que reconstruyen aquel pasado idílico en el que ambos descubrieron sus sexualidades en medio de juegos y tiempo compartido. Hay una escena muy buena de ese pasado, en la que los padres de ambos comparten una cena y los chicos, inocentes y vaciados de estigmatizaciones, liberan sus sentimientos a través de un baile que los adultos miran e interrumpen con visible incomodidad.
Esteros es un film irregular, con algunas escenas algo obvias y otras en los que la cámara está atenta a los detalles de sus protagonistas. En esa capacidad de auscultarlos a través de sus gestos y miradas anidan los momentos más auténticamente sensibles y memorables. Lo mejor de la ópera prima de Curotto sucede cuando ellos respiran y reconstruyen progresivamente su vínculo, y la cámara se pone al servicio de sus sentimientos contradictorios y de varios silencios que dicen más que muchas palabras.
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La historia está bien, pero...salvo Masturini, los demás son lamentables como actores, parecen sacados de la calle y que les pidieron que leyeran un texto, y a desgano, sobre todo el otro protagonista un espanto total. Masturini acá el único convincente y actor. De lo peor que he visto en actuaciones en la vida....
Está película es perfecta. La historia es muy dulce y a su vez se vuelve algo dramática. El amor fundido con los bellos esteros, ambos escondidos. La música, una sola canción con varias versiones cierra el eje del film a ellos dos. Creo que la Vi mil veces.
Qué persona insensible que sos, Bubi. Una película sutil y maravillosa; pura emoción. De lo mejor de tematica LGTB en el cine argentino.
Malísima. Una pena, porque el guión no está mal. Pero la dirección de Papu Curotto hace agua por todos lados. La estética y el manejo de los tiempos es grasa, torpe, sin magia, como una señora mal maquillada. Muy buena actuación de Ignacio Rogers y hermosos paisajes. Pero la peli muy olvidable. No por nada la vieron solo 2.000 personas y fue una de las películas de ficción menos vistas del año.
Me gustó más que las películas soft-porn de Berger.