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Crítica de “Yo, Daniel Blake”, de Ken Loach
El ya octogenario realizador inglés ganó en la edición 2016 su segunda Palma de Oro, justo diez años después de haber conseguido el máximo premio del Festival de Cannes por El viento que acaricia el prado. En esta oportunidad, lo hizo a partir de un nuevo guión de Paul Laverty que describe la lucha contra la burocracia de un veterano trabajador con problemas coronarios y la también precaria situación de una madre soltera con dos hijos pequeños.
Yo, Daniel Blake (I, Daniel Blake, Reino Unido-Francia-Bélgica/2016). Dirección: Ken Loach. Elenco: Dave Johns, Hayley Squires, Dylan McKiernan, Briana Shann, Kate Rutter y Sharon Percy. Guión: Paul Laverty. Fotografía: Robbie Ryan. Música: George Fenton. Edición: Jonathan Morris. Diseño de producción: Fergus Clegg y Linda Wilson. Distribuidora: Mont Blanc. Duración: 100 minutos. Apta para mayores de 13 años. Salas: 26.
Con 81 años, más de cinco décadas de trayectoria y películas que ya son verdaderos clásicos como Poor Cow, Kes, Agenda secreta, Riff-Raff, Como caídos del cielo o Tierra y libertad, Ken Loach es uno de los directores más consecuentes y potentes en su reivindicación de la clase obrera, esos trabajadores de clase media-baja que sufren la constante y progresiva degradación de sus condiciones laborales; es decir, de su dignidad y su autoestima.
El realizador británico consiguió su segunda Palma de Oro del Festival de Cannes en 2016 con Yo, Daniel Blake (la primera había sido en 2006 con El viento que acaricia el prado), film que tiene como protagonistas a uno de esos héroes (mártires) de la clase trabajadora que tanto les gustan a Loach y a su habitual guionista Paul Laverty, en este caso acompañado por el personaje de Katie (Hayley Squires), madre soltera de dos pequeños que viven en condiciones más que vulnerables.
Loach construye otra cuestionadora mirada a la falta de trabajo y oportunidades, a la crueldad de la kafkiana burocracia estatal (muchas veces asociada con la insensibilidad del sector privado) y a las miserias del poder. Puede que por momentos la película resulte un poco manipulatoria y, en otros, algo demagógica en su glorificación de esos personajes nobles y queribles, sencillos, algo torpes y siempre bienintencionados, pero Yo, Daniel Blake funciona bien sobre caminos previsibles.
Dave Johns está impecable como ese carpintero de 59 años oriundo de Newcastle que lucha para mantener sus beneficios sociales. Este viudo testarudo con problemas coronarios y dificultades para encajar en estos tiempos modernos en los que todo se hace online, donde ya no se escucha ni se ayuda al al prójimo, resulta una suerte de alter-ego de Loach, cuyo discurso puede sonar para algunos demasiado voluntarista o incluso demodé, pero con su conmovedora carga humanista y su incansable denuncia de las grietas y contradicciones del sistema sigue siendo necesario.
Así, contra todas las modas y los prejuicios, este “último mohicano” del cine europeo (aunque uno podría sumar a la lista, por ejemplo, a los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne) sigue ostentando una fuerza, una vitalidad y una coherencia que no muchos colegas jóvenes pueden exhibir.
(Esta crítica fue publicada en el diario La Nación del 22/6/2017)
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No voy a hacer la critica. Ya hay suficientes. Solo voy a referirles lo sucedido cuando vi esta pelicula. Cuando terminó y se encendieron las luces el silencio en la sala era conmovedor y de pronto todos estallaron en un aplauso cerrado que hace obviable cualquier intento de comentario. No hacer empatia con el persoje es vivir en una burbuja que cuando cumpla los alos adecuados le va a estallar sorpresivsmente y va a descubrir que esta en un mundo del que depende su vida, que no entiende y que a nadie le importa si eso es así.
Verónica, "Un golpe bajo a nuestro país"... te parece que Ken Loach esta pensando en Macri y sus secuaces?... Lo que muestra la película es cómo funciona el neoliberalismo en la cuna del neoliberalismo....¿Que armen un negocio con Katie?... falta que digas de cervezas artesanales... si están en la lona .. cómo van a armar un negocio? Por favor. Excelente film como la mayoría de los del Director de "El viento que mece la cebada" y Riff-Raff, no es de ahora su preocupación por la gente que queda en la banquina.
Me parece un golpe bajo a nuestro país, es más, no sé si era necesario importar esta película. Es como ser ciego y amargarte por un daltónico que vive en UK. Vi a la gente amargarse mucho al finalizar la película, y hasta se armó algún enfrentamiento entre espectadores. Por favor, estamos hablando de pobreza del primer mundo. No lo olviden. Dos personas que viven en casas proporcionadas por el gobierno, en el caso de Katie, con habitaciones separadas para cada hijo (oh, qué miseria). ¿Dónde vieron eso acá? A Daniel le ofrecen laburo dos veces y lo rechaza. ¡Por favor! ¿En qué momento la viste a Katie buscando trabajo? Daniel hacía unas cosas bárbaras en madera, no tenía problema, ¿qué le hubiera costado intentar armar un negocio con Katie? Un poco de inventiva, muchachos, eso es lo que tenemos los que de verdad padecemos la pobreza. No hace falta que nos amarguemos tanto por esta película!!!
Me pareció magistral el foco que se hace sobre le niño más pequeño de la mujer: un chico casi autista, que sufre la ausencia de otra figura adulta que lo acompañe. Solo se relaciona con su pelota y cuando aparece alguien que voluntariamente se vuelca sobre él con un mínimo de interés y vocación para la paternidad, el pibe mejora. La escena que están cenando y el pibe habla (por primera vez) contando no sé que nimiedad y todos celebrando en silencio el acontecimiento, pasando por alto que el niño le dice "dad" al viejo, es realmente demencial. La película es clara como el agua en tanto muestra como lo humano surge de una alianza política frente a un mismo enemigo, las democracias burguesas que con sus ciclos liberales-socialdemócratas excluyen a la gente, enferman, matan y vuelven miserable la vida; más que demagoga creo que apunta a señalar una posible salida a tanta deshumanización, ( cito una frase de otro gran autor): "Mirá el amor que está a tu costado."
Acá les dejo el link de una critica sobre la película que escribi en mi blog "El oscarologo", en la que no critico los valores que propone porque son universales, sino la falla en su puesta en escena, que hace que la transmisión del mensaje no funcione como debería. http://oscarologo.blogspot.com.ar/2017/06/yo-daniel-blake.html
Posiblemente para los adaptados a está época superficial y ambigua y para quienes nunca sufrieron o registraron el sufrimiento de la marginación del sistema cada día más brutal en el que vivimos, el apasionamiento de quienes deciden pelear por lo que sienten en oposición a un estado que se desentiende de la protección a los ciudadanos vulnerables les resulte maniqueo. Justamente en esta etapa de una concentración de capital jamás vista en la historia estos relatos tienen absoluta vigencia.
Esta película según mi criterio tiene un problema serio y es la falta de carisma de su protagonista, un personaje con el que si bien uno puede entender su conflicto personal, no logra generar empatía. Y si bien se agradece la ausencia de golpes bajos, este realismo documental de la puesta en escena tampoco logra conmover lo suficiente. Y esto hace que resulte una película embolante en la que un personaje demasiado bueno sufre las injusticias del sistema burocrático, y el espectador mientras tanto se aburre escuchando largas explicaciones que lo dejan afuera.
Disfrutar de un PELÍCULA como Yo, Daniel... nos reconforta a quienes vemos el cine como un arte, Sin tiros, muertes golpes bajos y grandes y virtuales escenarios, el director nos brinda en ritmo literario las fallas terrible que a diario vivimos, nos habla de injusticia, muestra la bondad humana y las lacras burocráticas que nos minan, PELÍCULA PARA VER COMPARAR Y REFLEXIONAR, A quienes buscan solo entretenimiento y solo pasar el rato Abstenerse.
Más allá de estas ingenuidades demagógicas, la gran actuación de Dave Johns como Daniel, el ritmo sostenido que Loach le impone al film y el interés del relato respaldado en el buen guión de Paul Laverty, habitual sostén del director, logran una película cuya importancia social es indiscutible. Claramente, la humanidad va a vivir más más allá de los 60 años. Hoy el promedio de vida para un país como Argentina está en los 75 años. El mundo desarrollado excede los 80 años. Está claro que una vida de trabajo merece ser asegurada económicamente por el Estado o por un sistema previsional eficaz más allá de la esperanza de vida laboral. Comentario Completo en www.thecharlysmovies.blogspot.com.ar
Modestamente (para la gente "mayor"... emulando a Victorio Gassman) una gran película y gran trabajo, también el de Dave Johns.-
Advierto vientos de debate... A mi esta pelicula de Loach me parece DEMOLEDORA No temo perder mis blasones de cinéfilo al decir que puedo obviar tranquilamente los ciertos aspectos maniqueos, manipuladores o demagógicos, si los hubiera, para entregarme sensiblemente a esta tremenda apelación a la utópica solidaridad humana. Asi como a fines de los cuarenta De Sica con Ladri......y Umberto D hacian un llamado desesperado a interesarrnos por nuestros semejantes, luego de una tragedia como la guerra...ahora Loach lo está haciendo con las post realidades de una sociedad cada vez menos protegida,con problemas serios en el futuro y presente del empleo y una burocratización con cha pa de tecnificación que abusa de la autogestión digital como forma de indolencia y desinterés por las personas. Y todo ello en un entorno de pauperización progresiva e impiadosos ajustes en los más debiles. Si esto también no es la guerra que baje Dios y lo diga. De más está decir que tiene momentos sobrecogedores, de humanidad a corazón abierto y magnificamente interpretados. Es probable que haya habido en Cannes otros films con mayor enjundia formal que fueron dejados de lado, pero puede ser una señal a tener en cuenta, la elección de un film sobre los desgarros de un sistema socio económico amenazante. Los que suelen llorar...llorarán, los que acostumbrar aplaudir...aplaudirán y los que aspiren a una sociedad más humana...la recordarán por mucho tiermpo. En el viaje de vuelta en el vagón del subte, una mujer con una bebé de 2 meses en sus brazos, sacó un papel escrito a lápiz -como el de Blake en la pelicula- y comenzó a leerlo en donde contaba su necesidad de ayuda para criar a su bebé.
Coincido con Jorge H. Maniquea, previsible y explícita. No hay confianza en que el espectador busque otros sentidos. Todo se aclara por boca de los personajes o en carteles explicativos.
Esta película demuestra una vez más que el talento de un gran director nunca envejece. Ken Loach lleva más de 50 años como director de cine y en un período tan grande pueden encontrarse películas muy buenas y otras no tan buenas. La primera gran película que hizo fue FATHERLAND (1986) a la que le siguieron tres películas muy buenas casi pegadas (AGENDA SECRETA, RIFF RAFF y TIERRA Y LIBERTAD). En los últimos años no alcanzó un gran nivel aunque fue reconocido en Cannes por la aceptable EL VIENTO QUE ACARICIA EL PRADO. Con YO; DANIEL BLAKE vuelve a su mejor forma con una historia conmovedora. El personaje central es un carpintero viudo, al borde de los 60 años,que tras un infarto inicia el trámite burocrático de un subisdio por grave enfermedad y se enfrenta a lo peor del sistema capitalista. En ese derrotero traba una relación amistosa con una mujer mucho más joven, madre de dos hijos que sufre también las consecuencias de la burocracia estatal. No tiene sentido contar más de una historia interesante con diálogos muy bien construidos y con una inolvidable actuación de Dave Johns. Si tengo que dar un consejo a quienes leen este comentario es que hagan oídos sordos a los críticos que sostienen que Ken Loach es decadente porque es demasiado discursivo y muestra a los pobres como demasiado buenos. Es un crimen no ir a ver esta gran película (8/10)
Es una película insoportable por el maniqueísmo de los personajes. Es cierto, no hay tonos medios ni tampoco contradicciones en la conducta de los protagonistas, lo que da por resultado conductas estereotipadas y previsibles. Flaco favor le hace el director a la causa de los marginados del sistema.