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Crítica de “Stranger Things 2”: ¿Más grande es mejor?

Algunas reflexiones sobre un fenómeno popular que no para de crecer y excede a los propios méritos de la serie de Netflix.

Publicada el 03/11/2017


Empiezo por una confesión puramente personal: vi la primera temporada en menos de dos días con la sensación de que no podía (quería) parar; la segunda, en cambio, me demandó casi una semana y en muchos pasajes de varios episodios sentía que la serie se repetía, que los caprichos se acumulaban, que por momentos resultaba algo inconexa y abrumadora. Pero no es que Stranger Things 2 sea mucho peor que la primera entrega de julio de 2016: simplemente se perdió en parte (o se diluyó) el efecto sorpresa, la emoción del descubrimiento de ese combo de nostalgia y referencias ochentistas, de indentificarse con la dinámica interna en los grupos de preadolescentes, de jóvenes y entre los adultos.

Con mucho más presupuesto, más locaciones, más efectos visuales, más escenas de acción, más canciones, más personajes y hasta un episodio adicional (9 contra 8), Stranger Things 2 apostó a la máxima de Hollywood de que más es mejor. Y sabemos que no siempre es así.




Si bien para este segundo año se sumaron unos cuantos personajes (la pelirroja Max de Sadie Sink, el Bob Newby de Sean Astin, el doctor Owen de Paul Reiser, el repulsivo Billy de Dacre Montgomery, el investigador periodístico Murray Bauman de Brett Gelman y la enigmática Kali de la danesa Linnea Berthelsen), los protagonistas siguen siendo básicamente los mismos: los chicos Mike (Finn Wolfhard), Dustin (Gaten Matarazzo), Lucas (Caleb McLaughlin), Will (Noah Schnapp) y Eleven (Millie Bobby Brown), el triángulo juvenil de Steve (Joe Keery), Nancy (Natalia Dyer) y Jonathan (Charlie Heaton) y los adultos (Winona Ryder, David Harbour y el apuntado Sean Astin).

Uno de los principales placeres (y limitaciones) de esta creación de los hermanos Matt y Ross Duffer -que cedieron la dirección de algunos episodios a Shawn Levy (el de la saga Una noche en el museo) y al ex Pixar Andrew Stanton- es apelar de forma permanente, casi obsesiva, a las referencias y homenajes a películas, series y canciones. Si en la primera temporada la cosa iba más por el lado de Stephen King, Steven Spielberg y John Carpenter (citas que se mantienen), en esta segunda entrega el “reciclaje”, por momentos muy obvio, va por Los Cazafantasmas, Gremlins, El exorcista, Los Goonies, It, otra vez la saga de Pesadilla, Mad Max y, sobre todo, Aliens.




Para quienes creemos que el juego de las referencias y la exaltación de la nostalgia como principal argumento resulta algo limitado, Stranger Things 2 carece en ciertos pasajes de vuelo propio. Hay indudablemente en los hermanos Duffer una capacidad no menor para tomar, sumar y mixturar elementos ajenos y, también, para trabajar las relaciones entre esos pequeños y queribles actores que son el corazón emocional de la serie. La fórmula, por lo tanto, todavía sigue funcionando, pero habrá que ver si se sostiene sin grandes innovaciones para las temporadas 3 y 4 que ya están previstas.


Playlist de la segunda temporada (Spotify):







COMENTARIOS

  • 5/11/2017 10:51

    Muchas gracias por dedicarnos tiempo el viernes para nuestro programa de radio. Es un honor y un lujo contar con tus palabras. Ayer terminamos la segunda temporada (en familia). Tal como habías dicho, me sorprendió la reiteración del chiste con el nombre del demonio-perro, de las relaciones infantiles antiguas que regresan entre los adultos y jóvenes, lo que le pasa a Bob (yo esperaba que se salieran del manual)... Ya lo explicaste bien. Creo que las referencias podrían no estar, o en mi caso no las busco, y la serie atrapa por los personajes, relaciones y situaciones. Lo que no suma, resta, imagino que lo saben los que hacen series. Veremos. Muchas gracias por tu atención, y seguiré atento a tus notas.

  • 3/11/2017 14:43

    Personalmente, me parece un producto hipervalorado. La primera temporada me pareció un fiasco descomunal y lo que vi de la segunda (voy por el capítulo 4) me parece más de lo mismo. Yo lo comparo a un huevo Fabergé: hermoso estéticamente pero vacío por dentro. A nivel referencial, nostálgico y estético me parece muy bella, pero a mí, al menos personalmente, me interesa un cine que indague sobre la realidad y no que sea únicamente un cúmulo de referencias y homenajes nostálgicos. Los autores referenciados (Carpenter, Cameron, Friedkin, Spielberg, De Palma) son ante todo autores. Sus películas están llenas de referencias pero siempre al servicio de una historia con profundas inquietudes acerca no sólo del género en sí sino también (y ante todo) de la realidad política, social, económica y cultural de la época de acuerdo a su cosmovisión. En 'Stranger Things' no hay ninguna cosmovisión integrada a la historia, sólo un rejunte vacío de íconos pop. No me alcanza con que me muestren un par de afiches de Reagan (más parte del decorado que de una intención de comentario político) o una insinuación acerca de los espías rusos en épocas de Guerra Fría.

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