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Crítica de “Más fuerte que el destino”, de David Gordon Green, con Jake Gyllenhaal
A partir de un hecho real, este prolífico director de cine y TV construye una película inspiracional con más hallazgos que carencias (y excesos).
Más fuerte que el destino (Stronger, Estados Unidos/2017). Dirección: David Gordon Green. Elenco: Jake Gyllenhaal, Tatiana Maslany, Miranda Richardson, Frankie Shaw, Clancy Brown, Kristen Annese, Owen Burke, Jimmy LeBlanc y Josephine Cooper. Guión: John Pollono, sobre el libro Stronger, de Jeff Bauman y Bret Witter. Fotografía: Sean Bobbitt. Música: Michael Brook. Distribuidora: BF Paris. Duración: 119 minutos. Apta para mayores de 13 años con reservas. Salas: 29.
Hace casi un año se estrenó en los cines argentinos Día del atentado, en la que el director Peter Berg recreaba a puro nervio los hechos y la investigación policial posterior a la explosión de dos bombas en la línea de meta de la Maratón de Boston de abril de 2013, cuyo saldo fue de tres muertos y 260 heridos.
Uno de esos heridos sirve ahora para un film que espeja al de Berg. Ubicado a unos metros de las mochilas, Jeff Bauman sufrió el impacto de decenas de esquirlas y clavos en sus piernas, obligando a los médicos a apuntar por arriba de las rodillas. La historia de su lucha, sus debates internos y su reconstrucción es el centro de esta película inspiracional bautizada aquí con el genérico título de Más fuerte que el destino.
El film del ecléctico David Gordon Green (George Washington, Chicas de verdad, Superfumados, Un niñero sinvergüenza, Prince Avalanche, Experta en crisis y varios episodios de las series Eastbound & Down y Vice Principals) desplaza el núcleo narrativo de la recreación de Berg a la exploración de los sentimientos y sensaciones de Bauman (Jake Gyllenhaal) y sus familiares ante las consecuencias, abarcando desde la módica alegría por haber sobrevivido a la tristeza por ser víctima de un hecho inexplicable, fuera de su esfera de control.
Más fuerte que el destino empieza como un drama con toques de comedia negra con la disfuncionalidad familiar como eje (David O. Rossell es una referencia ineludible), pero a partir de que la novia de Jeff (Tatiana Maslany), con la culpa a flor de piel, se haga cargo del muchacho, se convierte en un melodrama romántico centrado en ellos dos. Para la última parte Green reserva algunas escenas dramáticas intensas y un largo flashback innecesario, desbarrancando de la senda de la sobriedad y contención en la que hasta entonces se había mantenido con pulso de acero.
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EL TRIUNFO DE LA VOLUNTAD Desarrollada como una típica historia de superación personal, narra la historia de Jeff Bauman, un empleado de una casa de comidas en una barrio periférico de Boston que es gravemente herido en durante un acto terrorista perpetrado durante la Maratón de Boston, Estados Unidos, en el Día de los Patriotas, el 15 de abril de 2013. Con un muy buen guión de John Pollono basado en el propio libro de Jeff Bauman, y dirigido con prolijidad por David Gordon Green, el film enfatiza en algunos aspectos dignos de destacar. LO POSITIVO Lo primero en destacar es el orden de las operaciones de rescate en medio del caos que origina el estallido de las bombas en el mismo momento de la llegada a la meta de los maratonistas. Ello genera que más allá de los inevitables daños físicos, sobre todo humanos, los operativos de rescate se realizaron con velocidad y eficiencia. Al herido siempre se lo trata como un ser humano. Le hacen comprender su enfermedad o la complejidad de sus heridas y que en ese lugar, recibirá la atención médica que necesita. La esperanza de vida se privilegia sobre toda otra cuestión porque ello implica que hay un futuro en la vida del paciente. Dado que el mismo mantiene su estado de conciencia, nunca se le oculta lo ocurrido. Pero siempre se lo acompaña, y sobre todo, se le da esperanzas. Los médicos siempre se muestran participativos, entendiendo al enfermo y poniéndose a su servicio. El Estado aparentemente está ausente, pero no es así. La existencia de una red de leyes sociales que se cumplen, da lugar a la existencia de seguros de vida y atención medica que resultan claves en la atención recibida. La idoneidad de los profesionales actuantes esta fuera de toda discusión. Aquí nadie reclama ni culpa al Estado de lo ocurrido. Los hechos terroristas son por definición crímenes federales. De eso se ocupará el FBI y su resolución no durará más de una semana. Lo que sigue es un tema de la justicia. En toda la película se percibe un ambiente constructivo. LO NEGATIVO En retribución de todo lo recibido, el Estado de la ciudad, intenta convertir a Bauman en un símbolo de la resistencia a la sinrazón del atentado. Su sobrevivencia lo convierte en héroe, y como tal, se lo invita (obliga) a asistir y exhibirse al principio de los partidos en el estadio de los Red Socks, el equipo local de béisbol. El Estado le pide colaboración con la intención solapada de mantener un ideal, el del patriotismo intacto más allá del daño colectivo que el atentado pudo haber provocado. Este acto, bajo el formato de un show deportivo absolutamente superfluo y vano, en principio parece una sobreactuación del Estado utilizando a un ciudadano lisiado con el propósito de mantener la cohesión social y la estima de la moral colectiva alta. Por otra parte, la vida que lleva Bauman es la de un muchacho de clase baja americana, perteneciente a una familia disfuncional, donde sus padres están divorciados pero que ante los hechos ocurridos no dejan de estar presente. No obstante ello, la posición de los padres, especialmente de la madre, es la de querer aprovecha la celebridad que les genera el momento. Los famosos 10 minutos de gloria. El momento donde la madre le comunica que ha logrado una entrevista con Oprah Winfrey y Bauman se opone terminantemente es absolutamente patético. Es la debilidad de la madre poseída por un momento de celebridad que no repara en el respeto a la intimidad que requiere su hijo. Esta posición es totalmente contrapuesta a la que asume Erín, la ex novia de Bauman, quien retoma su noviazgo, se va a vivir con él en el pequeño departamento que habita con su madre, y vuelca todo su amor en tratar de generar una vida normal con él a partir de la anormalidad que ha provocado el hecho terrorista. Otro hecho remarcable es que el pequeño departamento de dos plantas unidas por una escalera de madera en que viven es absolutamente inadecuado para el tipo de dificultad que el atentado produce sobre su cuerpo. Nadie, ni el Estado ni cualquier otra organización de asistencia social, aparecen en la casa de Bauman determinando que ese lugar donde vive es inconveniente para la discapacidad que padece. LO IMPORTANTE El resto de la película se concentra en la recuperación física y psicología de Bauman (un convincente Jake Gillenhall). Un proceso que llevó como mínimo 6 meses, en los que tuvo que ver Erín Hurley (magníficamente interpretada por Tatiana Maslany), la novia de Bauman con su aporte tanto físico como moral. La sociedad americana, la bostoniana en particular, ha querido representar la vida, o mejor dicho, la sobrevida de Jeff Bauman como el triunfo del pacifismo sobre el terrorismo. Pero ese precio es muy alto, mucho más alto que lo que la sociedad estima. Bauman recuperó su estado de conciencia luego de dos operaciones donde perdió definitivamente las dos piernas con sus respectivos pies, colocándole en su lugar los muñones necesarios para poder colocar las extremidades ortopédicas. El atentado dejó un saldo de 3 muertos y 170 heridos. Se desconoce si la responsabilidad del ataque perpetrado fue obra de un par de individuos o una organización, o si los mismos son de carácter nacional o internacional. Debe quedar claro que toda vez que se atacan blancos civiles el atentado constituye un acto terrorista. Cabe reflexionar sobre los responsables del ataque. Ambos eran de origen checheno, debidamente nacionalizados en los Estados Unidos. Uno de ellos murió en el atentado. El otro fue condenado a muerte por las autoridades judiciales del estado de Massachusetts. La sentencia no se ha llevado a cabo. Nunca se encontraron vinculaciones entre ellos y la causa chechena. En cuanto a la película, estamos ante un film honesto, con un mensaje positivo sobre la fuerza de voluntad de un individuo. En síntesis, un film que interesa, entretiene con un buen argumento y una narración cristalina que cumple con las expectativas despertadas ante su estreno.