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Crítica de “Diego Maradona”, de Asif Kapadia (Sección Oficial – Fuera de Competencia) - #Cannes2019
Más allá de haber dirigido varias películas de ficción (El guerrero, Far North, Ali and Nino) e incursionado también en el mundo de las series (filmó varios episodios de Mindhunter), el londinense Asif Kapadia es reconocido como uno de los mejores documentalistas de la actualidad. Sus retratos sobre dos figuras talentosas que murieron demasiado jóvenes como el piloto brasileño Ayrton Senna y la cantante inglesa Amy Winehouse le valieron los máximos premios posibles. Amy, por ejemplo, tuvo su estreno mundial en Cannes 2015, fue vendida a Netflix y al año siguiente terminó ganando nada menos que el Oscar. ¿Seguirá Diego Maradona el mismo camino? Por lo pronto, DIRECTV ya adquirió los derechos para América Latina.
Las más de dos horas de película se concentran en su época de esplendor y derrumbe en Nápoles (1984-1992). Si bien hay un prólogo de unos cinco minutos sobre sus muy humildes orígenes en Villa Fiorito y una coda sobre sus intentos de recuperarse de la adicción a la cocaína, casi todo el relato está enfocado en su llegada al Napoli luego de su frustrante paso por Barcelona y cómo logró que un equipo casi quebrado en lo económico y acostumbrado a pelear por no descender en lo futbolístico terminara ganando dos campeonatos italianos superando a los poderosos del norte (Juventus y Milan) y hasta la copa de la UEFA en el plano europeo.
Con la típica estructura de surgimiento, apogeo y caída, Kapadia construye con su habitual solvencia y potencia un arco narrativo que tiene varios hallazgos: las imágenes en muchos casos inéditas tomadas en su intimidad por dos camarógrafos entre 1981 y 1987, el amor apasionado y desbordante de los habitantes de la ciudad hacia su ídolo (su “dios”), la relación cada vez más cercana y peligrosa con la camorra napolitana (los Cutolo y sobre todo con el clan rival de los Giuliano), los estragos de la droga en su vida personal y los excesos de su vida nocturna (de lunes a miércoles, para luego limpiar los rastros de cocaína y llegar al siguiente domingo), la creciente tensión con el presidente del club Corrado Ferlaino, las tremendas infiltraciones para aliviar los dolores en todo el cuerpo, su larga historia de encuentros y desencuentros con Claudia Villafañe, el conflicto con Cristiana Sinagra por una paternidad que el astro tardó 18 años en reconocer y la vendetta de la que fue víctima tras eliminar por penales con la selección argentina a Italia en la semifinal del Mundial de 1990.
Pese a que no escapa a todas esas cuestiones controvertidas (ni siquiera al conflicto de Malvinas), Kapadia construye un relato noble y equilibrado desde la admiración, el respeto, sin excesos amarillistas. Por supuesto, la película también tiene en su inevitable didactismo para una audiencia internacional muchas imágenes (en general planos cortos) de sus hazañas deportivas y varios de sus “grandes éxitos”, como la rivalidad con Pelé o el segundo gol a los ingleses en México 1986 con relato de fondo a cargo de Víctor Hugo Morales que, incluso en la siempre solemne función de gala, se gritó y se aplaudió como si fuese una cancha de fútbol.
Además de los testimonios clave de Signorini, Arcucci, Gonzalo Bonadeo, ex compañeros y varios especialistas extranjeros (todos en off, ya que nadie aparece en cámara), también hay confesiones del propio Maradona, entrevistado para la película en varias ocasiones. De todas formas, el mayor hallazgo del documental es la intensidad de la narración, la sensación de home movie, de cinéma verité, de estar siempre cerca de los hechos, con esa mezcla de caos, furia, desenfreno y urgencia en la vida real que contrastaba, dentro del campo de juego, con una combinación única de inteligencia, elegancia, plasticidad, habilidad y talento.
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Cierre de la trilogía iniciada con 36 horas (2021) y Cuando oscurece (2022).
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Ya se puede ver el documental sobre ?#Maradona hecho por Asif Kapadia, director de otros documentales muy elogiados como el de Ayrton Senna? o Amy Winehouse?. Basado mas que nada en horas de archivo de los años de Diego en Napoles, muestra al que para mi, es el mejor Maradona, el del 87 al 89. Ya consagrado en México como el N°1 del mundo?, descarga todo su potencial haciendo ganar al Napoli el primer scudetto en su historia y colocandolo en la cima de Europa, algo que el club italiano jamas pudo repetir. La presentación en el estadio San Paolo, con las tribunas repletas y cientos de fotógrafos? asediandolo es algo jamas visto. Los tifosi producen un enfervorizado sincretismo, entre la liturgia religiosa católica (?San Gennaro, patrón delaciudad) y la figura terrenal de Maradona, como dios del fútbol. Son los años de la gloria futbolistica pero también de los vicios, las extravagancias, las luces rojas de los clubes nocturnos y de las escorts de alto standing; todo servido en bandeja por la camorra napolitana, el clan mafioso que marcó su agenda desde el primer día?. ¿Quienes somos nosotros para hacer esa estúpida diferencia entre el "Maradona jugador"(el mejor de todos) y el "Maradona ser humano" (como persona mmm)? Acaso cuando vas a comprar carne haces esa diferencia con el carnicero??? (Me vende un vacío excelente...ahora como tipo es un desastre)?. No creo que tenga mucho sentido. Nosotros como pueblo, tenemos una historia muy reciente, ya que lo anterior a la conquista española fue borrado a la fuerza?. Por eso nuestros próceres son gentedel populacho, como San Martin, Gardel, Evita o Maradona. No hay nada que nos defina mejor como Nación, que el partido contra Inglaterra en el 86. El "pibe lauchita, de un barrio de lata", que le roba un gol con la mano al poderoso pirata ante los ojos del mundo. Y que despues, tiene la confianza y el talento para pasar medio equipo y aunque le tiren a matar hacer el mejor gol de todos los tiempos. La elección de Diego de ir a jugar a un club y una ciudad como Napoles no es casual. Él termina siendo la bandera de la Italia pobre, contra el poderío del norte rico. Y es un rebelde. Y no se lo perdonaron... + en @bernikingfasfoto