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Crítica de “Medium”, de Edgardo Cozarinsky (Forum) - #Berlinale
La figura de la pianista Margarita Fernandez le permite al director de La guerra de un solo hombre, Guerreros y cautivas, Citizen Langlois, Fantasmas de Tanger y Carta a un padre concretar otro sensible, riguroso y bello retrato.
A los 93 años, Margarita Fernández es un mito viviente del arte argentino. Eximia pianista y compositora, fue parte fundamental de la vanguardia de las décadas de 1960 y 1970, integró el mítico Grupo de Acción Instrumental, participó en La pieza de Franz, de Alberto Fischerman, pero sobre todo es una referente insoslayable para decenas de discípulos y melómanos que se han formado con ella. Además, es amiga del director Edgardo Cozarinsky desde hace casi medio siglo.
Pero Medium no es un retrato documental clásico ni apuesta a una acumulación de datos tomados de Wikipedia. Es cierto que por momentos vemos a Margarita -quien ya trabajara como “actriz” en La vendedora de fósforos, de Alejo Moguillansky- interactuar con sus alumnos adolescentes o mirando fotos mientras rememora sus experiencias profesionales y de vida en Europa, pero en verdad la belleza y la singularidad de esta película pasa por verla/escucharla tocar (en determinado momento de su vida pasó más de una década sin sentarse al piano) alguna composición de Brahms (su gran pasión), de Debussy, de Schumannn o del argentino Martín Bauer, con quien compartió más de un proyecto artístico; o simplemente hablando de música con sus siempre particulares e intensas teorías.
Medium es, en ese sentido, la exaltación, la celebración de un arte, del diálogo y el traspaso generacional, y de un tiempo que está llegando a su fin (hay algo ya no solo melancólico sino incluso testamentario en el film). La casona que parece propia de otra época, unos planos de un bar antiguo como Los Galgos... toda la selección de imágenes tiene que ver con una Buenos Aires que no es esta del vértigo, la sordidez y la superficialidad actuales.
Pero Medium no es “solo” una película sobre una pianista legendaria y virtuosa sino sobre un personaje de una cultura descomunal, al punto que ha estudiado hasta el más mínimo detalle, por ejemplo, la técnica actoral de Greta Garbo. Así, el cine, la ópera, la literatura, el teatro y la danza también fluyen entre los 70 minutos de ese retrato de un experto en retratos no ortodoxos ni convencionales como Edgardo Cozarinsky.
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