Críticas
Streaming
Crítica de “The White Lotus”, serie de Mike White (HBO Max)
White concibió en plena pandemia una despiadada sátira social que, luego del enorme éxito cosechado, ya tiene una segunda temporada asegurada.
The White Lotus (Estados Unidos/2021). Guion, dirección y showrunner: Mike White. Elenco: Murray Bartlett, Connie Britton, Jennifer Coolidge, Alexandra Daddario, Fred Hechinger, Jake Lacy, Brittany O'Grady, Natasha Rothwell, Sydney Sweeney y Steve Zahn. Duración: 6 episodios de una hora cada uno. Disponible en HBO Max.
Atención: esta crítica contiene algunos spoilers.
A Mike White lo conocemos como prolífico actor (sobre todo de comedia), guionista (Chuck & Buck, Escuela de rock, Nacho libre, Una buena chica), creador junto a Laura Dern de la serie Enlightened y algo menos como director (Year of the Dog, Un papá singular). Ahora, en su cuádruple rol de coproductor, showrunner/creador, guionista y director de los 6 episodios de The White Lotus, se confirma como un satirista consumado, un exponente de la mejor comedia negra con ácida crítica social.
Es cierto que la apuesta coral de The White Lotus está siempre al borde del regodeo en el patetismo, del estereotipo en el retrato de las miserias y angustias de varios millonarios de vacaciones en un lujoso resort playero en Hawaii, pero el resultado termina siendo no solo convincente sino también muy provocador, algo así como una versión actualizada y despiadada de clásicos como La isla de la fantasía o El crucero del amor.
Todo comienza con un ataúd. En el aeropuerto vemos a un atribulado Shane Patton (Jake Lacy) admitiendo que alguien murió en el complejo all-inclusive y que el cuerpo de la víctima será cargado en el siguiente avión. Quién es la víctima, quién el asesino y por qué ocurrió son interrogantes que recién se responderán en el sexto y último episodio. Como en una novela de Agatha Christie, las relaciones se enturbian y las irritaciones crecen hasta tal extremo que cualquiera podría ser capaz de cometer la peor de las atrocidades. De todas formas, uno de los principales hallazgos de White es mantener siempre un tono ligero y fluido, aun cuando los personajes puedan dar rienda suelta a más sadismo y cinismo que los de Fargo o Succession.
White también nos permite ingresar en la intimidad (individual y colectiva) de sus distintas criaturas sin que el interés se resienta. Por un lado está Armond (Murray Barlett), el gerente del hotel (un gay alcohólico y drogadicto con una doble cara que resulta tan desopilante como políticamene incorrecto) y la masajista negra Belinda (Natasha Rothwell), que es algo así como la voz de la conciencia y la cordura, aunque está desesperada por conseguir el dinero suficiente como para armar su propio negocio y huir de allí. Como posible mecenas de su emprendimiento de belleza y salud aparece Tanya (Jennifer Coolidge), una mujer borderline que viaja para arrojar las cenizas de su madre al mar.
Y luego está una pareja de recién casados como la del mencionado Shane y Rachel (Alexandra Daddario), una periodista sin rumbo que siente que su vida ha quedado demasiado condicionado a las órdenes y al dinero de su flamante marido (y de su también insoportable suegra interpretada por Molly Shannon); y, finalmente, la familia Mossbacher con el matrimonio de Mark (Steve Zahn) y Nicole (Connie Britton), un hijo de 16 llamado Quinn (Fred Hechinger) y la ya universitaria Olivia (Sydney Sweeney), quien además llega acompañada por su amiga Paula (Brittany O’Grady).
Durante los 6 episodios hay un poco de todo: sexo, drogas y... música hawaiana, pero también robos de joyas, paseos en barco y buceo, conflictos étnicos y raciales, profundas diferencias de clase y generacionales. White tiene la suficiente inteligencia como para darles entidad y profundidad a cada personaje, repartir momentos de ternura y otros monstruosos, de “salvar” y luego “condenar”(o viceversa) a cada uno de ellos, aunque queda claro que tiene mayor simpatía por los freaks como Quinn, que encuentra en sus amigos del remo algo de remanso frente a la locura familar.
The White Lotus -rodada en medio de una rígida burbuja en Maui durante la pandemia- aborda cuestiones muy de estos tiempos (el turismo de lujo con sus despropósitos y sus aberraciones, el materialismo, la codicia, la arrogancia, las neurosis incluso en tiempos de supuesto ocio y placer) y lo hace con un bienvenido desparpajo tanto desde la dirección como desde el aporte de un elenco extraordinario. Una serie que en su superficie divierte, pero en su trasfondo nunca deja de inquietar.
Hacete soci@ de OtrosCines/Club
Con un aporte de solo 250 pesos por mes, accedé a la newsletter semanal con información, recomendaciones y análisis de tendencias solo para suscriptor@s, así como a otros beneficios exclusivos, y ayudás a sostener un proyecto periodístico independiente y de calidad.
Más información: OtrosCinesClub@gmail.com
Suscribirme
COMENTARIOS
-
SIN COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



CRÍTICAS ANTERIORES
El realizador de Chungking Express, Cenizas del tiempo, Felices juntos, Con ánimo de amar, 2046: Los secretos del amor, El sabor de la noche y El arte de la guerra incursionó en el universo de las series con este superproducción de 30 episodios que con bastante atraso (en China se estrenó a fines de 2023) llega a plataformas de streaming como Filmin (5 capítulos el martes 17 de junio, otros 5 el martes 24, otros 5 el martes 1º de julio y los 15 restantes durante el próximo invierno europeo) y MUBI (en fechas a confirmar).
Esta mixtura entre el drama social en la comunidad de una isla y las vueltas de tuerca propias del género policial se ubicó en la primera semana desde su lanzamiento como lo más visto en la plataforma de la N roja.
-Esta producción de A24, que a nuestra región llega de forma directa al streaming, recrea de forma visceral un trágico hecho real ocurrido en Irak en 2006.
-Dónde ver las otras películas de Garland.
Publicaciones, cortos, series, videojuegos, espectáculos teatrales, atracciones en parques temáticos y -claro- tres exitosos largometrajes animados... A esta franquicia solo le faltaba una película live action y la sociedad entre DreamWorks y Universal la concretó apelando a la misma fórmula con que Disney suele reciclar sus clásicos.