Críticas

Streaming

Análisis de las claves de la serie coreana “El juego del calamar” (“Squid Game”), el fenómeno global de Netflix

Con reminiscencias de El cuboLos juegos del hambre y Battle Royale, del japonés Kinji Fukasaku, esta producción surcoreana se convirtió en un éxito sin precedentes que, más allá de sus hallazgos y limitaciones, merece algunas posibles lecturas sobre semejante éxito en sociedades con costumbres e idiosincracias muy diferentes.

Estreno 17/09/2021
Publicada el 07/10/2021


Imposible saber si mentía o no, pero hasta el propio Ted Sarandos dijo estar sorprendido por el éxito planetario de El juego del calamar, la miniserie coreana de nueve episodios de alrededor de una hora cada uno que desde su estreno es lo más visto en Netflix -en la Argentina, pero también en su propio país; en los Estados Unidos y en gran parte de Europa- y muy pronto se convertirá en la serie más vista de toda la historia de la plataforma.

¿Qué tiene, entonces, esta historia sobre un grupo de descastados hermanados por el gran desafío de sobrevivir a una serie de juegos infantiles para hacerse de un botín equivalente a 38 millones de dólares y cuya segunda temporada, obviamente, empieza a ser un plan concreto a futuro? 

Su estructura narrativa está lejos de ser novedosa. Como en El cubo, de Vincenzo Natali, hay varios extraños que no saben bien dónde están, ni quién los llevó ni mucho menos quién está detrás de todo el asunto. Si en aquella película eran menos de una decena de personas encerradas en un complejo de habitaciones con formas de cubo del que resultaba imposible salir, salvo que se cumplan una serie de objetivos, aquí hay 456 hombres y mujeres que en común tienen una abultada cantidad de deudas. ¿Acaso El juego del calamar funciona como metáfora de los caídos del sistema? No necesariamente, porque eso es apenas una anécdota que genera la principal motivación de los siete personajes centrales. 

Personajes, desde ya, bien distintos entre sí, con buenos y malos bien demarcados que, a medida que avance el relato, formarán distintos grupos para ayudarse entre ellos (y perjudicar a sus rivales). Una serie de alianzas que contribuyen a generar empatía hacia los más débiles (ver el episodio de la cinchada). Difícilmente El juego del calamar sería el éxito sin ese componente de debilidad en sus protagonistas. 

La mecánica de la serie es, a estas alturas del partido, con cientos de notas en decenas de portales informativos, conocida: cada episodio incluye un juego infantil que los participantes deberán sortear. Quienes ganen, continúan jugando…y vivos. Quienes pierden, quedan afuera…y muertos. Como Battle Royale y la saga de Los juegos del hambre, pero con un contexto mucho más elusivo, pues aquí no hay, como en las adaptaciones de la saga de Suzanne Collins, un villano del estilo del Presidente interpretado por Donald Sutherland. Sí se ve que todo es controlado por un hombre desde una inmensa habitación repleta de monitores. 

El pozo acumulado, que se incrementa juego tras juego, opera como la zanahoria perseguida por todos. Y hay unos guardias con trajes rojos que lleva a pensar en La casa de papel y con los rostros cubiertos por unas máscaras tipo esgrima que los mantienen –al menos durante los primeros episodios- bajo el anonimato. Con los participantes vestidos de traje verde, El juego del calamar propone un contraste constante de tonalidades, una simplificación visual que clarifica la dinámica de los juegos. 

Si bien Sarandos ha dicho varias veces que la serie no fue pensada en base a los algoritmos, lo cierto es que, a partir de ese contraste, está todo dado para que sea “fácil” de ver. Y ni hablar de los cliffhangers, esos recursos narrativos por el cual se crea una situación de gran tensión dramática que queda interrumpida y se completa al capítulo siguiente. Muy difícil no pasar al siguiente episodio cuando los protagonistas quedan colgados de una soga ante un abismo. 

Y así avanza Los juegos del calamar, entre pruebas cada vez más duras, una violencia inusitada (y ultra sangrienta) para los parámetros de la N roja, la humanidad de sus desesperados protagonistas y una buena cantidad de traiciones y engaños que generan una tensión que no da respiro. Una serie que no descubre nada nuevo, que emana el olor a refrito de distintas películas, pero que sabe lo que quiere. Y, sobre todo, cómo conseguirlo.


 

Cómo y por qué suscribirse a OtrosCines/Club

Las suscripciones son la mejor manera para que las lectoras y los lectores apoyen directamente a los emprendimientos periodísticos independientes y ayuden a sostener un producto de calidad.

Gracias a un aporte de apenas 250 pesos mensuales (el costo de un café), que se debita de cualquier tarjeta vía Mercado Pago, las suscriptoras y suscriptores acceden cada viernes a primera hora a una cuidada y curada newsletter con análisis, información y recomendaciones.

Además, hay otros beneficios (últimamente con plataformas de streaming como Películas Nobles o Comunidad Cinéfila), videoconferencias exclusivas e importantes descuentos para todos nuestros cursos y talleres.

Promoción: Quienes se sumen hasta finales de octubre tendrán acceso sin cargo adicional a las últimas 20 newsletters exclusivas.

Para más información nos pueden escribir a OtrosCinesClub@gmail.com 


SUSCRIPCION INDIVIDUAL: $250 mensuales

Suscribirme



SUSCRIPCIÓN INSTITUCIONAL (para empresas y organizaciones que quieran sumar su apoyo): $1.000 mensuales

Suscribirme 


 

COMENTARIOS

  • SIN COMENTARIOS

DEJÁ TU COMENTARIO


CRÍTICAS ANTERIORES


Crítica de “Acto encubierto” (“Deep Cover”), película de Tom Kingsley con Bryce Dallas Howard, Orlando Bloom y Nick Mohammed (Amazon Prime Video)
Diego Batlle

Tras su paso por los festivales SXSW London y Tribeca, se estrenó el 12 de junio en el servicio de streaming de Amazon esta comedia policial con más hallazgos que traspiés.

LEER MÁS
Crítica de “Elio”, película animada de Pixar y Disney
Diego Batlle

Las aventuras espaciales de un niño huérfano se ubican entre lo menos relevante de la rica historia de la factoría Pixar.

LEER MÁS
Cómo es “Blossoms Shanghai”, la serie de Wong Kar-wai (MUBI / Filmin)
Diego Batlle

El realizador de Chungking Express, Cenizas del tiempo, Felices juntos, Con ánimo de amar, 2046: Los secretos del amor, El sabor de la noche y El arte de la guerra incursionó en el universo de las series con este superproducción de 30 episodios que con bastante atraso (en China se estrenó a fines de 2023) llega a plataformas de streaming como Filmin (5 capítulos el martes 17 de junio, otros 5 el martes 24, otros 5 el martes 1º de julio y los 15 restantes durante el próximo invierno europeo) y MUBI (en fechas a confirmar).

LEER MÁS
Crítica de “Los sobrevivientes” (“The Survivors”), miniserie australiana de Tony Ayres (Netflix)
Ezequiel Boetti

Esta mixtura entre el drama social en la comunidad de una isla y las vueltas de tuerca propias del género policial se ubicó en la primera semana desde su lanzamiento como lo más visto en la plataforma de la N roja.

LEER MÁS