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Entrevista a María Alché y Benjamín Naishtat: “La risa es algo potente, profundo y serio”
Por Diego Batlle
Los directores de Puan -flamante ganadora de dos premios en el Festival de San Sebastián- dialogaron con OtrosCines.com sobre su comedia política que llega este jueves 5 de octubre a los cines de Argentina.
María Alché se formó en la ENERC, debutó como actriz en 2004 con La niña santa, dirigió notables cortos como Noelia y Gulliver, y en 2018 estrenó su elogiada ópera prima, Familia sumergida. Benjamín Naishtat estudió en la FUC y rodó los largometrajes Historia del miedo (2014), El Movimiento (2015) y Rojo 2018). Pareja artística y "en la vida real" (tienen dos hijos pequeños), acaban de ganar el premio a Mejor Guion en el Festival de San Sebastián por Puan (aquí nuestra crítica), película que narra las desventuras de un profesor de Filosofía Política en la UBA (Marcelo Subiotto, también galardonado en San Sebastián por su trabajo en el film).
¿Cómo y cuándo surgió la idea de Puan?
MARÍA ALCHÉ: Lo primero que surgió fue hacer una película para Marcelo Subiotto. Marcelo es un actor extraordinario con habilidades para el canto, la acrobacia, con gran entrenamiento físico. Nos sedujo la idea de escribir algo para él. No es habitual empezar por el actor, pero así fue. Sí sabíamos que tenía que tener algo de tono de comedia. Recién ahí empezamos a pensar en el universo de la Filosofía que de alguna manera para los dos nos resulta familiar y lo conocemos desde diferentes perspectivas. Y luego la deriva del guion nos fue llevando hacia otros lugares, la propia escritura nos fue sorprendiendo.
BENJAMÍN NAISHTA:. La idea fue Puan, que no es solo Filosofía y Letras de la UBA sino todo un micromundo muy particular. Nos interesaba también el edificio, que fue una fábrica de cigarrillos y tiene por lo tanto una impronta industrial. Ahí adentro se está pensando el sentido del mundo, de vivir. Buscamos un contrapunto entre lo que se está pensando ahí y la realidad del espacio con su arquitectura rocambolesca. Marcelo (Subiotto) y María (Alché) pasaron por las aulas de Puan, por lo que es un lugar bastante familiar y cercano. Además, mi padre docente de Filosofía de la UBA, aunque en otra facultad.
ALCHÉ: Pensamos a Marcelo como profesor de Filosofía, con su cuerpo y su torpeza en la vida cotidiana, pero también en otro nivel y estadío. Nos preguntamos sobre el derecho a pensar las Humanidades en un país como Argentina. Parecería como que las grandes preguntas de la Filosofía sobre el espacio, sobre Dios, le corresponden a otros países más avanzados o con sus urgencias resueltas. Sin embargo, hay como una decisión muy contundente de Puan: nosotros acá, incluso en estas condiciones, vamos a tener teóricos de cuatro horas, vamos a ir contra la velocidad, la aceleración del presente, lo efímero de TikTok, nos manejamos con otros tiempos, otras reglas, ponemos en valor a los profesores y profesoras que van a contrapelo para pensar y hacernos preguntas. Por lo tanto, Puan terminó yendo de la comedia torpe y el gag a algo mucho más serio y ambicioso.
NAISHTAT: Nosotros creemos que ahí adentro hay profesores que de alguna manera están salvando el mundo contra las tendencias del mundo, la sociedad y la civilización. Hay allí algo milagroso que todavía late. Pero nos planteamos eso desde un tono para nada solemne.
Ustedes provienen de un cine más serio y autoral, ámbito en el que la comedia no goza de tanto prestigio ¿Siempre les gustó la comedia y pensaban en incursionar en el género?
ALCHÉ: Por todo eso que decís es que justamente me encanta. Que un festival como San Sebastián haya priorizado otro tipo de películas me parece un hallazgo. La gente riéndose en una sala es la experiencia más linda del mundo. La risa es algo profundo y serio. Poder conmoverse y empatizar desde la risa genera una felicidad máxima para un realizador. El hecho de poder tocar algo del ser humano es algo de lo mágico que tiene el cine. Hay ahí algo de alquimia, de transformación. La risa tiene también algo muy potente. El bufón que viene a contarte unas verdades.
-Más allá de lo intelectual, la presencia de un humor físico, puro y esencial, era un terreno que ustedes no habían explorado en sus trabajos previos ¿Cómo tomaron ese desafío?
NAISHTAT: Fue claramente el principal desafío desde la puesta en escena. En ese sentido, creemos que muchas cosas quedaron bien y otras podrían haber funcionado mejor, pero en general estamos muy contentos, Marcelo tiene mucho que ver en el resultado porque tiene una capacidad física digna de un Peter Sellers.
¿Peter Sellers fue una de las referencias que tenían?
NAISHTAT: Peter Sellers, las comedias de Alexander Payne...
El protagonista por momentos me hizo recordar al personaje de Barry Egan de Adam Sandler en Embriagado de amor / Punch-Drunk Love, de Paul Thomas Anderson...
ALCHÉ: Sí cuando la pensamos hablamos desde esa película de Paul Thomas Anderson hasta Buster Keaton, de la comedia física más pura, del regador regado... La historia del cine desde sus inicios estuvo marcada por el gag.
NAISHTAT: También hay algo de la comedia política a la Nanni Moretti, de Pier Paolo Pasolini, el cine italiano siempre incursionó en la política de una manera más desacartonada, menos intelectual y solemne que, por ejemplo, el francés...
¿Cómo fue el trabajo de casting y de preparación con el elenco?
ALCHÉ: Ensayamos mucho con ellos. Para su preparacón tanto Leo (Sbaraglia) como Marcelo entraron en contacto con filósofos y filósofas reales. Lo hicieron porque los ayudaban a componer sus personajes, tener en cuenta lo físico, su forma de hablar, de relacionarse con los contenidos que transmiten. Ambos demostraron gran seriedad y dedicación. Nos cuidamos en el caso de Leo de evitar el cliché. Trabajamos mucho con ambos la humanidad y la contradicción de sus personajes, eso de desear lo que tiene el otro. El resto del elenco también fue un lujo porque son todos actores y actrices que admiramos y queremos. Varios tuvieron apenas tres o cuatro días de filmación, pero incluso en ese tiempo limitado se involucraron mucho y fueron muy generosos.
NAISHTAT: Como teníamos un rodaje acotado a cinco semanas (y dos días en Bolivia) optamos por trabajar mucho en la previa con los actores e incluso con la directora de fotografía Hélène Louvart para así llegar al set con muchas ideas ya acordadas.
¿Cómo es el trabajo conjunto? ¿Se dividen, por ejemplo, con uno más concentrado en la puesta escena y otro en la direccion de actores, o se consultan cada decisión y hacen todo “a cuatro manos”?
NAISHTAT: En la previa hablamos de dividirnos algunas escenas, pero finalmente queríamos estar en todo, no perdernos nada. Nos gustó mucho la experiencia, ninguno tenía ganas de irse. Es todo bastante intuitivo y casual, va cualquiera de los dos cuando considera que hay que dar una indicación. El principal condicionante fue que tenemos dos hijos muy chiquitos (de uno y tres años durante el rodaje, ahora de dos y cuatro) y por ahí, si se filmaba muy temprano, llegaba primero uno de los dos o alguno se iba antes para estar con ellos. Fue una ingeniería compleja en todo sentido. Hasta los llevamos al rodaje en La Paz...
ALCHÉ: ¡Dos veces! Para el scouting y rodaje. La verdad que el largo paréntesis de la pandemia nos dio tiempo suficiente como para desarrollarla y pensarla bien.
NAISHTAT: El mérito principal es de los productores. Trabajamos con la productora de María, Bárbara Francisco, y con los productores de mis películas previas, Barbara Sarasola-Day y Federico Eibuszyc. Ellos se arriesgaron a hacerla como nosotros lo pedimos. Marcelo es un recontra actorazo, pero no tiene la fama que merece (esperemos que eso cambie después de esta película). El guion era con Marcelo y Mara (Bestelli) como protagonistas, y ellos dijeron de ir para adelante.
ALCHÉ: Desde siempre el equipo fue como la unión de esas dos fuerzas (mi productora y los de Benjamín) y formamos un grupo de cinco. Tuvimos discusiones creativas que potencian.
NAISHTAT: Rodamos durante octubre y noviembre, y la filmación coincidió con tres partidos de Argentina en el Mundial de Qatar, por suerte en fase de grupos. Demandó una gran negociación, nos quitó horas, nos obligó a un plan de rodaje muy preciso. Durante el partido con Arabia hubo u grupo de voluntarios y voluntarias dispuesto a no ver el partido, entre ellos Marcelo, Leo y yo. Durante el mundial soy futbolero, pero esta era mi película (sonríe).
ALCHÉ: En otro partido directamente paramos y lo vimos proyectado en Puan. ¡Estaba toda la facultad!
NAISHTAT: Decidimos no rodar de noche porque teníamos dos hijos muy chiquitos. Contamos con excelentes equipos, buenos decorados, un montón de extras: condiciones muy propicias teniendo en cuenta lo que es filmar hoy en la Argentina. Y tuvimos también mucho apoyo de las autoridades de la facultad, del centro de estudiantes. Confiaron en el proyecto, abrieron las puertas, participaron. Y ahora están contentos con el resultado.
¿Cómo están viviendo la experiencia de presentarla en festivales?
NAISHTAT: Los festivales son espacios fantásticos. Lamentablemente, muchos están en crisis, en vías de extinción, como el Graba de Mendoza, al que íbamos a ir con la película y se canceló, pero no sentimos ninguna contradicción al respecto. Algunos tienen glamour, otros no. Como durante el resto del año nuestra vida tiene cero glamour nos encanta ir unos días a San Sebastián y recorrer la alfombra roja y esas cosas. Pero pensamos el lanzamiento comercial justo después de San Sebastián para conectar con y en lo posible incidir en este clima político. Para nosotros de alguna manera extraña resulta un buen momento para concretar un estreno con un máximo de potencia. Si hubiésemos ido a un festival en el invierno europeo hubiese sido una mala fecha para el estreno en Argentina.
¿Cómo se sienten frente al estreno de la película en este contexto sociopolítico?
ALCHÉ: Por una lado, con una sensación de alegría por una película que nos llevó muchos años de esfuerzos y a la que pusimos mucho corazón, felices de poder compartira con el público; y, por otro, muy movilizados por el contexto y con la esperanza de que la película puede tener cierta conexión con este presente.
¿Y cómo están viviendo este momento del país con las amenazas de cierre del INCAA de un candidato como Milei? Se supone que quienes trabajan con los gigantes del streaming seguirán filmando, al igual que ese cine “de guerrilla” que se hace por fuera del sistema de subsidios, pero para el cine industrial de autor en el que se manejan ustedes el panorama pinta desolador...
NAISHTAT: Ni siquiera me parece que lo principal sea hablar del eventual cierre del INCAA. Estamos frente a algo mucho más grave: la posibilidad concreta de que Argentina tenga un gobierno fascista. Noto mucho pudor e impericia por parte del periodismo de no poner la palabra fascismo. Se trata de una fuerza intolerante, negacionista de los crímenes de lesa humanidad que hubo en este país, y que quiere destruir el Estado. Y el cine es solo una de las cosas que pueden caer en la volteada. Me parece importante porque es parte de mi vida, claro, pero no es de la primera que me sale hablar. Primero me sale defender la educación pública, porque tenemos una hija que va a una escuela pública, al CONICET, a la salud pública. Defiendo la existencia de un Estado fuerte para garantizar una comunidad solidaria y organizada. Hay que decir las cosas por su nombre: tenemos que poner la mayor de las energías y organizarnos frente a la existencia de una patota fascista. Cuando hubo fascismo no hubo cine, hubo hiatos importantes como durante la última dictadura militar. El peligro es enorme y hay que defender a la cultura.
ALCHÉ: Luego del shock inicial, de la desorientación, de la falta de organicidad política, creo que ahora sí hay conciencia del peligro. Se organizaron asambleas muy representativas en el sector audiovisual, yo participo también en reuniones con la comunidad de la ENERC. Ojalá todo este proceso nos permita volver a repensar todo. Lograr que la cultura llegue a las verdaderas bases, diseminarla por todo el país, que sea más federal... Pero también hay que estar atentos a cosas elementales y urgentes como la violencia política de las patotas. En este contexto tan particular y si se quiere hostil estamos contentos de lanzar Puan, que es como nuestra herramienta de militancia, nuestro aporte, algo que escribimos hace tres años sin saber que se iba a estrenar en medio de esta realidad nacional y mundial, porque el auge de la ultraderecha es algo epocal. Vamos a acompañarla por un montón de lugares, en las provincias, en los barrios, en los centros culturales, para que sirva también como disparador para el encuentro y el debate.
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