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BAFICI 09: Yo recomiendo
Hay en este texto algunos títulos recomendados, pero nuestro inclemente columnista no puede con su genio y "recomienda" algo bastante más controvertido que tal o cual film: abolir la competencia internacional. Pasen y vean.
Sabemos que entre esos títulos desconocidos hay unos cuantos que será de nuestro agrado. Claro, siempre y cuando se nos ocurra elegirlos. Porque también sabemos que si nos dedicamos a ver películas al azar los resultados pueden llegar a ser decepcionantes. Y eso no es culpa de los programadores del BAFICI sino de dos factores. Si nos ponemos subjetivos, podemos decir que cada película tiene su público. Y, si intentamos una evaluación objetiva, porque no hay 150 largos por año (descontemos retrospectivas y quedémonos con las películas nuevas) lo suficientemente estimulantes.
Detengámonos aquí un instante. Dije “suficientemente estimulantes”, una expresión ambigua. Trataré de precisarla diciendo lo mismo de otra manera. Admitamos que los programadores hayan hecho un trabajo impecable. En ese caso, habrán seleccionado una amplia mayoría de películas que tienen méritos, que no son bodrios y merecen, para ponerlo burdamente, una calificación entre seis y diez puntos. Pero de ningún modo podrán evitar que haya una mayoría de seis puntos porque ese es el tenor del cine que se produce en el mundo. Y no estamos seguros de querer ver, si elegimos al azar, esas películas de seis puntos ¿Qué solución tiene esto? No es la de eliminar películas, sino la de producir una información refinada y completa con un objetivo: que cada espectador encuentre con más facilidad su propio programa sin tener que limitarse a lo seguro. Es que cada film de la selección presenta seguramente peculiaridades temáticas, genéricas, geográficas o estilísticas que justifican su inclusión aunque no la hagan imprescindible para todo el mundo pero sí apropiadas para ciertos espectadores. La idea de un festival compuesto por un material inevitablemente novedoso y sofisticado, ofrecido a una cultura cinematográfica universalista y homogénea es cada vez más una idea del pasado.
Pero hay una mejora complementaria para lograr un acceso más fluido a las películas. En ese sentido, propongo algo que vengo pensando desde algún tiempo y quiero hacer público aquí: la eliminación de la competencia internacional. El BAFICI cumple once años, es un festival importante y consolidado. Por lo tanto, tiene resto como para no atarse a la fórmula de sus primeras ediciones. Es verdad que la competencia les gusta a las autoridades, a los periodistas perezosos y a los productores que siempre buscan un premio. Pero también esa arquitectura (a la que se viene agregando en las últimas ediciones la inexplicable sección Cine del futuro) condiciona todo el trabajo anual de la programación. Porque hay que dedicar buena parte del esfuerzo a buscar primeras y segundas películas (que desde la revolución digital constituyen una zona cada vez más irrelevante como categoría) que difícilmente reúnan un interés promedio que justifique su exhibición aparte del resto de los films. Nuevamente, a juzgar por la experiencia de los últimos años, las peliculas en competencia no son necesariamente malas. Tienen sus méritos pero globalmente no justifican su inclusión en una sección de elite. Son, en general, películas correctas, a veces frescas, pero en su mayoría un poco académicas, cada vez más previsibles, derivativas de otras películas “jóvenes” y orientadas a participar de ese tipo de certámenes. Hay muchos festivales en el mundo con competencias del mismo tipo. No era así en 1999, cuando comenzó el BAFICI. Hoy, la idea empieza a ser redundante. La competencia tiene, además, varias consecuencias indeseables: atención insuficiente de la prensa frente a otras películas, premios inmerecidos y hasta la necesidad de pagarle el pasaje a los directores que compiten, cuando no son necesariamente los invitados más interesantes.
Pero hay otro problema: las películas argentinas. En primer lugar, la conflictiva necesidad de separar entre las que compiten en la selección internacional y la nacional con reglamentos siempre confusos. Pero, sobre todo, porque lo que el festival tiene para ofrecer como primicia es el cine argentino. Y la competencia internacional, sin tener algo demasiado relevante que ofrecer, opaca a la local. Mi propuesta es que la única competencia del festival sea la de películas argentinas. Por supuesto, no estoy diciendo que sean en principio mejores que las extranjeras, pero sí que el BAFICI les daría la visibilidad que puede asegurarles mucho más que a sus contrapartidas foráneas que ya vienen, por lo general, de consagrarse en distintos festivales. Una única competencia dedicada al cine nacional lograría, me parece, ser una atracción importante en futuras ediciones. Y le devolvería al resto de la las películas de la selección el derecho a la igualdad, a una existencia sin privilegios ni jerarquías. Y también facilitaría una programación más libre y una reflexión más equilibrada sobre el estado del cine internacional.
Dicho esto, me gustaría contradecirme un poco. Hay este año en la competencia internacional una película extraordinaria: Aquel querido mes de agosto, del portugués Miguel Gomes. Por supuesto, no vi toda la producción, pero estoy convencido de que es la mejor película hecha en cualquier parte y a cualquier edad durante 2008. Es un film original, inspirado, irrepetible y feliz. Muchas películas cabalgan en el límite de la ficción y el documental. Esta es una de las pocas que logra ser una ficción y un documental, como si la película se desdoblara y verla fuera asistir a dos funciones en lugar de una. Y llevarse, de paso, un disco de regalo, ya que además tiene una gran relación con la música. Es la segunda película de Gomes, pero su obra incluye una multitud de cortometrajes además de su primer largo (el programa incluye una retrospectiva con ese material). Es un cineasta joven pero no sólo brillante sino notablemente maduro como tal, que tiene una idea muy firme y muy sofisticada sobre el cine. Estamos hablando de un film de tal envergadura que permite agregar a su director a la lista formada por Manoel de Olivera, João Cesar Monteiro y Pedro Costa.
Ya que estamos, me gustaría agregar dos películas de la competencia que no vi pero a las que les tengo fe: Everyone Else, de Maren Ade; y Todos mienten, de Matías Piñeiro. Como dicen los franceses, les deseo a los lectores que pasen un bon festival.
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Al leer la acotación de Juan Villegas leo algo bastante más pedestre y concreto que lo que pudiera pensarse; y tiene que ver con que muchos cineastas (yo incluido) comemos y pagamos las cuentas gracias a algún premio que cae de vez en cuando. La mayor parte de las ventas internacionales (cuando no todo) queda en manos de los agentes de venta, y eso es sólo si llegan a vender algo, que es la menor de las veces. La distribución local en mi país (Chile) da risa y la televisión local nos compra las pelis a precio de huevo. Así las cosas, y sin una fortuna familiar que dilapidar, un premio en dinero es una zanahoria que vale la pena perseguir. En mi caso un par de premios de guión me permitieron pagar la renta, la comida y la ropa por algún tiempo, y de hecho ahora sueño con una zanahoria que me ayude a pagar las deudas y tal vez, comprar aquella soñada lavadora que tanto necesitamos mi mujer y yo. <br /> Pero como los festivales son celosos, muchas veces no desean premiar la misma película que otro festival ya premió; y es así que el número de zanahorias a las que uno puede aspirar se reduce con cada festival. Y como en esa cuenta regresiva valen tanto los festivales con competencia como los que no la tienen (o los que no escogen la película para esa competencia), al elegir entre un festival con premio y uno sin premio, obviamente se prefiere aquel en el que se puede alcanzar la zanahoria.<br /> Eso por el lado del director. <br /> El agente de ventas, obviamente, tiene sus propias razones (muchas veces premios de distribución que facilitan su tarea o la posibiidad de agregar un laurel más al poster para tratar de marketear mejor la peli o el ingreso por el screening fee en caso de que maneje los derechos no comerciales, etc.).<br /> En mi caso se trata de zanahorias, que a estas alturas van siendo casi la única forma de vivir del cine.<br /> Bueno, alguno dirá que siempre se puede tratar de hacer Slumdog Millionare. Pero bueno, creo que más vale la pena ser un conejo con algo de dignidad que un chanchito manipulador.<br /> <br /> Saludos Juan, Q y Gonzalo... snif! me hubiese gustado ir a este Bafici, pero como las zanahorias se acabaron hace tiempo, le tuve que hacer caso a mi madre y conseguirme un trabajo "de verdad".
Che "cinéfilo aplicado", estás completamente loco, jaja. Y yo que pensé que con mis 27 tenía una obsesión preocupante... veo que siempre se puede progresar, jaja.
Si no comprendo mal, la intervención de Quintín (quizás sería mejor escribir "opinión", al fin de cuentas es solo eso lo que creo que se pone en juego, aunque es evidente que no es una opinión con el mismo peso que el de un boletero del Hoyts, o un ex boletero, para guardar las proporciones en la analogía) intenta evitar que los organizadores se duerman y pongan el piloto automático porque la cosa parece marchar bien. Creo que A. Di Tella lo subrayaba con toda la nitidez deseable: se trata de reinventar el Bafici.<br /> <br /> Veo un tono, a falta de una expresión mejor, "vanguardista" y exigente en la posición vertida, la cual me parece saludable como voz disidente, pero creo que algo que hace interesante al Bafici es que su gran cantidad de películas permite un equilibrio entre lo más nuevo junto a otros intereses. Es decir, me parece atendible lo dicho, pero también creo que habría que enmarcar esa tendencia dentro de un marco mas amplio.<br /> <br /> No soy parte del medio cinematográfico, pero si concurro asiduamente a salas en la ciudad de Buenos Aires y leo alguna que otra publicación y bibliografía un poco menos "coyuntural" sobre los temas vinculados al cine. Desde ese lugar, valoro mucho que el Bafici no sea solo lo mejor o lo mas nuevo, que también permita ver cosas que se apartan del gusto de la cinefilia hardcore, atenta a lo más actual. No todos estamos tan al tanto de la novedad, algunos preferimos otras opciones, y el Bafici ofrece, afortunadamente, varios recorridos posibles.<br /> <br /> A menos que el Bafici pueda representar una cierta "vanguardia" y ser un lugar para descubrir nuevos directores o películas (tomando al resto de los festivales importantes como parámetro, a los que jamás he ido), es decir, a menos que cuente con las posibilidades materiales de convertirse en tal cosa, el formato actual -que puede ser cuestionado y mejorado, obviamente- le permite combinar lo nuevo de lo nuevo con algo de ilustración cinematográfica para los mas novicios, lo cual permite que personas no tan cinéfilas puedan ver películas que de otro modo no verían en una sala de cine, formarse un poco, curiosear. En fin, abrir el cine independiente, o el cine de autor, o el cine no producido con la única intención de ganar dinero, a un público más amplio, sin por eso descuidar lo que solo se consigue en el Bafici. Me parece mejor que el festival se siga moviendo en esos equilibrios difíciles, aunque sea una opción con frentes diversos: que unos lo tilden de snob, otros lo critiquen por atrasado y haberse dormido en los laureles. Creo que ya dije lo que quería, y tiendo a ser reiterativo, me disculpo por esto. Saludos cordiales.
Che, yo saqué para 40!!!!
Respuesta a Winstone. Bajo ninguna. Es decir, bajo una: que el tiempo volviera atrás y de ese modo no hubiera dirigido el Bafici antes.
QUINTIN:<br /> Bajo qué condiciones volverías a ser parte del BAFICI?
Una crítica puntual que se puede hacer a esta edicion es la sección 'Backfici', con películas seleccionadas que tienen una disponibilidad bastante mayor que otras potenciales elecciones (por ejemplo, las ganadoras de otras ediciones, las de José Mojica Marins, algunas otras que formaron alguna vez parte de las competencias o el cine del futuro). Igual tampoco esta mal tener la posibilidad de verlas en fílmico.<br /> <br /> <br /> la seccion de para chicos en cambio es un acierto.<br /> <br /> Saludos!
Concuerdo totalmente con lo dicho por Diego.<br /> <br /> Y a Gonzalo Maza le diría que no tiene sentido seguir quejándose por la cantidad de películas. Si hay algo bueno en este festival es la posibilidad de ver todo tipo de películas que difícilmente se vea en otro lado, y cuanto más haya para elegir, mejor. Qué problema hay en que cada individuo particular no pueda ver todo? No está bueno que cada uno pueda hacer su festival? A mi me quedaron un montón de películas afuera, y saqué para ver 27 (de modo que entraría en tu categoría como "cinéfilo aplicado"). Prefiero estar contento de ver esa cantidad de películas antes que lamentar las que no voy a ver. Y si justo eliminan el tipo de pelis que te gustaría ver a vos? Por suerte, hay mucho para elegir, para todos los gustos. <br /> <br /> Y ya que estamos, es cierto lo que dice Sanmartiniana, sólo que la programación de "cine arte" en general no abarca producciones nuevas de todo el mundo, sino principalmente retrospectivas y muy de vez en cuando algún ciclo de cines nuevos, por eso el BAFICI sigue siendo una oportunidad casi única de ver este tipo de cosas. Si no fuera por el BAFICI, yo nunca hubiera conocido directores como, por ejemplo, Apichatpong Weerasethakul (como sea que se escriba), Michelange Quay, Pen-ek Ratanuarang, y tantos otros.
No leí el diario. De hecho, recién me levanto y leo el comment anterior. En principio "por qué no la sacaron ellos" no me parece la respuesta más lógica a una propuesta que parte de la afirmación de que lo que podía estar bien hace once años o hace cinco puede no estarlo ahora. Además, las objeciones que plantea Wolf ya las mencioné en mi texto que tiene claramente un carácter hipotético y en los agregados posteriores. De todos modos, creo que lo que en OtrosCines es una discusión amable, sacada de contexto parece tomar un carácter mucho más oficial y contencioso del que en verdad tiene.
FRAGMENTO DE UNA NOTA PUBLICADA HOY EN EL DIARIO CRITICA<br /> <br /> El otro pedido –periódico y que atravesó a todos los directores– respecto del Festival es reducir la cantidad de films, a lo que Wolf también se opone. “¿Está mal que el Festival crezca en cantidad de salas, films y público? Hay algo ahí de volver a ser el festival chico, donde nos conocemos todos y vemos las mismas películas. Hoy el Bafici se convirtió en otra cosa, respecto de la época de Di Tella tanto como la de Quintín. Los directores dicen que nos dan la película si la ponemos en la Competencia Argentina. Y no por los premios, sino porque saben que hay una tensión en esa sección que es paralela casi a la de la Competencia Internacional. Para un crítico extranjero, que conoce las películas de la selección oficial, lo más importante es la Competencia Argentina. Y para los directores también.”<br /> <br /> http://www.criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=21761
FRAGMENTO DE UNA NOTA PUBLICADA HOY EN EL DIARIO CRITICA<br /> <br /> Antes de comenzar este Festival, Quintín –Eduardo Antín, crítico y director del Bafici entre 2001 y 2005– publicó un texto en el sitio www.otroscines.com donde abogaba por eliminar la Competencia Oficial, y conservar sólo la argentina. Al debate online se sumó Andrés Di Tella, director de las primeras dos ediciones, con ideas similares. Consultado al respecto, Wolf respondió primero con humor: “¿Por qué no la sacaron ellos?”. Y luego abundó: “En el estado de inanición absoluta de la Argentina para hacer cine, creo que es un error sacar competencia, sacar premios y sacar la posibilidad de que con eso el director filme otra película. Creo que eso se olvida: es como si después de 10 años estuviéramos en el primer mundo... ‘somos libres, no hacemos competencia’. Y la realidad es que eso pertenece al corazón de un festival: nosotros perdimos un film rumano muy bueno que estuvo en Berlín porque no lo pusimos en la Competencia Internacional. Está todo muy lindo hasta que entramos en el plano real: en la realidad, los productores quieren que sus películas ganen premios, que tengan posibilidades de exhibirse, los realizadores vienen si los films entran en tal o cual competencia”. Después de todo, el Bafici es también la muestra de donde surgieron realizadores hoy habitués de Venecia o Cannes como Jia Zhang-ke.
Me parece encantador el debate y super constructivo. Estoy de acuerdo con Q y Di Tella sobre los cambios propuestos o simplemente con la idea de pensar la posibilidad de cambio.<br /> <br /> Dos cosas solamente me parece que habría que mantener en la mira: Los dos ex directores deben saber de sobra lo difícil que es ser director del BAFICI y adivino que peor debe ser la situación en la era Mauricio. Así que seguramente Wolf logró hacer un gran festival atado de pies y manos.<br /> <br /> Una última cosa, ahora sí, para todos los lectores de este interesante sitio y para todos los entusiastas del cine arte y el BAFICI: Al festival hay que ir, por supuesto, y disfrutarlo. Pero no se olviden que en Buenos Aires tienen programaciones durante todo el año de una amplia gama de cine arte o independiente. <br /> <br /> Una vez al año está la chance de disfrutar la ocasión festival, los 365 días del año tienen la oportunidad de continuar alimentando su "pasión cinéfila" a bajo costo. <br /> <br /> No la desaprovechen.<br /> <br />
Me parece que el amigo Quintin acá se equivoca, y se equivoca mucho. Justo en el momento en el Bafici parece empezarse a consolidar, a disfrutar de cierto prestigio nacional e internacional, esta propuesta de Q de concretarse lo que haría sería desestabilizarlo, perder ese prestigio. En vez de estar feliz porque el productor de la mejor pelicula de este último tiempo quiere participar de la competencia del BAFICI, y de festejar que porfin el festival tiene reconocimiento y un premio que tiene importancia. Lo que propone es desaparecer la competencia, lo que me parece que sería un atentado contra el futuro del festival. <br /> Es más, voy un poco más lejos, a quién le interesaría ir a un festival sin competencia, o para los extranjeros, a quién le interesaría mandar sus films a un festival sin competencia.<br /> Me parece que el camino para mejorar y consolidar el Bafici, que no esta tan firme como parece, es darle más participación a los espectadores, que el voto del público este bien dividido (¿por qué los votos para pelis argentinas que participan de la competencia internacional no pueden competir contra el del resto de las pelis de la competencia internacional?), y que pueda votar en las tres competencias, respetando el armado de las tres competencias, y no argentinas por un lado extranjeras por otro. Que se hagan encuestas sobre las peliculas que se vieron en el festival, pudiendo opinar sobre cualquiera de las películas de la grilla, cuál gusto, cuál no, etc, no para presionar o ilimitar a los programadores, si no para brindarle material util a los distribuidores, para presionarlos, si x pelicula de Hong Sang-soo, de Kitano, de Guy Maddin, o de cualquier otro, gusto tanto, ¿no sería un buen negocio estrenarla o sacarla en dvd?<br /> Y sobre la competencia Cine del Futuro, no me parece que haya que eliminarla para nada, me parece fundamental para pasar aquellas peliculas que por una u otra razon no entran en la competencia, tal vez lo que habría que hacer es cambiarle el nombre, prestigiarla. Muchos espectadores que no son del palo esquivan esta sección imaginandose que allí van a encontrar propuestas experimentales, no narrativas, o algo de ese estilo. <br /> Me parece que no leen y no escuchan lo que dicen los epectadores, que se quedan sólo con la bronca y no prestan atención, si no se darían cuenta que la bronca siempre viene relacionanado con un sólo tema que es la organización, desde afuera parece que sería fácil organizarlo mucho mejor. Nadie entiende por qué no puede estar la grilla con los horarios disponible antes de que empiece la venta anticipada. O por qué cada vez las entradas están más caras, cada vez hay menos eventos y entradas gratuitas, o por qué no se pueden separar de la cola a aquellos que se ponen a elegir las peliculas en la ventanilla, hubo casos de personas que se quedaban más de una hora frente a la misma ventanilla decidiendo, y no estoy exagerando nada. O por qué no se puede ingresar a la sala habiendo llegado unos segundos después de que haya empezado la película. O por qué ahora, con el mínimo tiempo que hay entre función y función van a parar todas las filas al entrar para chequear si corresponden las entradas de estudiantes con sus libretas.<br /> Yo cada vez conozco más gente interesada en ir al festival, feliz porque el festival se acerca, etc. Cada vez hay nuevos records de venta de entradas, me parce que el futuro del festival es popularizarlo, poniendole menos trabas en el camino al espectador. Y para eso es fundamental que haya más pasadas de cada peli, para lo cual se necesitan más salas, para que no sea siempre un infierno de colas, nadie va a estar dispuesto siempre a hacer 4 horas de cola como pasó el miércoles.
Soy de Chile, el próximo será el cuarto BAFICI al que asitiré, y hay que partir diciendo que tienen en su ciudad un gran festival de cine, intenso, abundante, profesional y muy influyente en el concierto latinoamericano de festivales. Me interesa la discusión porque trabajo para un festival de mucho menor escala que Bafici en Chile (Valdivia) como programador, y dirijo otro aún más pequeño en Santiago, dedicado a los documentales (Fidocs). Y puedo dar fe que hacer festivales ha cambiado mucho en los últimos años. La distribución internacional está cada vez más complicada para los directores y productores que no entran en la lógica comercial y el cobro de fees se está volviendo una norma para traer buenas películas porque, como dice Villegas, es de las pocas entradas que terminan teniendo estas películas. <br /> <br /> Sin embargo, siempre me ha llamado la atención el volumen de películas que se exhiben en Bafici: 427 obras en algo más de diez días es francamente una sobreabundancia que se sostiene casi como por tradición, pero claramente inabarcable (un cinéfilo aplicado con mucho puede llegar a ver 30, aunque yo nunca he pasado de 25, y soy aplicado). Creo que se ha considerado un factor de "éxito" comunicar que el festival cada vez tiene más películas, y eso atentaría a tomar una medida más racional, como traer unas 200 películas, que ya son bastantes, y de alguna manera podría ayudar a conseguir películas con pagos de fees menores (quedar en Bafici, para un productor, podría ser un "éxito") por la visibilidad que puede alcanzar la película en el festival. Me parece que la competencia tiene que ver con una estrategia de visibilidad para las películas, pero aún así, de las que menos se habla en el ámbito internacional es de las películas que compiten (algo que está pasando no solo en Bafici, sino que en todos los festivales del mundo).<br /> <br /> Quizás la pregunta detrás de lo que plantea Quintín (qué bueno que ya esté mejor de salud, por cierto) es una pregunta que nosotros también nos hacemos haciendo festivales: ¿cuál es el sentido final de poner a competir películas? ¿y por qué esas películas deben ser de directores que recién comienzan su carrera? <br /> <br /> El mundo ha cambiado mucho desde el primer Bafici, como dice Andrés Di Tella, y es sano el debate ante el rol de Bafici en el concierto internacional de festivales. Una primera idea, que me agrada mucho desde esta parte del mundo, es que es un festival de festivales, así como el Torneo de Maestros del tenis. Recoge de verdad lo más granado que se exhibió en el mundo desde Cannes hasta Berlín, y es una gran oportunidad para los espectadores del cono sur poder ver esas películas (¡cuánto nos ahorran en pasajes de avión!). Y me parece que un camino posible, si me permiten el atrevimiento, está en potenciar la presencia de programadores y críticos que vienen a Bafici, para elegir aquellas películas que marcarán la pauta del cine en los próximos años a partir de lo que ellos elijan como "lo mejor". Y quizás, en lugar de entregar la película a UNA película, hacer como en Rotterdam y premiar TRES. <br /> <br /> Claro, lo polémico (y lo excéntrico y quizás desubicado de mi idea) es que habria que aumentar los jurados (10, 15), y sacar productores y actores de la ecuación (hablo por hablar, porque no sé si en los jurados de Bafici de este año o años anteriores han habido jurados actores o productores). <br /> <br /> Digamos, acercarse a lo que se hace con los vinos: paneles de expertos que se juntan a probarlos, y deliberan sobre lo mejor de la cosecha de cada año. En Buenos Aires se come muy bien, y este ánimo sibarita pega muy bien con lo que han hecho desde siempre en el festival: invitar a conocer y disfrutar lo mejor del mundo.<br /> <br /> Les mando un abrazo...
Me quedé pensando en el comentario de Villegas. Lo que sí sería un cambio significativo sería que TODAS las películas de competencia se distribuyeran. Así, entre otras cosas, el festival se convertiría en un protagonista cinematográfico durante todo el año: sé que algo de eso se intentó, pero es muy complicado, sobre todo para una dependencia del estado.<br /> <br /> Pero hay algo más. Lo que es bueno para directores como Villegas, puede ser malo para los festivales en sí. Me explico. Cuando empezó el Bafici, el gasto total en screening fees o derechos de proyección no llegaba a 5.000 dólares (que además eran pesos). Hoy debe andar (no tengo los números exactos) en unos 100.000 dólares (que son 360.000 pesos). La causa es sencilla: el cine independiente dejo de distribuirse en la Argentina (y en muchas otras parte del mundo). En enero de 2001, mi primer año al frente del Bafici, me acuerdo que fui a Rotterdam con una lista de las películas que se habían distribuido tras su pasada por el festival en años anteriores. Eran un montón. Yo me acercaba a los agentes de venta de las películas que nos interesaban y les decía: “Denme la película, que es probable que encuentre un distribuidor local que quiera comprarla”. Los tipos no pensaban, por lo general, en cobrar derechos por pasarla, sino si yo les estaba macaneando. Por suerte, el festival ya tenía un cierto prestigio y salvo con algunos japoneses (todavía me acuerdo de un maldito que me llamó a las dos de la mañana a la oficina para decirme que no nos daba Battle Royal) en general agarraban viaje. Dos años más tarde, devaluación y crisis mediante, la lista anual de estrenos se había reducido a una mínima expresión. En esos años la circulación por los festivales se empezaba a convertir en el verdadero modo de hacer dinero internacionalmente con películas pequeñas. Los distribuidores ya no compraban nada o solo las películas muy importantes. Al poco tiempo se empezaron a cobrar fees de manera sistemática. Pero las cifras eran todavía chicas. Lo que en 2004 se pagaba 200 euros hoy se paga 1000, 15000 o 2000. <br /> <br /> EL asunto es que hacer un festival está empezando a quedar fuera del alcance de una organización chica y hay una baja global en la circulación. Traer una película implica el fee, el transporte aéreo (antes a veces ni si quiera lo pagaba el festival) y a veces el pasaje del director (y el hotel). Es mejor pagar un pasaje que pagar fees, pero hay gente que quiere las dos cosas (y solo acepta no cobrar fee si la película está en competencia). ¿Cuál es la moraleja? Que un director pueda ganar dinero de este modo (siempre que sea su propio agente, porque en general lo curran y la plata queda para el vendedor internacional) quiere decir que difícilmente lo gane vendiendo la película a los distintos países. Claro que si la película pasa por independiente pero es lo suficientemente comercial, se da en festivales y también se vende. Eso vale para Leonera, que estuvo en competencia en Cannes, pero difícilmente para las películas argentinas que se estrenan en el Bafici. A su vez, las películas extranjeras que son equivalentes de esos films chicos, han empezado a cobrar también. Y esto es malo para los festivales a los que no se les aumenta el presupuesto. Pero si se pretende mantener el esplendor del Bafici, es importante que el gobierno no escatime en el presupuesto para traer películas, con crisis o sin ella. De lo contrario, aunque se mantenga la fachada, se terminaría perdiendo lo esencial: el puente que el festival estableció con el mundo a través del cine.
Coincido con Batlle en la conveniencia de evitar consideraciones personales (que en la web se agravan muy rápidamente mediante sospechas, insultos y descalificaciones anónimas). Creo, por otra parte, que es mejor dejar para otra oportunidad la discusión sobre lo actuado por cada persona en el pasado, si es que esa discusión le interesa a alguien, cosa que dudo.<br /> <br /> La discusión sobre el formato del Bafici es interesante en sí, más allá de quiénes hayan sido sus circunstanciales responsables. Y sería excelente poder encontrar una manera de tratar esos temas sin que parezca que se está atacando a la conducción actual. Aunque no es fácil, porque es casi imposible discutir sobre el festival separando con un bisturí lo que son cuestiones generales de las decisiones efectivas que involucran a los encargados de tomarlas.<br /> <br /> La evaluación de festivales está muy lejos de ser una ciencia objetiva y aunque no he dejado de intentar un juicio cada vez que fui a uno, el problema es que nunca se sabe bien de qué se habla cuando se dice que un festival estuvo bien o mal, ya que muchos factores entran en juego en ese juicio, además de que su carácter es necesariamente subjetivo. Nadie vio todas las películas, habló con todos los invitados ni se detuvo a analizar cada detalle de la organización, cosas como la redacción del catálogo o la atención a los espectadores en la boletería. Para fijar un ejemplo, siempre hago un ejercicio que es preguntarle a los colegas críticos cuánto costaban las entradas el año pasado. En general, nadie lo sabe porque tienen sus pases de prensa. En cambio, se quejan mucho si tienen dificultades para conseguir entradas ellos mismos.<br /> <br /> Cambiando por un momento de tema, siempre dije que el Bafici es un festival con buena estrella, que tiene tendencia a salir bien. Supongo que la razón es que siempre tuvo un público ávido e informado, programadores idóneos y dedicados y autoridades de distinto signo político que no interfirieron en el ámbito artístico y que, a pesar de las demoras, desidias y reticencias habituales (que no son ni fueron irrelevantes), terminaron siempre sosteniendo la producción. Nada de esto ocurrió, por ejemplo, en Mar del Plata, donde hubo ediciones mejores que otras, pero nada estuvo nunca garantizado y varias veces se cayó debajo del mínimo admisible en distintos rubros.<br /> <br /> Al mismo tiempo, el éxito del Bafici, su consolidación a lo largo de los años, el crecimiento del público y el prestigio internacional adquirido conspiran un poco contra la posibilidad de ciertos replanteos. Como se dice por ahí, para qué arreglar lo que anda bien. Claro que no todo el mundo opina lo mismo. Pero lo mismo sucede en todas partes. Desde Cannes para abajo, existen detractores de todos los festivales existentes. El Bafici, en particular, siempre tuvo al menos dos categorías de adversarios acérrimos. Una de ellas, compuesta de enemigos políticos, a los que poco les importa lo que en realidad sucede en cada edición. Recuerdo que Ambito Financiero (y en una época La Nación) solían destrozar al festival porque era “de izquierda”, ya sea por las autoridades municipales o porque la línea estética era demasiado vanguardista. Hoy, la web está llena de comentaristas que lo acusan de ser “de derecha” porque en la ciudad gobierna Macri. En los dos casos, siempre flotó sobre el Bafici una acusación de “elitismo” que la masividad en la concurrencia desmiente. Y hay otro gran grupo irreductible: los cineastas cuyas películas no entran dentro de los parámetros generales de la programación, que son bastante amplios. Y allí hay también coincidencias entre la izquierda y la derecha populistas. Y después está, como se afirmó aquí, la gente que se queja de todo por quejarse. <br /> <br /> La pregunta es si el festival merece ser cuestionado desde ángulos menos sectarios, más específicos y menos abstractos. Pero aquí hay que hacer una importante salvedad. Una cosa es una conversación de café. Yo podría hablar hasta mañana de las cosas que haría si estuviera en el lugar de Wolf. También podría hablar de lo que haría si dirigiera la selección argentina de fútbol. Pero eso no quiere decir nada. No sólo porque no necesariamente tenga razón, sino porque cada equipo de programación de un festival tiene su línea (desde la elección de películas, las secciones, los invitados, el tamaño de la muestra, etc., etc.). Ese sesgo particular no solo es inevitable, es necesario y saludable. Un curador de un museo o el director de un teatro eligen algunos cuadros o algunos espectáculos. Un director de festival y su equipo hacen lo mismo. En ningún caso hay una curación perfecta, siempre depende del responsable de turno y puede haber dos que tengan perfiles opuestos pero un mismo nivel de idoneidad. Esa es la naturaleza del trabajo. Y todo el mundo tiene derecho a que no le guste una película, una retrospectiva o cualquier otra cosa. Pero la crítica al paso va rara vez acompañada de una fundamentación aunque es parte de la vida cotidiana de los participantes de un evento cultural y es bueno que así sea, siempre que no se la confunda con la verdad revelada, expresada además en un tono de particular ferocidad.<br /> <br /> Después está el trabajo del crítico, que tiene como los programadores su responsabilidad menos como juez que como animador cultural. Parte de su obligación es señalar los errores, proponer el debate, sugerir modificaciones, imaginar futuros alternativos. En esos términos la discusión sobre posibles modificaciones en el Bafici o en cualquier otra cosa tiene sentido y puede ser incluso de alguna utilidad. Me gustaría pensar, por ejemplo, que a partir del cuestionamiento de la Competencia Internacional que hice más arriba, los programadores se preguntaran cuáles son las razones para mantenerla y sus convicciones resultaran fortalecidas después de sopesar mis argumentos. Pero analizar las críticas y ver si tienen sentido no es un hecho excepcional sino el trabajo cotidiano de toda organización que no se haya transformado en una burocracia autoritaria. Y esto último no me parece que sea el caso del Bafici. <br /> <br /> Por último, el argumento de Villegas que acabo de leer no me parece relevante. Una golondrina no hace verano y que una película del Bafici se vaya a distribuir porque ganó un premio no mejora la paupérrima situación del cine independiente en las salas durante el resto del año. El beneficio es demasiado pequeño para la distorsión que la competencia introduce. Claro que, como ocurre con todos estos temas, el premio es otro señuelo para atraer algunas películas reticentes a venir. Nada es blanco o negro en estas cuestiones. La programación tiene muchas veces que ver con cuestiones tácticas, organizativas, comerciales, etc. No es sólo cuestión de sentarse a elegir películas.
Gracias Lorena por la información. a "J" una pregunta : Qué significa ser del palo, o mejor de que palo hablás?
Es interesante el debate y creo que lo que plantean Quintín y Di Tella es correcto. Sin embargo, nos estamos olvidando de una novedad de este festival: hay un premio en efectivo para la distribución en la Argentina. Esto tal vez haga que la Comeptencia Internacional tenga sentido. Los Festivales son para el público, pero también son para los que hacen cine. Como director y productor de cine independiente, que ha hecho ese tipo de películas que raramente alcanzaron distribución internacional, tengo que confesar que los festivales se han convertido, para mí, no solo en un espacio de exhibición alternativo sino también en la posibilidad de ganar plata en forma directa, ya sea a través de screening fees o premios en plata. Y no me parece que eso esté mal.
Recién ahora pude retomar la lectura de la discusión. <br /> <br /> Sugiero centrar el debate en cómo mejorar el Bafici, qué propone cada uno para renovarlo, reinventarlo o como quieran llamarlo y no entrar en cuestiones personales, menos viniendo de anónimos.<br /> <br /> Andrés, yo jamás he cuestionado tu proceder público ni privado con respecto al BAFICI así que no tengo nada que aclarar.<br /> <br /> Disentí, simplemente, con la idea de que una solución pueda ser achicar la oferta. Reitero: habrá que afinar un poco más la puntería de la selección, en todo caso. De todas maneras, dejemos en este sentido que el BAFICI se desarrolle, veamos qué tal son las tres competencias, las retrospectivas y focos, y las secciones panorámicas, y luego tendremos un panorama más cabal de si el BAFICI se está repitiendo, si es previsible, si imita a otros, si no descubre suficientes novedades, etc. Abrazo
Te pido perdón, querida Paranoica, quien quiera que seas que se esconde detrás de ese nombre tan apto, por haber creado el BAFICI que tanto defendés...<br /> <br /> Pensé que lo mejor era dejar pasar el comentario malintencionado, pero supuse que alguno lo podría llegar a tomar por "el que calla otorga". Y como no veo que haya salido Diego Batlle a aclararlo, les recuerdo que cuando echaron a Quintín fui uno de los (MUY) pocos cineastas que salieron con una declaración pública rechazando la medida y defendiendo su gestión. Que cuando le tocó empezar a Peña, fui uno de los que más hizo para contrarrestrar la campaña sucia internacional contra el festival que desató el propio Quintín, con cierta razón pero tal vez sin medir las posibles consecuencias. Hay que decir que Quintín rápidamente cambió de actitud y, con nobleza, volvió a convertirse en un firme defensor del festival, advirtiendo seguramente que es mucho más fácil destruir que construir. Peña y Wolf saben de todo lo que he colaborado con ellos. Lejos de no dejar pasar oportunidad para criticar al BAFICI, creo que soy de los que más ha hecho y hace por defenderlo. Entiendo que plantear la necesidad de repensar el festival a fondo, como hace Quintín, y no ignorar las críticas --que existen y no son todas malintencionadas-- es parte de esa defensa. <br /> <br /> Espero alguna observación de Diego porque no me gusta entrar en provocaciones de "anónimos".
Las competencias son una trampa, están para ensartar a los baficistas primerizos, y que las entradas para las películas buenas queden para los que somos del palo y nos emocionamos con los gatos con pipa.
me parece a mí o Di Tella nunca desaprovecha una oportunidad para criticar al Bafici? Nunca leí que dijera nada bueno sobre el festival, salvo, por supuesto, al comenzar con "cuando creamos el festival"...
maneco, los spots ya no son los mismos, esos eran de film suez y se fueron volando junto con la gestión peña-petrozzino. Es más, si buscás en youtube verás que hay otra tanda más de esas "si no es para vos" que dicen que son del bafici 2008 pero en realidad nunca se pasaron en el bafici. Ahora hay cortos de directores de cine en su lugar.
Hago una pregunta: los spots promocionales del Bafici, siguen siendo tan elitistas y excluyentes como los de años anteriores?. Pregunto sin sorna, no vivo en Buenos aires y no los veo, pero recuerdo que las 5 o 6 veces que fui al bafici, lo disfruté con exelentes, buenas, regulares y malas películas; yendo al azar )como dice Q) o eligiendo. <br /> Creo que en principio cualquier festival, muestra o encuentro de cine, es algo maravilloso, un motivo para alegrarse. Pero me fui. La pregunta del inicio tiene que ver con lo que dice Di tella, y que tal vez tenga que ver no con el festival en si mismo, sino en su packaging, su manera de mostrase al público en general, como en aquel aviso (muy ingenioso si) del gato con una pipa, y el si no es para vos, no es para vos. Los publicitarios están muy crueles en este nuevo siglo.
Al BAFICI lo odia una generación de directores que no es del consagrado y muerto NCA, que ve como el festival se refugia en un cine argentino sin renovación... Y no porque no la haya, sino porque los lobbys del (ya viejo) "nuevo" cine argentino logran que en las competencias haya peliculas o muy conservadoras o muy autistas. Revisen las pilas que que quedan afuera, y seguramente van a encontrarse con varis sorpresas. Y sobre todo no vengan después con que hay peliculas impresentables en las competencias...
Coincido con Q (y con Di Tella que coincide con Q): tener tres competencias en el bafici es mucho peor que tener una o incluso que no tener ninguna ¿para qué? ¿para que todos digan estuve en competencia? ¿para que decenas de productores y directores se vayan contentos con un premio bajo el brazo? No conozco a nadie, ningún espectador, ningun critico, ningún medio que siga, por ejemplo, la competencia Cine del futuro ¿Para qué la mantienen? ¿Para que poner 8 o 10 pelis en la competencia internacional que ya se vieron y premiaron en TODOS los festivales "del palo", desde Rotterdam hasta Locarno, pasando por Viena, la quincena de Cannes o el Forum de Berlin, en el FICCO, en el SANFIC, etec,etc, etc? ASÍ, EL BAFICI NO DESCUBRE NADA, REFRITA LO QUE YA DESCUBRIERON OTROS. Me parece que en este sentido -como dicen Q y DT- el Bafici se está conservadurisando (¿existe esa palabra?) o volviendo más conservador, previsible y me gusta la idea de REINVENTARSE. Si no, dentro de 2, 5 o 10 años va a parecerse al viejo Mar del Plata o a Pantalla Pinamar (ya sé, estoy exagerando). <br /> <br /> Y como dice Diego: cambiar sí pero no a costa de reducir a la mitad la cantidad de pelis porque nadie te asegura que los programadores elijan 200 peliculas excelentes en vez de, como ahora, por poner un ejemplo, 200 excelentes y 200 correctas. Es probable que elijan 100 excelentes y 100 correctas y entonces en el recorte te perdiste 100 excelentes. No sé si se entiende la idea. En definitiva, sí a los cambios, si a probar nuevas fórmulas y no a menos pelis por año. Abrazos, y muy bueno todos los debates que se están dando sobre el Bafici
Totalmente de acuerdo con Diego. Y agrego que lo de la insatisfacción por el BAFICI me suena mucho al tono apocalíptico que suena en política en los últimos años. <br /> <br /> ¿Gente insatisfecha con el BAFICI?? Cada vez se genera más movida con el festival, más entusiasmo. Pero claro, la queja constante es el deporte oficial Argentino (Al menos Di Tella lo reconoce en su última respuesta). <br /> <br /> Por supuesto que hay seguir pensando formas de mejorar el festival (de hecho, es algo que se ve que se hace, ya que en este año hay muchas novedades con respecto al anterior). Pero dejémonos de joder con la crítica por la crítica misma, el BAFICI sigue siendo uno de los acontecimientos más importantes de la cultura porteña (si no el más importante), aprendamos a valorar lo que tenemos por favor.
Diego: no dije que HAY que reducir la cantidad de películas, tampoco dije que HAY que eliminar la competencia internacional. Sólo sugiero, tomando la iniciativa de Quintín, que se puedan PENSAR estas posibilidades, asi como en algún momento se pensó que era posible hacer un festival centrado en las óperas primas y los cortos o que era posible duplicar la cantidad de películas. El peor enemigo del festival, lo que más puede conspirar contra su vitalidad, es el pensamiento conservador que establece tabúes y que exige dejar las cosas tal como están.<br /> <br /> En cuanto a la gente desencantada con el BAFICI, hay muchos, es un hecho, me extraña que no estés al tanto. Te digo más: más allá de los malintencionados de siempre, creo que las críticas que se le hacen al BAFICI son por lo general infundadas. Pero mi sensación es que hay un cierto estado de insatisfacción con el festival que tal vez se deba, como dije, exclusivamente al vicio argentino de criticar por criticar. Pero quizá sea un llamado de atención y una oportunidad para volver a pensar las cosas a fondo. En ese sentido, el pensamiento iconoclasta de alguien como Quintín puede ayudar.
Don Fulgencio. En principio, voy a ignorar tu mala leche para contestar. <br /> <br /> Pero, de todos modos, las cosas no son tan fáciles. En octubre pasado, en el festival de Viena, me tocó estar sentado en una cena al lado del productor de la película de Gomes. Un tipo muy agradable, todo bien. Pero no quería saber nada de que la película viniera al Bafici en otro carácter que en competencia. Su argumento era que la película todavía no había tenido el reconocimiento que se merecía y que un premio en el Bafici la ayudaría mucho. En un momento, traté de decirle que la película debía estar más allá de la competencia, que estaba la retrospectiva (y para mis adentros pensaba que seria atroz que vieniera a Buenos Aires para perder con, no sé, Tony Manero), pero el tipo no queria saber nada.<br /> <br /> No sé cómo fue la negociación con el festival, pero es perfectamente posible que haya dicho "si no vamos en competencia no vamos", como suele ocurrir. Y en ese caso, ¿qué se le contesta? ¿Se debe privar el Bafici de mostrar una película como esa? Sería absurdo.<br /> <br /> Q
No sé si la solución es, como plantean Di Tella y Quintín, eliminar la competencia internacional y/o la de Cine del Futuro y me parece que la idea de "repensar", "renovar", "reinventar" el festival es algo que cualquier director de cualquier muestra debería tener en cuenta de forma permanente. No quedarse en los laureles, en lo ya probado, en lo ya mostrado. En este sentido, creo que al festival le puede venir muy bien cambiar algunas cosas, probar otras, no anquilosarse, no volverse previsible. Pero ojo: NO estoy para nada de acuerdo con Di Tella en que hay que reducir la cantidad de películas. Si por algo es valioso el BAFICI es por su variedad y su amplitud de criterios (y de temáticas y de géneros y de orígenes). Achicar no, refinar la programación sí. Y tampoco sé de dónde sale eso de que cada vez más gente lo odia. Hay gente miserable, envidiosa, resentida en todas partes, pero a mi alrededor (puede que viva en un cubo) todo el mundo quiere al y disfruta del BAFICI. Ni hablar de los lectores de este sitio, que lo viven con una intensidad y una pasión que conmueven. <br /> <br /> De todas maneras, más allá de las coincidencias o diferencias que pueda tener con Quintín o Di Tella, agradezco mucho la participación de dos ex directores del BAFICI en este debate. En cualquier momento aparece Peña y cartón lleno (sé que Wolf lee todo y se muerde los labios pero no va a escribir una sola línea y menos a horas del arranque). Gran abrazo a todos y seguimos discutiendo.
Quintín se contradice (una vez mas...): "Aquel querido mes de agosto" pasó por cuanta competencia internacional hubo, y que a esta altura ocupe un lugar en la del BAFICI es un chiste.<br /> <br /> Efectivamente, habría que revalorizar la competencia argentina (porque a veces se incluyen películas impresentables o se excluyen otras que deberían estar). En realidad habría que replantear el criterio de los programadores, o renovarlos...
No podría estar más de acuerdo con Quintín. En primer lugar, hay que decir que la película que recomienda, “Aquele querido mes de agosto” de Miguel Gomes, también fue, para mí, el descubrimiento del año. O sea que, este año, la que puede llegar a ser la mejor película del festival está en la competencia internacional. Pero confieso que, en los últimos años, sin proponérmelo, terminé ignorando casi sistemáticamente esta sección del festival. <br /> <br /> Creo recordar que la idea original de la sección, cuando creamos el festival, hace 10 años, tenía que ver con lo siguiente. Poner el foco en la competencia internacional de largometrajes para óperas primas (al principio, lo eran casi todas, lo de “segundas películas” era para tener un poco de margen) y, también al principio, en la competencia internacional de cortometrajes (luego eliminada), era una manera de darle al festival un decidido perfil de “nuevo cine”. Por un lado, nos obligaba a escarbar un poco, a salir de los sospechosos de siempre, lo cual por cierto era una tentación plausible, ya que en Buenos Aires se veía muy poco cine internacional por esos años y el festival se podría haber limitado tranquilamente a un “best of”. De ese modo, tenías la chance de “descubrir” algún cineasta (como ocurrió con Jia Zhang Ke y algún otro, además de los créditos locales). Al mismo tiempo –y esto para mí era muy importante— pensé que sería más fácil que estos “jóvenes ignotos” (tanto los directores de largos como de cortos) quisieran venir a Buenos Aires y tuvieran algún intercambio con los cineastas y el público local, mientras que no apostaba demasiado por la suerte que tendríamos convocando a los “grandes” (de hecho, el primer año, Francis vino porque estaba invitada Sofía). Pero la situación, como explica Quintín, cambió sustancialmente, tanto en nuestro medio como en el universo festivalero. Y la “obligación” de invitar a todos los concursantes de la sección competitiva internacional, a esta altura, probablemente sea un lastre. La misma sección probablemente lo sea. Lo que hay que hacer no es sólo eliminar la competencia internacional, sino, directamente, animarse a REINVENTAR el festival. Como mínimo repensarlo EN SERIO, y si eso implica eliminar esa sección u otras (coincido again con Quintín sobre el absurdo de la categoría “cine del futuro”…), que así sea. Y si eso significa reducir la cantidad de películas a la mitad, idem. El otro día le comentaba a Sergio Wolf que vengo escuchando en los últimos años cada vez más críticas al BAFICI, cada vez más gente que lo odia y cada vez menos entusiastas, como si fuera algo inevitable, que simplemente está ahí. A lo mejor no se trata de otra cosa que del típico vicio argentino, de criticar todo lo que "tiene éxito", de no valorar lo que tenemos hasta que haya desaparecido y, entonces “¿se acuerdan del BAFICI?” Pero igual hay que poner un poco el oído y ver qué se puede hacer.
Da la sensación de que los eventos culturales de Argentina reflejan virtudes y defectos de las personas que lo organizan. Así, a lo largo de las ediciones, varían sin cambiar y mejoran sin evolucionar.<br /> Por eso dudo que esta idea que planteás se pueda llevar a cabo en un festival que se acostumbró a ser un mostrador antes que un encuentro.<br />