Festivales
Crítica de Mauro, de Hernán Rosselli (Competencia Internacional)
Montajista de películas de Juan José Campanella, Bruno Stagnaro, Hernán Belón y Gastón Solnicki, entre otros, y además uno de los editores de la revista Las Naves, Rosselli se convierte en uno de los principales descubrimientos de esta edición con una película pequeña y deslumbrante a la vez.
Con Mauro, Rosselli consigue una de las óperas primas más destacadas del cine argentino en bastante tiempo. No sé si es mejor que tantos otros debuts auspiciosos recientes, pero logra construir un universo propio (temático, estético, narrativo) de una consistencia, una profundidad y una solidez infrecuentes en la producción, y no sólo local.
Con algunos elementos que me hicieron recordar al Pablo Trapero de Mundo grúa y al cine de José Celestino Campusano (aunque tiene un tono y un vuelo muy distintivos), además de la inevitable vinculación con El dinero, de Robert Bresson, Mauro propone un registro, una descripción del sur del conurbano bonaerense que pocas veces resultó tan imponente e impactante.
Mauro es un “pasador”; o sea, aquel que se dedica a comprar cosas con billetes falsos (haciendo diferencia con los vueltos) que vive pendulando entre la cocaína y los ansiolíticos. Además, instala con Luis (cuya mujer, Marcela, está embarazada) un taller de serigrafías para imprimir plata trucha. Y, más allá del trío protagónico, aparecerá una mujer capaz de seducir al antihéroe (y conmover su previsible existencia), así como varios personajes secundarios típicos de este submundo, con su dinámica, sus técnicas, sus jerarquías, sus códigos y su jerga tan particulares.
Rosselli tiene muy claro qué contar y cómo hacerlo. La puesta en escena, la distancia siempre justa de la cámara, el tono de las actuaciones, los climas conseguidos y el montaje son siempre funcionales a la premisa de sumergirnos en un mundo único, desconocido, fascinante. Un debut a lo grande.
COMENTARIOS
-
SIN COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



FESTIVALES ANTERIORES
Tras presentar en febrero último la notable Kontinental '25 en la Berlinale, donde ganó el premio a Mejor Guion, el prolífico y siempre provocador realizador rumano estrenó en la sección principal de Locarno un delirante, ambicioso y caleidoscópico acercamiento al mito del más famoso de los vampiros.
El director inglés presentó una muy poco convencional transposición de la obra teatral The Word for Snow, de Don DeLillo.
El segundo largometraje del director coreano de The Fifth Thoracic Vertebra (2023) propone un enigmático relato de tono apocalíptico.
Los codirectores de Space Dogs (2019) y Dreaming Dogs (2024) regresaron a Locarno con una deforme historia de amor ambientada en Bielorrusia.