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Crítica de “Task”, serie de Brad Ingelsby con Mark Ruffalo (HBO Max)
El creador de la elogiada serie Mare of Easttown vuelve a combinar thriller y drama familiar en este intenso y conmovedor relato de 7 episodios que se estrena este domingo 7 de septiembre.
Task (Estados Unidos/2025). Showrunner y guionista: Brad Ingelsby. Dirección: Jeremiah Zagar (4 episodios) y Salli Richardson-Whitfield (3 episodios). Elenco: Mark Ruffalo, Tom Pelphrey, Emilia Jones, Jamie McShane, Sam Keeley, Thuso Mbedu, Fabien Frankel, Alison Oliver, Raúl Castillo, Silvia Dionicio, Phoebe Fox y Martha Plimpton. Música: Dan Deacon. Fotografía: Alex Disenhof y Elie Smolkin. Edición: Keiko Deguchi y Amy E. Duddleston. Duración: 7 episodios de una hora cada uno. Estreno en HBO Max: domingo 7 de septiembre (un nuevo episodio cada domingo hasta el final del 19 de octubre).
CRÍTICA SIN SPOILERS
Cuando un showrunner consigue un éxito como Mare of Easttown, la serie de 2021 con Kate Winslet, toda la industria audiovisual posa sus ojos para ver cuál será su nuevo proyecto. Como guionista apareció hace pocos meses en Echo Valley, fallida película de Apple TV+ con Julianne Moore y Sydney Sweeney, pero en su regreso al universo de HBO Max logra otro notable drama con Task.
Ambientada en los suburbios menos agraciados de Filadelfia, Task narra de forma paralela e intercalada las tortuosas existencias de Tom (Mark Ruffalo), un agente del FBI que carga con una serie de traumas personales y dramas familiares en los que ahondaremos en la crítica con spoilers; y Robbie (Tom Pelphrey), líder de una banda que se dedica a robar las casas de los integrantes de un clan de motoqueros que trafican droga y que también sobrelleva el peso de diversas tragedias.
En principio, todo está planteado para un juego de gato y ratón con Tom y su equipo de detectives más jóvenes persiguiendo a Robbie y los suyos, pero -si bien habrá algo de eso- Ingelsby lo utiliza como excusa para lo que realmente le interesa: abordar la intimidad de sus atribulados y torturados personaje, explorar sus angustias y miserias existenciales, elaborar temas como la culpa, el rencor, el resentimiento el perdón, la redención y las segundas oportunidades.
Si Tusk es un correcto policial que narra la investigación oficial y la desesperada búsqueda de esa banda de motoqueros narcos por recuperar un millonario botín de fentanilo y a un niño (es algo que ocurre al principio y no ahondaremos en el asunto), con un crescendo de tensión y suspenso, al mismo tiempo va profundizando en las penurias de familias rotas que intentan sobrevivir como pueden.
Y es dentro de este universo (el drama de personajes y no tanto en el marco del género de acción) donde los intérpretes (comenzando, claro, por Mark Ruffalo y Tom Pelphrey) pueden desplegar todo su talento, sus facetas, sus matices, su trabajo tanto introspectivo como expresivo. Es en esa incursión en los demonios interiores de sus personajes -como ocurría en Mare of Easttown, pero también en series de otros autores como True Detective- donde Ingelsby encuentra la esencia y la razón de ser de esta épica íntima, ese nuevo vía crucis llamado Tusk.
CRÍTICA CON SPOILERS
(se recomienda leerla recién después de haber visto la serie)
Como buen showrunner y guionista que es, Ingelsby va dando algunos adelantos, diversos indicios, dosificando informaciones sueltas respecto de todo lo que se revelará en la apabullante secuencia cercana al cierre, la de un juicio en el que finalmente el padre hablará en favor de su hijo adoptivo, Ethan (Andrew Russel), que está en prisión por matar a Susan (Mireille Enos), su madre (y esposa de Tom, claro), tras atravesar extremos problemas psiquiátricos que incluían voces que lo dominaban y lo llevaban a concretar ataques violentos.
Se supone que un thriller debe concluir con la resolución del enigma policial, llegar al pico de la tensión y el suspenso, pero siempre supimos que a Ingelsby le interesaba mucho más el cierre emocional de Tom y su familia -que completa su hija también adoptiva Emily (Silvia Dionicio)- que quedarse con una disputa entre bandas de narcos.
Tom cuenta que fue sacerdote en la previa de convertirse en agente del FBI y que antes de volver a la acción para los hechos que se narran en la serie era un alma en pena al que sus superiores mandaban a trabajos burocráticos y administrativos (como convocar a jóvenes interesados en sumarse a la fuerza) porque había atravesado zonas demasiado desgarradoras.
Robbie, a quien vemos trabajar de día como recolector de basura, es por momentos el reverso, la contracara, el complemento y el antagonista perfecto de Tom. También viene de varias heridas profundas (su hermano fue asesinado hace unos meses y su esposa lo abandonó) y es incapaz de ocuparse como debe de sus dos hijos, siendo su sobrina Maeve (Emilia Jones, notable), quien se encarga de la mayor parte del cuidado de los pequeños.
Task es un drama con todas las de la ley, un ensayo sobre cómo seguir cuando parece que todas las puertas se han cerrado, cuando el dolor ha tomado por completo el control. Que Tom haya sido religioso (y que uno de los personajes secundarios más entrañables sea el pastor Daniel Georges que interpreta Isaach De Bankolé) habla de la fuerte dimensión espiritual de una serie que intenta sumergirse en los aspectos más oscuros de cada personaje para entenderlos y, en lo posible, perdonarlos o al menos darles la posibilidad de una redención parcial.
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