Columnistas

El fútbol según las diversas miradas del cine francés

Un recorrido por varias de las películas más logradas y/o curiosas ligadas al fútbol que se conocieron desde los años '70 hasta la actualidad.

Publicada el 17/07/2014

Publicado el 17/7/2014

Mes extraño este julio de 2014. Dos fechas patrias: 9 de Julio allí y 14 de julio aquí. Todo un Mundial en el medio. En la primera fecha, Argentina le gana a Holanda y pasa a la final. En el Obelisco se festeja a lo loco, pero no voy a contarlo yo. En la segunda, Francia celebra con su habitual desfile en Champs Elysées la toma de la Bastilla. Después, el presidente François Hollande (sí, Holanda, el chiste es demasiado fácil...) habla durante los treinta minutos reglamentarios e intenta convencernos de que vamos a ganar. Dos días antes, la Argentina pierde contra Alemania, la “máquina” de la Unión Europea, en un 1 a 0 tenso, jugado. Antes, Francia pierde contra Alemania también en un 1 a 0 y es eliminada en Cuartos de Final. La derrota en la Argentina, por lo que sé, sigue doliendo y dando que hablar, como siempre. La derrota en Francia ya fue olvidada por las cifras que anuncian que el populista canal TF1, que se alzó con los derechos de transmisión, ha perdido muchos, muchos euros. En realidad, pocos franceses siguieron el Mundial. Sin llantos, dramas ni destrozos, con apenas 200 hinchas recibiendo a “Les Bleus” en el aeropuerto de Roissy, sin declaraciones ni cruces entre periodistas, sin fábula futbolera; en definitiva, decidí preguntarme qué papel jugaba “le foot” (sí, en francés se dice en inglés) en el imaginario cinematográfico del Hexágono.

Para mi sorpresa, me encontré con una filmografía bastante desconocida, ambigua, crítica, experimental y de culto. Cinco películas que reflejan por qué, en Francia, el fútbol no es ni será nunca, mal que le pese al Mundial de 1998, una pasión nacional. Y por qué, aquí, el Rey de la pelota, The King Eric “yo soy Marsella” Cantona, inspira el respeto del hincha a través de un cineasta inglés como Ken Loach en Buscando a Eric, mientras que en su propia tierra se dedica a... las causas nobles, la caridad, la pintura, la fotografía, el teatro y la escritura. Tout est dit ?




1- Coup de tête (El cabezazo, 1979). En una entrevista para So foot, Jean-Jacques Annaud cuenta que la idea se le ocurrió siguiendo la epopeya de un entonces modesto equipo regional, En Avant de Guingamp, durante la Copa de Francia de 1973. Annaud, que acababa de ganar el Oscar a Mejor Película Extranjera por su opera prima Blanco y negro en color (La victoire en chantant, reestrenada como Noirs et blancs en couleur), logrará luego fama y reconocimiento de público por su tendencia a los proyectos caros y ambiciosos, como El oso (1988), El nombre de la rosa (1988) o la “superproducción erótica” El amante (1992), adaptaciones de Umberto Eco y Marguerite Duras. El cabezazo es su único film “contemporáneo” a partir de algo tan poco literario y tan inmediato como un partido. Escrito por Francis Veber y producido por Alain Poiré, dos “pesos pesados” de la comedia de los años ’70 y ‘80, se encuadra en ese género tan poco explotado por el cine francés, la comedia dramática (tal vez porque aquí sólo se puede reír o llorar, no ambas cosas al mismo tiempo).

Annaud elige a lo mejor de dos generaciones de actores de una década-bisagra (política y socialmente): Patrick Dewaere y Michel Aumont. Dewaere es François Perrin, volante de la Reserva de Trincamp, una pequeña ciudad provinciana donde todo es fútbol. En un entrenamiento, empuja sin querer a Berthier, la estrella del club, que no sufre lesión alguna. Misteriosamente, el incidente hace que Perrin se gane la expulsión primero del equipo y luego de la fábrica donde trabaja, cuyo patrón, Sivardière (Jean Bouise, Cesar al Mejor actor secundario en 1980 por este papel), es también presidente del club y dueño de la mayor empresa de la región (¿les suena?). Sin poder laburar, sin poder jugar a la pelota, Dewaere-Perrin intenta ganarse la vida haciendo changas hasta que también lo echan de “su” bistrot “Le Pénalty” (El Penal), donde Berthier lo provoca. Excluido de todos sus lugares posibles, decide irse de la ciudad: se convierte entonces en el culpable ideal, acusado de... intento de violación, una violación cometida en realidad por Berthier. Víctima de falso testimonio de dos miembros del equipo, va a la cárcel. El resto será demostrar por todos los medios no sólo su inocencia, sino principalmente la red de corrupción, poder e hipocresía de la mayoría, encarnada por los jugadores, el staff y los dirigentes del club, al igual que sus mujeres.

En Coup de tête (expresión que puede entenderse no sólo como “cabezazo”, sino también como “toma de conciencia”) hay actores como Corinne Marchand, la Cléo de Agnès Varda, que interpreta a la insatisfecha y ambiciosa esposa del patrón, Madame Sivardière. O Jean-Pierre Daroussin, reconocido más tarde por su carrera en la filmografía realista-social de Robert Guédiguian, como un reportero gráfico compulsivo. Aunque todo el film transcurre en esa pequeña y tranquila ciudad de Bretaña, fue rodado en distintos pueblos de Francia; “El Penal” es un verdadero bistrot del 15ème arrondissement de París. En cuanto a los jugadores, el equipo de Trincamp y su adversario, la USTT, son en realidad los verdaderos  futbolistas del AC de Troyes y el mítico AX Auxerre (famoso sobre todo por la cargada del megaéxito de público y adaptación teatral Le dîner des cons -La cena de los tontos- escrita y dirigida por el mismo Francis Weber). Las escenas de partido fueron rodadas en el segundo tiempo del derby Auxerre-Troyes, que terminó 0 a 0... ¿Será por todo esto que en la fallida comedia nostalgiosa de 2010 Les petits mouchoirs (Pequeñas mentiras sin importancia), de Guillaume Canet, la casi siempre lánguida Marion Cotillard mira Coup de tête en la tele después de pasar la noche con un amante furtivo?




2- A mort l'arbitre (1984). Jean-Pierre Mocky es una leyenda viva. Casi una leyenda urbana. Pocos lo conocen y muchos menos conocen su cine, aunque siga vivo y la Cinemateca Francesa le dedique una retrospectiva completa (más de 60 largometrajes, siempre de bajo presupuesto). A partir de la novela The Death Penalty, del británico Alfred Draper, Mocky, actor de formación y que aparece en todas sus películas, realiza “Muerte al árbitro”.

Todo comienza con un penal. Antes de un partido importante se implementa un dispositivo policial, dirigido por el inspector Granowski (el propio Mocky) para evitar toda clase de desbordes. Los hinchas de los “amarillos y negros”, con su líder, Rico (Michel Serrault, terrorífico como un implacable barrabrava) a la cabeza, llegan al estadio. El partido empieza bastante bien hasta que el árbitro, Maurice Bruno (el actor y cantante Eddy Mitchell) cobra un penal que sella la derrota de los “amarillos y negros” y la sucesiva pelea entre los hinchas de ambos clubes.

En su novela, Draper denuncia no sólo la violencia de los hooligans, sino también el racismo ambiente de la sociedad inglesa: el chivo expiatorio es el árbitro, pero el condenado será un antillés que no tiene nada que ver con lo sucedido. The Death Penalty significa literalmente “el penal de la muerte”, pero también, en Inglaterra, “la pena de muerte”. Mocky explora la espiral de violencia que genera el fútbol, pero con su habitual estilo de comedia desenfrenada, grotesco y situaciones “bizarras”, una dirección de actores puesta al servicio de una visión anarquista de la sociedad y una galería de personajes que desafían todas las categorías existentes. Luego del penal habrá persecuciones, fugas, irrupciones violentas en estudios de televisión, dispositivos y señales de alarma para el seguimiento de los llamados “desenfrenados del estadio”, crímenes, venganzas, saqueos, ataques, un ahogado, gente linchada, amenazas y agresiones con toda clase de armas: puños, palos, fusiles e incluso un hacha. Muerte al árbitro es un retrato feroz del mundo del fútbol, o más bien de cómo un simple penal (¡bien cobrado!) puede llevar a la locura hasta cometer lo irreparable, pasando por la estupidez humana, el odio y el miedo al otro, pero también el malestar que genera la ineficacia de las fuerzas del orden, que parecen aprobar la matanza, y la despreocupación de la pareja central (el árbitro y su novia periodista), que se limita a escapar.

En su estreno, la película fue calificada prohibida para menores de 12 años y vendió sólo 359.972 entradas, a pesar de las críticas elogiosas. Hubo que esperar hasta 1989 para que, gracias a la televisión, 17 millones de franceses la vieran. En ella participó todo el club del F.C. Rouen y fue rodada en el estadio Robert-Diochon de Seine-Maritime. Muchas escenas se filmaron en una potabilizadora de agua. Los trabajadores de la planta también participaron como extras. El “sistema Mocky” también fue premonitorio: un año después del estreno se produjo la "Tragedia de Heysel" cuando el 29 de mayo de 1985 en el Estadio de Heysel (Bruselas, Bélgica) murieron 39 hinchas por una avalancha en los prolegómenos de la final de la Copa de Europa (hoy Liga de Campeones de la UEFA) entre el Liverpool y la Juventus. La vida real, contrariamente al cine, también dejó 600 heridos.




3 y 4- Zidane, un retrato del siglo XXI y Substitute (2006). Otra vez el azar francés que hace bien las cosas hizo que dos duplas de “directores” gestaran proyectos que tienen como eje no el fútbol como punto de partida de una ficción, sino la visión misma del futbolista. Fruto de la colaboración entre Douglas Gordon y Philippe Parreno, presentada fuera de competencia en el Festival de Cannes, Zidane, un portrait du XXIème siècle muestra al glorioso Zinédine seguido por 17 cámaras de alta definición durante 90 minutos en el encuentro Real Madrid-Villarreal del 23 de abril de 2005, antes de su expulsión al final del partido. Considerado “documental artístico”, este retrato de Zidane va acompañado de la mítica fotografía de Darius Khondji y una banda original de sonido compuesta e interpretada por la banda de post rock escocés Mogwai, que aceptó a pedido de uno de los realizadores, Douglas Gordon, después de haber visto algunas secuencias del film acompañadas de un remix de Mogwai Fear Satan.

Apenas unos días antes del Mundial 2006, al músico, cantante, periodista y realizador Fred Poulet se le ocurre una idea brillante: proponer a su amigo Vikash Dhorasoo, titular de la selección de Francia pero suplente en Le Havre, su pobre y portuaria ciudad de origen, que filme en súper 8 “su” Mundial, el que él vive desde adentro. El astuto jugador acepta, pero la experiencia, demasiado instantánea, se convierte en una pesadilla humana: cuanto mejor juega Francia, menos lugar tiene Dhorasoo en el equipo. Substitute (“suplente” o, por qué no, “doble”) es un work in progress sin salida, una confesión sobre los secretos e intimidades del mundo del trabajo (el “aburrido trabajo de un futbolista”, según Dhorasoo), la relación con su jerarquía (el entrenador Raymond Domenech, quien, avergonzado por las imágenes, pidió no figurar en la copia final). Una película casera que termina compitiendo en festivales como Belfort y Berlín. Dhorasoo el suplente sólo jugará 14 minutos en el Mundial 2006, pero será suficiente para generar más de una hora de campos-contracampos, zooms, monólogos a cámara, traiciones, exclusión, soledad. A pesar del debate mediático y las protestas del resto de los jugadores del seleccionado, llama la atención que Substitute sea equilibrada, que no caiga nunca en la denuncia fácil, en el rencor ni el resentimiento de su protagonista-cameraman, un excluido más. La historia de un tipo al que le pagan mucho para no jugar, la provocación de proyectar los momentos íntimos de la vida cotidiana de un equipo, el de Francia que, como para todo socialmente, se cuida mucho de sacar los trapitos al sol. Como jugador, Dhorasoo fue expulsado del PSG por sus declaraciones, intentó conseguir jugosos contratos en Italia y terminó regresando sin gloria a su segunda división en Le Havre, para retirarse en 2008. Como actor, fue una estrella fugaz con sed de revancha. 




5- Como un león (2012) ¿Qué sucede cuando el tema del fútbol es elegido por un intelectual, un egresado de La Fémis, un realizador premiado por La Quinzaine des réalisateurs de Cannes por su trabajo de fin de curso, Du soleil en hiver? Es el caso de Samuel Collardey, cuyo primer largo, El aprendiz (Premio Delluc) es un docu-ficción que traza el retrato de un adolescente en un liceo agrícola y aprendiz en una granja, donde descubre la vida adulta y el mundo del trabajo. Collardey aplica la misma mirada a Como un león: lúcida, clara, emotiva, justa, lejos de la “película de tesis” o el drama miserabilista a los que podría prestarse la historia de Mitri Diop, un adolescente senegalés que ama la pelota, cree en la suerte y sueña con convertirse en una estrella del fútbol. Pero no cuenta con el mundo crápula y sucio de los “identificadores de talentos” que, para organizar su viaje a Francia, tierra soñada, tierra prometida, hará que su abuela se endeude para toda la vida con toda la comunidad. Y que, una vez en París, muerto de frío, lo abandonará sin un peso en medio de un estadio, sin papeles pero, sobre todo, sin contrato... El entrenador de un modesto club amateur, Serge (Marc Barbé), ex gloria, hoy fracasado, amargado, lo convertirá en su protegido. Mitri deberá adaptarse a la sociedad francesa, pasar por una asistente social, obedecer toda clase de reglas... Y renunciar a volver a su país natal.

Collardey filma como un entomólogo que, en lugar de mostrar una caída, elige el camino de una iniciación. Y por qué no de ascensión -y ascenso, Mitri terminará jugando en el equipo local. El FC Sochaux vuelve a aparecer como un mundo obrero que juega al fútbol los fines de semana y se entrena por la noche bajo el frío y los proyectores, oscilando entre “La Peuge” (la fábrica de Peugeot, única fuente laboral) y el fútbol (el FC Sochaux, donde se divierte). Como un león sigue la marca del cine de Ken Loach en Buscando a Eric. Pero en 2012 la estrella Cantona, hijo de la inmigración italiana y española, otros tiempos, otras generaciones, hoy ha sido reemplazada por miles de africanos que mes a mes llegan a Francia buscando un ideal, una vida mejor, la realización de sus sueños a través del fútbol.

De este lado o del otro, la historia, como los Mundiales, se repite. Más allá de victorias y derrotas, esperemos que el cine se ocupe más de ella. 

COMENTARIOS

  • 21/08/2014 14:08

    <p>Muy buena la nota, me gustar&iacute;a que la autora escribiera sobre nuevas tendencias del cine franc&eacute;s y de como aparece representado el deporte, el Tour de France por ejemplo, o la mirada sociologica de otros deportes en relacion con la politica y la vida cotidiana en Francia, merci, aprendi mucho con esta nota</p>

  • 20/07/2014 7:12

    <p>No me interesa nucho el cine frances por ahi porque no conosco no hay mucho aca, no se estenan pero no sabia qye habia peliculas como la de Zidane, estaria bueno que por ejemplo Maradona no diga tantas boludeces y una buena peli sobre como juega y su vida. Me gustaria di la autora puede escribi sobre mejores actores del vine frances que no conocemos gracias</p>

  • 19/07/2014 23:36

    <p>Hola.Buena investigaci&oacute;n sobre el f&uacute;tbol en el cine franc&eacute;s.Como en otras oportunidades agradezco a Mar&iacute;a Valeria su informe.Viva el cine franc&eacute;s aunque llegue muy poco a la Argentina.....soy de la era de la Nouvelle Vague....miles mercies.</p>

  • 19/07/2014 5:07

    <p>Buenisimo articulo, gracias a la autora. Ya me pongo a ver donde se pueden ver estas pelis.</p>

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