Festivales

En el corazón del nuevo cine rumano

El festival terminó con el merecido triunfo de Mundane History (en la foto, la directora tailandesa Anocha Suwichakornpong recibe el premio de manos de Wim Wenders), pero sobre el cierre llegó la posibilidad de disfrutar la sección Romanian Days, dedicada a presentar lo más reciente de la producción -hoy tan de moda- de ese país.
Publicada el 30/11/-0001
Cuando vimos el film tailandés Mundane History en la Competencia Oficial, los tres miembros del jurado FIPRESCI de la crítica internacional salimos entusiasmados por esta propuesta que a mi juicio -y habiendo visto 65 de los 240 títulos del festival- fue la más singular y arriesgada. Una historia mínima que rompe la narración lineal y deja muchas preguntas sin respuestas, y que combina elementos visuales de diversos registros.

Faltaba saber qué haría el jurado ante semejante desafío, así que fue una alegría cuando le dio el premio principal, demostrando que estaba a favor de las nuevas cinematografías que asumen desafíos, ya que el segundo premio fue para Last Conversation, del holandés Noud Heerkens, film con una sola escena, y un solo personaje encerrado dentro de su auto, rodado con 25 cámaras.

El nombre de la menuda, encantadora directora tailandesa Anocha Suwichakornpong, quien recibió el máximo galardón con simpática modestia de manos de Wim Wenders -él tuvo un premio a la trayectoria-, será otro destrabalenguas a memorizar.

Los últimos días del Festival de Transilvania son llamados los Romanian Days, porque entonces se exhiben las novedades del cine rumano, así como sucede en el BAFICI o en Mar del Plata con el argentino. Sólo que, por estar concentrados en pocos días, se hizo difícil acceder a ellos: a veces, había tres títulos locales proyectándose simultáneamente en diversos cines, más todo lo que debíamos ver para nuestra competencia, dio como resultado que me perdiera algunas películas. Lo que más lamento fue no haber podido acceder a la retrospectiva -de tres títulos, exhibidos sólo una vez cada uno- de un viejo director anterior a la Nueva Ola, Liviu Ciulei, realizador que merece su rescate, a juzgar por la admiración que expresaron los cinéfilos que pudieron ver su The Waves of the Danube.

Sí disfruté de tres magníficas nuevas realizaciones de esta mina inagotable que es el nuevo cine rumano. Una de ellas, Aurora, el regreso de Cristi Puiu, a quien considero el más talentoso de esta generación, cinco años después de La noche del señor Lazarescu. Presentada en Cannes el mes pasado, ya Diego Batlle también expresó su admiración por este film. El propio director encarna a un hombre oscuro y solitario que se encuentra en un momento crítico de su vida, y que durante dos días prepara minuciosamente un crimen.

La película se niega a dar información o explicaciones de lo que sucede, o a contar los antecedentes, o la relación que hay entre los personajes, o por qué el hombre los mata. No es un film fácil, no hay concesiones al espectador, incluso al finalizar el film, quedan numerosos aspectos sin información. Dijo Puiu en una entrevista: “La premisa es que uno nunca sabe lo que el otro está pensando. Es bastante complicado expresar qué sucede dentro de nuestro propio cerebro, así que ¿qué podemos saber acerca de los otros?”

Sólo sabemos que tras un aspecto manso se oculta un hombre violento. Por tres horas, la cámara no lo abandona jamás en sus vagabundeos por la ciudad, por su departamento desquiciado, en un recorrido sin objetivos claros pero registrado al detalle, al punto que casi se llega a perder la noción del tiempo, en largos planos e insólitos enfoques y encuadres. Los diálogos, escasos, son de una violencia lacerante. Puiu no hace literatura, ni psicología, sino cine en el grado más absoluto, sin miedo a asumir riesgos, igual que su personaje. Un thriller totalmente personal que viene a romper con el género. Un guiño simpático, en medio de un film tan siniestro: está allí en un papel secundario la ubicua Luminita Gheorghiu, con el mismo personaje de la enfermera Mioara, la que acompañó al señor Lazarescu en su descenso a los infiernos, siempre dispuesta a ayudar al prójimo.

Segunda alegría: Tuesday Alter Christmas. El cuarto film de Radu Muntean confirma la madurez adquirida después de The Paper Will Be Blue y Boogie. Muntean trabaja una situación arquetípica, la ruptura de un matrimonio, con una sobriedad y economía admirables. En una sola visión no pude contar los planos, pero calculo que todo el film no tiene más de 15 ó 17, exquisitos y precisos. Los actores Mimi Branescu y Mirela Oprisor son marido y mujer en la vida real: ella se destaca en la escena de la ruptura, íntima, sensible, filmada en un solo plano de unos diez minutos, pasando de la placidez matrimonial a la sorpresa, la rabia, y el dolor. A diferencia de sus contemporáneos, Muntean ubica sus dos últimos films en ambientes de la clase media alta rumana que vive en amplios departamentos, con muebles modernos, tienen los mejores autos, viajan por Europa y consumen como seres globalizados, lejos del socialismo, en una vida burguesa que parecía perfecta, pero no lo es.

La tercera: If I Want to Whistle, I Whistle, debut de Florin Serban, al cual ya Diego Batlle se refirió cuando ganó el Gran Premio del Jurado en el último Festival de Berlín. En Cluj ganó el galardón de la Competencia de cine rumano.

Tuve el placer de participar de una rueda de discusión de críticos y estudiosos del cine presentes en el festival, donde se trató de analizar el por qué de este milagro del cine rumano, que le ha valido ocupar un lugar indiscutible en el mapa mundial, con historias simples, con notable economía, pero a la vez con un notable nivel de profundidad y complejidad y diálogos ricos y auténticos, que reflejan tanto la historia reciente del país como la realidad de su vida cotidiana contemporánea.

Realizado con escasos presupuestos y pocos y excelentes actores, algunos de los cuales ya suenan conocidos y están pasando a filmar en otros países: Ana Maria Marinca, Monica Barladeanu, Dorian Boguta, Constantin Dita, Clara Voda, Dragos Bucur entre otros. Remarqué entonces algunos aspectos similares a lo que sucede en el nuevo cine argentino. Como entre nosotros, los directores de la llamada Nueva Ola rumana rehúsan integrar un grupo, ni se identifican con sus contemporáneos, ni con ideas, ni objetivos, ni estéticas comunes.

Volviendo a las películas, First of All, Felicia, de Razvan Radulescu y Melissa de Raaf, fue una de las más comentadas por todos. Felicia debe regresar a Holanda, donde vive con su hijo, después de una visita a sus padres en Bucarest. Por uno y otro motivos, pierde el avión, y debe permanecer en el aeropuerto intentando tomar otro vuelo. La acompaña su madre, una mujer invasiva y autoritaria, quien la abruma con un cariño mal dirigido. Film minimalista, un poco largo, basado en los diálogos alrededor de una misma situación que termina volviéndose tan sofocante como efectiva. Felicia está encarnada por Ozana Oancea, una actriz que viene del teatro y hace su debut cinematográfico. Sucede que Ozana era al mismo tiempo la estupenda anfitriona de todos los visitantes internacionales en el Festival, y verla en ese rol dubitativo, indeciso, siendo ella en realidad tan eficiente y ejecutiva, resultó un shock. Ozana -quien tiene un monólogo final excelente- recibió el premio a la actuación, compartido con una leyenda del cine rumano, Victor Rebengiuc.

Este actor veterano es el protagonista de Medal of Honor, dirigida por Calin Netzer, quien recibió el premio a la dirección. Un hombre gris y mediocre recibe un día sorpresivamente una medalla de honor por acciones de valor durante la segunda Guerra Mundial, de las cuales él mismo no tiene idea, tan desdibujado está su recuerdo. Pero esa medalla puede ser el medio para recuperar una dignidad perdida, la atención de un hijo que le reclama haberlo denunciado a la Seguridad Nacional para evitar que emigrara a Canadá, el respeto de una esposa con la cual no tiene ni conversación siquiera, la consideración de sus vecinos. Pero sobre todo, la autoestima. Es interesante que para la ceremonia de entrega de la medalla, Netzer haya convencido a un ex presidente de Rumania que actuara de sí mismo. Otro fílm íntimo que habla también de una realidad nacional.

El tema de la emigración sobrevuela todo el cine rumano. Atravesando dificultades económicas, y cada vez más cerca del resto de Europa, los hombre y sobre todo las mujeres de Rumania se marchan a otros países en busca de una remuneración mejor. Este es el tema de Francesca, opera prima de Bobby Paunescu, visto en el último BAFICI y al cual no me referiré in extenso aquí. Francesca se prepara para ir a trabajar a Italia cuidando personas mayores, uno de los trabajos habituales de las emigrantes, mientras Canadá es el más elegido por los profesionales.

Pero no todo son luces en el cine rumano. Tuvimos un fiasco con The Red Gloves, film político sobre la represión y la tortura durante los oscuros años ´50, dirigido por el veterano Radu Gabrea. Para continuar el paralelo entre ambas cinematografías, me parecía estar viendo un obvio, discursivo y mohoso film del viejo cine argentino.

No fue esa la única película que traza la reciente historia de Rumania, fueron varias. Portrait of the Fighter As a Young Man es una ambiciosa épica de tres horas sobre un aspecto poco conocido, incluso entre los rumanos: la historia de los grupos de resistentes al régimen de Ceauscescu que lucharon escondidos en los bosques de los Cárpatos desde 1949 hasta su paulatina destrucción por el ejército, que terminó con ellos en 1957. Un poco largo y didáctico, magníficamente fotografiado, se trata de un film colectivo estructurado en episodios aislados que su sucedieron a lo largo de esos ocho años de dura clandestinidad. Su director Constantin Popescu lo presentó como la primera parte de una trilogía que mostrará distintos enfoques sobre estos grupos, que ha estudiado exhaustivamente.

Tuve la posibilidad de ver también tres documentales, que de una u otra forma se refieren a la historia reciente. My Beautiful Dacia, de Julio Soto y Stefan Constantinescu, toma un elemento carismático, el auto Dacia -igualito al Renault 12-, ambicionado por todos, para ilustrar con humor el paso del comunismo al capitalismo, con los cambios sociales que se han producido.
Precisamente, ese pasaje de uno a otro sistema es el foco de Kapitalism – Our Improved Formula, en el cual el director Alexandru Solomon retrata de manera lacerante a los magnates surgidos durante la era post comunista. Hombres que supieron colocarse en una nueva realidad, interviniendo en áreas económicas que durante la dictadura de cincuenta años habían sido patrimonio oficial. Medios de comunicación como la televisión, los combustibles, las propiedades inmobiliarias, produjeron nuevos millonarios. Lástima que el documental -bastante elemental- no registre también los cambios vividos por la sociedad en general.

Por último, quiero referirme a un documental entrañable que pasó casi inadvertido: Counting Sheep, de Dieter Auner, que sí registra las modificaciones sociales que se están produciendo en una comunidad de pastores de ovejas en las montañas de Transilvania. Me recordó la magnífica Sweetgrass, aunque aquí los pastores esquilan con tijeras, se trasladan con carretas y burros de carga, y el teléfono celular que todos poseen es la única marca de la modernidad. Todos esos rústicos pastores fantasean alrededor de la idea de emigrar, para ganar mejor salario por el mismo esfuerzo y trabajo, y de hecho, mientras ellos llevan las ovejas a pastar en verano, todas las mujeres de la comunidad se han ido a Alemania con trabajos estacionales. Un hermoso film para cerrar una verdadera fiesta de cine.

Principales premios

• Transilvania Trophy (10.000 euros): Mundane History (dir. Anocha Suwichakornpong, Tailandia, 2009).

• Mejor dirección (5.000 euros): Calin Peter Netzer por Medal of Honor, (Rumania, 2009).

• Premio Especial del Jurado (1.500 euros): Last Conversation (dir. Noud Heerkens, Holana, 2009).

• Mejor actuación: ex-aequo entre Ozana Oancea (First of All, Felicia), Victor Rebengiuc (Medal of Honor).

• Guión: Razvan Radulescu & Melissa de Raaf (First of All, Felicia).

• Fotografía: Magnus Nordenhof Jønck  (R, Dinamarca, 2009). 

• Premio FIPRESCI: Navidad (dir. Sebastian Lelio, Chile, 2009).

• Premio del Público: Gordos (dir. David Sanchez Arevalo, España, 2009).
  
• The Excellency Award: al director Liviu Ciulei. 

• Premio a la trayectoria: a la actriz Dorina Lazar.

• Premio a la trayectoria (cine europeo): Wim Wenders.  

• Mejor película de Romanian Days Award: If I Want to Whistle, I Whistle (dir. Florin Serban, 2010).

• Mejor corto - Romanian Days: The Cage (dir. Adrian Sitaru, 2010).
 
• Mejor opera prima - Romanian Days: Ozana Oancea por su interpretación de Felicia en el film First of All, Felicia (2009)

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COMENTARIOS

  • 8/06/2010 23:09

    Efectivamente, todos, absolutamente todos los que de una u otra manera tienen que ver con el cine rumano y estuvieron en Cluj, subieron al escenario (era muchos y estaban todos los nombres que hoy importan) para manifestarse en contra de esas leyes y apoyar la producción del cine rumano. Fue un momento muy estimulante. El marco del Festival era un buen entorno para manifestarse, y así lo hicimos también todos los que estuvimos allá, firmando la solcitud para el apoyo oficial a la producción cinematográfica. No fue casualidad que al finalizar el acto, el Secretario del Patrimonio Cultural prometiera un apoyo financiero para el Festival de Transilvania del próximo año...

  • 8/06/2010 12:27

    Hola Godardista: Antes que te conteste Josefina -que probablemente esté más al tanto de lo que ocurrió esa noche de la premiación y lo que ocurre con la financiación del cine rumano- te copio aquí un texto con info sobre el tema en FILMNEWEUROPE (en inglés):<br /> <br /> Romanian Filmmakers Protest Change of Cinema Law <br /> <br /> 08 June 2010 By Iulia Blaga <br /> <br /> CLUJ: Romanian filmmakers have signed a document protesting against changes to the 2005 Cinema law that they say will be a step back for the Romanian cinema industry.<br /> <br /> The document, Proclamation of Cluj, which was signed by the majority of Romanian filmmakers, producers, actors, DOPs and other industry players was presented by actor Victor Rebengius on the final night of the Transylvania International Film Festival (www.tiff.ro).<br /> <br /> This initiative aims to prevent the approval in the Romanian Chamber of Deputies (www.cdep.ro) of an act that has already passed in the Senate (www.senat.ro) on 17 May 2010 that would modify the Cinema Law OG 39/2005. Filmmakers say this could be "a return to a centralised and out-of-date system." <br /> <br /> Film projects to be funded are presently selected by an independent points based evalution procedure. Under the proposed changes this system would be scrapped and replaced by a system that the filmmakers say would essentially make a coproducer out of the National Centre for Cinema.<br /> <br /> A list of signatures to the document include Romanian directors Cristi Puiu, Corneliu Porumboiu, Radu Muntean, Andrei Ujic&#259;, Radu Gabrea, R&#259;zvan R&#259;dulescu and C&#259;t&#259;lin Mitulescu. <br /> <br /> Tudor Giurgiu, the director of TIFF (www.tiff.ro), has invited foreign filmmakers to also support the initiative and said that the National Centre for Cinema (www.cncinema.abt.ro) and the Ministry of Culture expressed their support as well.

  • 8/06/2010 12:13

    Josefina: lei algo -creo que en Variety o en otro medio- sobre que los directores rumanos interrumpieron sobre el escenario la entrega de premios en el Festival de Transilvania en protesta por los cambios (para mal) en la financiación del cine rumano ¿Estuviste allí? ¿Qué pasó? ¿Qué les están quitando? Sería interesante ya que como vos decis hay muchas similitudes con el nuevo cine argentino. Gracias x tu informe.

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