Críticas
El rastro, de Rolf de Heer
Érase una vez en Australia
A seis años de su realización, se estrena finalmente en nuestro país El rastro, cuyo telón de fondo es el desierto australiano a comienzos de la década del 20 y su historia, la de un grupo de hombres enfrascados en la caza de un nativo. El gran protagonista es el "rastreador" encarnado por el actor aborigen David Gulpilil, testigo del fin de una época que se transforma en un personaje cinematográfico de enorme fuerza y belleza.
El rastro (The Tracker, Australia/2002). Dirección: Rolf de Heer. Con David Gulpilil, Gary Sweet, Damon Gameau, Grant Page, Noel Wilton. Guión: Rolf de Heer. Fotografía: Ian Jones. Edición: Tania Nehme. Música: Graham Tardif y Rolf de Heer. Diseño de producción: Beverly Freeman. Distribuidora: IFA Cinema. Duración: 94 minutos. Apta para mayores de 13 años. Salas: 5 (Hoyts Abasto, Atlas Santa Fe y Arteplex Centro, Arteplex Belgrano y Arteplex Caballito). La distribución cinematográfica local sigue sorprendiendo con su comportamiento errático, arbitrario por momentos, aunque estas características no sean necesariamente negativas, por eso de que más vale tarde que nunca. A seis años de su realización (y de su exhibición en el Bafici) se estrena finalmente en nuestro país El rastro, particular largometraje de un realizador de origen holandés que ha sabido dirigir al menos dos de los largometrajes australianos más interesantes de la última década. En realidad, Rolf de Heer se mudó con su familia al pequeño continente a muy temprana edad, por lo que su mirada hacia la vida en Australia no debería ser (no lo es) la de un observador foráneo.
El título original The Tracker remite no tanto al rastro del criminal que los protagonistas del film deben perseguir, sino al trabajo del “rastreador”, al profesional que debe analizar los signos y pistas descuidados en la huida. Ese detective de la naturaleza, de su alteración por el paso del hombre, es un aborigen australiano, protagonista absoluto de la película, y sus compañeros de viaje son tres hombres blancos contratados por el gobierno para atrapar al supuesto violador y asesino de una mujer blanca. Otro indígena, claro está. El telón de fondo es el desierto australiano a comienzos de la década del 20 y, si bien la historia posee más de un punto de contacto con varios relatos clásicos del Lejano Oeste norteamericano, de Heer construye un largometraje tan idiosincrático y circunscrito a su comarca como atípico en su exposición.
A pesar de la nitidez de rostros y paisajes y de la lógica progresión dramática, El rastro se aparta del naturalismo desde sus primeras escenas. La intención es asistir a la representación fílmica de una fábula del pasado, la versión cinematográfica de un relato que tiene su posible origen en la transmisión oral. El realizador deja en claro estas intenciones al no darles nombres particulares a sus personajes (al Rastreador se le suman El Fanático, El Seguidor, El Veterano y, por supuesto, El Fugitivo), pero también al sumarle y contraponerle al verismo de las imágenes las melodías y palabras de canciones que completan su sentido y un puñado de pinturas que representan diversos momentos climáticos –y violentos- de la historia que se está narrando. De Heer seguiría investigando los relatos y leyendas aborígenes de su país adoptivo en un film posterior, el muy interesante Ten Canoes (exhibido en cable hace algunos meses).
El resto es Historia: el gobierno británico ejecutó en Australia una política de exterminio y violencia cultural hacia los habitantes originarios de la región, régimen cabalmente representado aquí por El Fanático, un racista empedernido que deja al Ethan Edwards de Más corazón que odio como un humanista practicante, además de un pragmático representante del colonialismo más rancio. Atravesando territorios peligrosos y típicamente australianos –excelente el uso del formato de pantalla ancha-, y como en toda road movie que se precie, los protagonistas de El rastro van acercándose a su presa mientras las relaciones interpersonales van cambiando minuto a minuto, milla tras milla.
El gran protagonista, sin embargo, es el rastreador encarnado por el actor David Gulpilil (de amplia trayectoria en el cine de su país; en breve podrá vérselo en un pequeño rol como el Rey Jorge en el film de Baz Luhrmann Australia). A pura presencia física en pantalla, este testigo del fin de una época se transforma en un personaje cinematográfico de enorme fuerza y belleza, un hombre que, además de ser el eje moral del relato, parece ser dueño de una sabiduría vedada al resto de sus compañeros de ruta. Este detalle, que podría haber desbarrancado al film en el profundo hoyo del revisionismo histórico y la alegoría, es superado por la confianza en la potencia física de las imágenes, quizás el mayor de los muchos méritos de El rastro.
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En La Plata también se estrenó en fílmco (la vida te da sorpresas). La historia me pareció excelente, el trabajo de Gulpilil es estraordinario, pero me produjo cierta mueca de desconfianza la estetización del ahorcamiento final. Tiene algunos puntos de contacto con La proposición, otra película australiana, de John Hillcoat, editada acá en DVD. En ambas se explora la violencia constitutiva en la que se asienta la historia del país y ambas resultan muy interesantes para pensar en la historia argentina y en nuestro cine ¿por qué acá no se realizan películas con estas temáticas? Ciertamente, no porque el vínculo entre colonizadoes y pobladores nativos haya sido muy distinto a la que cuentan los australianos...
Evidentemente, por lo que cuentan los lectores, la película se estrenó en fílmico en las salas que sólo tienen proyección en 35mm, como el Atlas Santa Fe o el Hoyts de Abasto) y en DVD en los Arteplex. Así como destaco que se estrene una película australiana en fílmico, no me parece bien que en algunas salas sea en 35mm y en otras en DVD, y más aún sin avisar claramente al espectador en qué formato se va a exhibir. Gracias a todos por haber detallado sus experiencias con esta película.
En el Atlas Santa Fe la dan en formato original, no en DVD.
Diego Batlle: Yo la fui a verla ayer y era en DVD.<br /> una lástima, me hubiera gustado poder verla en filmico.
Hay situaciones que me hacen pensar en que el cine no morirá. Y me refiero al cine como el lugar físico donde se desarrolla la proyección de un film. Es decir, por mas que castiguen a las salas de proyección poniéndoles como rivales a los “manteros” de la vereda con sus cintas piratas, por mas que se baje cine desde Internet como si fuera una gracia, por mas que los viejos cines de barrio y de la querida y empobrecida Lavalle hayan sido transformados en templos religiosos, contra todo eso el cine no morirá.<br /> Y digo esto después de concurrir al Arteplex Lavalle una noche de viernes porteño con sofocantes 35º y sin aire acondicionado en la sala!!!!!!!!!!!!!! a presenciar en formato video!!!!!!!!! después de tres semanas del estreno esa maravilla titulada “El Rastro” y con 3/4 de sala llena.<br /> <br /> Excelente narración, actuaciones desparejas, pero sobresaliente David Gulpilil como el rastreador, la música es absolutamente embriagadora con esa mezcla de blues y soul ejecutada por Gram. Tardif.<br /> <br /> Una joyita. Demás está decir porque los cinéfilos ya lo saben, que media película la seguimos escuchando los sonidos provenientes de la sala contigua. Ay Arteplex, sino fuera porque pasas cine de calidad!!.<br />
vi la pelicula en el arteplex del centro,comparto vuestra opinion con respecto a la calidad del film, pero debo lamentar que la proyeccion del film en dicha sala es en formato DVD.no se cual es la razon para que una sala que se precie de ofrecer cine de calidad lo exhiba en dicho formato,con el agravante de no avisarlo previamente.
Muy buena, excelente película, cada gesto, mirada o actitud de sus protagonistas configuran un torneo de interpretación de primera. Para información de Godardista, felizmente, hoy domingo en la primera nocturna había numeroso público en el Atlas Santa Fe, que superaba ampliamente la media normal. Espero que el boca a boca haga el resto, tanto más cuando el film no está en las salas principales.
La vi en Nucleo ayer maartes 23/12. Me parecio un film notable, hecho con una concision ejemplar. La fotografia es excelente, las actuaciones sobresalientes con un plus para el grandioso David Gulpilil. Ojala que encuentre su publico, ya que la condenaron a este limbo que suelen ser las fiestas de fin de año, pero confio en el comentario "boca a boca". Muy buena la banda sonora.<br /> Muchas felicidades para todos !!
Godardista: Sí, la peli va en fílmico. Son cinco copias en Abato, Atlas Santa Fe y los tres Arteplex.
Esta película la vi, ya no recuerdo si en Mardel o en el BAFICI, pero tengo un muy grato recuerdo de su potencia y su lirismo, de su belleza y su singularidad, ¿se estrena en fílmico o en dvd? ojalá alcance a tener algo de público aunque estrenarla en Navidad no parece ser la mejor idea porque la gente está en cualquier otra cosa. Saludos