Críticas
Florence, la mejor peor de todas, de Stephen Frears
Meryl, cada día canta peor (mejor)
El veterano director de Ropa limpia, negocios sucios, Relaciones peligrosas, Alta fidelidad, La Reina y Philomena reconstruye (de la mano del despliegue histriónico de Meryl Streep) la historia real de la mecenas y "cantante" Florence Foster Jenkins en la Nueva York de las décadas de 1930 y 1940. Una comedia que apuesta a la farsa con resultados correctos, en la línea de la reciente aproximación al mismo personaje que el francés Xavier Giannoli había concretado en Marguerite.
Florence, la "mejor" peor de todas (Florence Foster Jenkins, Gran Bretaña/2016). Dirección: Stephen Frears. Elenco: Meryl Streep, Hugh Grant, Rebecca Ferguson y Simon Helberg. Guión: Nicholas Martin. Fotografía: Danny Cohen. Música: Alexandre Desplat. Edición: Valerio Bonelli. Diseño de producción: Alan MacDonald. Distribuidora: Energía. Duración: 110 minutos.
Basada en la vida real de Florence Foster Jenkins, una mecenas artística en la Nueva York de las décadas de 1930 y 1940, Florence, la "mejor" peor de todas es una buena ocasión para reflexionar sobre el poder de la música y el poder del dinero.
Sobre la primera, sin duda es la música quien mantiene activa y vital a esa mujer con cierta edad y muy precaria salud (en el cuerpo de Meryl Streep), quien dedica la fortuna heredada a difundir expresiones clásicas por medio de su club privado, organizando recitales y conciertos. Todos regados de buena comida, bebida y regalos. Siendo ella una soprano de coloratura, también se anima a dar recitales, que un marido abnegado y bondadoso (el manierista Hugh Grant, aquí más calmado) ampara y protege desde su planificación, pasando por controlar la entrada sólo a los amigos incondicionales, e impidiendo el acceso a quienes pudieran emitir juicios adversos hacia esa mujer que de buena cantante no tiene nada, sino al contrario. Él mismo ha sido un actor mediocre y su mujer, sin saberlo, ha replicado su gesto: ocultar las reseñas que hayan podido serle adversas.
Su dinero le ha servido para que una corte de amigos e interesados seguidores le hicieran creer que está dotada de buena voz, y es su dinero también el que le ha permitido grabar discos y fantasear con una carrera artística. Pero todo cuidado por mantenerla en ambiente privado que la proteja de la crítica sucumbe cuando Florence decide dar –gracias una vez más a su dinero- un recital en el Carnegie Hall, nada menos.
El film no disimula su intención farsesca. Al ridículo de las performances de esa cantante desafinada se suman su vestuario, tan exótico como abigarrado, la obsecuente conducta de sus amigos, el carácter de las actuaciones. La película busca la risa pero también se ríe de sí misma. Sigue en gran medida el punto de vista del pianista y partenaire de Florence, Cosmé McMoon, interpretado por Simon Helberg, un gran comediante. Tan gracioso como sus empleadores, McMoon toma inmediata conciencia del incómodo lugar en que lo deja su rol, que amenaza con ridiculizar y arruinar en consecuencia su carrera profesional. Pero ¿cómo negarse a un sueldo suculento y a tocar en el Carnegie Hall? Acepta las reglas del juego y deviene un colaborador del marido en sus aventuras matrimoniales, y de las otras. Filmada en Inglaterra, la reconstrucción de la Nueva York de época en estudios y por computadora es estupenda.
Igual que su personaje, la actriz Meryl Streep no conoce descanso. A su interpretación de Margaret Thatcher, de la Miranda de El Diablo viste a la moda, agrega esta de Florence a la galería de mujeres poderosas, decididas a hacer su voluntad aunque el mundo les sea adverso.
Las performances de la real Florence han merecido un film anterior, Marguerite, de Xavier Giannoli, un musical en Londres y videos que pueden escucharse en YouTube para evaluar los aullidos con que ataca sus coloraturas. Stephen Frears le dedica un retrato realizado con cariño, buscando en todo momento la diversión del espectador en una pelíula menor y de puro entretenimiento denro de su prolífica filmografía. Aquí todos los personajes son nobles, planos, sin matices, estereotipados: ella en primer lugar, ingenua en el uso de su poder; el marido, leal y devoto chevalier servant aunque mantenga una vida paralela; el fiel pianista, e incluso el crítico que no se deja corromper por un puñado de dólares. Como el personaje, este film no es para jóvenes irreverentes sino para aquellos incondicionales seguidores de Meryl.
COMENTARIOS
DEJÁ TU COMENTARIO



CRÍTICAS ANTERIORES
El director de Solo los valientes (2017), La cabeza de la araña (2022) y Top Gun: Maverick (2022) construye con indudable profesionalismo un film ambientado en el circo de la Fórmula 1 concebido para el lucimiento de Brad Pitt.
Luego de Exterminio / 28 Days Later (2002), del propio Danny Boyle; y de Exterminio 2 / 28 Weeks Later (2007), de Juan Carlos Fresnadillo; llega esta tercera entrega también dirigida por el realizador de Trainspotting. Se trata, además, del inicio de una nueva trilogía que incluirá a la ya filmada 28 Years Later: The Bone Temple, de Nia DaCosta, cuyo estreno está previsto para dentro de muy poco tiempo: enero de 2026.
Tras su paso por los festivales SXSW London y Tribeca, se estrenó el 12 de junio en el servicio de streaming de Amazon esta comedia policial con más hallazgos que traspiés.
Esta multigalardonada ópera prima -ganadora de la competencia oficial Orizzonti y del premio FIPRESCI de la crítica internacional en la Mostra de Venecia 2024- narra varias historias cortas ligadas a la vida durante el régimen de Nicolae Ceauşescu.
Una buena comedia con la gran Meryl Streep y un talentoso Simon Helberg.-
No soy espectador habitual de este tipo de películas pero el comentario en las distintas reseñas sobre "la peor soprano de la historia" me logró atraer la atención sobre esta película. Me hace acordar a los calificativos como "Ed Wood, el peor director de cine de la historia" y en definitiva cómo se puede evaluar que es lo peor o mejor de la historia, lo cualitativo es difícil de medir. En definitiva me gustó ese tema que comentaron anteriormente sobre el paso del tiempo y el cambio de costumbres. Cuando tenga la posibilidad de ver la película lo haré. Felicitaciones una vez más a Meryl Streep.
La película es Meryl Streep. Listo. Saludos
TOLERANCIA Y CAMBIO Florence puede verse desde diferentes ángulos. Básicamente, es una comedia. También podría verse como una parodia o como una ópera bufa. Como consecuencia de ello, nos damos cuenta que no importa tanto la forma, sino el qué de lo que trata. Y ese tema que trata lo maneja de manera sutil, casi esbozada. Florence es la peor cantante lirica de la historia. Pero eso es solo una opinión. De quién, no importa. Lo que importa es su vida. Criada en una familia acomodada de los Estados Unidos, Florence Foster Jenkins nace en 1868 y muere en 1945. Desde niña estudia piano y canto, y nunca logra sobresalir en lo suyo. Pero heredera de una fortuna importante, sobre todo después de enviudar del Dr. en Medicina Frank Jenkins, se radica en Filadelfia donde crea el Club Verdi. Eso le abre paso en la Alta Sociedad del Este y le permite darse sus gustos personales y transformarse en cantante. Esa trayectoria, en la película, no solo describe la vida de una mujer sino también los cambios de un siglo a otro, y que además, tienen lugar en los Estados Unidos de América. Lo que hace interesante a Florence es justamente eso, el cambio en las costumbre vista por la mirada de un inglés (Frears) en otro país, los Estados Unidos, cambios que por otra parte, contagiarán rápidamente a Inglaterra, y luego al resto del mundo. Será el comienzo del fin de la época victoriana y el inicio de una desestructuración de la vida social en la cual se comienzan a minar los pilares de sustentación de aquélla sociedad. Es el fin de los prejuicios, sobre todo, de los de clase. Si la época victoriana se caracterizaba por una moral rígida basada en valores que englobaban una fuerte represión sexual, una baja tolerancia al delito y un estricta conducta social, las primera guerra mundial comienza a limar esos principios y la segunda guerra los destruye. En ello, caen incluso, cuestiones de orden estético. Es allí donde comenzamos a preguntarnos el porqué de la peor cantante, y comenzamos a entender el porqué de su éxito. Porque al relajarse las costumbres (Florence incluso vivió el resto de su vida en concubinato con un actor inglés) y los estándares estéticos, ya nade puede hablar de mejor o peor, o emitir juicio alguno sobre la forma de vida de nadie. Comienza a aceptarse el "ser diferente", o sea, aquello que es de modo distinto. En lo estético, ya no cabe lo ridículo, la incongruencia o la desproporción que implica la respuesta a un modelo determinado. El objeto no puede dar lugar ni a la burla ni a la risa. Entre otras cosas, aparece el cubismo, el rayoismo y el surrealismo. Las cosas no son necesariamente como se ven sino que pueden verse de manera diferente. Tienden a desaparecer los estereotipos. Representar a alguien como un estereotipo, manifiesta desprecio u hostilidad para con su grupo de pertenencia, cuestión que se relaciona con los prejuicio. En consecuencia, estamos ante una época de cambio que retrata el fin de los prejuicios y la discriminación. Contada con un ritmo muy ágil, el director Stephen Frears luce toda su experiencia y sale adelante con un tema difícil. El film luce un delicado equilibrio narrativo y entretiene durante todo su metraje. Frears es un inglés que dirige tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos, y en ambos lado del Atlántico ha logrado películas recordables. Alguna de ellas, incluso, alcanzaron considerable éxito de taquilla. Frears dirigió de películas tales como "Las Relaciones Peligrosas" (1988), "High Fidelity" (2000), "La Reina"(2006), y "Philomena" (2013), pasando por películas más personales como "My Beatifull Laundry" (1985), "Prick Up Your Years" (1987) o "Dirty Pretty Things" (2002). Sin lugar a dudas un artesano de alta calidad que ha dirigido estrellas tales como Glenn Close, Julia Roberts, John Cusack, Jack Black, Hellen Mirren, Audrey Tautou y Judi Dench, es decir, un gran director de actrices. En este caso vuelve a dirigir a otra gran actriz que es un valuarte incuestionable de la película. Gran parte de ella descansa en la soberbia actuación de Meryl Streep, muy bien acompañada por el inglés Hugh Grant y el americano Simon Helberg. Obviamente, los meritos no son solo del director y los actores. El film cuenta con un sólido guión de Nicholas Martin, un guionista proveniente de la televisión inglesa, como asi también por un acompañamiento musical descollante de la mano del francés Alexander Desplat, 8 veces nominado al Oscar y ganador de uno por la banda sonora de "Gran Hotel Budapest". En síntesis, el film es una sutil reflexión sobre el paso del tiempo, los cambios de hábitos, y sobre todo, la aceptación de nuevos estándares. Una comedia muy agradable que no solo permite pasar un momento divertido y disfrutar de una gran actuación de la Streep, sino también reflexionar sobre el paso del tiempo, el cambio de costumbres y valores. Una comedia sobre la aceptación y la necesidad de tolerancia. El comienzo del fin de la discriminación.
Crónico, sempiterno seguidor de la inigualable Mery Streep, y cuando creía que ya lo habia dado todo en su brillante carrera, hete aquí que saca otro conejo de la galera y nos gratifica con este tour de force no por inesperado menos impactante. Solo una actriz de sus quilates se animaría a provocar hilaridad cuando no era ese precisamente sus propósitos y ni qué decir de los pérfidos primerísimos planos que delatan arrugas irreverentes, más propias que provocadas por el maquillador. A no estrañarse entonces cuando la veamos en el podio de las candidatas a recibir un nuevo (y van...) Oscar. El resto le hace marco adecuado, desde la reconstrucción del Nueva York 1944 (que gracias a la crónica de Josefina me entero que fue efectuada en Londres), pasando por las sobrias interpretaciones de Hugh Grant y especialmente de Simón Helberg, cuyo Cosmé, pianista y obligado parteneire de la diva es todo un hallazgo. La vi esta tarde en la matinee del Village Recoleta, debiéndome conformar - o resignar...- con platea en primera fila y punta de banco, pero aún así valió la pena.