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Murieron con las botas puestas (Estados Unidos/1942)
Publicada el 30/11/-0001
Estrenada en los Estados Unidos el 1º de enero de 1942, a menos de un mes del ataque japonés a Pearl Harbor, Murieron con las botas puestas puede ser leída como un no demasiado sutil llamado a las armas. El cine de Hollywood se había puesto al servicio del creciente intervencionismo militar empujado por el gobierno y gran parte de la ciudadanía, y un biopic sobre un héroe nacional de la talla de Custer –participante tanto de la Guerra de Secesión como de la lucha contra las tribus indígenas, fundamentalmente los Sioux, durante la conquista del Oeste- parecía el vehículo ideal para insuflar patriotismo en los pechos norteamericanos.
Pero el film es también, por sobre todas las cosas, un relato de aventuras made in Hollywood. Lejos de la lección de Historia, a la que traiciona en más de una oportunidad, el guión trabaja alrededor del mito de Custer, desde su ingreso en la academia militar de West Point hasta su muerte a manos del cacique Caballo Loco, destacando ampulosamente su gallardía, sentido cívico y caballerosidad y olvidando otros aspectos no tan positivos del personaje histórico. No menos importante resulta su sentido del romanticismo amoroso: la historia de amor entre Custer y su mujer ocupa un espacio relevante dentro de la totalidad del metraje. Esta fue la octava y última colaboración entre Errol Flynn y Olivia de Havilland, una de las parejas más populares y carismáticas del cine norteamericano clásico, co-protagonistas de films como Las aventuras de Robin Hood y Dodge City.
Murieron con las botas puestas es un excelente ejemplo del grado de maestría narrativa alcanzado por algunos de los mejores realizadores afincados en California. Si una de las premisas esenciales del cine clásico descansaba en la creación de un mundo de fantasía que, magia cinematográfica mediante, se hacía real y palpable en la oscuridad de la sala, las dos horas y veinte minutos de proyección del film de Raoul Walsh permiten la total inmersión en un cuento de aventuras, fascinante precisamente por su escasa relación con la vida real. Las escenas de batalla, particularmente el ataque del final sobre la 7º Caballería en Little Big Horn, demuestran el reconocido talento de Walsh para escenificar secuencias de acción.
No menos interesante y curioso es el hecho de que este Custer cinematográfico resulte ser un personaje enfrentado a los acumuladores liberales, un anti-capitalista moderado para quien el fin –la acumulación de capital, claro está- nunca justifica cualquier clase de medio. Quizás no sea tan curioso: antes de la proyección del film varios cortos publicitarios instaban a los espectadores a abandonar las prácticas especuladoras y a comprar bonos de guerra con su dinero. El Tío Sam ante todo.
Desafortunadamente, la edición local de Murieron con las botas puestas no acompaña la excelente calidad de imagen de la copia con los extras que pueden encontrarse en la edición original en zona 1: un buen puñado de cortos de la época del estreno y un documental de diez minutos sobre la realización del film.
Diego Brodersen
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Hola: les solicito me informen quién es el autor de la cortina musical, común a otras películas de la misma épocas -década del '40-. La música es de Max Steiner, pero no la cortina que, hasta ahora es, para mi, un misterio. La veo por el canal TCM. Les agradrezco su atención. Héctor Palma.-