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Murió el legendario productor italiano Dino de Laurentiis
A los 91 años, falleció en Los Angeles la figura detrás de títulos tan diversos como La strada, King Kong, Sérpico y El silencio de los inocentes.
De Laurentis, cuyo verdadero nombre era Agostino, ha sido el gran mecenas del cine italiano lanzando al mundo películas como Riso Amaro/Arroz amargo (1948), de Giuseppe De Santis; Dov'e La Liberta? (1954) de Roberto Rossellini; La Grande Guerra (1959) de Mario Monicelli, con Alberto Sordi y Vittorio Gassman (León de Oro en Venecia) o los films de Federico Fellini.
De fabricante de pasta, la profesión de su padre, De Laurentiis, continuó su éxito en el cine trasladándose a los Estados Unidos donde fundó la sociedad De Laurentiis Entertainment Group que se encargó de producir películas como Sérpico (1973), de Sidney Lumet, o Tres días del Cóndor (1975), de Sidney Pollack.
El mundo del cine italiano reconoció el gran impulso que Dino de Laurentiis ha dado al séptimo arte nacional, a pesar de que debido a los obstáculos que el Estado italiano puso a las coproducciones decidió marcharse a Estados Unidos.
"Ha sido el más grande de los productores italianos. Ha impulsado el cine italiano hacia Hollywood con películas como La guerra y la paz. Para algunos fue el inicio del final, para otros la apertura al resto del mundo", afirmó el director Gianni Amelio.
Para el productor Fulvio Lucisano "no sólo era el más grande productor italiano, sino el más grande productor internacional" y comentó como hasta hace poco aún hablaban de los posibles proyectos que se podrían hacer.
Su sueño, cuando abandonó la fábrica de pasta de su padre con 17 años, era ser actor, pero como el mismo reconocía, tras mirarse al espejo, decidió pasar detrás de las cámaras y descubrió sus dotes en los negocios como productor.
Con el productor y amigo Carlo Ponti, marido de Sofia Loren, fundó en 1948 la sociedad Ponti-De Laurentiis, que se encargó de realizar la primera película en colores italiana Toto a Colori (1952) y que en su larga lista de producciones, más de 500 películas, destacan La Strada (1954) y Las noches de Cabiria (1957) de Fellini, ambas ganadoras del Oscar al mejor film extranjero.
En su incansable pasión y dedicación al cine también fundó en Roma "Dinocitta", su "Cinecitta" personal, donde se montaron algunas de las películas que han hecho la historia del cine mundial como La guerra y la paz(1956) de King Vidor, con Henry Fonda y Audrey Hepburn; Barrabás (1961), de Richard Fleischer con Anthony Quinn; The Bible: In the Beginning (1966), de John Huston con Gorge Scott, Ava Gardner y Peter O'Toole, o Waterloo (1970) de Sergej Bondarchuk con Rod Steiger y Orson Welles.
Como su amigo Ponti, también se casó en 1951 con una de las actrices del momento Silvana Mangano, con quien tuvo cuatro hijos, Veronica, Francesca, Raffaella y Federico, después con su segunda mujer, Martha Schumacher, tuvo a Carolina y Dina.
Gracias a De Laurentiis vieron la luz títulos de inmensa popularidad como Conan, el bárbaro, El silencio de los inocentes y su continuación Hannibal, o King Kong, así como Barbarella con Jane Fonda; Ragtime, de Milos Forman; Duna, de David Lynch; varias adaptaciones de las noveles de Stephen King. En total, participó en unas 500 producciones.
En 2001, De Laurentiis recibió el premio Irving G. Thalberg Memorial, un Oscar honorario de la Academia de Hollywood y en 2003 el Festival de Cine de Venecia le concedió el León de Oro a toda una vida.
LINKS DE INTERÉS:
-Aquí un texto de Dave Kehr en The New York Times.
-Aquí un texto de David Hudson en MUBI.
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Otra pena para el cine. De Laurentiis encarnaba al animal cinematográfico en toda su expresión y gozaba y hacía gozar a través de sus películas. Desde Fellini y su relación con el Neorrealismo al gran cine americano setentista. Ojalá hubiera una reencarnación en tantos productores de Hollywood que creen que el cine es un videojuego.
Esta noticia de Dino me retrotrae casi 40 años atras y me hace acordar de una anécdota mia con él. Yo empecé mi carrera profesional en sus estudios—DinoCittà—como segundo asistente de dirección de Sergei Bondarciuk en su "Waterloo". Fué una superproducción de 25 millones de dólares—de aquella época, era una barbaridad—entre Mosfilm y Paramount. Como esta última no quería aparecer directamente coproduciendo con los rusos figuraba De Laurentiis y por eso los interiores se filmaron en sus estudios a las afueras de Roma entre febrero y mayo de 1969. Por ello, los extranjeros sin residencia en Italia como yo pudimos formar parte del equipo. Rod Steiger hacía de Bonaparte, Orson Wells de Luis XVIII y Christofer Plummer de Wellington. Como segundo asistente una de mis responsabilidades era que los actores, y que estuvieran listos en el set en hora. Como era de época el call time a los actores era como tres horas antes al inicio de la filmación. Steiger, Wells y todos los maravillosos actores ingleses del cast siempre llegaban en hora. Pero Plummer, que era un soberbio y muy antipático, siempre llegaba tarde. Cada semana peor y era a mí que Alan Elledge, el primer asistente, me llamaba y retaba. Como era mi primer trabajo y mi stutus era mitad meritorio, pensé que me iban a echar. Por éso, un dia me harté y entré a su camarín (que era la impresionante suite de Silvana Mangano) y lo encontré leyendo el diario. Con bronca—e inconsciencia total—le dije: "Mr Plummer, you're TWO hours late" (señor Plummer, usted está DOS horas tarde). Por supuesto, no me contestó. Solo bajó el diario y me miró de arriba a abajo con desdén, como si no me conociera. Alzó el diario y siguió leyendo, mudo. Al dia siguiente al llegar a los estudios, me llaman de la oficina de Dino. Se me cayeron las medias. Bueno, para hacerla corta: Plummer lo llamó a Dino y pidió que me echaran. Dino me debe haber defendido porque no me echó pero me advirtieron que a una super estrella como Plummer no se lo podía hablar así, si llegaba tarde me la tenía que bancar. Me anoticié pero entonces logré que Plummer ya no era más mi responsabilidad. De Laurentiis perfectamente podría haberme echado de un plumazo y congraciarse con un actor de la fama de Plummer. En vez, defendió su apuesta de creer que el argentino de 22 años estudiante de cine en la Universidad ProDeo que le había pedido descaradamente una chance, valía el riesgo. Siempre le voy a estar reconocido por ello, como a Sergei Bondarciuk que luego supe me bancó también frente a Plummer. Dino era petiso y calmo, no se metía en la filmación, nunca bajó al set, movía los hilos desde su inmensa oficina. Lamento su muerte, era un productor de los de antes, en una industria que ya no existe.