Triunfos de los Estados Unidos y la Argentina en medio de la explosión del nuevo cine chileno

La 5ª edición del Santiago Festival Internacional de Cine (SANFIC) concluyó con la victoria de The Exploding Girl, notable segundo largometraje del norteamericano Bradley Rust Gray, en la competencia internacional; y de Todos mienten, película del argentino Matías Piñeiro, en la latinoamericana. Sin embargo, el hecho artístico más destacado fue la consolidación del gran momento del nuevo cine chileno con films como Navidad, Weekend, Retrato de un antipoeta, Paseo y Perro muerto. 

Con el triunfo de The Exploding Girl, segundo largometraje del estadounidense Bradley Rust Gray, en la competencia internacional; y de Todos mienten, del argentino Matías Piñeiro, en la latinoamericana, finalizó anteanoche la quinta edición del Santiago Festival Internacional de Cine (SANFIC).

The Exploding Girl es una sensible mirada a las vivencias de una chica epiléptica (notable trabajo de Zoe Kazan, la nieta del mítico Elia Kazan) que regresa a su casa familiar en Brooklyn durante el receso escolar y, mientras se separa de su novio, se reencuentra con el mejor amigo de la secundaria. Todos mienten, segundo trabajo del joven director de El hombre robado, ya había distinguido en el Bafici y aquí se hizo acreedor a un importante premio en servicios de producción valuado en 20.000 dólares.

Con un récord de casi 90.000 espectadores (frente a los 70.000 que habían concurrido en la edición 2008), este festival organizado por la fundación privada Corpartes -perteneciente a unos de los grupos económicos más importantes de este país- ofreció un amplio panorama del hoy muy de moda nuevo cine chileno con la proyección de 12 largometrajes inéditos y de otros 5 que compitieron en el marco de un Work in Progress, que terminó con el triunfo del proyecto Perro muerto, de Camilo Becerra.

La nueva competencia de cine chileno tuvo como vencedor a Paseo, un bello e intimista film de Sergio Castro San-Martín que narra el viaje hacia el norte de una madre y su hijo en busca del marido/padre al que no han visto por muchos años, mientras que el de mejor dirección correspondió a Cristóbal Cohen y Marcelo Hermosilla por Nosotros, documental sobre las historias de vida en varios geriátricos, que también obtuvo el premio SIGNIS.

Por su parte, Navidad, segundo film de Sebastián Lelio que narra una historia de iniciación a partir del triángulo amoroso entre tres adolescentes en una casa de veraneo, obtuvo una mención especial en la sección oficial. La película -que ya había participado en la sección Quincena de Realizadores del Festival de Cannes- se estrenó en los cines comerciales dos días después de su presentación en el SANFIC.

Como mejor director de la sección principal fue elegido el colombiano Ciro Guerra, por la coproducción con Argentina Los viajes del viento, mientras que otro film con participación de productores porteños, Acné, le valió al uruguayo Federico Veiroj el galardón a mejor realizador en el apartado latinoamericano.

Entre los invitados extranjeros estuvieron el director alemán Andreas Dresen (Nunca es tarde para amar), que acompañó una retrospectiva de sus películas, incluida su reciente comedia Whisky con vodka; y el artista norteamericano Jem Cohen, que interpretó en vivo la música de sus films mientras estos eran proyectados.

El boom del nuevo cine chileno

El SANFIC5 presentó una muy amplia oferta de películas chilenas, la mayoría de ellas operas primas rodadas con muy bajo presupuesto y que se exhibieron en carácter de premières mundiales.

En total,se proyectaron 12 largometrajes locales: uno en la sección oficial internacional (la esperada Navidad, de Sebastián Lelio), uno en la latinoamericana (Grita, de Marcelo Leonart), siete en la nueva competencia chilena (la ganadora fue Paseo), dos más en la sección Novedades de Latinoamérica y la restante en una función especial.

Además, se exhibieron en un Work in Progress al que fui invitado como jurado otras cinco películas chilenas preseleccionadas por los programadores entre 35 largometrajes que se encuentran en plena etapa de posproducción.

Semejante “movida” se da en momentos en que el nuevo cine chileno se encuentra en plena expansión local e internacional con títulos como Tony Manero, El cielo, la tierra y la lluvia, las películas de Matías Bize; Huacho o La nana (recientemente lanzada en el circuito comercial de Santiago con buena respuesta de público).

También se estrenó el jueves 20 en los cines chilenos, dos días después de su presentación en la competencia internacional del SANFIC5, Navidad, segundo film de Sebastián Lelio (antes conocido como Sebastián Campos y director de la elogiada La sagrada familia) que había tenido su debut en la Quincena de Realizadores del reciente Festival de Cannes.  

Este segundo largometraje de Lelio (un mendocino de 35 años radicado en Santiago) retoma un tema que se transformó en una constante de buena parte de las películas presentadas en este SANFIC: las vivencias afectivas de los adolescentes y jóvenes de la generación post-Pinochet; es decir, de aquellos que no alcanzaron a sufrir en carne propia como sus padres la tragedia de la dictadura, pero que sí viven en un estado de descontención y confusión que les complica la toma de decisiones trascendentes.

Manuela Martelli (vista en Como un avión estrellado, de Ezequiel Acuña) y Diego Ruiz interpretan a una pareja de 18 años que descubre a una chica de 15 (Alicia Rodríguez) tirada luego de haber sufrido una crisis diabética. El film se concentra luego en las experiencias íntimas que esos tres personajes viven durante todo un día (y una noche) en una cabaña aislada. Navidad arranca con alguna indecisión, pero va creciendo en tensión y cierra con un par de secuencias muy intensas, arriesgadas y logradas, confirmando a Lelio como un talento a seguir.

También dos chicas y un chico (un poco más grandes) son los protagonistas de Weekend, opera prima de Joaquín Mora, que resultó una de las mejores películas vistas en la competencia chilena. Tras pelearse de manera muy violenta con su novio, Francisca viaja con Pato, un viejo amigo chef, a una casa de vereaneo ubicada en un paradisíaco enclave marítimo. En el camino, levantarán a Sofía, una mochilera que hace dedo, que se les unirá en el viaje y que mantendrá un romance con el protagonista. Mora hace gala de una gran sensibilidad, de una solidez narrativa y de una buena dirección de actores para un film encantador, con dosis exactas de drama y humor.
 
La otra película interesante de la competencia local fue Paseo, largometraje que sirvió de tesis universitaria para su director (y ex arquitecto) Sergio Castro San-Martín Una madre y su hijo viajan al norte en busca del ex marido/padre al que no han visto desde hace años. Historia de climas, de pequeñas observaciones y de pasajes no exentos de lirismo, se trata de otra promisoria opera prima de la cosecha 09 del SANFIC y merecida ganadora de la sección.

En el terreno de los documentales, la principal expectativa estuvo en la première de Retrato de un antipoeta, película de Víctor Jiménez Atkin que logró acercarse a la intimidad del mítico, genial y revulsivo poeta local Nicanor Parra, de 95 años, que muy pocas veces ha aceptado ser filmado e incluso entrevistado. El film llegará a la cartelera comercial este jueves 27 con el aval de haber sido elegido como el mejor de todo el SANFIC, según el voto popular.

También con premios se fue Nosotros, documental que narra con rigor y emoción los testimonios de vida de varios ancianos que viven en diferentes geriátricos de Santiago, en un trabajo que remite a Memory for Max, Claire, Ida and Company, del recientemente fallecido maestro canadiense Allan King.

Completaron la competencia chilena otras tres operas primas sin tantos hallazgos: Debut, film de Andrés Nazarala Ramírez rodado en blanco y negro y ambientado en el submundo del rock under de Valparaíso (el protagonista es el músico Mosé Noé); Melodrama Lo-Fi, película de Alexis Aldana sobre el romance entre una chica del interior que llega a Santiago para trabajar como empleada doméstica y un adolescente mudo; y A un metro de ti, historia romántico-gastronómica coproducida con España y dirigida por Daniel Henríquez, que resultó la propuesta más convencional de todas.

El Work in Progress al que asistí tuvo también un saldo favorable con tres más que dignos trabajos sobre los cinco que vimos. La ganadora fue Perro muerto, film de Camilo Becerra rodado con apenas 4.000 dólares (los premios que le otorgamos sumaron veinte veces esa cifra) y que describe las duras condiciones de vida de una madre soltera que subsiste como puede vendiendo ropa en la calle y que se ve obligada a recurrir a su tiránico suegro para sostener a su hijo (al que no le va demasiado bien en la escuela) y no perder su casa. Ambientada en un barrio pobre de los suburbios de Santiago, esta película sentida y austera elude cualquier atisbo de miserabilismo y de pintoresquismo para conseguir un retrato humano absolutamente creíble y empático.

También tuvieron más logros que carencias Un nombre para Ana, trabajo de Antonia Rossi que combina material de archivo, home-movies, animación e imágenes propias del video-arte para reconstruir la historia autobiográfica de la propia directora, que nació en Italia cuando sus padres tuvieron que exiliarse tras el golpe contra Salvador Allende; y Metro cuadrado, de Nayra Ilic, una película de cámara con ciertas reminiscencias del cine francés que describe la descomposición de una pareja que acaba de mudarse a un departamento de Bella Vista (el barrio bohemio en el que transcurren varios de los films vistos en el festival). Más allá de que la historia deja una cierta sensación de déjà vu, Ilic demuestra que es una talentosa directora (sus planos-secuencia son prodigiosos) y consigue de la protagonista una notable actuación.