Festivales
Ocho críticas de la competencia Cineasti del Presente - #Locarno71
Reseñas de las películas de la segunda sección oficial del festival suizo vistas en Festival Scope.
-NEBULA (DEAD HORSE NEBULA) de Tarık Aktaş (Turquía – 2018 – 73’) - Premio a Mejor Dirección ★★★½
Nacido en Alemania, pero actualmente radicado en Estambul, Aktaş viajó al pueblo de su madre en el que pasó casi todos los veranos de su infancia para rodar su ópera prima que está dividida en dos grandes partes. En la inicial, vemos a un niño de siete años que descubre a un caballo muerto y luego ve cómo su padre y otros adultos tratan de deshacerse del cadáver. Tras ese prólogo, vemos al protagonista ya de adulto y siempre en contacto con la naturaleza, sobre todo con animales.
Se trata de una película algo elíptica y desconcertante, pero bella y sugestiva en la creación de climas y sensaciones. Con un estilo que remite por momentos al del maestro turco Nuri Bilge Ceylan, Aktaş aborda el tema de los recuerdos, los traumas, las heridas propias de las experiencias infantiles que siguen afectando -muchas veces de la manera más impensada e imperceptible- en la vida de un hombre.
-CLOSING TIME de Nicole Vögele (Suiza/Alemania – 2018 – 116’) - Premio Especial del Jurado ★★★★✩
La suiza Nicole Vögele viajó a Taiwán para rodar un fresco sobre la vida nocturna en una ciudad llena de contrastes como Taipei. El eje de este documental -con varios pasajes ligados a la ficción- es Little Plates with Rice, un restaurante que abre toda la noche y sirve de refugio a pintorescos comensales. Quienes regentean el lugar son el señor Kuo y su esposa Lin, que les cocinan con absoluta dedicación a los noctámbulos que se acercan al lugar.
Pero lo que en principio parece un retrato puntual se va a abriendo cual abanico hacia una narración coral, caleidoscópica sobre la vida nocturna en una urbe con sus lugares y sus personajes. Un híbrido que no lleva por la zona portuaria, los mercados de pescados y verduras, taxistas y motoqueros, tatuadores, jóvenes amantes... El resultado -y mucho tiene que ver también el DF Stefan Sick- es fascinante, embriagador. Un viaje lírico y sensorial por el Lado B, por aquello que la mayoría de los habitantes desconoce de la vida urbana cuando todos vuelven a sus hogares. Solos en la madrugada.
-SOPHIA ANTIPOLIS, de Virgil Vernier (Francia – 2018 – 98’) ★★★★✩
Con el mediometraje Orléans (2012) y con su ópera prima Mercuriales (2014), Vernier ya había llamado la atención, pero con Sophia Antipolis consigue una película notable, que sintoniza como pocas con estos tiempos contradictorios de la sociedad francesa (y no solo de su país). Ambientado en la extraña zona de un polo tecnológico situado al noreste de Antibes y al sureste de Niza al que alude el título, el film apela a un sofisticado torrente narrativo con situaciones y personajes que van mutando, pero que en la acumulación ofrecen un panorama desolador sobre el estado de las cosas. Con elementos propios de la ficción y del documental, este híbrido trabaja con personajes/actores no profesionales para una apuesta coral, un devenir que va sumando conflictos cada vez más espesos.
Todo comienza en una clínica de cirugías estéticas a la que concurren muchas jóvenes para, a través de implantes, aumentar el tamaño de sus senos, luego aparecerán una joven viuda de origen vietnamita, una madre con su hija adolescente que deben lidiar con la inentendible desaparición de otra hija (y hermana), un par de agentes de seguridad privada devenidos en vigilantes justicieros (luego la cosa crece incluso hacia un grupo de mercenarios de derecha que conforman una milicia en defensa de la ciudadanía aplicando métodos violentos). En efecto, la frustración, los excesos, el racismo, la xenofobia y la violencia van brotando de manera incontrolable.
El film va de lo íntimo y lírico a lo sórdido y alucinatorio en un entramado desconcertante, provocador e imprevisible (con algo del primer Michael Haneke y el cine de Nicholas Klotz), pero con una aproximación todavía más deforme e inquietante. Virgil Vernier, un director para seguir muy de cerca.
-SUBURBAN BIRDS / JIAO QU DE NIAO, de Qiu Sheng (China – 2018 – 118’) ★★★½
Esta ópera prima china con ecos del cine de Hong Sang-soo, de Apichatpong Weerasethakul y de Jia Zhang-ke (aunque el director cita a Franz Kafka como principal influencia) apuesta a enigmáticos saltos temporales, historias paralelas, elementos realistas combinados con otros ligados a creencias y tradiciones e incluso a personajes que podrían ser los mismos tanto en versión adulta como infantil. Aunque la enumeración puede parecer algo desconcertante y el resultado por momentos es un poco árido, Qiu Sheng consigue un film subyugante, que además nos ofrece una mirada inquietante a ese universo tan difícil de comprender desde Occidente como el del gigante chino.
En Suburban Birds conviven (se entrecruzan, se bifurcan) dos historias: las de unos ingenieros contratados para investigar unos movimientos en las tierras que han generado movimientos en edificios, grietas y filtraciones; y las de unos niños de unos 10 u 11 años que estudian en la primaria y luego vagan y juegan por los alrededores (hay algo de Cuenta conmigo en esta subtrama).
La mezcla entre zonas sórdidas y desoladas por un lado y decenas de rascacielos y trenes de alta velocidad que brotan como hongos en medio de la nada conforman el ambiente ideal para esta película de contrastes y contradicciones. Una propuesta coral, que plantea en muchos momentos más preguntas que certezas, pero presenta a Qiu Sheng como un director que asume riesgos, que busca, que experimenta y en varios pasajes consigue transmitir sus ideas con indudable potencia visual y destreza narrativa.
-TROTE, de Xacio Baño (España/Lituania – 2018 – 83’) ★★★★✩
Reconocido cortometrajista (Anacos, Estereoscopía, Entre el relámpago y el trueno, Ser e voltar, Eco), el gallego Baño debuta en el largo con una película de contrastes, diversos matices, múltiples capas y diferentes niveles de lectura. En principio, puede verse como un drama familiar que, en medio del duelo, deja expuesto las tensiones entre sus integrantes; también, como una mirada a las diferencias generacionales, a la sociedad patriarcal, a las contradicciones entre tradición y modernidad, entre lo urbano y lo rural.
Bella y angustiante, lírica y seca a la vez, Trote tiene como excusa una muerte. Hay un marido que resiste (Celso Bugallo), un hijo que regresa y una hija que sueña con irse. Más allá de la dureza de la tarea cotidiana, lo que marca el tono del relato es otra dureza, la de los personajes, en especial la de los hombres hacia las mujeres. Un sistema de dominación que puede apreciarse desde en detalles aparentemente insignificantes hasta en cierta violencia física.
Mientras el pueblo se prepara para las Rapa das Bestas (una fiesta popular que consiste en cortar las crines de los caballos donde se percibe la "animalidad" de los hombres), Carme (una notable María Vázquez) siente la necesidad de huir de la atmósfera opresiva que la envuelve (aprisiona) cada vez más. El arribo de su hermano Luís (Diego Anido), acompañado por su esposa María (Tamara Canosa), no hace otra cosa que amplificar los conflictos.
Baño se maneja con absoluta soltura entre la observación sutil y la visceralidad de aquellos momentos en que los personajes explotan. No hay, de todas maneras, subrayados ni golpes de efecto. Las reacciones son acordes con la descripción psicológica previa, con el retrato de ese universo lleno de condicionamientos y decepciones que el director supo construir en sólidos, concisos 80 minutos. Una ópera prima de una sofisticación y una convicción infrecuentes.
-TEMPORADA / LONG WAY HOME, de André Novais Oliveira (Brasil – 2018 – 112’) ★★★½
Jiuliana (Grace Passô) es una mujer negra, gordita y retacona que llega desde Itaúna, un pueblo perdido del interior de Mina Gerais, a una ciudad mediana como Contagem (600.000 habitantes). La protagonista ha dejado atrás a su marido -quien ha prometido seguirle los pasos en el futuro- para comenzar a trabajar como empleada de una agencia estatal que se ocupa de combatir las plagas (sobre todo la del Dengue). Así, debe ir casa por casa para eliminar todo elemento que sirva para criar mosquitos o participar en una campaña antirrábica vacunando perros en una plaza. Ella no tiene demasiada idea de nada, pero allí estará el obeso Russao, que lleva siete años en el puesto, para instruirla y ayudarla.
En principio, la ópera prima de Novais Oliveira está muy cerca del documental con la cámara acompañando a Jiuliana a varias de sus 20 visitas diarias a los hogares de los vecinos, pero -poco a poco- en medio de situaciones graciosas (cómo subirse a una terraza inaccesible o una inesperada invitación a jugar a la PlayStation) surgen charlas en las que ella irá largando algunas confesiones tan íntimas como inesperadas e intensas. Así, entenderemos finalmente sus traumas, sus necesidades y sus búsquedas. El film también se acercará a sus deseos y, en ese sentido, el director es muy honesto al filmar con absoluta naturalidad los cuerpos imperfectos de los personajes incluso en las escenas de sexo. Simple y bastante efectiva, Temporada es de esas películas pequeñas y nobles películas que resultan entrañables y se terminan agradeciendo.
-CHAOS de Sara Fattahi (Austria/Siria/Líbano/Qatar – 2018 – 100’) - Premio a Mejor Película ★★½
Había mucha expectativa por ver este segundo largometraje de Sara Fattahi, ya que su primer trabajo, Coma (2015), había sido reconocido en festivales como Visions du Réel y Viennale. Además, lo pude ver después de haber ganado el máximo galardón en esta competencia oficial de Locarno, pero el resultado final es entre desconcertante y frustrante.
Con una apuesta entre minimalista, experimental y solemne, la directora se acerca a las historias de vida de tres mujeres sirias: una que vive en Damasco y lidia en absoluta soledad con la muerte de su hijo, otra que se ha exiliado en Sueca y busca en unas particulares obras plásticas una forma de exorcizar sus demonios interiores; y la restante que está partiendo rumbo a Viena en busca de un futuro mejor. Los monólogos exponen en toda su dimensión sus angustias, sus contradicciones, sus decepciones, sus miedos, sus traumas, pero en medio de esta “conversación imposible" es difícil empatizar con ellas a partir de una puesta en escena fría, distante y artificiosa.
Crítica de Familia sumergida, de María Alché ★★★★✩
También compitieron en esta sección las siguientes películas:
-FAUSTO de Andrea Bussmann (México/Canadá – 2018 – 70’) - Mención Especial
-L’ÉPOQUE de Matthieu Bareyre (Francia – 2018 – 94’) - Mención Especial
-ALLES IST GUT de Eva Trobisch (Alemania – 2018 – 93’) - Premio a Mejor Opera Prima de todo el festival
-CEUX QUI TRAVAILLENT de Antoine Russbach (Suiza/Bélgica – 2018 – 102’)
-HATZLILA (The Dive) de Yona Rozenkier (Israel – 2018 – 90’)
-LIKEMEBACK de Leonardo Guerra Seràgnoli (Italia/Croacia – 2018 – 80’)
-SIYABONGA (We are Thankful) de Joshua Magor (Sudáfrica/Reino Unido – 2018 – 93’)
-TEGNAP (Hier) de Bálint Kenyeres (Hungría / Alemania / Francia / Holanda / Marruecos / Suecia – 2018 – 119’)
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