Columnistas
Crítica de “Sex Education”, con Asa Butterfield, Emma Mackey y Gillian Anderson (Netflix)
En la mejor tradición del género de historias de iniciación sexual adolescente, esta serie inglesa es tan cruda como encantadora.
Netflix está lanzando en los últimos tiempos varias propuestas dedicadas a explorar la problemática adolescente. Con mucha menos promoción que otras producciones, apareció una que consigue la proeza de ser desgarradora, divertida, honesta y, sí, políticamente correcta sin forzar jamás las formas ni los temas. Una comedia negra juvenil que -si bien está ambientada en la actualidad- recupera el espíritu ochentista del cine de John Hughes (con El club de los cinco a la cabeza) y los mejores aspectos de sagas como las de American Pie.
Lo más sorprendente del caso es que la showrunner Laurie Nunn no tenía casi antecedentes y el trabajo los dos directores que se dividieron los ocho episodios de entre 45 y 55 minutos cada uno (Ben Taylor y Kate Herron ) supera por mucho el nivel de lo que venían haciendo. Sin embargo, lo más valioso de Sex Education pasa por la calidad de los guiones y, sobre todo, por la naturalidad, convicción y simpatía de un elenco extraordinario en el que no solo brillan los protagonistas Asa Butterfield (el Hugo Cabret de Martin Scorsese) y Gillian Anderson (sí, la de Los expedientes secretos X), sino también cada uno de los queribles personajes secundarios.
Otis (un Butterfield que, a pesar de sus 21 años, luce perfectamente de 16 gracias a su rostro aniñado) es un estudiante secundario todavía virgen que vive solo con su madre Jean Milburn (Gillian Anderson), una terapeuta sexual de amplia actividad ídem y una capacidad impar para entrometerse en los asuntos de su hijo, potenciando así cada una de las inseguridades y traumas del muchacho. Otis es un antihéroe perfecto (tímido, fóbico, torpe), pero también uno de los personajes más dulces que se hayan visto en los últimos tiempos.
La existencia cotidiana de Otis -de esos adolescentes que prefieren pasar siempre lo más inadvertidos posible- pasa por la relación con su amigo Eric (Ncuti Gatwa), un chico negro, expansivo y abiertamente gay que es víctima habitual del bullying, y luego por la cada vez más intensa y contradictoria relación con Maeve (Emma Mackey, algo así como la nueva Margot Robbie), una muchacha osada, guarra y de penoso contexto familar que se convierte por un lado en su socia en un servicio de consultas sexuales (Otis, que todavía no ha debutado, surge como un experto en dar contención y recomendaciones), pero también en su no tan secreto objeto del deseo.
La serie, por suerte, es de una honestidad brutal no solo en cuestiones más obvias (como exponer la diversidad sexual o los nuevos modelos de familia) sino también a la hora de abordar cuestiones bastante más extremas como el aborto (hay un par de largas secuencias ambientadas en clínicas dedicadas a la interrupción del embarazo).
Si bien es la relación madre-hijo la que permite el mayor lucimiento de Anderson y Butterfield, y son los personajes de Mackey (toda una revelación con inevitable destino de estrella) y Ncuti Gatwa los que tienen mayor desarrollo, uno de los fuertes de Sex Education pasa por la coralidad del relato (con los típicos conflictos escolares) en la que también se destacan Jackson (Kedar Williams-Stirling), un popular y exitoso nadador negro que se convierte en novio de Maeve; Adam (Connor Swindells), el típico patotero que además es hijo del patético rector (Alistair Petrie), un veterano plomero (Mikael Persbrandt) que amenazará la coraza emocional de Jean Milburn, y varias chicas como las que interpretan Aimee Lou Wood y Patricia Allison.
Aun con su buena dosis de credibilidad y su capacidad para generar identificación, Sex Education se permite por momentos romper con el naturalismo y apostar a cierta exageración, al artificio y al cliché (por ejemplo, a la hora de un tradicional baile en la secundaria). Sin embargo, sus protagonistas jamás pierden su magnetismo y también sus flaquezas. Es que es precisamente esa mezcla de seducción y vulnerabilidad la que convierte a Sex Education en una serie que se distingue del común de los retratos juveniles en los que muchas veces los chicos piensan y actúan más como proyección escandalizada de los adultos que como auténticos adolescentes contemporáneos.
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Me encanta la serie... pero odio al amigo de otis...
Pues yo me puse a verla hoy, y pues casi a mis casi 30's muchos de estos temas eran casi tabú hace 15 años, y muchas escenas de la serie hubiesen sido clasificado pornográficas, ahora esto debe ser normal para los adolescentes de hoy (bueno lo imagino). Nunca me imagine ver a Asa de niño bueno a niño más bueno jeje interpreta muy bien su papel y ni que decir de la gran Guillian, se ve entretenida y confieso que también estoy aprendiendo.
Luciano, es un legrado y se hace en hospital bajo anestesia. La mujer elige si lo quiere hacer en casa con pastillas y dolores, mas la parte emocional, o en un hospital.
Me gustó mucho la serie (8/10). Son de esas que te comés en un día o dos por lo adictivas que son. Todo está perfecto: personajes bien desarrollados y con mucha carisma, temáticas muy atractivas, la verdad excelente. La parte del aborto es desgarradora. A pesar de que algunos diálogos sugieran que la serie apoya el aborto, la forma en que fue abordada pareciera que dice todo lo contrario. Me gustó mucho esa dicotomía, porque es en ese lugar donde se encuentra mí posición actualmente. Algo así como opiniones encontradas.
No termino de entender por qué, quizá yo me distraje, muestran la escena de la interrupción del embarazo con una hospitalización, una vía, etc, etc ....