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Crítica de “En los 90”, de Jonah Hill, con Sunny Suljic, Katherine Waterston y Lucas Hedges
A Jonah Hill lo conocemos como uno de los mejores alumnos de la escuela Apatow que se convirtió luego en uno de los más dúctiles actores de su generación con notables trabajos no solo en Super Cool (2007) sino más recientemente en títulos como El juego de la fortuna / Moneyball (2011), Comando especial (2012), Este es el fin (2013), El lobo de Wall Street (2013) y Amigos de armas (2017). En su debut en la dirección, muestra buena dosis de talento y sensibilidad para construir un típico coming-of-age con algunos lejanos elementos autobiográficos que transcurre en las zonas menos glamorosas de la ciudada de Los Angeles a mediados de la década de 1990.
En los 90 (Mid90s, Estados Unidos/2018). Guión y dirección: Jonah Hill. Elenco: Sunny Suljic, Katherine Waterston, Lucas Hedges, Na-kel Smith, Olan Prenatt, Gio Galicia, Ryder McLaughlin y Alexa Demie. Fotografía: Christopher Blauvelt. Música: Trent Reznor y Atticus Ross. Edición: Nick Houy. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 85 minutos. Apta para mayores de 13 años. Salas: 6 (Village Recoleta, Cinema City General Paz, Showcase Belgrano, Showcase Norcenter, Cinema Paradiso de La Plata ;Del Centro de Rosario).
En los 90 es el ejemplo opuesto a Stranger Things. Mientras en la serie de Netflix las miles de referencias a los años '80 se hacen explícitas, obvias, en la ópera prima de Jonah Hill la década de 1990 está presente en el ambiente, en el tono, en los climas, en ciertas costumbres y actitudes de los personajes, pero casi nunca en el guiño cómplice ni en la exaltación melancólica. Por supuesto, hay momentos en que los protagonistas hablan, por ejemplo, de Blockbuster, pero ese y otros elementos están presentes en función dramática y no como regodeo nostalgioso.
Descartada entonces la exaltación y el subrayado de época, hay que advertir que En los 90 tampoco es una película de skaters. Es decir, los personajes andan en patineta y el momento en el que a Stevie (el encantador y entrañable Sunny Suljic) le regalan una de las buenas es uno de los más conmovedores del film, pero esto no es Paranoid Park ni Skate Kitchen.
¿Entonces de qué va En los 90? Es, básicamente, un coming-of-age, una película sobre los ritos de iniciación del apuntado Stevie en los '90 del título, cuando todavía ni Internet ni los celulares habían cambiado para siempre los hábitos de consumo y socialización. Stevie vive con una madre no demasiado atenta ni presente (Katherine Waterston) y con un hermano mayor abusivo (un desaprovechado Lucas Hedges). Así, se ve obligado a buscar las amistades, las lecciones de vida y la maduración en la calle. Y, aun siendo el benjamín, casi la “mascota” de un clan de pibes marcados por el desamparo y los excesos, finalmente encontrará alguna conexión.
La primera mitad de En los 90 es notable en su descripción de la dinámica masculina y de ese ambiente de skaters a la deriva. Esta suerte de versión asordinada de Kids (Hill claramente admira a Harmony Korine y Larry Clark), rodada en 16mm, tiene algunos lejanos sesgos autobiográficos (el guionista y director tenía 13 años en 1996 y solía andar en patineta), pero antes que nada es una mirada llena de ternura sobre un tiempo y un lugar. Lamentablemente, sobre la segunda mitad el realizador cede a la tentación de ponerse demasiado sentimental y confesional, aunque la pelicula nunca se desbarranca.
El terreno musical es otro de los hallazgos de En los 90 con una música original a cargo de los talentosos Trent Reznor y Atticus Rossy una amplísima y ecléctica selección de canciones que incluye a Seal, Pixies, The GZA, The Pharcyde, Big L, The Misfits, A Tribe Called Quest, The Mamas and the Papas, Omega, Gravediggaz, Herbie Hancock, Cypress Hill, Nirvana y Ginuwine, aunque ningún pasaje es tan lírico y emotivo como cuando Stevie y su mentor Ray (Na-kel Smith) pasean en patineta por las calles de Los Angeles mientras suenan de fondo los tristes acordes de We'll Let You Know y la voz de Morrissey. Uno de los varios excelentes momentos de un primer largometraje que permite sostener que hay en Jonah Hill un gran director en potencia.
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